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Andalucía
El Lobito Moreno, el manso
Podría ser una fábula, pero la realidad manda, y ésta es mucho más inconcebible, no es imprescindible que la comprendamos, ni que tenga un nexo de unión con la racionalidad, y por tanto puede ocurrir, y de hecho lo hace. Que ese Lobito Moreno avise con su cara de pánfilo que nos va a hipnotizar por un raro sortilegio que ataca y medra gracias a un defecto intrínseco en la mayoría de las personas: el conservadurismo, que es como decir, nos quedaremos quietos a ver si se soluciona el mundo por sí solo. Que trasladan, trasladamos, inexorablemente a la hora de votar. Gusta en general muy poco el cambio. Y no me refiero a esa definición clásica de izquierdas o derechas. Hay muchos conservadores que se llaman a sí mismos de izquierdas, y mucha gente que ha participado en cambios sociales y mentales creyéndose de derechas. He sido testigo de ambas posiciones y sus gradaciones, y las podemos observar perfectamente en la política actual si quitamos las hojas de los partidos que no nos dejan ver el bosque de las personas. La realidad no es blanca ni negra. La ficción desganada de hoy en día, desgraciadamente, se basa en la dicotomía clásica de lo bueno y lo malo, por eso, mi teoría de escritor con poco éxito, es escribir con la misma lógica con la que se mueve el mundo, ninguna. Esto a la gente no parece que le guste, es mejor el arrullo y la somnolencia que mostrarles el caos y el ahora en el que están todas las épocas históricas concentradas y resumidas con sus poderosas enseñanzas.
El Lobito Moreno llegó al poder, como suele ocurrir, por descarte, y se mantiene por la desidia o la invisibilidad de sus contrincantes
El Lobito Moreno llegó al poder, como suele ocurrir, por descarte, y se mantiene por la desidia o la invisibilidad de sus contrincantes, no logramos encontrar (claro que no lo buscamos, nos conformamos con quienes nos ponen delante), un hombre o una mujer que a nuestro entender lo pueda hacer menos mal que él. A pesar que no ha solucionado, ni ha dado pasos para hacerlo, ninguno de los problemas básicos de nuestra comunidad, y algunos se han agravado, como por ejemplo la sanidad, en concreto la atención primaria, la que más repercute en la salud de la población, haciéndola desaparecer silenciosamente, disminuyendo su calidad, y como consecuencia empujando al trasvase de sus receptores a la atención privada. Consecuencias todas del liberalismo económico que dicta que sean las empresas y su ansia por que consumamos las que eduquen a los ciudadanos y ciudadanas. El Lobito Moreno se ha empeñado en privatizar aún más la enseñanza, uno de sus logros ha sido colocar la formación profesional en brazos de un consorcio privado. Sigue ahondando en el turismo de élite que arrasa con el agua y la habitabilidad de las ciudades con la promesa de los puestos de trabajo que nunca terminan de alejarse de la precariedad y la estacionalidad.
Continuamos siendo la comunidad con más desempleo de España, de Europa, y casi del mundo. Situamos un año tras otro en el ranking a los barrios más pobres de España y Europa, la esperanza de vida es de dos años menos que la media de España, un tercio de la población se encuentra en riesgo de exclusión social, doce puntos por encima de la media. Un 14% ya está excluido y sin presagio, con estas políticas, de que pueda su descendencia emerger del pozo profundo.
Después de proponerse con su modelo ultra liberal del mundo mermar lo publico y seguir ahondando en la Andalucía del cortijo, ha utilizado el aullido lastimero del lobo que se siente perseguido por una batida de asesinos mayores que él, los llamados culpables.
Los culpables son el Gobierno central, la herencia recibida, la sequía, la falta de médicos y medicas…Les viene muy bien para mantener su discurso famélico y desganado, aprendido quizás en seminarios laicos o religiosos donde enseñan ese tono, o lo traía de serie y lo ha ido puliendo. Gana en las contiendas porque no te esperas que alguien que habla así te salte al cuello en busca de tu sangre, para cuando te ha vaciado ya es tarde.
No da miedo, pasa sin pena ni gloria, eso sí me da miedo, no podemos ponernos a salvo porque su silencio es su punto fuerte, los secuaces, enriquecidos profesionales, van a su rebufo la mar de contentos, no hacen ruido, el ruido será de nuestros huesos tiritando, será de nuestra pena al recordar no muy buenos tiempos pero mejores.
Una de las frases más terrible que he escuchado nunca es una que parece anodina y que le va como anillo al dedo al Lobito Moreno, a su camarilla, a los que votan, a los que miramos como un mundo liberal destructor se apodera del discurso: “Es lo que hay”.
Lo que no hay es la muerte, lo que hay es la vida, lo demás puede ser de otra manera, el resignarse es una bomba de neutrones, deja todo intacto cuando explota, parece que hay cuerpos, gente que se mueve y habla, que se sienta a tomarse un café, que trabaja, que baila una sevillana…son las carcasas de seres que pudieron o alguna vez contuvieron vida.