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Política
Badaq: hoy es como ayer, y como mañana
Un buen comienzo para una novela con un final más o menos esperado por lo menos en su resolución, si has sido un poco cotilla y has leído algunas de esas wikipedias madrileñas que lo cuentan todo sobre sus calles, plazas, fuentes, ventas y ventorrillos. El final de Badaq (Plaza y Janés) era lo esperado en ese sentido: Carlos Bardem rescata la historia de un animal exótico como aquel rinoceronte que fue traído a la corte y villa de Madrid en el siglo XVI y que después de dar muerte a varias personas terminó siendo sacrificado. El autor tiene una gran capacidad de recrearse en tiempos pretéritos y traerlos a la actualidad, tal como nos demostró en su genial Mongo Blanco con las aventuras del negrero Pedro Blanco en el contexto del esclavismo del siglo XIX. Sin embargo a esta novela, a la que yo no le pondría ninguna etiqueta, de momento, la mirada hacia el pasado es muy diferente a Mongo Blanco, creo que hay un paso más.
Badaq tiene una nueva genialidad en la forma de narrar lo que acontece. No es que no se haya escrito nada parecido antes por otros autores, pero da en el clavo al utilizar una estructura poliédrica para componerlo. Con cada personaje hablando en estilo directo, exponiendo sus pensamientos más íntimos, charlando lo que sucede… se consigue una perspectiva subjetiva de cada uno y a la vez un panorama coral de lo que discurre. Así, por ejemplo, el mismo hecho se ve de diferente forma por cada personaje, resultando un apasionante juego de perspectivas donde llegamos a empatizar con algunos de ellos. Por eso me atrevo a afirmar que lo genial de toda esta novela es el cómo se cuenta y al hacerlo de otra forma, con otras miradas, estamos descubriendo otra realidad, y no precisamente la de aquel glorioso imperio donde no se ponía el sol que nos contaron… En la novela uno los personajes como el rey de la isla de Pawu lo describe sucintamente: “Todos los saqueadores traen siempre la novedad de algún dios que santifica sus crímenes”.
Es muy interesante cómo nos llegan al lector de hoy, de bien entrado ya el siglo XXI, estas aventuras protagonizadas por personajes múltiples y dispares del siglo XVI ¡que incluye a una rinoceronta!, y nos pone patas arriba las gestas imperiales allá en, este caso, los mares del sur.
Y al hilo de lo interior uno de los efectos de extrañamiento más curiosos que he experimentado es con la aguerrida y tierna María en este asunto del diálogo pasado-presente-futuro. Tan solo como botón de muestra merece la pena leer párrafo: “Además, mi amor, entiende que amar es trabajo de pobres, de gente sin futuro a la que se le niega casi todo. De mujeres. Por eso los hombres amáis mal. Queréis dominar, poseer, conquistar, gestas viriles; vuestra alma está en esas cosas, y nos dejáis a las mujeres, a las que nos habéis negado todo lo demás, el trabajo de amar y de cuidar. Servir y complacer por amor. Amor a tu padre, a tus hermanos, a tu esposo, a tus hijos, a un dios barbudo, eso es lo que nos habéis dejado, lo que nos pertenece. Eso y nada más de todo lo que hay en el mundo. Y a las que no se resignan, las acusan de putas y brujas. Nos lo habéis quitado todo”.
He tenido la suerte de acompañar a Carlos Bardem en unas cuantas presentaciones de sus obras como el ya citado “mongo” (ya casi lo tenemos adoptado, con familiaridad) o con El asesino inconformista (Plaza y Janés) En alguna presentación que otra Carlos comienza hablando de su faceta como escritor, y dice que disfruta mucho componiendo personajes, pero que lo que paga sus facturas es el cine, su faceta de actor. De ahí que exprese con total honestidad que él escribe lo que quiere, que no tiene fijación por ningún género literario, y que lo mismo escribe una novela negra que una de aventuras. Esperemos que siga todo tal que así, porque cuando me comentó que tenía entre manos a Badaq y por lo que comentó, pensé que iba ser una pequeña e inocentona fábula no en cambio esta maravilla de obra que compendia pasajes memorables donde vernos como especie ante un espejo. Sin duda, Badaq es una gran obra literaria porque trasciende mucho más allá de lo coyuntural, aunque esto sea fundamental en cualquier narración, para profundizar en algunos temas como, por ejemplo, la crueldad y el matar sin sentido.
Y quizás como novela de aventuras a mí por lo menos me ha despertado el interés por conocer al Maluco, sus paisajes y las criaturas que lo habitan. Y cuando leí en la novela este pasaje: “del río llega el rugido saciado de un tigre, debe haber arrastrado alguna presa al agua para ahogarla y comérsela. Aquí los tigres son muy buenos nadadores”. Se me despertó la curiosidad por saber de qué tigre se estaba hablando, pues no recordaba ninguna especie de este felino que habitara Java. Y efectivamente el tigre de Java está extinguido, aunque hace poco supuestamente haya sido avistado un ejemplar en la isla. Y el rinoceronte de Java está en grave peligro de extinción con alrededor de cien ejemplares. Actualmente, la única población de rinocerontes de Java sobrevive en el Parque Nacional Ujung Kulon, en la península homónima, en el extremo más occidental de la isla de Java. En el resto de la isla el rinoceronte desapareció desde la década de 1930.
Carlos Bardem ha abierto las ventanas hacia otros mundos, hacia otras épocas, gracias a su narrativa en la que ha tenido la enorme delicadeza de cuestionar lo pasado para ver el futuro. Hoy es como ayer y como mañana.
Las especies animales amenazadas o el futuro del propio ser humano como especie forman parte de un proceso histórico. “¡Capaces serían los peores de estos hombres de poner un impuesto al sol, de cobrar por el viento o el mar, siempre en nombre de los derechos de propiedad de los más rapaces entre ellos!” Contar historias es lo que hacen los escritores; y situarte en otra perspectiva con estas historias lo hacen los buenos escritores. Somos afortunados de que Carlos Bardem siga escribiendo, aunque sea entre rodajes.
Los badaqs del mundo se merecen toda nuestra atención, ya sean animales o personas. Como dice el autor en una entrevista reciente concedida a una radio musical: “Que es imposible vivir, o no deberíamos aceptar vivir sin respetar a los demás, incluyendo en los demás a los animales, a la naturaleza y el planeta”.