Explotación laboral
Historias desde la cadena de un hotel (II). Esto tiene un nombre: machismo
Me estoy encontrando con un grave problema: las parejas y padres de las camareras de piso. Son ellos quienes las convencen para que no hagan nada.
¿Qué es esto?
Sois iguales que las empresas, solo buscáis vuestro propio beneficio. ¿Acaso tenéis miedo de que aprendan a luchar por sus propios intereses y se den cuenta de que vosotros también sobráis en sus vidas?
No os importa que sufran, sois cómplices.
A todas vosotras, las que os encontráis en esta situación, luchando por vuestros derechos laborales y además contra el machismo y el patriarcado. Un parón en seco y todos los muros caerán.
Es tu responsabilidad luchar por ti, no tenéis que soportar que vuestras parejas decidan por vosotras. ¿Acaso ellos hacen vuestras habitaciones? ¿Acaso ellos soportan un día tras otro vuestras condiciones laborales? ¿Tienen miedo de que perdáis un trabajo de mierda? ¿Con quién habéis unido vuestras vidas? ¿Con egoístas, vagos y pusilánimes?
Esto me llena de frustración y de tristeza. Cuando os veo decididas a comenzar a luchar, llenas de esperanza, sabiendo cuál es el camino a seguir, recibo otra llamada, de voz apagada, de resignación, de asquerosa sumisión, en la que me decís que vuestra pareja no quiere y que no queréis tener problemas en casa.
Que tengáis que estar medicadas constantemente, ¿no es un problema en casa?
Que no podáis hacer planes porque desconocéis vuestros descansos, ¿no es un problema en casa?
Que tengáis que soportar hostigamiento laboral que os llena de ansiedad, ¿no es un problema en casa?
¿No será que solo os permiten trabajar como camareras de piso porque saben que es un colectivo absolutamente feminizado?
Aquí dejo esta reflexión. Es imposible luchar a la vez en dos guerras. Vosotras decidís cuál queréis pelear primero: contra la empresa o contra el machismo.
Siento tener que escribir esto, pero es una realidad que por desgracia muchas estáis viviendo. Yo os acompaño en todo, pero los pasos son vuestros.
Por favor, compartid, para que llegue a todos estos compañeros de vida que están impidiendo y siendo cómplices de la explotación laboral.
Si te sientes reflejado en este escrito, cambia. No impidas que luche por sus derechos. Anímala. Llegar a la decisión de poner límites le ha costado mucho.
Artículo publicado originalmente en la web del Sindicato Kellys Andalucía.
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