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Mahamadou Coulibaly, nació en 1989, en la capital de Mali, Bamako. Muy joven decidió dejar su casa, su familia, incluido un hijo recién nacido, para buscar una vida mejor con la que poder ayudar a su familia, tras los conflictos que vivía su país. El camino no fue fácil, le costó años poder llegar a Europa: tras un larga travesía por Mauritania, Libia, y Marruecos. En 2017 tras más de una decena de intentos de cruzar el estrecho , lo consiguió.
La llegada tampoco fue sencilla, solicitud de asilo político, una amalgama de tramas burocráticas, el idioma, la falta de oportunidades laborales, de vivienda... Mientras se resolvía su solicitud, Mahamadou tenía de forma temporal permiso de trabajo, la oportunidades no eran muchas, el campo era su única opción. Las condiciones eran duras, unos meses en Lleida, la Rioja, Huelva, Jaén, y un largo etcétera , las campañas de los frutos rojos, la manzana, la uva, y la aceituna eran su realidad. En la gran mayoría de ocasiones trabajaba sin contrato y sin estar dado de alta en la Seguridad Social, así como las diferencias salariales con trabajadores autóctonos era casi siempre la norma.
En diciembre de 2019 llegó a la provincia de Jaén, para trabajar en la campaña del olivar, consiguió tajo en una finca de Orcera, sin contrato y sin dar de alta en la Seguridad Social. Durante la campaña, algunos vecinos y vecinas de nuestros pueblos, encarecen el precio del pan y de otros productos básicos, así como la vivienda para las personas temporeras migrantes que acuden a trabajar; infraviviendas; albergues repletos; y personas durmiendo en las calles, son habituales en estas fechas.
El día 10 de diciembre de 2019, mientras se encontraba en el tajo, fue apuñalado en su pierna por el el patrón al negarse a recoger aceituna en una zona escarpada, de mucha pendiente, sin medidas de protección. El patrón llevó a Mahamadou al centro de salud de Villanueva del Arzobispo , un camino lleno de insultos y agravios. Fue trasladado al Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. El empresario es detenido y dejado en libertad con cargos, investigado por un delito de lesiones y otro delito contra los derechos de los trabajadores.
Aquí comienza una nueva odisea, su recuperación no será fácil, sin poder andar no puede trabajar. No tenía ningún tipo de ingresos, ni perspectiva de tenerlo en un tiempo cierto, así como no tenía acceso a prestaciones económicas.
Con la ayuda de CGT, interpone demandas en el Juzgado de lo Social y se personan para su defensa en el procedimiento penal abierto, cuya resolución es necesaria para que se pueda dilucidar el conflicto laboral. Puede alojarse durante unas semanas en una vivienda tutelada por Jaén Acoge mientras se recupera, y posteriormente con la ayuda de un crowdfunding puede mantenerse en un piso en Jaén. Estalla la pandemia del Covid, sin todavía haber tenido su primera cita médica de rehabilitación, las cuales quedan totalmente suspendidas, está convaleciente casi 5 meses, y tras solicitar el alta voluntaria, se va a Lleida a continuar las temporadas del campo.
Más de 4 años después siguen si celebrarse el juicio penal, durante estos años , ha podido regularizar su situación , consiguiendo la residencia permanente. En el caso de que no hubiera podido regularizar su situación de residencia, si no hubiera tenido la cobertura legal de CGT o el apoyo de activistas sociales, esto hubiera quedado en nada, aunque por ahora la única “condena” la ha sufrido Mahamadou.
Según los datos del Consejo General del Poder Judicial un proceso judicial el iniciado en 2022 finalizaría , 255 días después. La dilación del proceso de Mahamadou ya supera los 1.460 días.
Podemos llegar a la conclusión que esta dilación de su procedimientos es algo general, pero lo que nos sufrimos todas las personas es la odisea continua de sobrevivir, de resistir, de vivir en una pelea diaria, de que su mera existencia llega a ser un conflicto.
En la gran mayoría de artículos sobre personas temporeras, casi nadie los nombra, no sabemos sus nombres. Si en lugar de ser migrantes y negros, fueran blancos, europeos o jienenses el tratamiento y la respuesta de la sociedad y de los colectivos hubiera sido totalmente diferente.
Cuando una persona es invisible, cuando sus vidas no importan, por ser negra, mujer, una persona trans, o pobre, cuando las personas son ninguneadas sistemáticamente por su raza, género u otra condición, lo primero es hacerse visibles, nombrarse, reconocerse. Es un paso ineludible en el proceso de convertirse en sujetos.
Mahamadou no se rinde, no puede, y espera con ansias que se celebre ya los juicios, para que por una vez, por un pequeño momento, se haga algo de justicia.
[...]
Los nadies : los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies : los ningunos, los ninguneados, corriendo la
Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
[…]
Eduardo Galeano