We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Feminismos
Desbordando la academia: una educación feminista para transformar el mundo
“Pensar a partir de nuevas premisas
resulta necesario para desestabilizar las verdades”
Djamila Ribeiro
El pasado 9 de enero, se inauguraba en la ciudad boliviana de La Paz un diplomado radicalmente diferente. Gracias al intenso trabajo y a la lucha del colectivo Mujeres Creando y bajo la iniciativa y el diseño pedagógico de María Galindo, salió adelante el Diplomado en Pensamiento Feminista y Luchas sociales del sur. Cuenta con el patrocinio y reconocimiento académico de dos importantes universidades latinoamericanas: la Universidad Mayor de San Andrés y la Autónoma de México, esta última, como bien sabemos, es todo un referente en los rankings que marcan los criterios científicos y la calidad investigadora en el ortodoxo mundo universitario.
Pude asistir al histórico acto de inauguración como miembro del cuerpo docente del diplomado. Y les aseguro que, en todos mis años de docencia y vida universitaria, nunca había sido partícipe de un encuentro tan radical, comprometido con el conocimiento y con la praxis feminista como este. En el paraninfo de la UMSA, bajo la atenta mirada de las autoridades académicas, alumnas y alumnes emocionadas, provenientes de distintos países de Abya Yala, vibraban de emoción. Consignas y pancartas de Mujeres Creando nos rodeaban y abrazaban. Entre ellas, uno de sus lemas más conocidos: “pensar es altamente femenino”, entendiendo por lo femenino ese lugar subalterno marcado por la opresión, el silenciamiento y la borradura. Algo distinto estaba teniendo lugar: desde la periferia del mundo, desde esos espacios tradicionalmente negados y ninguneados como productores de pensamiento, se empezaba a tejer, a crear, a generar una contranarrativa feminista teórico-política. Comenzaba su así andadura una contra-academia crítica y combativa.
Feminismos
María Galindo y la oscuridad bailable
De quienes luchan para quienes luchan
“El feminismo es para todo el mundo”, nos recordaba bell hooks. Y lo hacía, precisamente, en el contexto de una feroz crítica tanto al discurso como a la praxis académica. Dicha crítica no solo iba dirigida a la institución como tal, la cual, como sabemos, es de suyo un gran monstruo paquidérmico, monolítico y apolillado, clausurado a su afuera y autoconvencido de poseer el monopolio del conocimiento científico. Lo interesante de la sentencia de hooks radicaba en la puesta en cuestión del propio feminismo como espacio tremendamente jerarquizado y clasista. Debemos a nuestras hermanas negras la insistencia y denuncia de ese devenir reactivo del propio pensamiento feminista. Pues como nos enseñaron Lorde, hooks, Davis entre tantas otras, el germen nefasto del elitismo empezaba a propagarse como un virus en muchas pensadoras y teóricas feministas, las cuales terminaban por convertir sus conquistas académicas en miserables atalayas de poder. Fueron ellas las primeras en enfrentarse al desprecio, el racismo y las diversas jerarquías que constituyen los espacios educativos tradicionales. También de ellas aprendimos que conocer es un privilegio de unos pocos, de esos mismos que establecen los cánones, las genealogías y metodologías. Esos que detentan el saber y los recursos. Así, las narrativas hegemónicas no solo expulsan a determinados sujetos, cuerpos y deseos de sus aulas y de sus libros de texto, sino que hacen de las aulas mismas, de los curricula y los programas lectivos espacios hostiles y violentos para muchas vidas y prácticas políticas.
El feminismo es para todo el mundo, pero, ¿acaso todas somos creadoras de mundo?; ¿qué sujetos han sido reconocidos como poseedores de un discurso epistémico y científico? ¿Qué voces son autorizadas para abordar con sus herramientas teóricas el mundo? ¿Estamos todas autorizadas para hablar, enunciar, elaborar narrativas sobre nuestros mundos? ¿O acaso hay sujetos que al pertenecer a los márgenes del mundo solo pueden aspirar a ser objeto de estudio de aquellas y aquellos que vigilan las puertas del saber? Por todo ello, hooks apelaba a la necesidad de una educación feminista de masas, entendiendo por “masa” no una cuestión meramente cuantitativa, sino precisamente todo ese conocimiento que desde Platón es considerado falsa episteme, mera doxa que nunca accede a los peldaños de lo verdadero, charlatanería barata de aquellas y aquellos que no poseen el estatuto de ciencia, de logos, de racionalidad.
Algo distinto estaba teniendo lugar: desde la periferia del mundo, desde esos espacios tradicionalmente negados y ninguneados como productores de pensamiento, se empezaba a tejer, a crear, a generar una contranarrativa feminista teórico-política.
Y es ese el espíritu que atraviesa el Diplomado de Mujeres Creando. Bajo el lema “de quienes luchan para quienes luchan”, son varias las premisas teórico-políticas y pedagógicas que lo constituyen. La primera de ellas, el principio básico de democratización de la educación. La radical gratuidad del diplomado lo hace accesible a numerosas personas que no poseen las condiciones materiales básicas para permitirse un paréntesis vital de cuatro semanas dedicadas al estudio, la lectura y la comprensión de teorías universitarias. Las organizadoras han luchado por crear dichas condiciones, pensando además en las distintas necesidades y realidades de muchas de las alumnas: un 30% del alumnado posee beca de alojamiento y comida (puesto que no basta con no cobrar matrícula para abrir las puertas de la educación universitaria a aquellas que siempre las han tenido cerradas; si no tenemos para comer o si no se nos facilita el traslado y la manutención, resulta difícil cuando no imposible pensar en nuestra formación teórica). Asimismo, muchas madres disponen de una guardería gratuita para sus hijes. Ninguna institución pública suele preocuparse por estas cuestiones, dado que el sujeto por antonomasia que las habita suele proceder de una clase social concreta y con pocas cargas familiares o económicas (ni viejas, ni madres trabajadoras, ni pobres, ni migrantes).
Son todas esas “exclusiones históricas”, como las denomina Galindo, las que forman parte de la segunda premisa de este diplomado. La clase está formada por alumnas indígenas, por maestras rurales, trabajadoras sexuales, provincianas, mujeres y hombres trans, lesbianas, bisexuales, discapacitadas. En definitiva, todas y todes aquelles que tradicionalmente han sido negadas y borradas de los espacios educativos hegemónicos. Todas las que han sido excluidas incluso del propio pensamiento feminista. Y de aquí surge la tercera y fundamental premisa, la deconstrucción entre teoría y praxis, entre lucha y feminismo teórico, entre sujetos de conocimiento y sujetos que han detentado el privilegio epistémico. La horizontalidad en la construcción del saber se practica, se milita, se enseña y se fomenta en un aula que cada semana es ocupada por cuerpos, afectos, voces y narrativas diversas. Así, el espacio se invade, se contamina, se teje a través de una polifonía disidente y contrahemegónica, que comienza a trazar nuevos mapas y mundos.
¿Existe una academia disidente?
“El feminismo puede ser palpable en nuestra manera de producir conocimiento (…) Pienso en el feminismo como en un proyecto en construcción: si nuestros textos son mundos, hemos de hacerlos con materiales feministas”
Sarah Ahmed
En su último libro, Feminismo Bastardo, afirma María Galindo que uno de los desafíos más importantes de la lucha feminista no es otro que el de convertirse en una fábrica de producción de justicia. En esta línea, el Diplomado en Pensamiento feminista nos hace replantearnos la absoluta necesidad de convertirnos también en una fábrica de producción de conocimiento. Para ello, es preciso llevar a cabo una profunda revisión de las taxonomías hegemónicas y empezar a crear nuevos espacios, conceptos y herramientas teóricas desde otras perspectivas y sujetos en los cuales reconocernos. Pues no solo la academia ha sido y es un espacio radicalmente cerrado y violento hacia otras realidades, sino que el propio feminismo es hoy un lugar en el que se reproducen jerarquías de poder, se fomenta el eurocentrismo epistémico y se excluyen las voces y experiencias no consideradas válidas dentro de los discursos hegemónicos. Resulta pues urgente resignificar un proyecto no solo político, también intelectual y teórico. Urge democratizar, descolonializar y despatriarcalizar el pensamiento feminista. Y para ello, las comunidades minusvaloradas y subalternizadas del sur global deben tener un papel político fundamental.
Somos disidentes y creemos en una academia disidente, con conceptos que emergen de nuestras voces, cuerpos y vidas como un aguayo multicolor en el que se entremezclan testimonios orales, luchas callejeras, grafitis, con coplas colectivas.
En una de sus clases, como docente del Diplomado, la poeta y artista trava Susy Shock se preguntaba si existe una poética disidente o si solo somos un grupo de personas disidentes que escriben poesía. Podríamos extrapolar sus preguntas hacia la raíz misma del conocimiento académico, hacia el nudo mismo de la institución universitaria. Hoy más que nunca necesitamos crear otras enseñanzas, otras instituciones académicas, otra universidad en la que quepamos todas, cual casa de la diferencia para esas otras excluidas y silenciadas. Necesitamos también un feminismo-alianza, teorías feministas tejedoras de mundos, entrelazadoras de experiencias, de vidas y de luchas. Refugios comunitarios pensados, elaborados y conceptualizados por todas nosotras. Necesitamos nuevas genealogías que nos cuenten nuestras historias, que narren nuestros mitos, creencias y gestas heroicas, que superen el relato originario de un feminismo nacido en la Ilustración ideado y concebido por y para mujeres blancas, europeas y burguesas. Somos disidentes y creemos en una academia disidente, con conceptos que emergen de nuestras voces, cuerpos y vidas como un aguayo multicolor en el que se entremezclan testimonios orales, luchas callejeras, grafitis, con coplas colectivas.
La maestra María Lugones hablaba de un feminismo capaz de llevar a cabo un giro epistémico. Hoy, este Diplomado, desde el sur del mundo, lo está haciendo posible. Así, de la mano de otras profesoras como la argentina Adriana González o la guatemalteca Gladys Tzul Tzul, las y les alumnes han podido transitar por epistemologías otras, comunales, indígenas, viajeras, amorosas. Epistemologías usurpadoras de la episteme misma, produciendo insurgencias y técnicas de sabotaje en los modelos dominantes de conocimiento. Susy Shock trajo consigo toda la voz de la disidencia, esa que nace en los cuerpos maricas, en las vidas travas, en los poemas trans-pirados de las locas y travestis sudakas. Toda ella es ya un acto de impugnación de cualquier institución colonial-patriarcal, desde una iglesia hasta un aula universitaria. Quedan por llegar las enseñanzas de Rita Segato, del filósofo Paul B. Preciado, Daniela Cabral, Sayuri Loza, Rosana Barragán, Claudia Acuña y la propia María Galindo.
Viajar-mundos: fabricando juntas utopías y narrativas feministas
“Pienso en pedagogías del cruce y en una erótica social. Pienso en comunidades de camaradas solidarias, comunidades donde la solidaridad horizontal está acompañada por un compromiso de aprendernos las unas a las otras”
María Lugones
Elegimos viajar a contra-trama, atravesar fronteras físicas, geográficas, políticas y de género. Hemos decidido no claudicar y construir otras pedagogías, otros conocimientos, no patriarcales, menos racistas, menos excluyentes. Elegimos reubicarnos y volver a escribir los mapas que nos situaron en la periferia misma de toda cartografía. Como Felisa Alí, que encabezó en 2016 la histórica caravana desde Cochabamba a La Paz para solicitar el bono por discapacidad. O Guadalupe Guamani activista feminista y defensora comunal, procedente de Cuzco y para quien es fundamental distinguir conceptualmente entre teoría y sabiduría, siendo esta última el modo de conocimiento tradicional de las poblaciones campesinas. O todas aquellas alumnas de la delegación peruana, quienes no han perdido ni la valentía ni las ansias de saber a pesar del fascismo, la violencia y el terror que asolan sus pueblos, comunidades y barrios. O las alumnas cholas, rebeldes, boconas, insumisas a toda matriz colonial que quiera neutralizar la potencia de sus sopas a base de chuños y hierbas del altiplano. Y las maestras rurales, educadoras de base, militantes de vida, alguna de ellas docentes en las minas de la región de Oruro, llevando todo su amor y sabiduría a les hijes de los trabajadores. Tantas voces e historias cargadas de metodologías propias, de conceptos encarnados, sudados como los llama Ahmed, pluriversales, de pensamiento crítico que surge en las calles, los mercados, los fogones y cocinas.
Es posible que no podamos dimensionar aún las consecuencias sociales, vitales y académicas de este innovador proyecto pedagógico-político. Pero sí podemos afirmar con rotundidad que su potencia deconstructiva es innegable. El Diplomado en Pensamiento feminista nos ha enseñado a todas y todes, profesoras y alumnes, la necesidad de desaprendernos, de volver a narrarnos, de trabajar juntas en las estructuras mismas desde dentro. Nos ha ayudado a despatriarcalizar y desbordar la propia academia. Y retomo este concepto de Galindo en su en su triple valencia: pues hemos despatriarcalizado el conocimiento con unas metodologías concretas, llevando a cabo una verdadera desobediencia epistémica. Desde estas premisas otras nos hemos lanzado a generar utopías, nos hemos atrevido a soñar con horizontes de confluencia para todos nuestros conocimientos. Podemos decir, por tanto, que, gracias al Diplomado, estamos elaborando juntas herramientas teóricas válidas, para no permitir que dichas instituciones nos expulsen, para no dejar que se borren nuestras voces, nuestras categorías y marcos interpretativos. Y, de este modo, seguir luchando por un mundo mejor para todas.