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Poesía
“La poesía resuena para reforzar los discursos aplastados por las ideas dominantes”
A raíz de la publicación de su poemario A 6.000 metros de profundidad (La Oveja Roja, 2023), un potente libro de poesía crítica, impugnación política y experimentación lingüística, conversamos con Belén García Nieto (Sevilla, 1982), veterana activista por el derecho a la vivienda y de otros movimientos sociales.
Tu poesía es concomitante a tus diversas militancias sociales. ¿Cómo se vinculan ambas facetas? ¿La práctica poética crítica puede estar desligada de la militancia política?
Poesía y militancia nacen de la misma preocupación y de la misma obsesión con la que escribimos. Tienen la misma génesis y por lo tanto son hermanas y no se pueden desligar. Aunque la práctica poetíca crítica es una militancia en sí misma, creo que es necesario ir más allá de las palabras y tomar cartas en el asunto. El trabajo colectivo es imprescindible si lo que queremos es realmente cambiar el mundo.
Tus poemas se enuncian desde un “yo” que no pretende suplantar ni sobreponerse a nadie, que habla desde dentro del conflicto.
Dice María Ángeles Maeso que un poema no resiste la mentira. Esto tiene que ver con la honestidad con la que te enfrentas al papel en blanco. Escribo del dolor que me atraviesa y, que de alguna manera, no consigo resolver.
Llevas muchos años trabajando también en acciones y actos que llevan la poesía a la calle y a los espacios de resistencia. ¿Cuál es el lugar de la poesía disidente?
Enrique Falcón le daría la vuelta a la pregunta cuando dice que, en realidad, la poesía “no-crítica” es una poesía muy útil al poder. El lugar de la poesía disidente está frente al poder, no siendole útil, y a la vez no puede hallarse lejos de lo que nombra. El papel de la poesía disidente no es cambiar el mundo sino palpitar entre las grietas, en los márgenes, allá donde se produce resistencia.
El papel de la poesía disidente no es cambiar el mundo sino palpitar entre las grietas, en los márgenes, allá donde se produce resistencia.
Tu poesía precisamente quiere conservar memoria. Recupera los nombres de víctimas: desahucios y asesinadas por violencia de género. ¿El sistema ha llegado a anular el impacto de las mujeres asesinadas al sumarlo a la cotidianeidad en los noticiarios?
Los datos de mujeres asesinadas por violencia machista son insoportables. Este año asciende el número de asesinadas y, sin embargo, sigue siendo de las violencias más olvidadas por la actualidad política. “Memorial” es un poema que nombra una a una a todas las mujeres asesinadas en el año 2016 y termina con la pregunta “¿quién se atreve a borrar sus nombres?”. Dar a sus víctimas por sentadas, naturalizar y anestesiar a la población sobre las violencias estructurales es uno de los efectos de este sistema.
Me parece muy interesante la línea de revinculación con la naturaleza que aparece en algunos de tus poemas, desde un plano de fusión elemental.
Gsús Bonilla, en su libro El mundo florece para ser escrito, nos dice: “no te hace falta apuntalar otra belleza, pues todos los rituales y ceremonias se celebran justo aquí, en la orilla de mi arroyo imaginario” como una manera de reivindicar nuestro vínculo con la naturaleza. Varios pensadores contemporáneos señalan que una causa fundamental de la crisis clímática por la que nos estamos precipitando tiene como origen precisamente una desvinculación con la naturaleza a la que pertenecemos: nuestra relación con ella es de control, como si fuera algo ajeno y amenazante.
Es posible vivir en armonía, o por lo menos en paz, con esa naturaleza de la que formamos parte. Cualquier otra dirección, como esa alucinación de poder ordeñarla sin límites, nos lleva a nuestra propia destrucción. Por eso creo que es fundamental retomar ese vínculo, ir haciendo las paces con la naturaleza y reconocerse en ella.
Tus versos no pierden el pie lírico, ni en cuanto imaginería ni en el impacto emocional (no sólo material) de las injusticias. En tus poemas hay espacio para la rabia y para la ternura; para señalar directamente las opresiones y también para permitir la evocación y la resonancia.
La rabia y el amor son imprescindibles para romper este orden del mundo y crearlo de nuevo. Alimentar la rabia y el amor es mantener en pie la barricada.
Poesía
María Ángeles Maeso “El mundo no se cambia con poemas, sino socializando los medios de producción”
¿Confronta a día de hoy la poesía crítica o sólo sirve para reafirmar? ¿Dónde está, en verdad, la potencia de su cuestionamiento?
La poesía va directa a la conciencia. Es un proceso lento pero sí creo en su capacidad para incidir en las personas. A veces, resuena para reforzar los discursos aplastados por las ideas dominantes; a veces, para desvelar otras miradas, otras formas de señalar las contradicciones del sistema y vislumbrar otro mundo posible.
Tu poesía también alienta la resistencia y la sororidad.
Son palabras con las que hacer frente al miedo.
¿Qué hay a 6.000 metros de profundidad?
A 6.000 metros de profundidad es un lugar donde se halla resistencia pero también esperanza. Y también es el título de uno de mis poemas y del poemario. «Es hora de robar el fuego a los dioses. / A 6.000 metros de profundidad / una estrella de mar consigue asustar con su destello». A veces, la chispa más pequeña es la que consigue prender el fuego.
Los vínculos familiares y afectivos cobran un papel relevante en tus textos.
Escribo en un contexto social, político y familiar concreto. Escribo del paisaje que veo desde esa ventana y rodeada de todas las personas que han dejado su huella en mi vida.
En especial, destaca tu lucha en la PAH-Asamblea por la vivienda. ¿Qué está pasando con esa nueva ley de vivienda?
La dimensión del problema de la vivienda es tan grande y está tan en el corazón del capitalismo que una ley como esta resulta decepcionante. No está a la altura de las circunstancias: esta ley no va a la raíz del problema e intenta resolver de una manera más que insuficiente un derecho de primera necesidad. Soy consciente de que los pasos, a veces, hay que darlos poco a poco pero creo que estábamos preparados para algo más.
Ante la carestía progresiva actual de los alquileres, con las sucesivas subidas de los tipos de interés por parte de la banca, ¿qué escenario contempláis?
El conflicto es inevitable. Especialmente cuando, gobierno tras gobierno, se evita confrontar el problema real, que es cultural y lo que se fomenta es un conflicto social entre pequeños propietarios y una mayoría desposeída de vivienda o desangrada por ella. El resultado es la guerra de pobres mientras los muy ricos se hacen todavía más ricos: el caldo de cultivo fundamental de la extrema derecha.
El trabajo colectivo es imprescindible si lo que queremos es realmente cambiar el mundo.
Hablemos de tus poemas en lenguaje código; la parte más vanguardista de tu obra. ¿Cómo surgió? ¿Para qué?
Desde un plano más personal, mi poesía tiene que ver con quien soy, con los idiomas con los que me expreso y pienso a diario, para mí es un poco como escribir en dos idiomas. Pero también me permite volver los lenguajes de la tecnología, que en su base son lenguajes de control, contra la tecnología misma. Escribo poemas código porque me permiten acercar la tecnología a las personas que, conviviendo con ella, no conocen con qué clase de tinta está escrita. Estos poemas me ayudan a invitar a pensar sobre su uso y sobre la incidencia que tiene en nuestra sociedad y en nuestras vidas.
¿Cómo equilibras que puedan ser leídos y comprendidos por personas sin conocimientos informáticos?
Muchas de sus palabras nucleares están en inglés, así que a la mayoría de la gente no les son ajenas.
Me permite familiarizar a los lectores con su esctuctura jerarquizada y lógica que es muy inmediata, muy visual. Y también creo que tiene algo interesante y de muy antiguo en la escritura: esa suspensión voluntaria del juicio y de la suspicacia por parte del lector, la willing suspension of disbelief de la que hablaba Coleridge. Se trata de aceptar, como lector, que te enfrentas a un texto artístico y que eso exige de ti una apertura a nuevas formas de sentido, literarias o visuales. Creo que es algo que resulta atractivo tanto a personas familiarizadas con la informática como a las que no, porque les obliga a confrontar con usos del lenguaje que no esperaban. No soy tan ingenua como para creer que no existe una barrera de entrada, pero creo que no es tan significativa como en un principio se podría creer.
¿En cuál de esas dos líneas sigues escribiendo?
En ambas. Me cuesta mucho desvincularme de alguna de ellas, me abren un camino muy interesante en el plano puramente poético, y me dan un juego tecnológico político que me resulta muy fecundo.
¿Cómo ha sido tu experiencia de llevar tu trabajo con los poemas en lenguaje código a aulas de informáticos?
Siempre es una sorpresa para ellos descubrir todo lo que se puede hacer con estos lenguajes. Muchas de las personas con las que tengo la oportunidad de hablar reconocen que a veces han jugado con código sin saber que lo que estaban haciendo era también un proceso de creación y de expansión de sus límites. Hablar de la responsabilidad que tenemos en nuestros entornos para mí es importante.
Poesía
ANTONIO ORIHUELA “Toda intervención cultural disidente debe cuestionar el sistema normativo”
En ese sentido, en tu ámbito laboral, como programadora informática también has denunciado las diferencias de género en un sector muy masculinizado y con mucha precariedad.
En realidad y comparándolo con el resto del mercado laboral, no es un sector tan precarizado. Aunque precisamente por eso es un sector muy masculinizado. La informática, en particular el desarrollo de software, tiene una historia muy paradigmática de como funciona el machismo en el trabajo y también muy bien documentada, porque es una historia que apenas tiene 60 años.
Originalmente, el software, la programación de ordenadores, era un sector muy feminizado y relativamente despreciado en comparación con el hardware, la máquina en sí, cuyo trabajo gozaba de mucho prestigio y, naturalmente, era completamente masculino. Cuando sucede la revolución de Silicon Valley y el software empieza a cobrar protagonismo y a generar dinero, el sector de la programación se ve invadido por hombres que lo copan a más de un 80% hasta el día de hoy.
Siempre que tengo ocasión procuro denunciar que algo cultural y económicamente tan poderoso necesita contar con una mayor diversidad en su concepción y ejecución. De no hacerlo, nos encontraremos con sesgos tan peligrosos como los que hallamos hoy en la inteligencia artificial.
Desde tu doble plano de informática y lectora, ¿cómo crees que el oleaje audiovisual nos influye como receptores de poesía?
La cultura doble de la inmediatez y de la popularidad que emana de las redes sociales y que poco a poco invade toda la comunicación y el arte se traduce a menudo en una traslación hacia lo audiovisual que afecta a todos los artefactos culturales o informativos. Una de los mejores ejemplos de esa cultura es Tik Tok, que combina lo audiovisual con lo efímero y lo teatral. El efecto en la poesía es precisamente el de arrastrarla hacia una poesía más espectacular y visual. Esto, aunque parece estar dándole una nueva vida a la poesía, también creo que le está arrebatando mucha profundidad, reflexión y autenticidad. Creo que eso obliga a los poetas a situar sus poemas en una competición donde los criterios son el lucimiento y el consumo rápido.