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Elecciones autonómicas
Segunda oportunidad para Besteiro
José Ramón Gómez Besteiro (Lugo, 1967). Abogado. Concejal del primero gobierno del PSdeG-PSOE en la ciudad luguesa, con Xosé López Orozco como alcalde, en 1999. Portavoz del equipo de gobierno hasta 2007. Concejal de Urbanismo. Diputado provincial. De 2007 a 2015 presidió la Diputación de Lugo. Secretario general de la Agrupación Lucense del PSdeG. Secretario general de los socialistas en la provincia de Lugo. Una carrera hecha, según sus detractores, al amparo de José Blanco, plenipotenciario secretario de organización y, posteriormente, vicesecretario del PSOE.
En marzo de 2013 adelantó su intención de optar a la secretaría general del PSdeG. Ganó con el 77 % de los votos las primarias y fue ratificado —con el 95 % de los votos— como secretario general en el Congreso extraordinario del PSdeG el 29 de septiembre de 2013. Luego proclamó: “Finalizaron las divisiones, las etiquetas, no hay complejos en este partido. Vuelve el PSdeG y hazlo para quedar”.
Manifiestos de unidad y voluntad de reconciliación para cancelar las broncas internas y frenar la debilitación del partido tras la caída del Bipartito en 2009 y poder impulsar la renovación del PSdeG para “volver a ser útil a la sociedad gallega”. Una estrategia para la procura de una tercera vía política activa entre el PPdeG de Feijóo (“la derecha más dura y insensible de los últimos 30 años”) y la oposición de AGE y el BNG.
'Lawfare' y ostracismo
El clima de sospecha, que engordaron los numerosos casos de corrupción del Partido Popular y PSOE, fue aprovechado por la jueza Pilar de Lara que se aventuró a instruir nueve macrocausas en las que se vieron imputadas más de 200 personas. Entre ellas destacaron la operación Carioca (2009), la Pokémon (2012), la Pulpo (2013), la Cóndor (2015) y la Garañón (2015). Procesos iniciados, en no pocos casos, en oscura sincronización con momentos pre-electorales y con un alto impacto político.
El 11 de marzo de 2016, José Ramón Gómez Besteiro fue imputado en el caso Garañón por Pilar de Lara cómo presunto autor de delitos de prevaricación, contra el territorio, tráfico de influencias y falsedad documental. Al día siguiente, renunció como candidato de los socialistas a la presidencia de la Xunta. El 18 de marzo de 2016 dimitió como secretario general del PSdeG. Previamente, de Lara había abierto contra él otra instrucción —la operación Pulpo— por seis supuestos delitos. La imputación de Besteiro en la operación Pulpo se activó tras ser entregados a la fiscalía una serie de anónimos por Elena Candia (de aquella portavoz de los conservadores en la Diputación y, ahora, presidenta del PP de Lugo y su cabeza de lista en las elecciones del 18F). Episodios de lawfare que, oportunamente, impidieron la elección de Besteiro como senador autonómico en 2015 y forzaron su renuncia como candidato a la presidencia de la Xunta en 2016.
Besteiro, rehabilitado
De la dimisión de Besteiro al cierre de la causa de la operación Pulpo transcurrieron casi siete años de un entramado judicial y silencio político forzoso. Antes, en febrero de 2021, se cerrará el caso Garañón sin condena ninguna. Besteiro es uno de los escasos dirigentes políticos rehabilitados partidariamente tras padecer los rigores acusatorios y deslexitimadores de un prolongado caso de lawfare.
Cada vez que se produjo un avance en su lento proceso de exculpación aumentó el sebastianismo en el PSdeG. La semejanza del movimiento profético que acreditaba que el rey don Sebastião de Portugal no había muerto en la batalla de Alcazarquivir en 1578 y que regresaría para arreglar los problemas de la nación, las esperanzas de muchos socialistas gallegos residían en que la absolución definitiva de Besteiro permitiría su resurrección como líder del PSdeG.
La recuperación como activo político de Besteiro y el nombramiento de José Miñones como ministro de Sanidad despertaron al PSdeG, pero también dejaron a la luz a fragilidad del liderato de su secretario general, Valentín González Formoso (actual presidente de la Diputación de A Coruña). Avalado por Pedro Sánchez, Besteiro ocupó la Delegación del Gobierno en Galicia. Con todo, la ilusión sebastianista inicial se vino abajo enseguida debido a los reveses electorales del PSdeG en las municipales del 28M y en las generales del 23J.
Los fracasos electorales de 2023
El PSdeG lo fiaba todo la un bueno resultado el 28M para poder recuperar el aliento en las generales e invertir el sorpasso del BNG en las autonómicas. El éxito de 2019 (111 alcaldías, 1.181 actas de concejales, un tercio de los sufragios) quedó sensiblemente reducido (99 alcaldes, 1.010 ediles y una caída de 3,7 puntos en el porcentaje de votos), agravado por la pérdida de la Diputación de Pontevedra y de las alcaldías de Ferrol y Santiago de Compostela.
Tras la bajada de las municipales, el PSdeG sumó el 23J un nuevo revés. Tuvo 14.329 votos más que el 10N de 2019, pero mermó del 31,59 % al 29,84 % de los sufragios y cedió 1 diputado al PPdeG en Ourense, otro en Lugo y un tercero en A Coruña. Galicia —junto con Melilla, Madrid, Navarra y Euskadi— fue de las comunidades en las que el PSOE tuvo menos del 30 % de los votos, pero la única de ellas en la que se perdieron escaños. Galicia y Andalucía registraron las mayores pérdidas: 3 y 4 diputados, respectivamente. La contabilidad electoral de Besteiro, cabeza de lista por Lugo, quedó seriamente damnificada: el PPdeG tuvo más del 50 % de los votos en la ciudad y en la provincia.
Una herencia incómoda
En los años de euforia felipista, el PSOE se convenció de que, para la normalización y estabilidad del Régimen del 78, era útil ceder la Autonomía gallega a Manuel Fraga, líder histórico de la derecha española, para que ensayara sin mayores molestias su proyecto de Galicia como una nueva Baviera conservadora. Tras el Gobierno tripartito del PSdeG, Coalición Gallega y el Partido Nacionalista Gallego, presidido por González Laxe (1987-89), el PSdeG se conformó con gestionar su poder municipal y ejercer una oposición de baja intensidad, desinteresada por el devenir del autogobierno gallego.
El PSdeG se tornó, de acuerdo con la lógica bipartidista, en un complemento amistoso de la hegemonía del PPdeG, renunciando a ser alternativa de cambio frente al fraguismo
Especialmente durante la tercera secretaría general de Francisco Vázquez (1994-98), el PSdeG se tornó, de acuerdo con la lógica bipartidista, en un complemento amistoso de la hegemonía del PPdeG, renunciando a ser alternativa de cambio frente al fraguismo. La llegada a la secretaria general de Emilio Pérez Touriño se tradujo en una reactivación política del partido que acentuó su perfil socialdemócrata, galleguista y federal, e intensificó a la oposición a Fraga, lo que le permitió equilibrar la correlación de fuerzas con el BNG en 2001 y liderar la derrota del líder conservador en 2005 y el Gobierno bipartito hasta 2009.
Fuera del paréntesis de Pérez Touriño (1998-2009), el PSdeG se vio históricamente mermado por la ausencia de un proyecto gallego de cambio, acantonado en una oposición contemplativa basada en lo municipal, más complemento que alternativa, fracturado internamente en facciones y baronías, con líderes de menor magia ciudadana, incapaces sostener una política contenciosa eficaz para erosionar la hegemonía del PPdeG.
La herencia incómoda que recibe Gómez Besteiro es la de un partido que, durante lo feixonianismo, claudicou como fuerza de cambio del autogobierno gallego
El lawfare contra Besteiro impidió la posibilidad de un cambio de estrategia en 2016. Desde entonces el poder municipal del PSdeG se formateó cómo una alternativa de relieve (del PPdeG) más que de cambio. El arrastre electoral del primer sanchismo permitió una mejoría electoral en las generales de 2019 y con Gonzalo Caballero como cartel electoral un modestísimo avance en las autonómicas de 2020 (del 17,88 % al 19,39 % de los votos) quedando con 14 escaños en el Pazo do Hórreo (sede de la Xunta). La herencia incómoda que recibe Gómez Besteiro es la de un partido que, durante la época de Feijóo, claudicó como fuerza de cambio del autogobierno gallego. Un auto-sabotaje que lo convirtió en la tercera fuerza parlamentaria desde 2016, primero desplazado por En Marea y, a posteriormente, por el BNG. Condición que no va a cambiar tras las elecciones del 18F.
Avales y desconfianzas
El aval de Pedro Sánchez, de Moncloa y Ferraz, allanó la candidatura de Besteiro a la presidencia de la Xunta. La apuesta del PSOE por Besteiro es indiscutible, pero la falta de entusiasmo en sectores del PSdeG es igualmente perceptible. Los sondeos no vaticinan mejoras electorales y la indiferencia se abre paso. La perspectiva de una derrota del PPdeG y la formación de un posible gobierno de cambio con el PSdeG en posición subalterna incomoda, por mucho que la derrota de Rueda y Feijóo consolidaría el segundo gobierno progresista y abriría una nueva crisis de liderazgo en el Partido Popular.
A algunos dirigentes del PSdeG les causa más malestar que el BNG se afirme como fuerza de gobierno que el PPdeG prorrogue el dominio conservador en Galicia
Tras las municipales del 28M quedó clara la estrategia del tándem dirigente actual del PSdeG, Valentín González Formoso y Manuel Lage Tuñas, que primó no facilitar gobiernos de coalición con el BNG e incluso intensificar la oposición a los gobiernos en minoría de los nacionalistas en el caso de Pontevedra y Compostela. A algunos dirigentes del PSdeG les causa más malestar que el BNG se afirme como fuerza de gobierno que el PPdeG prorrogue el dominio conservador en Galicia. Es un retorno suicida a la política de claudicación que perjudicó al PSdeG en el arranque del fraguismo y en los mandatos de Núñez Feijóo. Sombras que hipotecan el futuro de Besteiro.
En una sonada entrevista, preguntado Lluis Llach por quien era el principal enemigo de Pascual Maragall como presidente de la Generalitat, el cantautor dijo que era el PSC. En la actualidad se puede decir algo semejante respecto de Besteiro y el PSdeG. En la recta final de la campaña, con la plana mayor de los PSOE y de los ministerios entregados para ganar los indecisos, Besteiro se juega todo su crédito para poder tener, efectivamente, una segunda oportunidad para optar a la secretaria general y hacer del PSdeG una fuerza del cambio y el avance del autogobierno gallego.
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Elecciones autonómicas
Segunda oportunidade para Besteiro
José Ramón Gómez Besteiro (Lugo, 1967). Avogado. Concelleiro do primeiro goberno do PSdeG-PSOE na cidade luguesa, con Xosé López Orozco como alcalde, en 1999. Voceiro do equipo de goberno até 2007. Concelleiro de Urbanismo. Deputado provincial. De 2007 a 2015 presidiu a Deputación de Lugo. Secretario xeral da Agrupación Lucense do PSdeG. Secretario xeral dos socialistas na provincia de Lugo. Unha carreira feita, segundo os seus detractores, ao abeiro de José Blanco, plenipotenciario secretario de organización e, posteriormente, vicesecretario do PSOE.
En marzo de 2013 adiantou a súa intención de optar á secretaría xeral do PSdeG. Gañou co 77 % dos votos as primarias e foi ratificado —co 95 % dos votos— como secretario xeral no Congreso extraordinario do PSdeG o 29 de setembro de 2013. Daquela proclamou: “Remataron as divisións, as etiquetas, non hai complexos neste partido. Volve o PSdeG e faino para quedar”.
Proclamas de unidade e vontade de reconciliación para cancelar as retesías internas e frear a debilitación do partido tras a caída do bipartito en 2009 e poder impulsar a renovación do PSdeG para “volver ser útil á sociedade galega”. Unha estratexia para a procura dunha terceira vía política activa entre o PPdeG de Feijóo (“a dereita máis dura e insensible dos últimos 30 anos”) e a oposición de AGE e o BNG.
'Lawfare' e ostracismo
O clima de sospeita, que engordaron os numerosos casos de corrupción do Partido Popular e PSOE, foi aproveitado pola xuíza Pilar de Lara que se aventurou a instruír nove macrocausas nas que se viron imputadas máis de 200 persoas. Entre elas salientaron a operación Carioca (2009), a Pokémon (2012), a Pulpo (2013), a Cóndor (2015) e a Garañón (2015). Procesos iniciados, en non poucos casos, en escura sincronización con momentos (pre)electorais e cun alto impacto político.
A imputación de Besteiro na operación Pulpo activouse tras ser entregados á fiscalía unha serie de anónimos por Elena Candia, hoxe presidenta do PP de Lugo
O 11 de marzo de 2016, José Ramón Gómez Besteiro foi imputado no caso Garañón por Pilar de Lara como presunto autor de delitos de prevaricación, contra o territorio, tráfico de influencias e falsidade documental. Ao día seguinte, renunciou como candidato dos socialistas á presidencia da Xunta. O 18 de marzo de 2016 dimitiu como secretario xeral do PSdeG. Previamente, de Lara abrira contra el outra instrución —a operación Pulpo— por seis supostos delitos. A imputación de Besteiro na operación Pulpo activouse tras ser entregados á fiscalía unha serie de anónimos por Elena Candia (daquela voceira dos conservadores na Deputación e, arestora, presidenta do PP de Lugo e a súa cabeza de lista nas eleccións do 18F). Episodios de lawfare que, oportunamente, impediron a elección de Besteiro coma senador autonómico en 2015 e forzaron a súa renuncia como candidato á presidencia da Xunta en 2016.
Besteiro, rehabilitado
Da dimisión de Besteiro ao peche da causa da operación Pulpo transcorreron case sete anos de enramallada xudicial e silencio político forzoso. Antes, en febreiro de 2021, pecharase o caso Garañón sen condena ningunha. Besteiro é un dos escasos dirixentes políticos rehabilitados partidariamente tras padecer os rigores acusatorios e deslexitimadores dun delongado caso de lawfare.
Cada vez que se produciu un avance no seu lento proceso de exculpación aviveceuse o sebastianismo no PSdeG. A semellanza do movemento profético que acreditaba que o rei don Sebastião de Portugal non morrera na batalla de Alcazarquivir en 1578 e que había de regresar para arranxar os problemas da nación, as esperanzas de moitos socialistas galegos residían en que a absolución definitiva de Besteiro permitiría a súa resurrección como líder do PSdeG.
A recuperación como activo político de Besteiro e o nomeamento de José Miñones como ministro de Sanidade espreguizaron o PSdeG, máis tamén deixaron á luz a fraxilidade do liderado do seu secretario xeral, Valentín González Formoso. Avalado por Pedro Sánchez, Besteiro ocupou a Delegación do Goberno na Galiza. Con todo, a ilusión sebastianista inicial empardeceuse axiña debido aos reveses electorais do PSdeG nas municipais do 28M e nas xerais do 23X.
Os fracasos electorais de 2023
O PSdeG fiábao todo a un bo resultado o 28M para poder recuperar folgos nas xerais e inverter o sorpasso do BNG nas autonómicas. O éxito de 2019 (111 alcaldías, 1.181 actas de concelleiros, un terzo dos sufraxios) ficou sensiblemente abaixado (99 alcaldes, 1.010 edís e un devalo de 3,7 puntos na porcentaxe de votos), gravado pola perda da Deputación de Pontevedra e das alcaldías de Ferrol e Santiago de Compostela.
Tras a recuada das municipais, o PSdeG sumou o 23X un novo revés. Tivo 14.329 votos máis que o 10N de 2019, mais minguou do 31,59 % ao 29,84 % dos sufraxios e cedeu 1 deputado ao PPdeG en Ourense, outro en Lugo e un terceiro na Coruña. Galiza —xunto con Melilla, Madrid, Navarra e Euskadi— foi das comunidades nas que o PSOE tivo menos do 30 % dos votos, pero a única delas na que se perderon escanos. Galiza e Andalucía rexistraron as maiores perdas: 3 e 4 deputados, respectivamente. A contabilidade electoral de Besteiro, cabeza de lista por Lugo, quedou seriamente damnificada: o PPdeG tivo máis do 50 % dos votos na cidade e na provincia.
Unha incómoda herdanza
Nos anos de euforia filipista, o PSOE convenceuse de que, para a normalización e estabilidade do Réxime do 78, era útil ceder a Autonomía galega a Manuel Fraga, líder histórico da dereita española, para que ensaiase sen maiores molestias o seu proxecto de Galicia como unha nova Baviera conservadora. Tras o Goberno Tripartito do PSdeG, Coalición Galega e o Partido Nacionalista Galego, presidido por González Laxe (1987-89), o PSdeG conformouse con xestionar o seu poder municipal e exercer unha oposición de baixa intensidade, desintesada polo devir do autogoberno galego.
Especialmente durante a terceira secretaría xeral de Francisco Vázquez (1994-98), o PSdeG tornouse, de acordo coa lóxica bipartidista, nun complemento amigable da hexemonía do PPdeG, renunciando a ser alternativa de cambio fronte ao fraguismo. A chegada á secretaria xeral de Emilio Pérez Touriño traduciuse nunha reactivación política do partido que acentuou o seu perfil socialdemócrata, galeguista e federal, e intensificou á oposición a Fraga, o que lle permitiu equilibrar a correlación de forzas co BNG en 2001 e liderar a derrota do fraguismo en 2005 e o goberno bipartito até 2009.
O PSdeG viuse historicamente pexado pola ausencia dun proxecto galego, fracturado internamente en faccións e baronías
Fóra da paréntese de Pérez Touriño (1998-2009), o PSdeG viuse historicamente pexado pola ausencia dun proxecto galego de cambio, acantoado nunha oposición contemplativa, máis complemento que alternativa, fracturado internamente en faccións e baronías, con líderes de menor engado cidadá, incapaces soster unha política contenciosa eficaz para erosionar a hexemonía do PPdeG.
A lawfare contra Besteiro eivou a posibilidade dun cambio de estratexia en 2016. Desde aquela o poder municipal do PSdeG formatouse como unha alternativa de relevo (do PPdeG) máis que de cambio. O arrastre electoral do primeiro sanchismo permitiu unha melloría electoral nas xerais de 2019 e con Gonzalo Caballero como cartel electoral un modestísimo avance nas autonómicas de 2020 (do 17,88 % 19,39 % dos votos) ficando con 14 escanos no pazo do Hórreo. A herdanza incómoda que recibe Gómez Besteiro é a dun partido que, durante o feixonianismo, claudicou como forza de cambio do autogoberno galego, depreciación que o converteu na terceira forza parlamentaria desde 2016, primeiro desprazado por En Marea e, a seguir, polo BNG. Condición que non vai mudar tras as eleccións do 18F.
Avais e desconfianza
O aval de Pedro Sánchez, da Moncloa e Ferraz, achandou a candidatura de Besteiro á presidencia da Xunta. A aposta do PSOE por Besteiro é indiscutible, mais a falta de entusiasmo en sectores do PSdeG é igualmente perceptible. As sondaxes non achegan melloras electorais e a indiferenza ábrese paso. A perspectiva dunha derrota do PPdeG e a formación de goberno de cambio co PSdeG en posición subalterna incomoda por máis que a derrota de Rueda e Feijóo consolidaría un segundo goberno progresista e abriría unha nova crise de liderado no Partido Popular.
A algúns dirixentes do PSdeG cáusalles máis desacougo que o BNG se afirme como forza de goberno que o PPdeG prorrogue o dominio conservador na Galiza
Tras o 28M quedou en claro a estratexia do tándem dirixente actual do PSdeG, Valentín González Formoso e Manuel Lage Tuñas, que primou non facilitar gobernos de coalición co BNG e mesmo intensificar á oposición aos gobernos en minoría dos nacionalistas no caso de Pontevedra e Compostela. A algúns dirixentes do PSdeG cáusalles máis desacougo que o BNG se afirme como forza de goberno que o PPdeG prorrogue o dominio conservador na Galiza. É un retorno suicida á política de claudicación que eivou o PSdeG no arranque do fraguismo e nos mandatos de Núñez Feijóo. Sombras que hipotecan o futuro de Besteiro.
Nunha sonada entrevista, preguntado Lluis Llach por quen era o principal inimigo de Pascual Maragall como presidente da Generalitat, o cantautor dixo que era o PSC. Nas horas baixas, pódese dicir cousa semellante respecto de Besteiro e o PSdeG. Na recta final da campaña, coa plana maior dos PSOE e dos ministerios entregados para gañar os indecisos, Besteiro xógase todo o seu crédito para poder ter, efectivamente, unha segunda oportunidade para optar á secretaria xeral e facer do PSdeG unha forza do cambio e o avance do autogoberno galego.