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Entrevista La Poderío
Carmen Fernández Gálvez: “El origen de la creatividad está en la naturaleza”
Actualmente elabora cosméticos con materias primas naturales procedentes de plantas a la vez que realiza procedimientos para obtener aceites esenciales medicinales y aguas florales. La caléndula es una de sus flores más apreciadas, considerándola una virtuosa por las propiedades que ofrece.
Carmen empezó a tomar en serio su interés por las plantas después de un período de autodescubrimiento en el que decidió “dejar de intentar ser algo que no era para dejarse ser".
La abuela de Carmen tuvo mucho que ver en su interés por la naturaleza y las plantas. Siempre las tenía en casa: vivas y muertas, secas para infusiones. La creatividad y la sabiduría en el proceso de la elaboración lo ha heredado de su madre, quien, a través de la cocina, le inspiró para trasladarlo a la cosmética. Muchos de los recuerdos de su infancia están relacionados con los olores y los cuidados que le brindaba gracias a vahos de eucalipto, las friegas con vick vaporub y la miel caliente con zumo de limón.
¿Cómo fue tu primera relación con el mundo vegetal? ¿Qué recuerdos tienes?
Recuerdo meter las manos en las macetas o bien jugar con la tierra en el campo. Me fijaba en las texturas. Cogía un poquito de aquí, un poquito de allá y hacía mezclas para ver qué salía. Me gustaba experimentar esa alquimia, me hacía jugar y me divertía. Desde pequeña había vibrado con el campo, con las plantas y sus texturas.
Mi abuela posibilitó que tomara contacto con las plantas gracias a que vivía cerca del campo y a sus costumbres relacionadas con estas. Siempre tenía en casa plantas vivas y muertas. Veía cómo las cuidaba y las secaba para hacer sus infusiones. Le gustaban mucho las hierbas, tenía mucha mano verde.
¿Es necesario tener conocimientos de alquimia para tener “mano verde”? Hay personas que se le dan mejor las plantas que a otras. ¿A qué crees que se debe?
Qué difícil pregunta. En las plantas hay algo muy mágico. Las personas a las que se les dan bien las plantas deben tener esa magia. Quizá sean personas conectadas con las plantas porque tienen una misma frecuencia de vibración, un saber reconocer. Esto hace que se dé un lenguaje reconocible entre dar y recibir de la planta y el humano. Saben dialogar de alguna forma.
La planta es una vida más. Las personas, incluso las menos conscientes, son capaces de percibir que hay una energía. Si eres más consciente y observadora te das cuenta de que hay una relación. Si estás mal, también se refleja en tus plantas. Y cuando las ves bien, te satisface y genera bienestar.
¿Cuándo y por qué empiezas a dedicar tu tiempo a la cosmética natural?
Coincide con un momento de mi vida muy profundo. Llevaba varios años buscando un lugar en el mundo. Tras intentar ser psicóloga, música, y otras tantas cosas, llega un momento en el que me digo: “No voy a intentar nada más, voy a dejarme ser”. Desde ese momento, me empiezan a llegar talleres relacionados con jabones, con las plantas, con la naturaleza.
Esto me permitió reconectar con mi pasado, con los saberes que se estaban perdiendo
Una amiga me propuso hacer un taller de jabones si encontrábamos más gente interesada para hacerlo. Esto me generó ilusión y me abrió un mundo infinito. Empecé desde entonces a elaborar emulsiones de aceite y agua. Posteriormente me lancé a la alquimia y a experimentar gracias a las bibliografías que encontraba de cosmética. Y aquí es cuando me atreví a la elaboración de procedimiento en frío con los jabones, a hacer cremas faciales, corporales, champús, labiales y bálsamos varios. Esto me permitió reconectar con mi pasado, con los saberes que se estaban perdiendo. Y lo más importante fue que no había disfrutado de mi presente tanto como de esa manera. Había encontrado mi verdadera pasión, volví a jugar.
¿Qué momentos descubres tras iniciarte en el mundo de las plantas?
He ido descubriendo que los procesos de las elaboraciones son complejos y es muy importante apuntar las recetas, aunque parezca obvio (ríe). No era consciente de la importancia de llevar un registro de los procedimientos, de las cantidades, del orden de los ingredientes. En los inicios estaba más en el juego de la alquimia. No pensaba en replicar los productos.
También he ido descubriendo personas de las que iba aprendiendo, convirtiéndose en referentes para mí. Las primeras destilaciones que hice fueron muy especiales, ir con personas con conocimientos de botánica por el campo identificando hierbecillas por allí, casi inapreciables, significó mucho.
Las destilaciones suponen todo un ritual. ¿Cómo es aproximarse a la planta de esta manera?
Tanto para mí, como para las personas con las que he compartido este momento, lo hemos vivido como un homenaje a la planta. Surge una mezcla de respeto por la naturaleza, de privilegio, una sensación de agradecimiento por todo lo que nos da la planta y de todo lo que nos va a beneficiar una vez obtenido el aceite, el agua.
Las destilaciones duran horas, hay muchos espacios compartidos, como la comida. Las personas que formamos parte nos nutrimos de una manera especial, hay un espacio de encuentro con unos tiempos destinados a la planta, que te transmite y te abre su corazón de una forma especial.
¿Crees que nos conoceríamos mejor acercándonos al campo a través del conocimiento del mundo vegetal?
Ya en la antigüedad, a través de la teoría de las signaturas, se intentaba demostrar cómo las plantas podrían curar mediante la forma que presentaban sus órganos. Es decir, las plantas podrían tener características que, por su anatomía, podrían curar algunas partes de nuestro cuerpo que se le pareciera.
Creo que observar, entender a la naturaleza te puede traer información sobre ti. Por ejemplo, las plantas que tienen flores amarillas se vio que eran buenas para el hígado, la bilis; las plantas que tienen hojas alargadas, como la salvia, parecidas a las papilas gustativas, tienen propiedades beneficiosas para los problemas bucodentales.
Entrevista La Poderío
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Hemos desconfiado del poder de las propiedades de las plantas con la modernidad. ¿Tiene que ver con la inmediatez y con cómo evolucionó la medicina?
Hubo un momento en que la industria farmacéutica se reía de las propiedades de las plantas. Posteriormente, impidieron su uso y comercialización en herboristerías para acaparar su venta cuando descubrieron que la fitoterapia tiene estudios científicos que demuestran su eficacia terapéutica. No es casual que se apropie de todo esto. No debemos olvidar que el origen de la medicina surge gracias a las plantas.
¿La cosmética industrial dista mucho de la natural?, ¿cuáles son las diferencias fundamentales?
En la cosmética industrial, por lo general, la calidad de los ingredientes deja mucho que desear. Se refinan y adulteran demasiado con respecto a la materia prima original. El porcentaje de agua que tienen sus productos es tan alto que ni siquiera justifica sus precios. Además, los aditivos, incluyendo algunos conservantes ya han demostrado que son perjudiciales para la salud, ocasionando alergias, toxicidad y enfermedades cutáneas.
Y una cuestión no menos importante es la poca consideración que tienen con la naturaleza, el medio ambiente y las personas. Impera más bien el negocio y la rentabilidad. Muchos de los beneficios y las “propiedades mágicas” que se atribuyen a muchos productos son mero márquetin y por tanto, engañosas.
Quizá tenemos que atender a las certificaciones reguladas por la normativa o bien en la confianza del artesano o artesana conocido
También debemos tener cuidado con la cosmética que se presenta como “natural”, pues quizá tenemos que atender a las certificaciones reguladas por la normativa o bien en la confianza del artesano o artesana conocido, que sabemos que usa materias primas de calidad a la hora de adquirir un producto cosmético natural.
Por lo general, detrás de la cosmética natural hay una conciencia y respeto por el medio natural que habitamos y por nuestro cuerpo que no está presente en la cosmética industrial.
Sabemos que existe una relación directa de nuestro bienestar y salud con la alimentación. ¿Cómo influye en nuestra cocina tener mejor conocimiento de las plantas?
Si decidimos cocinar un guiso sabiendo los posibles ingredientes beneficiosos que pueden tener, por ejemplo, las especias de nuestra cultura mediterránea, como el romero, el comino… es mucho mejor que comerse una hamburguesa de un supermercado.
Mi madre siempre tuvo esmero y cuidado en que tuviéramos una alimentación nutritiva y saludable, y esto conlleva el uso de ingredientes que ves, que hueles, y de los que conoces su origen.
El origen de la creatividad está en la naturaleza. Cocinar y tener plantas te conecta con lo creativo. Al igual que un paseo por el campo.
Las mujeres han sido las que tradicionalmente se han encargado de preservar los saberes y realizar potingues para sanar.
Generalmente han sido las mujeres las que han estado mucho más en contacto con la naturaleza y las que tenían el rol de cuidar. Cuando surge la enfermedad alrededor somos nosotras las que tenemos la sensibilidad, inteligencia e ingenio para saber qué hay al alcance para solucionar y sanar. Antes de llegar “el doctor" (profesor) , estaba “la curandera” o la sanadora. Ella se dedicaba a curar a los pobres. El médico se quedó para curar a los ricos.
Se empezó a demonizar la figura de la curandera por una cuestión de clase. Al mismo tiempo se rechazaba a la mujer por miedo, por desconocimiento y, evidentemente, por el machismo que ha habido históricamente.
Relacionarse con las plantas y observar los beneficios que pueden conllevar exige de tiempo. ¿Cómo se combina esto con una sociedad que demanda resultados inmediatos?
El hecho de pararte para hacerte una infusión, luego tomártela tranquilamente (porque quema si te la tomas rápido) ya exige de una desaceleración. Este acto ya te predispone para tener ese momento para parar, y en el que te puede dar pie a reflexionar, por ejemplo. Ese espacio de tiempo permite que tus pulsaciones cardiácas disminuyan, por lo que puede ser un momento importante de relajación, independientemente de la planta que te estés tomando. Luego entran en juego las propiedades de las que te estás beneficiando según la infusión, claro.
Se han asociado muchas plantas con beneficios en la salud reproductiva femenina. ¿Cuáles recomendarías para tener un mejor equilibrio hormonal?
A mí, personalmente, me gusta mucho la caléndula al ser muy buena en la desinflamación. Me la tomo tanto cuando estoy premenstrual como para aliviar los dolores cuando llega la menstruación. Además, ya sabemos que aquí intervienen muchos factores y no siempre son los físicos, sino también los emocionales. Otra de mis favoritas es la lavanda, que además se da muy bien en el mediterráneo y es fácilmente reconocible en el campo. La artemisa también reduce dolores, mitiga los calambres y es una buena reguladora hormonal.
Tengo que decir que es muy importante que cada mujer encuentre su planta. Descubrir y establecer ese diálogo con la planta para saber cuál o cuáles nos hacen sentir mejor.
¿Cuáles han sido tus aprendizajes hasta ahora haciendo cosmética natural?
Nunca se deja de aprender en este mundo. Me gusta experimentar y siempre he sido sujeto de referencia. Si por ejemplo llevo una época estresada, me hago una bruma de almohada para relajarme y poder dormir bien por las noches. Pienso que también puede ayudar a las demás. Si me salen herpes, hago labiales que tengan aceites esenciales antivirales para prevenirlos, etc…
Animaría a la gente a descubrir el poder que tienen las plantas y elaborar su propio balsamito, que se den masajes para aliviar el dolor de cabeza con aceites o productos que pueden estar fácilmente al alcance. Esto te predispone a tomarte un tiempo, a escucharte, a cuidarte.