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Entrevista La Poderío
Rita Payés: “Desde fuera se romantiza la maternidad, y aunque es bonita, siempre hay millones de dudas”
Llegué a la música de Rita Payés, como a la música de Andrea Motis, gracias a Joan Chamorro, músico de jazz multiinstrumentista y director de la Sant Andreu Jazz Band, allá por 2014. Diez años son muchos y más si tenemos en cuenta la juventud de Rita Payés, que en aquel momento era una adolescente quinceañera.
Podríamos decir que la música fluye por las venas de la cantante, trombonista y compositora catalana, ya que siempre estuvo presente en su casa gracias a su madre, la virtuosa guitarrista clásica Elisabeth Roma, que ahora forma parte de su tribu musical y junto a la que firma sus dos primeros discos, Imagina (2019) y Como la piel (2021); y a su padre, Pere Payés, profesor de la Escola Municipal de Música de Premià de Mar. Su hermano, Eduald Payés, también es compositor, productor, trompetista y pianista, y firma alguna que otra canción junto a ella, como “Alma en Vilo”, incluido en su último trabajo, De camino al camino (2024).
Un canto a la vida
A pesar de su juventud, su voz, curtida de vida, parece sacada de otra época y nos traslada a historias necesarias, que a veces son bálsamo, como “Nana per les mamas”, una nana dedicada a todas las madres. “A veces mientras estoy durmiendo a mi hija tengo ganas de que me canten y me acunen a mí, y mientras lucho para no quedarme dormida pienso en la cantidad de madres que estarán haciendo eso mismo en ese mismo momento, y me quedo ahí en bucle alucinando con lo de la existencia”, escribió Rita en su Instagram cuando la compuso. Otras, agradecimiento, como “El Panadero”, que canta junto a la gran Silvia Pérez Cruz, y es un canto a la generosidad a todas esas personas que te abren la puerta, como Juan Riera, la persona a la que le dedicaron esta canción, que nace de otra de Cuchi Leguizamón, Zamba para Juan Panadero, y a la que llegó gracias a su amiga, la también compositora, cantante y pianista, Lucía Fumero,
Otras son celebración, como “Benvingudes”, canción con la que suele abrir sus conciertos para dar la bienvenida, y que compuso cuando nació el bebé de una amiga. Y otras, reivindicación, como “Por qué será”, que hace junto a La Tania y Yerai Cortés, y que contrariamente a lo que algunos piensan, no es una canción de amor, sino una canción que reivindica que esta vida rápida de móviles nos está dejando sin lo que verdaderamente conecta a los seres humanos: mirarnos a los ojos, saludarnos por la calle, parar un poco y tomarnos un café mientras compartimos y sonreímos.
Mi admiración hacia esta joven compositora, cantante y trombonista me llevó a seguirla durante octubre por su mini gira andaluza por Málaga y Granada; me faltó Sevilla. Tuve la suerte de asistir a la prueba de sonido en el Teatro Cervantes y de hablar con ella después, minutos antes de su concierto en la ciudad málagueña, donde emocionó y triunfó. Como el periodismo de La Poderío es chup-chup, a fuego lento con mucho amor y dedicación, aquí va esta charla sobre música, vida, familia, aprendizaje, maternidad, belleza, vínculos y mucho más, que recomiendo leer con la banda sonora de sus discos de fondo.
Es la primera vez que haces gira por Andalucía, a pesar de que te hemos visto muchas veces por aquí participando en festivales de jazz como trombonista.
Sí, no sé por qué, pero siempre es como complicado llegar hasta aquí. He venido a tocar muchísimas veces, pero siempre con proyectos que no eran míos. Tenía ganas de estar aquí, me hace mucha ilusión. Venir al sur siempre es algo que amo mucho, le tengo mucho cariño. Tengo la sensación de que es una tierra que tiene mucha musicalidad de por sí, y poder venir aquí, tener un huequito para hacerlo nuestro es una suerte.
La música va en el ADN de Rita Payés, siempre cuentas que en tu familia la música ha estado presente desde bien pequeña pero, ¿cómo se configura en ti tu faceta musical a nivel profesional?
Ha pasado todo de una manera muy orgánica y muy natural. Nadie me forzó a ser músico, pero de alguna forma me fui encontrando en ella. Empecé con la música desde que nací porque la tenía en casa, pero así como estudiarla más en serio, a los siete años me puse a tocar el piano, a los 8 el trombón, y a los 12 o 13 me lancé a cantar. No sé, de a poquito, como todo.
En tus facetas de compositora, cantante y trombonista, ¿hay algo que sea más importante para ti a la hora de crear música o las tres son importantes?
Es verdad que ha tenido un orden. Yo pensaba que era trombonista primero porque era lo que siempre había estudiado con más conciencia, pero después sí que me he dado cuenta de que al final soy más cantante. Bueno, más cantante que trombonista no sé, pero que canto, eso está claro.
Con el tema de la composición me tiré a la piscina más tarde, con el disco anterior, Como la piel (2021). Obviamente ya había compuesto antes muchas cosas pero, ahora pienso que se alimentan las unas con las otras. Puedo componer de una manera porque sé tocar el instrumento y vivo la voz de una forma; y de la misma manera, canto así porque toco el trombón, y toco el trombón así porque canto… Todo va ligado al final, de eso no tengo duda. Se ha dado así, de una manera orgánica.
Vienes del jazz, pero te mueves cómoda en otros muchos géneros como el bolero o la bossa nova, y también cantas en variados idiomas como el catalán, castellano, inglés o portugués. ¿Es algo natural en ti?
Sí, no ha sido una cosa forzada, de hecho lo que se me hace extraño es, de golpe dejar… no dejar, pero sí hacer menos una cosa que había hecho toda mi vida, tocar estándar. Y al final como pasarla rodeada de jazz, todo el rato.
Es tan infinita la música, que al final no te la acabas
Ahora también siento que es un momento de exploración muy importante, que ya hace mucho tiempo que se despertó en mí, pero que ahora estoy dejando más que me invada. Es que es tan infinita la música, que al final no te la acabas.
Claro, y además, has hecho tantas cosas ya, siendo tan joven, ¿hacia dónde crees que vas?, ¿qué te apetece hacer ahora? Porque además de tus trabajos, también has hecho muchas colaboraciones súper chulas con Maro, Silvia Pérez Cruz, Lucía Fumero, Yerai Cortés, C. Tangana...
Lo de mirar el futuro últimamente no lo llevo muy bien. Prefiero poner un poco de presencia en lo que estoy viviendo ahora porque también siento que todo es muy rápido. El disco que estamos presentando ahora salió en julio, o sea, hace nada, ¿sabes? Y ya tengo la sensación de tener que estar otra cosa, sobre todo porque los medios siempre me hacen esta pregunta de “¿qué es lo siguiente?”. Y pienso, pero si hace tres meses y llevo no sé cuánto tiempo trabajando en este este álbum, déjame tocar un rato y disfrutar de esto, y ya te contaré lo que venga después. Como bajarlo un poco, no sé, todos pecamos de esto mucho.
Total, creo que, en general, tenemos que estar más presentes en la vida porque estamos todo el rato mirando al futuro. ¿Qué te mueve a la hora de hacer música? Porque además de los estándares de jazz y de rescatar canciones populares (Algo contigo, Alfonsina y el mar, Eu seu que vou te amar…) creo que hay muchos valores que se repiten en lo que escribes.
Al final son como cositas que a mí me resuenan. Pueden ser solamente porque la belleza ya las hace bonitas, como una canción de amor, que ya es bella por sí misma. Otras cosas son como inquietudes, cosas más cotidianas o imágenes que me monto en mi cabeza y que acaban plasmadas así.
Estoy en un momento en el que no siento esa necesidad de producir y estoy un poco incómoda con eso, porque este movimiento frenético de alrededor te hace sentir que deberías querer producir
Nace como una especie de necesidad extraña. Justamente ahora estoy en un momento en el que no siento esa necesidad de producir y estoy un poco incómoda con eso, porque este movimiento frenético de alrededor te hace sentir que deberías querer producir. Pero bueno, ahí estoy dejándome sentir también.
A la hora de crear, tiene que ser estresante estar pensando todo el rato en producir. También hay que vivir y sentir para escribir o componer.
Claro, existe esa fina línea del artista. Haces lo que quieres pero al final también vives de eso. Entonces, encontrar el equilibrio de realmente hacer eso porque tú quieres y que no exista el factor externo de “tienes que sacar un disco porque necesitas dinero”... Encontrar ahí el caminito de cómo posicionarte. Y digo todo esto desde el privilegio porque soy consciente de que vivir de lo que vivo en el fondo no es tan habitual y es una suerte.
Bueno, te lo has currado muchísimo también.
Sí también, pero no deja de ser un privilegio.
No sé si hay un momento en el que identificas que algo te hizo clic con la conciencia feminista o ha sido algo natural en tu vida.
Siempre me cuesta ponerle palabra a todo esto, pero siento que, de alguna forma, no me he dado cuenta hasta hasta más tarde. Es verdad que me he movido en entornos desde muy pequeña con muchísimas gente, como las big bands, donde me veía ahí sola, o con alguna compañera más, y dieciséis tíos. Pero es verdad que también he vivido experiencias desde mis inicios en las que he tenido la suerte de rodearme con muchas mujeres a las que admiro mucho. Entonces, siento que hay mucho trabajo por hacer, pero también pienso que ya está pasando, que es una cosa a la que hay que dejarle tiempo. Siempre digo la misma tontería, pero si igual que a Miles Davis, le hubiesen puesto una trompeta en las manos a su hermana, habría tenido esa misma oportunidad, y las mujeres de hoy en día ya hubiesen tenido ese referente. Ni siquiera sé si Miles Davis tuvo hermanas, pero es por poner el ejemplo.
Los referentes se están formando ahora... Mentira, porque siempre ha habido, pero es verdad que siempre ha habido pocas. Pienso que ahora se está viviendo un momento complicado. Yo ahora estoy compaginando todo esto con la maternidad, que es un tema muy importante para las mujeres y, guau, me estoy dando cuenta de muchas cosas, de lo heavy que es, de la energía que hay que poner en eso.
Realmente tienes que querer mucho una cosa para seguir con el ritmo y no parar. Se mezclan muchas cosas: de cómo tú quieres criar a tus hijos, de cómo te dejan cuidar a tus hijos, de las pocas ayudas que hay, del privilegio que yo a lo mejor puedo tener porque he sido autónoma y me lo he podido montar como yo he podido.
¿Cómo no hay un poco más de empatía [...] para que realmente las mujeres podamos estar tranquilas y podamos decidir si queremos volver a nuestros trabajos o no?
Pero si no lo fuera, a las 16 semanas hubiese tenido que estar ahí y mi lactancia se hubiera ido a la mierda. Pienso en todas estas cosas y, guau, ¡es increíble! ¿Cómo no hay un poco más de empatía, de empuje para que podamos hacer algo para que esto cambie y para que realmente las mujeres podamos estar tranquilas y podamos decidir si queremos volver a nuestros trabajos o no? Entonces, aparte de eso, yo sí que siento que he decidido seguir trabajando, porque es una cosa que me llena, pero no dejo de sentir que si hubiera como un acompañamiento y un cojín mucho más confortable de saber que si paro dos años no pasa nada, se viviría diferente.
Todo el rato la presión del sistema que te dice que tienes que hacer cosas. Hablando de la maternidad, creo que estás visibilizando que se puede ser madre joven y que se puede ser madre artista trabajadora.
Sí, pero también existe ese doble filo de que la gente te ve como si fueras una superheroína, ¿sabes? Y yo lo veo mucho eso, que me alaban que me vaya de bolo y me lleve a las niñas. Y pienso, sí, hago todo eso, pero luego llego a mi casa y estoy una semana muerta, que no quiero que nadie me hable. Y después me como yo las rabietas de mis hijas y no sé si lo estoy haciendo bien por llevármelas a no sé dónde, porque tampoco lo he visto hacer a nadie. Y tampoco sé si estoy siendo buena madre haciendo eso. O sea, hagas lo que hagas, siempre estás haciendo algo mal también. Hay mil millones de dudas. Desde fuera se romantiza todo eso y es verdad que es muy bonito, pero tener a mis hijas aquí en el camerino, que las pobres no saben ni dónde van a dormir, tampoco me hace sentir súper bien.
Al final todas tenemos mil frentes y no sabes si lo estás haciendo bien nunca. En realidad lo de romantizar la maternidad es una cosa que hay que parar de hacerla y creo que muchas mujeres lo están haciendo ya. Me gusta mucho la relación que tienes con tu madre. ¿Cómo es trabajar con ella? Porque empezaste a contar con ella en tus dos primeros discos y ahora sigue en tu banda.
Ha sido como una especie de sorpresa conocemos un poco desde ahí. Trabajar con ella ha sido como simple porque creo que nos entendemos y al final ha sido bonito porque nos estamos conociendo desde este otro lugar, que la verdad no pensaba que nunca pasaría y ella tampoco. Entonces, estamos como aprovechando eso. La admiro mucho musicalmente y aunque no fuera mi madre, me gustaría tocar con ella.
Ella es increíble. A mí el primer disco me encanta y me gustó mucho que fue como un enlace con mi padre, le envié Nunca vas a comprender y yo sabía que a él le iba a gustar. Pero creo que tu música tiene el poder de unir a muchas generaciones.
Esto es un poco así, la verdad. Y es que los músicos que me acompañan vamos desde los 75 a los 25 años que he hecho yo ahora. Hay como 50 años ahí de experiencias por el medio. A mí me encanta porque al final cuando tocas con gente que ha vivido más, gente que toca mejor que tú, al final tú aprendes, y esto es así y yo lo he vivido desde chica. Siempre he estado rodeada de gente mayor, pero es que al final es así como tú vas haciendo de esponja. Nos siento como una mini comunidad, me gustaría que todo fuera más así, que no importara la edad de todo eso, todos aportamos cosas distintas por el momento de la vida en el que estamos y me parece que eso es lo bonito y genuino.