Estados Unidos
Nadie renuncia a la gran renuncia

El principio del año no ha terminado con las circunstancias que llevan a miles de estadounidenses a abandonar sus trabajos. Detrás de la retórica sobre el dinamismo, se esconde una clave más material: el problema de los bajos salarios.
Vendedores ambulantes en Nueva York - 1
Vendedores ambulantes en Nueva York. Marta Campabadal Graus

Hace casi un año, el concepto de la “gran renuncia” se extendió como la pólvora entre los medios estadounidenses. En 2021, 47,8 millones de trabajadores de Estados Unidos dejaron su empleo de forma voluntaria, según el Departamento de Trabajo. Mientras el 50% de los empresarios dicen que tienen empleos que no pueden cubrir, los trabajadores están en pie de guerra para conseguir mejores condiciones.

Las cifras son muy similares en lo que va de año: 4,4 millones de personas dejaron su trabajo en EE UU y más de 11,3 millones de puestos de trabajo permanecieron vacantes.

El fenómeno se ha extendido a Reino Unido, Australia y Francia pero en Europa el eco de la gran renuncia es el cambio de sector laboral registrado por el portal Linkedin, al que se refería recientemente la CNN. Pero, probablemente, como dijo la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, los países de la UE en su conjunto no están “experimentando nada parecido a la Gran Dimisión”. En España, donde el paro es uno de los principales problemas registrados por los barómetros sociológicos, parece difícil que se dé el fenómeno, si bien el portal de búsqueda de empleo Linkedin ha advertido del aumento de personas que cambian de sector profesional.

El debate no ha sido pasajero en Estados Unidos, donde se ha prolongado desde entonces —y aun cuando las limitaciones provocadas por la pandemia se han mitigado—. Una encuesta reciente de Microsoft muestra que más de la mitad de sus empleados “millenials” o de la generación Z, es decir, el conjunto de personas de 18 a 41 años, asegura que creen que cambiarán de trabajo en el próximo año.

Las personas que dimiten son en su gran mayoría trabajadores de primera línea, como profesionales de la salud, la hostelería, o la educación, así como trabajadores del conocimiento

Hablamos sobre las consecuencias y el futuro de la Gran Renuncia con Ian Cook de Visier, empresa que desarrolla aplicaciones basadas en la nube para trazar estrategias de fuerza laboral, Steve Cadigan, conferenciante y ex vicepresidente de LinkedIn, Annette Flippen, psicóloga y profesora de psicología del trabajo en la New York University (NYU) y con responsables del sindicato de trabajadores del tercer sector, Unite Here.

La pandemia, el detonante

La migración profesional y el hecho de que cada vez las personas cambian de trabajo más a menudo y de forma más abrupta, es una realidad. Aun así, marzo de 2020 marcó un punto de inflexión, que aceleró los cambios.

“En Estados Unidos, las personas se identifican a sí mismas en función del trabajo que tienen”, apunta Steve Cadigan. Por ello, con la pandemia, la gente empezó a hacerse preguntas laborales y, por lo tanto, identitarias. ¿Me gusta cómo paso mi tiempo? ¿Me gusta mi carrera? ¿Puedo compaginar vida laboral y personal? ¿Puedo trabajar desde mi casa? Y esas preguntas desencadenaron cambios. Cadigan también remarca que “el covid ha provocado que las cosas se muevan más rápido y ahora hay más renuncias voluntarias que en cualquier momento de la historia”. Las personas que dimiten son en su gran mayoría trabajadores de primera línea, como profesionales de la salud, la hostelería, o la educación, así como trabajadores del conocimiento.

Desde United Here denuncian que “muchos empleadores están tratando de usar el covid como una oportunidad para eliminar buenos empleos sindicales”

Para Ian Cook, la diferencia en 2020 estuvo en que las personas se iban para no trabajar, abandonando sus culturas de agotamiento y la falta de empatía de algunos empleadores. O bien para crear su propio negocio, o su forma particular de obtener dinero. Mientras que en las crisis anteriores la mayoría de las personas perdían o dejaban su trabajo e iban a otro empleador. “La pandemia nos ha dado espacio para pensar o para ver que nuestras carreras están en peligro y reconducirlas a tiempo”, dice Cook. Asimismo, apunta que la situación actual es inédita en EE UU, porque hay menos personas que puestos de trabajo, a diferencia de lo que pasó con la generación del baby boom. Para Cook, las nuevas generaciones a menudo deciden crear sus propias empresas y no trabajar para otros. Y el covid y el tiempo extra que ha dado, “ha ocasionado que las personas quieran hacer cosas por sí mismas”.

Pero, detrás de la retórica del emprendimiento hay un problema de fondo, que miles de trabajadores del país están denunciando. Lo encabezan movimientos como Fight for $15, que aboga por que se aumente el salario mínimo a $ 15 por hora. Este se fijó por última vez en 7,25 dólares por hora en 2009. El empuje del Partido Demócrata por actualizar el salario mínimo ha perdido fuelle. Hoy en día, el 32% de la población activa —53 millones de personas— cobran menos de los 15 dólares de referencia, y la cifra es mucho más alta en el caso de mujeres, latinos y afroamericanos. Un informe del Instituto de Política Económica citado por Bloomberg señala asimismo que el 17% de los trabajadores con salarios bajos, especialmente personal de hostelería, se ven afectados por una práctica habitual de “robo” por parte de sus empleadores consistente en reducir la base salarial incluso por debajo de los tres dólares/hora para que esta sea compensada por las propinas.

La psicóloga Annette Flippen explica que la pandemia ha afectado sobre todo a los trabajadores como los camareros que son los peor pagados y los que tratan directamente con el público. “Durante la pandemia, estos trabajadores han visto que su salario no justificaba los riesgos que estaban tomando”, afirma Flippen. Los datos lo corroboran, ya que el 40% de los trabajadores que han dejado sus puestos son empleados de restaurantes y hoteles.

Estados Unidos
Venta ambulante Los vendedores ambulantes de Nueva York se organizan para sobrevivir
Designados como trabajadores esenciales durante el confinamiento en Nueva York, los vendedores ambulantes hacen frente a las caras licencias que necesitan para continuar trabajando.

En este sentido, un portavoz del sindicato United Here, sindicato de hostelería y servicios que representa a más de 300.000 trabajadores en los Estados Unidos y Canadá, admite que “muchos empleadores están tratando de usar el covid como una oportunidad para eliminar buenos empleos sindicales”.

Por otro lado, Flippen dice que muchas mujeres tuvieron que renunciar a trabajar porque la carga de atender a sus hijos que estaban aprendiendo de forma remota recayó sobre ellas. De hecho, el número de mujeres que han dejado sus puestos de trabajo durante la pandemia representa casi el doble que los hombres.

¿Es posible retener a los trabajadores?

Flippen habla de la ‘Teoría de Herzberg’, que define como los factores que motivan a un trabajador. Los primeros factores tienen que ver con cosas externas, y son aspectos como el salario, la seguridad en el puesto de trabajo y los beneficios. Los segundos son las motivaciones internas e incluyen el orgullo o el sentimiento de estar logrando algo relevante.

El sindicato Unite Here no se muestra optimista porque aunque han detectado que la falta de trabajadores está ocasionando mejores salarios para los que sí están trabajando, eso es solo una ganancia temporal, que no impide que los trabajadores estén en situación de temporalidad y vulnerables a la inflación y los despidos.

De hecho, este pasado otoño, las huelgas han demostrado el descontento general de los trabajadores del país. Es el caso, por ejemplo, de la huelga de Kellogg’s, donde los trabajadores acabaron ganando, no sin que antes la empresa intentara reemplazarlos con nuevas contrataciones. La compañía reculó tras una campaña de una comunidad de Reddit llamada R/Antiwork, que cuenta con 1.5 millones de miembros.

Ian Cook considera que “a la gente le gusta trabajar, si encuentra un trabajo que le guste y sea significativo para ellos”. En este sentido, los empleados más jóvenes son los que están cambiando ahora, porque durante dos años, debido a la pandemia, muchos han querido mantener la seguridad que tenían. Sin embargo, apunta que no cree que de repente aparezca un ejército de trabajadores en busca de empleo.

Para Cook, la solución a largo plazo pasa por “la intervención gubernamental, con programas de reentrenamiento a gran escala y medios para ayudar a las personas a moverse”. Según Cook, “lo que cambiará es la forma en que el empleador responderá a los empleados”. También apunta que los trabajadores buscan cada vez más tener un equilibrio entre su vida en la empresa y su vida personal y que los empleadores reducirán gastos a través de contratar servicios o talento específico por proyectos, y no trabajadores con contratos indefinidos.

Perfiles diversos

Annette Flippen apunta diferentes posibilidades para las personas que han escogido renunciar a su trabajo. “Hay diversos perfiles: personas que avanzarán su jubilación —entre febrero de 2020 y junio de 2021, ha habido 3,6 millones de nuevos jubilados—, otras que iniciarán sus propios negocios, y otras que se dedicarán a encontrar pasatiempos y formas alternativas de vivir, y no volverán a la oficina”. Sin embargo, Flippen apunta que las personas más jóvenes sin el colchón financiero tendrán que encontrar trabajo en algún momento, pero es posible que consideren cambiar de carrera.


Para Flippen, el mercado laboral en realidad se reinventa y aunque muchas empresas que dependen de los trabajadores presenciales ya no podrán sobrevivir —restaurantes o tintorerías—, otro tipo de compañías que operan en remoto —empresas de reparto— podrán ocupar su lugar. Por último, la psicóloga dice que “la jornada laboral de 9 a 17h seguramente se volverá obsoleta, y el tiempo se organizará por proyectos”. Desde Unite Here abogan por trabajar junto con las empresas para hacer crecer el movimiento laboral y crear empleos estables y de calidad.

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