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Euskera
‘Herri eskola’, la trinchera para ganar la guerra estadística en Iruñea
Cuando ya se ha abierto el plazo de prematriculaciones en las escuelas infantiles públicas de Pamplona, a la plataforma popular HE Gurasoak le falta un último empujón para poder compensar el 70% de plazas en euskera que el Ayuntamiento ha recortado
Esta pasada semana el Ayuntamiento de Pamplona hizo efectivo el anunciado recorte del 70% en las plazas en euskera de las escuelas infantiles mediante la apertura del plazo de prematriculaciones, que se alargará hasta el próximo viernes, para el curso 2020-2021. Con el objetivo de compensar los perjuicios de la medida ha surgido la plataforma HE Gurasoak, apoyada por varias asociaciones del mundo euskaltzale. Además de defender los derechos lingüísticos, la escuela popular o haur eskola tiene como objetivo “denunciar esta situación y aliviar sus consecuencias para recuperar las plazas públicas el curso que viene”.
Por eso, animan a las familias a inscribir por orden de preferencia a sus hijos e hijas en cada uno de los modelos de la red pública que incluyen la enseñanza del idioma local más antiguo, y ofrecen su plataforma como alternativa en caso de no ser aceptadas. Llevan meses trabajando, y han facilitado el correo hegurasoak.harrera@gmail.com, pero les falta encontrar un local adecuado y el último empujón económico antes del 1 de julio, día en que el Consistorio anunciará las solicitudes aceptadas y abrirá el plazo de matriculaciones definitivas. El miembro de la plataforma Iñigo Fernández Otxoa se muestra optimista con el proyecto y ha asegurado que es “factible”.
RECORTE PLANIFICADO
En 2016, el Ayuntamiento de Joseba Asiron duplicó las escuelas infantiles municipales euskaldunes que había en Pamplona. A las dos del norte de la ciudad se le sumaron otras tantas situadas más hacia el sur: Donibane y Fuerte el Príncipe, en Arrosadia, que pasó a llamarse Printzearen Harresi Haur Eskola. En adelante, cuatro escuelas municipales de once ofrecerían educación en euskera. Además, tras 30 años se lograba así dejar de concentrar el aprendizaje del euskera en una zona concreta de la ciudad, según Iñigo, “un arrinconamiento muy planificado desde un punto de vista sociológico”.
A raíz del cambio de modelo en los centros de Donibane y Arrosadia, un centenar de padres que querían evitar que sus hijos se educasen en euskera pidieron el cambio de escuela y, con el apoyo de UPN, PP y PSN, denunciaron al Ayuntamiento argumentando una supuesta “imposición”. Finalmente, la Audiencia de Navarra les dio la razón a los denunciantes en que el procedimiento del Consistorio fue inadecuado. Según explicó la sentencia, la transformación de los modelos que había en Donibane y Arrosadia suponía un “cambio en la planificación y organización” de las escuelas municipales de Iruñea, y no se trataba de una mera “reestructuración”, tal y como la presentó el Ayuntamiento, que pudiera hacerse de un año para otro. En todo caso, la supuesta “imposición del euskera”, que tantas veces repitieron los partidos de la oposición, no aparecía por ninguna parte.
Tras las elecciones municipales de 2019, Enrique Maya tomó el relevo de Joseba Asiron y nombró concejal de Educación, Cultura y Participación Ciudadana a Fernando Sesma, que puso en marcha una encuesta sobre modelos lingüísticos a través de la empresa gipuzkoana Mercatec. Sin publicar los resultados, Navarra Suma concluyó que las plazas en euskera eran “demasiadas” y anunció que las recortaría del 39,4 al 11,9%; o sea, de 371 a 112.
Un centenar de familias que querían evitar que sus hijos estudiaran en euskera denunció, con el apoyo de UPN, PP y PSN, al Ayuntamiento de Asiron
El 6 de marzo, el pleno del Ayuntamiento reprobó a Sesma, con los votos de EH Bildu, Geroa Bai y el PSN, porque el concejal aún no había mostrado los datos del estudio sobre los modelos lingüísticos de las escuelas públicas. El 25 de abril, en mitad del estado de alarma por el coronavirus y tras la reincorporación al trabajo del alcalde Maya después de padecer la enfermedad, Navarra Suma dio a conocer los resultados: el 66% de las familias preferían castellano e inglés; el 22%, solo euskera; y el 7%, solo castellano. Es decir, en la encuesta de la que Sesma ha extraído las conclusiones no cabía la posibilidad de decantarse por un modelo que combinase euskera e inglés; sí, no obstante, por uno de castellano e inglés. Dos opciones de castellano, contra una sola de euskera.
Pero, en caso de abrir el abanico de posibilidades, los porcentajes se volvían bien distintos: el 55% de padres y madres escogerían castellano e inglés; el 13%, solo euskera; el 10%, euskera e inglés; el 5%, euskera y castellano; el 6%, solo castellano; el 2%, otras opciones; y el 1% no expresó ningún tipo de preferencia. Teniendo en cuenta estas respuestas, el 36% de las familias preferiría un modelo que incluyera el euskera; esto es un porcentaje que coincide con la oferta actual.
SON DERECHOS, NO ECONOMÍA
A pesar de ello, en Navarra, ¿es necesario justificar el número de plazas públicas en euskera —en cualquier ámbito además del educativo— según la lógica de la oferta y la demanda? Iñigo Fernández tiene claro que no: “Si una sola familia se queda sin la posibilidad de matricular a su hijo o hija en una escuela infantil euskaldun, no se estarán respetando los derechos lingüísticos. Además, está claro que no hay demanda sin oferta”.
Como la postura del Ayuntamiento no tiene vuelta atrás, HE Gurasoak se dirigió a la Consejería de Educación de Navarra, puesto que esta institución tiene la competencia de cinco escuelas infantiles públicas de Pamplona. Las plazas de los centros de la capital dependientes del Ejecutivo que incluyen el euskera son el 14%. ”Queríamos que el Gobierno Foral equilibrara la balanza tras el recorte del Ayuntamiento”, explicó Iñigo. Pero tal y como ha criticado Euskalgintza, asociación por la difusión de la cultura vasca, la “omisión” de responsabilidades por parte del Gobierno también lo convierten en “culpable”.
“En este caso tampoco ha habido voluntad política”, protestó Iñigo. “Antes de la crisis del coronavirus pedimos juntarnos con todos los partidos, pero de pronto empezó el confinamiento y, aunque hablamos con distintos políticos por videoconferencia, no nos pudimos juntar con nadie del PSN. Ellos dicen que nos llamaron, pero nosotros no recibimos ninguna llamada y todavía estamos esperándoles”, criticó.
Las reuniones no son la única oportunidad que HE Gurasoak ha perdido debido al estado de alarma. Después de que en febrero cientos de personas se manifestaran en Pamplona a favor de sus derechos lingüísticos, la siguiente actividad que la asociación tenía programada para mostrar su fuerza en la calle era una cadena humana que hubo que cancelar. “El confinamiento ha sumado unas dificultades tremendas a las negociaciones, así como a nuestra organización interna”, explicó su portavoz. Hay que tener en cuenta que su asociación pidió retrasar un año la aplicación de la sentencia dictada por el Tribunal de Justicia foral, “pero Navarra Suma, por supuesto, no dio su brazo a torcer”, lamentó.
“Si una sola familia se queda sin poder matricular a su hijo o hija en euskera, no se estarán respetando sus derechos lingüísticos”
La precipitación de los acontecimientos ha obligado a la plataforma a dar cuanto antes todos los pasos necesarios para poner en marcha la escuela popular. “Hemos repartido las labores según tres aspectos: ordenanza, urbanismo y pedagogía. Somos padres y madres, no expertos en estas cuestiones, por eso hemos tenido que hacer un grandísimo trabajo”, explicó Iñigo. Una vez que esos asuntos están cerrados y que tienen un número de padres considerable que respalda su iniciativa, el miembro de la plataforma dice que les falta más financiación y un espacio propicio. “En la medida de lo posible, trataremos de encontrarlo en la zona sur, aunque por ahora no estamos teniendo suerte. Por eso, estamos barajando la posibilidad de contratar servicios de ‘casas amigas’ (sistema que utiliza la propia casa de la educadora como guardería), pero esa opción encarecería considerablemente nuestra cooperativa”. De todas maneras, Iñigo ha anunciado que ya tienen algún local “fichado” y esperan tener todo a punto para antes de julio.
Como las prematriculaciones en las escuelas infantiles públicas han comenzado esta misma semana, podría parecer que la solidaridad de decenas de padres no ha sido suficiente para hacer frente a la “guerra estadística y marginación del euskera por parte del Ayuntamiento”, pero ni mucho menos. De hecho, esta es la filosofía que, en palabras de Iñigo, “hará ganador al euskera”: “No hemos nacido para ser una iniciativa privada. Es por ello que intentaremos ceñirnos lo máximo al sistema público y sabemos que la fecha de caducidad de nuestra asociación tiene que ser el próximo plazo de matrículas. Mientras tanto, animamos a las familias a inscribir a sus hijos e hijas en las escuelas públicas euskaldunes y, en caso de no obtener plaza, a acercarse a nosotros, que estamos con fuerza”.
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El monolingüismo vehicular, sea en euskera o en castellano, es un atentado contra los derechos de los alumnos a una educación pública que les asegure una mínima igualdad de oportunidades de cara al futuro. Si la escuela está para algo es para intentar superar las diferencias sociales y ofrecer la igualdad de oportunidades. La defensa del monolingüísmo vehicular es una absoluta aberración pedagógica cuya reivindicación queda lejos de los principios de la enseñanza progresista y le acerca a las políticas identitarias excluyentes.
El castellano es la segunda lengua más hablada en el mundo, el inglés la tercera, no hay ningún criterio mínimamente pedagógico que las excluyan del sistema educativo. ¿Nadie ha pensado en establecer porcentajes para el multilingüismo vehicular?
El euskera no puede monopolizar la lengua vehicular porque no es una opción pedagógica ni progresista. ¿Quién puede defender, desde la pedagogía, que el euskera sea la lengua vehicular en la enseñanza?. Y esto no es un principio "economicista" sino la reivindicación del derecho de los estudiantes a una educación pública que les permita tener las mismas posibilidades de progreso que el resto de los alumnos independientemente de su origen social.Tiene que tener su porcentaje dentro del sistema educativo como lo debería de tener el castellano y el inglés.
Y se debería de acabar con el régimen de la concertada como primera medida para lograr la equidad social y el fin de los privilegios en la enseñanza. Por cierto, ¿alguien conoce un colegio privado dónde se utilice únicamente el euskera como lengua vehicular?.
A este paso lo único que van a heredar vuestros hijos son vuestros prejuicios culturales.