Extremadura
25 de Marzo de 1936: una apuesta contra la Teoría del Derrame en Extremadura

Comentarios sobre el libro “El día que se levantó Extremadura”, para cuestionar el presente de nuestra región, desde la reflexión de su pasado rebelde y con la mirada puesta en el futuro.
Extremadura. Niños trabajando en el campo. Plan Badajoz
Niños trabajando en el campo. Plan Badajoz
4 mar 2022 11:13

El libro, que se presenta el día 5 de Marzo en el Teatro Cine Juventud de Hervás, nos acerca un relato de nuestra historia alternativo al creado por nuestras élites, que no solo cuestiona la visión unilateral de nuestra pasividad como sociedad, sino que es un incentivo hacia la imaginación de un horizonte alternativo. 

Antecedentes de lucha en Extremadura

En la obra podemos encontrar algunos acontecimientos que ayudan a comprender nuestra historia de resistencia, como el sucedido el 20 de Marzo de 1936, protagonizado por la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, con el asentamiento de 3000 yunteros y 60 000 campesinos que ocupan unas 3000 fincas, o la Germinal Obrera de Badajoz surgida en 1900, que proponía impartir clases para instruir a los obreros o establecer un sistema de Socorros mutuos, antecesores del actual sistema de seguros sociales que lograron institucionalizar la ayuda mutua, al situar como “cuestión social” la necesidad de cubrir necesidades de obreros enfermos, accidentados o en situación de paro. Podemos destacar, también, el Congreso Regional de Sociedades Obreras, con un programa en el que se señalan medidas como son procurar medios para los obreros sean dueños de la producción, estimular la creación de escuelas laicas y centros de divulgación o promover la cultura y la emancipación de la mujer.

Memoria histórica
Memoria histórica Más allá del 25 de marzo de 1936: revolución social y colectividades en Extremadura
Sabemos qué aconteció el 25 de marzo de 1936 en Extremadura. Sin embargo, ¿qué ocurrió después? Un proceso revolucionario único también tuvo su eco en nuestra tierra.

En el terreno de las movilizaciones, es de reseñar la manifestación convocada por la Germinal obrera de Badajoz, que congregó a más de mil personas y que establecía entre sus peticiones la paz universal, la jornada laboral de ocho horas (con ocho horas de instrucción y ocho de descanso), un jornal justo y el cuestionamiento de la desigualdad.

Otro acontecimiento destacable es la Petición de Bienes Comunales realizada por la “Unión” de Fuente de Cantos en 1931, con la intención de recuperar bienes comunales existentes en dicha localidad, hectáreas que fueron enajenadas por las leyes de Desamortización de 1855 y 1856, constituidas en una de las bases de nuestra situación actual: la apropiación y disposición privada de tierras comunales, que hace que seamos la región con el reparto más desigual de la tierra, llegando a un 0’82 en el Índice de Gini de desigualdad ( de cada 100 hectáreas, 82 estarían en manos de unos pocos terratenientes). Esto claramente conecta con el presente desarrollo de nuestra región, siendo la más empobrecida del país y que trataremos más adelante.

Existen además datos que muestran la explosión de asociacionismo obrero fijada en el “Censo electoral Social”, con más de 80 000 trabajadores afiliados a sociedades obreras, o las cifras de afiliados de FNTT y Unión General de Trabajadores (UGT), con 36 673 afiliados en la provincia de Badajoz y 20 708 en la de Cáceres en 1932

Podemos hacer mención también a la huelga de 1934, con proclamas que pedían cumplir las bases de trabajo y legislación (pago del salario mínimo agrícola o el reparto de trabajo), al que se sumaron iniciativas como el establecimiento de créditos agrícolas con fondo de créditos a colectividades arrendatarias que se propusieren rescatar bienes agrícolas. Esto adquiere gran importancia para el medir el marco de referencia en que se encontraba la región en esa época, con una fuerza organizativa importante que confirman los posteriores acontecimientos sucedidos en Marzo y Julio de 1936, cuando unos 81 197 campesinos se asientan en diferentes fincas y ocupan 238 hectáreas según el Instituto de Reforma Agraria(IRA), recogido por el historiador Malefakis.

Existen además datos que muestran la explosión de asociacionismo obrero fijada en el “Censo electoral Social”, con más de 80 000 trabajadores afiliados a sociedades obreras, o las cifras de afiliados de FNTT y Unión General de Trabajadores (UGT), con 36 673 afiliados en la provincia de Badajoz y 20 708 en la de Cáceres en 1932. Cabe señalar, además, que estas sociedades obreras planteaban en su mayoría un orden socioeconómico y político antagónico al capitalismo y el objetivo de socializar la tierra y la industria junto  con la centralidad de cuestiones agrarias con implantación en el territorio. Así mismo, se reclamaba una intervención pública sobre el uso que se aplica a las tierras afectadas por el latifundismo, mediante un Decreto que estableciese el laboreo forzoso o el contrato de un número mínimo de trabajadores en función de las hectáreas poseídas, algo que contrasta con el actual sistema de subvenciones establecido por la Política Agraria Común (PAC), que premia más la mera acumulación de tierras que la utilidad social y el aprovechamiento de esta.

No solo muestra una identidad extremeña combativa, sino que ayuda a transmitir valores que fomentan la confianza en la colectividad, la necesidad de una comunidad que plantee una lucha colectiva

Lo más destacado de todo el libro, además de su relato histórico alternativo, es la fortaleza de la organización social de los “nadie”, que son los que realmente suelen plantear verdaderos horizontes alternativos, dado que asumen el principio de interdependencia como única vía para su propia prosperidad, un principio que está siendo poco a poco dilapidado por el individualismo neoliberal y que necesitamos transmitir desde nuestros pequeños reductos organizativos de resistencia hacia la sociedad en general porque, como decía Kautsky, la introducción de la cooperación en la producción no es posible más que para elementos que nada tiene que perder salvo sus cadenas, que son elementos que la explotación capitalista ha formado en el trabajo en común. Así podemos ver cómo con la lectura del libro, no sólo su muestra una identidad extremeña combativa, sino que ayuda a transmitir valores que fomentan la confianza en la colectividad, la necesidad de una comunidad que plantee una lucha colectiva, frente a al individualismo que exalta la propiedad individual de los medios de producción y que ha dificultado la “intersubjetividad recíproca” como forma de conciencia de pertenencia a un sector de población explotado, que sufre desigualdades en una región que supera el 40% de desempleo juvenil.

Voces de Extremadura
Víctor Chamorro: “Yo he sido castigado al silencio”

A poco más de una semana del 25 de marzo, conversamos con Víctor Chamorro, el intelectual que más ha hecho por recuperar la historia de las luchas campesinas que marcaron el siglo XX extremeño.  

Este trabajo es de vital importancia para entender el maltrato que sufren los habitantes de nuestra región y el modelo de desarrollo capitalista que se ha implementado en ella, que han provocado que seamos una comunidad dependiente dentro de un Estado considerado como céntrico en el desarrollo capitalista. Como señala Palloix en el funcionamiento de la Ley del Valor internacional, el capital actúa mediante la producción de zonas de desarrollo desigual, siendo muestra de ello los múltiples proyectos de Minas de Litio que recorren nuestra región como los de Cañaveral, Villuercas, Valdeflores en Cáceres, Sierra de Gata y la reapertura de otros que funcionaron en el pasado en otras zona de Extremadura.

Llama poderosamente la atención que en una región donde supuestamente se ha asumido la resignación haya sido precisa la intervención de autoridades estatales para frenar el empuje de las demandas populares, como en el caso de la Transición, cuando Martín Villa presionó al Partido Comunista de España (PCE) para que no se incluyese el reclamo de la Reforma Agraria en los Estatutos de autonomía de Andalucía y Extremadura.

25 de Marzo, un hecho histórico que conecta con relaciones sociales del presente

Este texto nos proporciona una visión histórica fundamental para comprender la lucha de ahora, y cómo su ocultamiento o desconocimiento han influido en las articulaciones difusas que tienen lugar hoy en día, como es el caso de las convocatorias sucedidas estos tiempos, en las que confluían en una misma manifestación terratenientes conformados en asociaciones como la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA o La Unión, con otras formadas por pequeños productores, que viven de su trabajo y que no explotan trabajo ajeno, al menos de forma sistémica.

Como señalaba Servolin, los intereses de grandes y pequeños agricultores nos son directamente antagónicos, aunque sí distintos, dado que no hay entre ellos relación directa de explotación que constituye la lucha de clases. Esta lucha de clases de campesinos se encuentra en relación con sectores no agrícolas (Capital financiero, grandes multinacionales de la distribución) que oprimen al campesino. Se podría decir que el motivo del descontento de ambos sectores, que debieran tener un horizonte antagónico, es que ambos son perdedores en el proceso de globalización. Pero conviene señalar, siguiendo a Samir Amín y Kostas Vergopoulos, que el gran agricultor o terrateniente no rechaza en lo esencial la maquinaria capitalista, puesto que él es precisamente uno de sus resultados, como señalamos anteriormente con el proceso de desamortización por el cual la burguesía fue apropiándose de terrenos que no eran de propiedad concreta pero sí de de aprovechamiento comunitario o disposición social, como eran los bienes comunales. Además, conviene señalar que, mientras que los intereses de pequeños productores se encuentran en la mejora de los precios de sus productos para mantener su economía familiar y poder vivir al menos de su propio trabajo, el de los terratenientes es además un interés que se opone a avances relativos en legislación laboral como el Salario Mínimo Interprofesional en el campo, que reduce sus tasas de plusvalía al tener que pagar más a sus empleados.

El capital actúa mediante la producción de zonas de desarrollo desigual, siendo muestra de ello los múltiples proyectos de Minas de Litio que recorren nuestra región como los de Cañaveral, Villuercas, Valdeflores en Cáceres, Sierra de Gata y la reapertura de otros que funcionaron en el pasado en otras zona de Extremadura

De nuevo acudiendo a Amín y Vergopoulos (1980), podemos afirmar que en el proceso de globalización toda oferta de productos agrícolas está regulada por la demanda de sectores no agrícolas. Esto hace que grandes multinacionales, como en caso de Carrefour, con una cuota de mercado del 5% sobre todos los productos que se comercializan, o Mercadona, que llega a acumular un 30% de cuota de mercado en muchos productos que se comercializan en España, tengan capacidad para fijar precios en el mismo. De ahí  que, en numerosas ocasiones, los precios de los productos no alcanzan una cuantía que permita unas condiciones de supervivencia, encontrándonos en ocasiones que el precio de productos como la cereza (0’67 euros el kilogramo, 0’52 o incluso a 0’47 algunas variedades), rara vez alcanza el euro el kilogramo, dificultando la supervivencia de pequeños productores a favor de grandes explotaciones que tienen capacidad de resistir por su mayor volumen de producción.

Como señala Dhoquois, nuestro modo de producción se conforma de elementos que se incorporan al proceso de reproducción del conjunto social. En este sistema los pequeños productores, en cuanto que clase, no se están constituidos hoy día en función del lugar que ocupan en el proceso productivo (personas que son propietarias de medios de producción como es su propia finca y árboles frutales), sino que en el sistema capitalista actual las relaciones de clase vienen marcadas por un conjunto de relaciones sociales y de circulación. De ahí que observemos el proceso de empobrecimiento que sufren los pequeños agricultores, que si bien en épocas anteriores ocuparon una posición de “pequeña burguesía” entendida como clase media propietaria de su propia fuerza de trabajo y ganándose la vida en condiciones de relativa seguridad, hoy día y con el control de la circulación de mercancías por las grandes superficies, con capacidad de presión en el mercado, resulta cada vez más difícil identificar esos rasgos, porque no se controla la distribución de los productos.

Extremadura
25 de marzo: Historia, memoria y esperanza
Este año también es necesario recordar a los miles de hombres y mujeres que un día se alzaron en Extremadura. Un libro sobre dicho acontecimiento verá la luz próximamente.

Contenido histórico contra la Teoría del Derrame

Uno de los horizontes que se plantean en el libro es el de la Reforma Agraria, que retornando Amín y Vergopoulos (1980), persigue el objetivo del mantenimiento de un campesinado independiente, dando tierras a sus propios cultivadores y concediéndoles la cualidad de ser propietarios de su trabajo, suprimiendo además la clase constituida por los grandes propietarios (terratenientes) y quitándoles así la posibilidad de especular en el mercado. Acabando así, por ejemplo, con transferencias como las que dota la PAC a quienes ya poseen grandes extensiones de tierra, independientemente de que las cultiven o no, medida esta conocida como “efecto Mateo” (transferencias de recursos a quienes ya los poseen, que son causa de desigualdad). De esta forma, la Reforma Agraria conseguiría que la totalidad de tierras se pusiera al servicio de los que la trabajan y haría que los propietarios minúsculos no tuvieran la capacidad de imponer precios en el mercado, derivado de su falta de poder. Este tipo de reformas, como señalan Amin y Vergopoulos (1980), no consagra nacionalizar tierras, sino más bien persigue nacionalizar de facto la agricultura, lo que hace que el Estado sustraiga del sector agrícola perverso, la inversión capitalista que lleva a la especulación.

Llama además poderosamente la atención cómo nuestro presidente autonómico pervierte el concepto de “Desarrollo” para hacer una defensa de la Teoría del Derrame, que apuesta por facilitar el enriquecimiento de las capas adineradas con la creencia de que estas, al acumular dinero, crearán trabajo y distribuirán en las capas más bajas

El libro plantea una alternativa al modo de producción actual, que, como señala Faue, consiste en la sumisión formal de la producción agrícola, minera, o incluso el aprovechamiento territorial, a los intereses del capital, asegurando el modo de producción dominante y exclusivo, que asegura sólo la reproducción de formas y relaciones sociales particulares. Muestra de ello es el proyecto de Isla de Valdecañas, que no supone otra cosa que el aprovechamiento del territorio protegido para satisfacer caprichos individuales de una minoría adinerada que no respeta un espacio protegido. Llama además poderosamente la atención cómo nuestro presidente autonómico pervierte el concepto de “Desarrollo” para hacer una defensa de la Teoría del Derrame, que apuesta por facilitar el enriquecimiento de las capas adineradas con la creencia de que estas, al acumular dinero, crearán trabajo y distribuirán en las capas más bajas. Una teoría que ha sido demostrada falsa pero que tanto el actual presidente autonómico como su predecesor, Rodríguez Ibarra, parecen suscribir con su defensa del proyecto de Valdecañas y su ataque furibundo a organizaciones que se oponen a que nuestra región sea utilizada como mercancía, como es el caso de Ecologistas en Acción, que ha litigado para que este proyecto no salga adelante. Tanto es así que ambos han llegado a cuestionar la sentencia del Tribunal Supremo que avala el derribo de las viviendas. Aquí podemos señalar, como hiciera ya Lenin, las contradicciones del capitalismo que, un sistema de producción (estructura), al hacerse cada vez más social y permear y afectar a sectores cada vez más amplios de población e imponer un sistema de dominación, tiene capacidad de rechazar cada vez más la envoltura de relaciones jurídicas (superestructura), a favor de la apropiación privada.

Anclajes para la creación de un Marco que enfrente la situación de dependencia

Con una lectura sosegada del libro, uno puede comprender muchas de las razones del por qué nuestra región ha pasado a representar poco más del 2’5 % de la población nacional y seamos un territorio caracterizado por la emigración todavía a día de hoy. Ya desde que nuestra región, en palabras de Víctor Chamorro, fuera destinada a ser una Mesta, se han ido articulando relaciones que han hecho de nuestro territorio un espacio caracterizado por la dependencia económica. Como subrayan Amín y Vergopoulos (1980), el modo de producción capitalista en el sistema mundial se caracteriza por la sumisión de estructuras existentes a la reproducción del modo de producción basado en la acumulación de capital en zonas centrales. Para ello se sirve de la acumulación de capital en dichas zonas, a costa del sobretrabajo logrado en otras periféricas (esto parece sustanciarse en los casos de propietarios de fábricas agroalimentarias y de fincas, con domicilio fiscal fuera de la región y la falta de industrias de transformación). Además de ello, la falta de sistemas de distribución de productos hace que incluso en los casos de las cooperativas, donde existe una agrupación de socios aparentemente propietarios de fincas y de sus trabajo, no controlen su producción y sean en la práctica dependientes de los designios del mercado, cuyo precio de los productos no refleja el valor real y se ve sujeto a la formación de una tasa de ganancia media por parte de los propietarios de distribuidoras (que presionan cada vez más a la baja a la hora de pagar por los productos).

No es posible la acumulación de capital sin el pillaje de la pequeña producción por parte de la grande, mediante la transferencia de recursos de los pequeños productores a favor de la producción a gran escala

De acuerdo con Preobrazensky, no es posible la acumulación de capital sin el pillaje de la pequeña producción por parte de la grande, mediante la transferencia de recursos de los pequeños productores a favor de la producción a gran escala. Con ello se consigue la transferencia de recursos por medio del sobretrabajo agrícola (en caso de la agricultura) que pasa a manos comerciales. Esto será así mientras no seamos capaces de articular sistemas de producción y distribución alternativos, con centros de distribución que aprovechen los recovecos que nos permite el actual sistema, como es la venta directa de productos excedentes, que vaya acompañada de una diversificación de la producción (no meter todos los huevos en la misma cesta).

Por último, y para terminar, una de las enseñanzas del libro sería la necesidad de articular una organización sindical con capacidad de influir en la configuración de políticas económicas, para lo cual previamente tiene que crecer escuchando las distintas demandas que se dan en mundo cambiante y apostar por la formación de los trabajadores como tarea impostergable, permitiendo llegar a un análisis social más certero de cada situación y dotándose de herramientas cognoscitivas para armar una lucha colectiva.

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