Opinión
Subdesarrollo insostenible y Junta de Extremadura
Qué feliz se sentiría Mussolini si supiera que la propuesta económica del fascio sigue vigente en la Extremadura socialista del tercer milenio.
La alargada sombra del desarrollismo impele el discurso arrogante y soberbio de los defensores de la economía que catapultará a los que para ellos somos un pueblo de zahurderos, incultos y paupérrimos a la luz de lo modernete. Estos salvadores de una Comunidad, que no se merece tanta inteligencia prepotente y autoritaria, determinan en sus despachitos lo que ellos aseguran que las huestes necesitan. Una cuestión de ciencia infusa e inspiración divina, que esos salvadores poseen debido a unos extraordinarios dones.
Recuerdo excelencias dialécticas como las de uno de los padres de la patria extremeña y gobernante campechano, que ilustra lo listos que son unos y lo duretes que somos los otros. Se arrogaba el supuesto derecho del pueblo extremeño a exigir su cuota de contaminación como demanda histórica, cuando en el resto del mundo civilizado empezaba a hablarse de la necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. También escuché su oposición expresa y vehemente hacia la agricultura limpia porque era para ricos, defendiendo a la vez la comida industrial tóxica para votantes pobres, los suyos y los demás, en una demostración espectacular de democracia autoritaria. Hizo girar la pirindola y vino a pararla en el canto que ponía “Veneno para todos”.
A un pueblo que ya ha cumplido la mayoría de edad le sobra tanta demostración de lucidez. Pero es que los argumentos y los discursos del gobierno autonómico de hoy son análogos y consecuentes con la misma visión (tuvieron la oportunidad de enmendarse en la propuesta de Ley de Compra Pública, que convenientemente tumbaron esta misma semana).
Nuestro gobierno de Mérida no cree que las empresas pequeñas y medianas generen la economía que necesitamos las extremeñas y los extremeños
Verbigracia: nuestro gobierno de Mérida no cree que las empresas pequeñas y medianas generen la economía que necesitamos las extremeñas y los extremeños. Sigue pensando que Papá capital tiene que venir a salvarnos, que no podemos sobrevivir sin las multinacionales. Y les llaman, y les facilitan su instalación con los privilegios que no les son concedidos a esas pequeñas y medianas empresas que sí que contribuyen, por ley. Pero para aquellas hay otra ley, la que se ha diseñado a la medida, para atraer y hacerles el caldo gordo a los megalodones financieros. Feo, feo.
Entre tanto, como ejemplo de su modelo macroeconómico, se nos habla de las bondades de contar con un megaproyecto de ocio para adinerados, con casinos y estupendas instalaciones de disfrute y hedonismo, pero para otros. Los aborígenes satisfaceremos nuestra necesidad de disfrute en la periferia del Eurovegas Extremeño.
En un salto mortal con tirabuzón, el gobierno autonómico nos invita a creernos que la sostenibilidad consiste en que compañías multinacionales desplieguen por el territorio inmensas plantas fotovoltaicas, algunas de extensión récord en España, y descomunales instalaciones de aerogeneradores que vengan a decorar nuestras improductivas y deslucidas comarcas serranas, protegidas, ¡anda!, por la Red Natura 2000 de la Unión Europea. El gobierno defiende que nuestros campos son un nicho de mercado para los grandes. Quizás no entiendan que eso también es desarrollista, y si lo entienden entonces no saben qué es la sostenibilidad.
Una azucarera saudí que en realidad es una refinería de azúcar. Parece inocente, pero es que el proceso de blanqueo requiere que, sobre unas melazas que no se producirán aquí, se apliquen 8 o 9 baños en ácido sulfúrico, gran parte del cual acaba en el Guadiana.
Mediante la ley del embudo y también por nuestro bien, quede claro, el gobierno, mientras el sector azucarero al completo se desmantela en el estado español, nos mete industrias que han decidido instalarse aquí porque las poblaciones candidatas que están por delante le han dicho a la empresa que nones, y por las suculentas ventajas regaladas ya descritas. Industrias que van a dar lo que no prometen (hartarán de contaminación nuestro silencioso Guadiana y el aire también nuestro) y no darán lo que prometen (cantidades ingentes de puestos de trabajo bien remunerados y saludables), en otra enésima edición requetecansina del día de la marmota. Una azucarera saudí que en realidad es una refinería de azúcar. Parece inocente, pero es que, !ay!, el proceso de blanqueo requiere que, sobre unas melazas que no se producirán aquí, se apliquen 8 o 9 baños en ácido sulfúrico, gran parte del cual acaba en el río. Otro negocio redondo. En este caso el gobernante ha parado la pirindola en la arista de: “todos pagan”, o sea, nosotros.
En estos mismos momentos se está guisando una “ley para una Administración más ágil en la Comunidad Autónoma de Extremadura” propuesta por el grupo parlamentario PSOE-Siex, que si llega a aprobarse tal cual conseguirá ampliar la boca de la sociedad para que nos quepan con holgura ruedas de molino aunque nos las metan atravesadas, y ampliará las avenidas para que los carros de combate de las corporaciones multinacionales nos ocupen con comodidad. Puro diseño moderno revisado del axioma de la sopa y las tres tazas.
¿Y el despiporre de las docenas de permisos mineros? que, si nadie lo impide, dejarán el suelo extremeño hecho cisco y acabará trasformando nuestro rico terruño en un solar.
Será por nuestro bien y el del progreso mussolinófilo. Pero la paciente población extremeña está empezando a decirles a los gestores (que es en lo que se están convirtiendo los gobernantes) que no.
No habría que admitir que el Gobierno regional o local tuviera en su mano la capacidad de destruir nuestros paisajes, nuestra forma de vida, nuestra memoria histórica, ni nuestro patrimonio.
Cuando a uno le tocan a su madre, y la tierra lo es, no se le puede permitir a nadie actuar con tanta frivolidad y despecho. La clase política dirigente tiene que hablar con la gente a la que representa. Y el asunto es de tal gravedad que no debería existir gobierno que dispusiera de los poderes plenipotenciarios de los que disfruta, exhibe y fomenta el actual; ni habría que admitir que tuviera en su mano la capacidad de destruir nuestros paisajes, nuestra forma de vida, nuestra memoria histórica, ni nuestro patrimonio. No pueden ser una apisonadora, no en nuestro nombre.
No se puede condenar a una comarca porque una ley franquista como es la Ley de Minas de 1973 lo permita. Para ese viaje no hacen falta alforjas. Si la ley justifica tal desmán, lo más democrático e higiénico es que convoquen un referendum. Minas a cielo abierto sí, o minas a cielo abierto no. Sé que la ideología desarrollista no se lo va a permitir, pero es que ahora estamos en los tiempos del desarrollo sostenible, en los que la conservación de nuestra calidad territorial es la clave, en los que los recursos tienen que ser dados en herencia a las próximas generaciones, tiempos en los que hemos de practicar el arte de la "renovabilidad"... Conservación y armonía, futuro y esperanza.
Conciudadanos gobernantes, no gobiernen a la fuerza de la fe en la quimera del desarrollo desde la destrucción, el extractivismo y la rapiña. Eso ya está muy visto, tan visto que hasta la turbamulta hemos dicho: No.
Otros antes que ustedes ya lo hicieron, dejaron su herencia, la del país roto: un Río Tinto en carne viva, un Bierzo pobre, una cuenca minera asturiana despoblada... después de tanta riqueza extraída
Otros antes que ustedes ya lo hicieron, dejaron su herencia, la del país roto (un Río Tinto en carne viva, un Bierzo pobre, una cuenca minera asturiana despoblada... después de tanta riqueza extraída... ¡qué poco les ha quedado!). Y tras esa herencia, ustedes, como ellos, se irán al paro, o a otro trabajo, o al retiro y se pondrán las gafas negras de tapar lo feo.
Los tiempos son otros, van ustedes con 70 años de retraso. Ese tren, que por cierto se estrelló con la humanidad dentro, ya pasó. Esa manera de entender el progreso nos ha dejado un planeta hecho unos zorros y malherido. No se enroquen en su torre de marfil de un cobijo de confort pagado por todos. ¿A alguien le gusta la contaminación, el lecho estéril de una mina a cielo abierto, le gusta un territorio abandonado, por muy gobernante que sea? ¿Tan ético es el fin para que sean aceptados tan terribles medios?
Son otros tiempos. Actualícense. Ahora la sostenibilidad nos lo ha dicho. El objetivo de nuestra civilización será, lo es ya, aplicar medios armónicos, renovables y respetuosos. No habrá progreso con destrucción. No habrá progreso con desarrollismo.
Detrás de cada olivo de la Colonia Agraria de Cañamero están los abuelos. Juntos plantaron uno a uno los 100.000 olivos de la esperanza cuando no había adelantos y sí mucha hambre. Arrancarlo para que una empresa que busca oro haga una calicata es arrancar nuestras raíces y matar nuestra memoria.
Detrás de cada olivo de la Colonia Agraria de Cañamero están los abuelos. No su recuerdo sino ellos mismos. Plantaron uno a uno los 100.000 olivos de la esperanza cuando no había adelantos y sí mucha hambre. Juntos limpiaron a mano el jaral para sembrar la estaca, pensando que su sacrificio serviría para quitarle el hambre a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. Esa ilusión de ver crecer el olivar sigue viva. Fueron ese esfuerzo y sus sudores los que hacen reverdeguear cada hoja, 100 años después. Arrancarlo para que una empresa que busca oro haga una calicata es arrancar nuestras raíces y matar nuestra memoria.
Entiendan que la riqueza más valiosa es a menudo intangible. El recuerdo, la dignidad, la gratitud a los mayores. El paisaje, un olivo, un alma... no cotizan en bolsa. Si para que salgan las cuentas nos tienen que arrancar el alma, piensen qué mundo están haciendo. La vida no es solo economía.
Salgan a los campos, huelan la tierra húmeda, escuchen los cantos de totovías y verdecillos, beban el agua fresca de los veneros de las Villuercas, escuchen el canturreo de las cuadrillas recogiendo aceituna... Y acto seguido viajen a Aguablanca, y métanse en el embudo sórdido de extracción de la mina, y cuéntennos a qué huele, quién canturrea y busquen el manantío muerto.
Volverán a casa, la real que es la de todas, con el corazón roto, porque ver la destrucción destruye.
Les daremos amparo hasta que su alma se recomponga. Y nos entenderán. A las gentes de Cañamero, y de Zahínos, y de Gata, y de la Raya, y de Extremadura.
A sus paisanos.
Eurovegas
Reflexiones sobre Extrema-Vegas
El autor de De EuroDisney a €urovegas. Un paseo por la geografía de la fantasía y la especulación y La piel de toro como trofeo. Sanguijuelas, vampiros, tiburones, buitres, cancerberos y otra fauna, escribe para El Salto Extremadura sobre la Ley Extremeña de Grandes Instalaciones de Ocio (LEGIO), a propósito del (¿frustrado?) proyecto de Eurovegas en la Siberia extremeña.
Medio ambiente
La mayor azucarera de Europa, en Mérida
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