We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Feminismos
Comisión 8M: más de cuarenta años trabajando entre consensos
En 1971 Luisi Acevedo trabajaba en cadena en un laboratorio. Una cadena de mujeres que, entre material y material, hacía circular también información. Primero, en torno a sus derechos laborales. Un día, y con tan solo 19 años, fue detenida a la salida del trabajo y conducida hasta la Brigada Político Social, en la madrileña Puerta del Sol. Su delito: estar organizada. Luego llegaría el feminismo a su vida y a la del resto. Cuenta Luisi que, hasta muy entrados los años 70, no se reconoció como feminista. Y destaca un hito para el movimiento, el primero tras la guerra civil en Madrid: unas jornadas en el Pozo del Tío Raimundo en 1977 convocadas por la plataforma de organizaciones feministas de la época. Una charla en la semi clandestinidad, difundida por el boca a boca, que sería el germen de la primera manifestación del 8M, que tuvo lugar al año siguiente. Y también el germen de la actual Comisión 8M que lleva más de 40 años trabajando para organizar cada año esta marcha. Y no solo. “Trabajamos durante todo el año desde los barrios y los pueblos y el 8M es la culminación de todo el trabajo realizado”, explicaba esta activista, integrante de la Comisión 8M, durante la rueda de prensa que dio a conocer los detalles de la convocatoria de este año.
Luisi, que atiende a El Salto días después de esa rueda de prensa, ha repasado mentalmente sus años de lucha feminista a petición de este medio. Y recuerda que, al principio, los ejes eran la liberación de las presas políticas y el derecho al aborto, así como la emancipación de la mujer más allá de las tareas del hogar. “Yo a la primera mani, la del 78, fui sin pertenecer aún a ningún grupo de la organización. Desde joven sentía que yo tenía que hacer cosas que mi hermano no” explica quien veía que las reivindicaciones que allí se coreaban casaban muy bien con su situación. Era feminista sin saberlo, como asegura. “A finales de los 60 ya se debatía la condición femenina de hijas obedientes y esposas sumisas. En las primeras manis se gritaba algo así como ‘Las amas de casa trabajan todo el día pero luego las llaman mujeres inactivas’”, explica.
Feminismos
8M en Madrid La Comisión 8M de Madrid llama a acudir a su manifestación unitaria “que es la de todas”
La primera manifestación, la del 78, tuvo como recorrido el paseo de Pintor Rosales. Luego ya se consolidaría el camino de Jacinto Benavente hasta Atocha. “A primeros de los 80 me incorporo a la organización de la marcha. Hacíamos debates durante todo el año en la calle Barquillo”, expresa. Y no recuerda ningún momento de ruptura, como el que se ha vivido este año con la convocatoria de otra marcha por parte del movimiento abolicionista autodenominado ‘Movimiento Feminista de Madrid’. “Siempre ha habido diferencias. Pero desde que yo conozco el 8M, ha estado abierto a todas las mujeres. A todas. Y siempre han ido desde las mujeres abolicionistas hasta las mujeres prostitutas. Siempre. Cada una con su pancarta pero en la misma marcha”.
“Siempre ha habido diferencias. Pero desde que yo conozco el 8M, ha estado abierto a todas las mujeres. A todas. Y siempre han ido desde las mujeres abolicionistas hasta las mujeres prostitutas. Siempre. Cada una con su pancarta pero en la misma marcha”.
Trabajo por consenso
El trabajo en torno a consensos ha sido el objetivo histórico de la Comisión 8M. Los debates sobre la abolición de la prostitución no son de ahora. Siempre han existido diferentes sensibilidades a este respecto. Históricamente, mujeres regulacionistas y abolicionistas han caminado juntas durante el 8M. “Hemos buscado siempre lo que nos unía y no lo que nos separaba. Una cosa que nos une es que todas estamos en contra de la trata”, explica Acevedo.
De hecho, trabajar los disensos es una de las tareas en las que la Comisión 8M ha centrado muchas de las energías, tal y como explica Carlota Álvarez, integrante de esta comisión. “Una cosa muy bonita es que trabajamos también el disenso, que per sé no es algo negativo. Se trabaja, se discute, y esto caracteriza nuestra diversidad. Si estuviésemos de acuerdo en todo sería bastante aburrido”, cuenta a El Salto. Y pone un ejemplo: “La primera vez que se planteó hacer una huelga feminista el 8M no causó consenso. Era una estrategia que se le había ocurrido a un grupo de personas y tuvimos que ir trabajándola”, relata.
“Una cosa muy bonita es que trabajábamos también el disenso, que per sé no es algo negativo. Se trabaja, se discute, y esto caracteriza nuestra diversidad. Si estuviésemos de acuerdo en todo sería bastante aburrido”
Carlota llegó a la Comisión 8M en 2016, el año antes de la primera convocatoria de paros laborales —en 2017 parciales, y en 2018 totales—. Venía del Bloque Feminista Estudiantil, una coordinadora que surge tras la manifestación por el día contra las violencias machistas, el 25N, de 2014. “Fue la primera manifestación grande tras las marchas por el derecho al aborto. Se organizaron núcleos feministas y se montó una coordinadora. En 2016 entramos en la organización del 8M y en la convocatoria”, explica quien asegura que se encontró un espacio diverso.
“No recuerdo que fuésemos mucha, 30 o 40, pero esas seguimos actualmente. Había muchísima diversidad, gente mayor, gente joven, gente de la lucha contra los desahucios, trabajadoras domésticas, sindicatos, gente de los centros sociales madrileños, activistas del movimiento feminista autónomo, del feminismo institucional… era el lugar perfecto para formarse en feminismo”, rememora. Un lugar que, recuerda, siempre tenía los brazos abiertos. “Ahora estamos acostumbradas a las asambleas de 300 personas pero aquello era diferente. Era un lugar recogido y acogedor. Llegabas de nuevas pero allí en seguida te integraban. Fue bastante sencillo integrarse, se aprendía un montón y lo que no sabías en seguida alguien te lo explicaba. No recuerdo disensos insalvables”, recuerda.
La ley trans, un debate superado
La plataforma de mujeres que en este 2022 han convocado una marcha paralela, sitúan su oposición a la ley trans como una de las diferencias. Carlota se muestra clara a este respecto. “Las mujeres trans siempre han estado en el movimiento feminista. A la primera reunión que acudí había personas trans y nadie cuestionaba su papel en el feminismo. No creemos que restringir derechos para nadie sea la vía política para conseguir la transformación social. Por eso en nuestro manifiesto hemos incluido que los derechos para las personas trans son un punto fundamental. Pedimos derechos para todas, no solo para unas pocas”, afirma.
Considera además que es un debate que llega tarde. “Yo me he criado en un momento político en el que en mi generación es difícil que alguien cuestione que las mujeres trans participen en el feminismo. Es un debate que viene de actores externos al feminismo y además se plantea cuando el feminismo tiene más potencia. Abrir ese debate en el 2020 con todo lo que se había avanzado no tiene ningún sentido, pertenece a otra época y no ha venido desde el activismo feminista o desde espacios feministas”, advierte.
“Las mujeres trans han formado parte siempre de la asamblea feminista. Nunca ha habido un debate al respecto, estaban ahí, y participaban del movimiento feminista”
Luisi Acevedo, que empezó en la lucha en los años 70, alarga la mirada aún más atrás y asegura que siempre ha habido mujeres trans en la lucha feminista. “Cuando comienzan los debates en la calle Barquillo, a finales de los 70, hay más de cien colectivos feministas. Es un espacio vivo y, entre otras organizaciones, estaba Transexualia. Las mujeres trans han formado parte siempre de la asamblea feminista. Nunca ha habido un debate al respecto, estaban ahí, y participaban del movimiento feminista”, asegura.
Ya estamos en la V asamblea de la Comisión 8M. Empezamos con una dinámica para conocer de dónde venimos. Cuando y quienes han hecho posible el avance del movimiento feminista.#8M2022 #Este8MSeLia pic.twitter.com/XEh0QcG8SA
— Feminismos Madrid (@FeminismosMad) February 27, 2022
El pasado 27 de febrero, durante la V Asamblea de la Comisión 8M de este año, las participantes hicieron una dinámica. Las organizadoras dibujaron una línea del tiempo y cada una de las activistas iba poniendo con un post-it su nombre y el momento en el que cada una de las participantes se integró en la organización del 8M. En esa línea se agolparon recuerdos desde las primeras manifestaciones, escoltadas por policía a caballo, hasta el desborde de los últimos años. Una línea repleta de mujeres diferentes que se han incorporado a la causa en momentos diferentes, lo que es un aliciente de peso para seguir remando todas juntas.
“La diversidad es uno de nuestros puntos fuertes. Ahí está el potencial o uno de los potenciales que tenemos. Otro es que venimos de sitios muy diferentes, nos hemos criado en ambientes muy diferentes. Y esto está bien para proponer cosas transformadoras y rupturistas”, concluye Carlota.