We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Galicia
Un pueblo contra el asfalto: el rural de Vigo se rebela contra una autovía que arrasará su pulmón verde

La mayor parte de las grandes batallas sociales que se han venido dando en Galicia en la última década están atravesadas de una forma u otra por el movimiento ecologista. Más allá de la implantación de industrias de producción de celulosa, más allá de la reapertura de proyectos mineros, más allá de la proliferación descontrolada de polígonos eólicos sin consenso vecinal. Hay otras luchas vecinales menos mediáticas en las que los colectivos afectados son más heterogéneos. Es lo que esta pasando en Bembrive, una parroquia, pero también una entidad local menor de Vigo.
Allí, el plan del Ministerio de Transportes de Óscar Puente, azuzado por el Concello del ubicuo Abel Caballero, pretende construir algo más de diez nuevos kilómetros de la autovía de las Rías Baixas, abreviada como A-52 en los cientos de carteles que proliferan en cada vez más fachadas. Diez quilómetros de asfalto, túneles y, si llega materializarse, horas y horas de tráfico pesado amenazan con partir en dos el barrio y dañar para siempre uno de los pulmones del área urbana más poblada de Galicia.

Si bien es cierto que el ministerio de Puente (PSOE) lleva como segundo apellido Movilidad Sostenible, desde Bembrive en pé, la asociación vecinal que cataliza el malestar de todas las vecinas y vecinos de la zona, ya lo ven como una broma de mal gusto: “En lugar de apostar por un modelo de desarrollo sostenible que contemple soluciones de transporte menos invasivas y más respetuosas con el medio ambiente, el proyecto propone la ampliación de una autopista que ya causó estragos en la zona”, denuncia Roberto Estévez, presidente y portavoz de la plataforma.
El gran argumento utilizado y repetido hasta la saciedad por el PSOE tanto en Madrid como en Vigo —y que ningún otro partido compra— es la alta siniestralidad del actual tramo que une Vigo con Mos y O Porriño, la salida sur de la ciudad. Ese es un hecho innegable que nadie discute. Ahora bien, ni los vecinos de Bembrive ni los de Mos, el otro municipio afectado, están de acuerdo en la que solución pase por más asfalto: “Hablan del actual trazado de la autovía como si hubiese llegado del cielo, como si no hubiese sido una idea del ministerio de entonces (...) ¿Por qué tenemos que volver a tragar los vecinos con esos errores?”, comenta una vecina afecta que, como tantas otras en este y otros conflictos en la ciudad, prefiere no publicar su nombre: “No sería la primera a la que presionan extraoficialmente”.
El argumentario publicado por el Concello de Vigo en sus medios afines —casi todos los que cubren información local— sin apenas espacio para la contestación es pobre y, a menudo, provocador. En los últimos meses, pese a que el proyecto está en plena fase de exposición, el alcalde de la Navidad ha dado por hecho que el proyecto se hará “sí o sí” y ha basado su confrontación con los vecinos en dos ejes fundamentales: la ridiculización de las protestas y las supuestas filiaciones políticas de los afectados.
La ridiculización es la tónica habitual de la argumentación desde esta corporación desde su primera mayoría absoluta y, a decir verdad, poco ha variado: “No nos van a llevar a la época de los carros de bueyes” o “quieren que volvamos a las pallozas” son frases con las que el partido que José Ramón Gómez Besteiro dirige en Galicia viene respondiendo a casi cualquier oposición a la política del cemento y el urbanismo salvaje.
Da igual que sea un vial de tráfico pesado que vaya a atravesar una parroquia para abastecer a una multinacional; la construcción de un centro comercial con la excusa de la renovación de una estación de tren con un ascensor untuoso; o la gentrificación del centro de la ciudad por una estrategia de favorecimiento del turismo de masas. La respuesta siempre es la misma y suele venir acompañada de la acusación sin pruebas de que la mayor parte de las personas afectadas están movidos por intereses de los partidos de la oposición, incluso cuando son antagónicos como el Partido Popular y el BNG. “Si alguien cree que por protestar van a parar la autovía (...) está equivocado”, sentenciaba Caballero hace unas pocas semanas.

Según a la fuente a la que se acuda, el número de viviendas y terrenos afectados varía. Por ahora, solo hay un mapa con el trazado de la autovía superpuesto. De ahí, entre expropiaciones y afecciones directas, podrían deducirse más de medio centenar de familias directamente afectadas, pero el abanico debe ampliarse bastante más por la modificación de las condiciones de vida de las personas que no serían expropiadas y tendrían que ver aflorar una carretera donde ahora hay campo.
“Los residentes de Bembrive y alrededores verán su calidad de vida gravemente alterada”, sostiene el portavoz de Bembrive en pé, que sigue: “El aumento de ruidos, contaminación atmosférica y desaparición de espacios naturales o el aislamiento de núcleos urbanos son solo algunas de las consecuencias que nos preocupan profundamente”.

Este proyecto, denuncian, “prioriza un modelo de desarrollo que no atiende a las necesidades reales de las comunidades locales, agravando las desigualdades entre los territorios afectados”. Las personas residentes en las zonas impactadas “se verán perjudicadas por el aumento del tráfico, la reducción de la calidad de vida y la pérdida de espacios naturales, sin que se propongan soluciones reales para mejorar la accesibilidad o conectividad de forma sostenible”. La ampliación de la autopista representa “una decisión impuesta, sin considerar adecuadamente las demandas y prioridades de la ciudadanía”.
De hecho, tanto Bembrive en pé como DefendeMos exigen la paralización inmediata del proyecto de ampliación de la A-52 con el fin de “evitar el impacto irreversible sobre el medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos”, la creación de un foro de diálogo abierto en el que los vecinos, expertos en urbanismo, ecología y movilidad y las autoridades competentes puedan debatir sobre alternativas viables y sostenibles para la región, sin recurrir a la construcción de una nueva autovía y la promoción de infraestructuras y soluciones de transporte alternativas que respeten el entorno natural, favorezcan la sostenibilidad y mejoren la conectividad sin necesidad de destruir más espacios naturales.
Por otra parte, el Parlamento de Galicia, con la mirada de lado del PSOE de Besteiro a los problemas de la comarca, ha instado al Gobierno español a que libere el tramo de la autopista del Atlántico AP-9, que comparte dirección, para poder solventar rápidamente la problemática planteada por el propio Gobierno. De hecho, mientras que el tramo de la A-52 que se quiere reconstruir tiene picos de hasta 70.000 vehículos al día, su homólogo de pago apenas llega, en el mejor de los casos, a 5.000 vehículos diarios.

Aunque reconocen la dificultad de medir con exactitud la cantidad, cifra en más de 25.000 las alegaciones presentadas al proyecto del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible: “Nuestra protesta es pacífica y respetuosa. Queremos expresar nuestro desacuerdo con el proyecto de manera ordenada y cívica, buscando la reflexión de las autoridades y de la ciudadanía sobre lo futuro de nuestras ciudades y el modelo de desarrollo que queremos para el siglo XXI”, rematan desde Bembrive.
Urbanismo
Un pobo contra o asfalto: Bembrive e Mos rebélanse contra unha autovía que arrasará o seu pulmón verde

A maior parte das grandes batallas sociais que se viñeron dando en Galiza na última década están atravesadas dunha forma ou outra polo movemento ecoloxista. Máis aló da implantación de industrias de produción de celulosa, máis aló da reapertura de proxectos mineiros, máis aló da proliferación descontrolada de polígonos eólicos sen consenso veciñal. Hai outras loitas veciñais menos mediáticas nas que os colectivos afectados son máis heteroxéneos. É o que esta pasando en Bembrive, unha parroquia, pero tamén unha entidade local menor de Vigo.
Urbanismo
Xentrificación Movemento veciñal e urbanismo salvaxe na cidade máis grande de Galicia
Alí, o plan do Ministerio de Transportes de Óscar Puente, azuzado polo Concello do ubicuo Abel Caballero, pretende construír algo máis de dez novos quilómetros da autovía das Rías Baixas, abreviada como A-52 nos centos de carteis que proliferan en cada vez máis fachadas. Dez quilómetros de asfalto, túneles e, se chega materializarse, horas e horas de tráfico pesado ameazan con partir en dous o barrio e danar para sempre un dos pulmóns da área urbana máis poboada de Galiza.

Aínda que é certo que o ministerio de Puente (PSOE) leva como segundo apelido Movilidad Sostenible, desde Bembrive en pé, a asociación veciñal que cataliza o malestar de todas as veciñas e veciños da zona, xa o ven como unha broma de mal gusto: “En lugar de apostar por un modelo de desenvolvemento sustentable que contemple solucións de transporte menos invasivas e máis respectuosas co medio ambiente, o proxecto propón a ampliación dunha autoestrada que xa causou estragos na zona”, denuncia Roberto Estévez, presidente e portavoz da plataforma.
O gran argumento utilizado e repetido até a saciedade polo PSOE tanto en Madrid como en Vigo —e que ningún outro partido compra— é a alta sinistralidade do actual tramo que une Vigo con Mos e O Porriño, a saída sur da cidade. Ese é un feito innegable que ninguén discute. Agora ben, nin os veciños de Bembrive nin os de Mos, o outro municipio afectado, están de acordo en que solución pase por máis asfalto: “Falan do actual trazado da autovía coma se chegase do ceo, coma se non fose unha idea do ministerio de entón (...) Por que temos que volver tragar os veciños con eses erros?”, comenta unha veciña afecta que, como tantas outras neste e outros conflitos na cidade, prefire non publicar o seu nome: “Non sería a primeira á que presionan extraoficialmente”.
O argumentario publicado polo Concello de Vigo nos seus medios afíns —case todos os que cobren información local— sen apenas espazo para a contestación é pobre e, acotío, provocador. Nos últimos meses, malia que o proxecto está en plena fase de exposición, o alcalde do Nadal deu por feito que o proxecto farase “si ou si” e baseou a súa confrontación cos veciños en dous eixos fundamentais: a ridiculización das protestas e as supostas filiacións políticas dos afectados.
A ridiculización é a tónica habitual da argumentación desde esta corporación desde a súa primeira maioría absoluta e, en verdade, pouco variou: “Non nos van a levar á época dos carros de bois” ou “queren que volvamos ás pallozas” son frases coas que o partido que José Ramón Gómez Besteiro dirixe en Galiza vén respondendo a case calquera oposición á política do cemento e o urbanismo salvaxe.
Dá igual que sexa un viario de tráfico pesado que vaia a atravesar unha parroquia para abastecer a unha multinacional; a construción dun centro comercial coa escusa da renovación dunha estación de tren cun ascensor untuoso; ou a xentrificación do centro da cidade por unha estratexia de favorecemento do turismo de masas.
A resposta sempre é a mesma e adoita vir acompañada da acusación sen probas de que a maior parte das persoas afectadas están movidos por intereses dos partidos da oposición, mesmo cando son antagónicos como o Partido Popular e o BNG. “Se alguén cre que por protestar van parar a autovía (...) está equivocado”, sentenciaba Caballero fai unhas poucas semanas.

Segundo a fonte á que se acuda, o número de vivendas e terreos afectados varía. Polo de agora, só hai un mapa co trazado da autovía superposto. De aí, entre expropiacións e afeccións directas, poderían deducirse máis de medio centenar de familias directamente afectadas, pero o abano debe ampliarse bastante máis pola modificación das condicións de vida das persoas que non serían expropiadas e terían que ver agromar unha estrada onde agora hai campo.
“Os residentes de Bembrive e arredores verán a súa calidade de vida gravemente alterada”, sostén o portavoz de Bembrive en pé, que segue: “O aumento de ruídos, contaminación atmosférica e desaparición de espazos naturais ou o illamento de núcleos urbanos son só algunhas das consecuencias que nos preocupan profundamente”.

Este proxecto, denuncian, “prioriza un modelo de desenvolvemento que non atende ás necesidades reais das comunidades locais, agravando as desigualdades entre os territorios afectados”. As persoas residentes nas zonas impactadas “veranse prexudicadas polo aumento do tráfico, a redución da calidade de vida e a perda de espazos naturais, sen que se propoñan solucións reais para mellorar a accesibilidade ou conectividade de forma sustentable”. A ampliación da autoestrada representa “unha decisión imposta, sen considerar adecuadamente as demandas e prioridades da cidadanía”.
De feito, tanto Bembrive en pé como DefendeMos esixen a paralización inmediata do proxecto de ampliación da A-52 co fin de “evitar o impacto irreversible sobre o medio ambiente e a calidade de vida dos cidadáns”, a creación dun foro de diálogo aberto no que os veciños, expertos en urbanismo, ecoloxía e mobilidade e as autoridades competentes poidan debater sobre alternativas viables e sustentables para a rexión, sen recorrer á construción dunha nova autovía e a promoción de infraestruturas e solucións de transporte alternativas que respecten a contorna natural, favorezan a sustentabilidade e melloren a conectividade sen necesidade de destruír máis espazos naturais.
Por outra banda, o Parlamento de Galiza, coa mirada de lado do PSOE de Besteiro aos problemas da comarca, instou ao Goberno español a que libere o tramo da autoestrada da Atlántico AP-9, que comparte dirección, para poder liquidar rapidamente a problemática exposta polo propio Goberno. De feito, mentres que o tramo da A-52 que se quere reconstruír ten picos de até 70.000 vehículos ao día, o seu homólogo de pago apenas chega, no mellor dos casos, a 5.000 vehículos diarios.

Aínda que recoñecen a dificultade de medir con exactitude a cantidade, cifra en máis de 25.000 as alegacións presentadas ao proxecto do Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible: “A nosa protesta é pacífica e respectuosa. Queremos expresar o noso desacordo co proxecto de maneira ordenada e cívica, buscando a reflexión das autoridades e da cidadanía sobre o futuro das nosas cidades e o modelo de desenvolvemento que queremos para o século XXI”, rematan desde Bembrive.