Industria alimentaria
Beneficios empresariales contra la salud pública: así funciona el lobby agroalimentario

El documental ‘Price of Progress’ logra mostrar el lado más íntimo de los lobbistas en Bruselas. Monta y desmonta los argumentos de unos y otros para pedir el fin del veto a los transgénicos, a la vez que muestra la cara de hipocresía de la legislación europea en cuanto a tóxicos: mientras está prohibido producir con plaguicidas peligrosos, sí permite exportarlos y luego importar la producción de alimentos conseguidos con estos.
Aplicación codigo de barras
Una mujer usa el código de barras para conocer los componentes de un producto en el supermercado. El Salto
17 nov 2021 06:05

Este no es un documental más sobre los transgénicos, Monsanto o los lobbies de la alimentación. Esto es un relato sobre cómo los beneficios empresariales y la seguridad alimentaria chocan en la política legislativa a nivel europeo. Una muestra de cómo los alimentos son entendidos de manera muy diferente: como un derecho humano básico o de un producto para especular. Price of Progress permite entender cómo funciona el tira y afloja en el sector de la alimentación, acercándonos cómo nunca al discurso, el hacer y las prácticas de los lobbistas. El director, Víctor Luengo, consigue que los hombres y mujeres que trabajan para las todopoderosas empresas de alimentos y biotecnología se relajen delante de la cámara. “Para mi es uno de los gran valores que tiene este documental, tener a los lobistas así. Cómo se desnudan, acceder a sus despachos”, comenta para El Salto su director, que desgrana las claves de este proyecto personal iniciado en 2013.

Más de cinco años de grabaciones y postproducción que ahora se estrena en salas de varias ciudades españolas. “Me interesaba reflejar cómo las empresas votan y el impacto que tienen en la legislación europea”, comenta Luengo.

El aparente oasis en el que se ha convertido Europa con su veto a los GMO (organismos modificados genéticamente) y a numerosos agrotóxicos, puede ser un espejismo. Por un lado, la legislación europea prohíbe utilizar en los cultivos dentro del territorio ciertos tóxicos, pero no regula lo que se importa o exporta. Una ‘doble vara de medir’ que denuncian desde Ecologistas en Acción. “En concreto, la UE tiene la legislación más potente en plaguicidas. El problema surge que a la vez que prohíbe, no veta su fabricación y su venta a terceros países”, comenta Koldo Hernández, desde esa organización. “Es muy normal —continúa— que haya plaguicidas que se fabriquen en Europa, se vendan en Brasil y haya un retorno en la importación de alimentos. Y es legal. Plaguicidas viajeros que dan la vuelta al mundo”.

“Mientras sigamos tratando los alimentos como una mercancía global, tenemos un gran problema”, explica en el documental Pat Thomas, periodista inglesa y directora de la plataforma de denuncia Beyond GM

Una legislación que a primera vista protege al consumidor pero que contempla numerosas excepciones para levantar las restricciones. Precisamente un informe de Ecologistas en Acción enumera todas las veces que se han usado tóxicos prohibidos en España sin causa justificada. “Las normas químicas europeas están llenas de excepciones, como el artículo 53, que permite utilizar plaguicidas anualmente. Eso hace que en España se utilicen productos como el 1,3 Dicloropropeno, que han acabado siendo uno de los más vendidos”, explica Hernández.

Una legislación que busca la seguridad alimentaria en la teoría, pero que no perjudica los beneficios empresariales. ¿Todos ganamos? “Mientras sigamos tratando los alimentos como una mercancía global, tenemos un gran problema”, explica en el documental Pat Thomas, periodista inglesa y directora de la plataforma de denuncia Beyond GM. “Hemos pasado a que no se trata de alimentar a la gente”, explica Henk Hobbelink, cofundador de Grain y premio Nobel Alternativo en agroecología. “¿La comida es una necesidad o una transacción económica? Son ambas”, zanca en el documental la lobbista de la industria alimentaria y farmacéutica, Natalie Moll.

Coronavirus
Los gigantes de la alimentación se embolsan 18.000 millones mientras el hambre se extiende por el covid-19

Las hambrunas provocadas por la pandemia pueden provocar más muertos que el propio virus, según un informe de Oxfam. Mientras, las mayores empresas de alimentación y bebidas reparten 18.000 millones de euros en dividendos a sus accionistas.

Informes pagados y oligopolios

“Si la idea es que los productos debe tenerlos solo el mejor postor, estamos entendiendo la comida de una manera totalmente equivocada” continúa la activista que explica que todos los argumentos de la industria para justificar los GMO, como que producen más comida contra la hambruna o que los hacen más resistentes al cambio climático, son mentira. Solo es necesario mirar a otros países.

Cuatro empresas (Bayer, Corteva, ChemChina y Limagrain) controlan más del 70% de las semillas GMO mientras que el 75% de las variedades de cultivos del mundo desaparecieron entre 1900 y 2000

“En EE UU ni se ha reducido el uso de pesticidas, ni las cosechas producen más ni han hecho las plantas más sostenibles. Solo es un mercado de patentes”, insiste Thomas. Y los datos le dan la razón: cuatro empresas (Bayer, Corteva, ChemChina y Limagrain) controlan más del 70% de las semillas GMO mientras que el 75% de las variedades de cultivos del mundo desaparecieron entre 1900 y 2000, según la FAO. Si alguien hecha de menos a Monsanto en la lista del oligopolio transgénico es porque en 2017 Bayer compró la empresa pionera en modificación genética. Ocurrió justo después del escándalo conocido como ‘Los papeles de Monsanto’.

A raíz de un juicio en EEUU por los riesgos para la salud provocados por el herbicida RoundUp –nombre comercial del glifosato producido por Monsanto–, el juez del caso decidió desclasificar más la correspondencia interna de la empresa. En las más de 250 páginas se encontraron evidencias de que Monsanto tenía evidencia del potencial mutágeno del glifosato al menos desde 1999. También reveló las prácticas nada éticas o transparentes que la compañía empleaba para lograr la aprobación de las agencias de regulación y seguridad. Entre ellas, fabricar informes favorables que luego eran firmados aunque no redactados por científicos de prestigio a cambio de una suma importante de dinero.

Algo que en España nos suena, ya que en 2016 se desveló una práctica similar en la industria cárnica para contrarrestar el informe de la ONG que advertía del peligro cancerígeno de los productos cárnicos procesados. “Es un tema que nos hubiera gustado tratar también en Price of Progress”, explica el director del documental, que sí que pudo incluir el problema de financiación que muchas universidades y grupos de investigación sufren y que es aprovechado por los lobbies.

“Los eurodiputados españoles tienden a repetir el argumentario de las empresas agroalimentarias”, denuncia Nazaret Castro

Problemas de financiación como el que se encontró el propio Luengo, que explica que el rodaje fue en condiciones muy precarias. Pero lo lograron. Encontraron un financiador que les pedía una sola condición: lograr que algún lobbista hablara a cámara. Y lo logró, en numerosas ocasiones. “Eso fue lo que más me sorprendió —relata—, acceder a ellos. Conocí por casualidad en 2016 a Jean-Philippe Azoulay, que fue presidente de la ECPA, el lobby más importante de pesticidas. Aproveché la oportunidad y él me puso en contacto con Nathalie Moll, actual directora general de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA) y Secretaria de Agricultura de EuropaBio y con Mella Frewen, directora general de Fooddrinkeurope”. De hecho, Price of Progress capta como Frewen se queja de que las normas para evitar conflictos de intereses son demasiados estrictos, lo que hace perder, en su opinión, valiosos científicos y expertos. Aunque ella misma negó tener contacto con las empresas del lobby, meses después de la grabación, la EFSA (la Agencia Europea por la Seguridad Alimentaria) la descartó para un cargo por conflicto de intereses.

Transparencia Vs propiedad intelectual

El momento de falta de credibilidad que vive la EFSA también está recogido en el documental, que cuenta con las declaraciones de su director en este momento, Bernad Url, investigado por su implicación en ‘Los papeles de Monsanto’. Agencias como esta se encuentran en una encrucijada: por un lado deben autorizar los documentos realizando estudios y pruebas, pero su trabajo está limitado por la propiedad intelectual. Así, las empresas sólo ofrecen los datos que consideran y, en base a ellos, las agencias deciden. “El problema es que no tenemos información, en cuanto a seguridad o la sostenibilidad, derechos laborales que hay detrás de cada producto”, explica Nazaret Castro, del blog Carro de combate.

La periodista e investigadora sobre consumo tacha de “rotundamente escasos” los análisis que se hacen a muchos productos antes de darles luz verde para acabar en las estanterías de los supermercados. “No debemos depositar en el consumidor la responsabilidad de informarse, para eso están los Estados. El problema es que la clase política está muy alimentada con las empresas agroalimentarias, un problema especialmente grave en España. Los eurodiputados españoles tienden a repetir el argumentario de las empresas agroalimentarias”, denuncia. Una opinión que Koldo Hernández avala: “España es el país que menos productos analiza, sobre un 5%, mientras que la media se sitúa en el 15%”.

La permacultura, la diversidad de cultivos, rescatar las semillas locales adaptadas y dejar de depender del petróleo para sembrar son las nuevas-antiguas revoluciones

Precisamente el principio de precaución que se aplica en la UE —analizar antes de autorizar y no solo cuando haya sospechas de riesgo— es algo que atacan los lobbies y ponen en duda los activistas y ecologistas. “Los que lo defendemos decimos que no solo es peligroso lo que está avalado por la ciencia de que es peligroso, si no todo aquello que después nos enteramos que también lo era”, explica, a la vez que indica que la ‘trampa’ de este sistema está en medir por separado cada componente potencialmente peligroso y a corto plazo. “Al analizar por separado —detalla Hernández— deja un enorme vacío de cómo se comportan cuando se juntan. No sabemos cuales son las consecuencias de estar expuesto a lo largo de la vida y de manera conjunta”.

Disruptores endocrinos, la toxicidad en todas partes

La conversación con los lobbies de Price of Progress deja palabras claves muy evidentes: beneficios, avance, tecnología y agricultura moderna. Innovaciones que pasan, curiosamente, por los GMO, plaguicidas, fertilizantes y demás. “Productos que llevan más de 40 años en el mercado”, explican desde Ecologistas en Acción. La permacultura, la diversidad de cultivos, rescatar las semillas locales adaptadas y dejar de depender del petróleo para sembrar son las nuevas-antiguas revoluciones para lograr más resiliencia y más productividad en los mercados. Como ilustra el documental Tomorrow que recorre el mundo en busca de soluciones sostenibles. “Debemos cambiar la visión: no ir hacia donde la tecnología permita, si no hacia donde realmente queremos y necesitamos”, explican.

Una visión compartida por Miguel Porta, epidemiólogo de la Universidad de Barcelona. “La tecnología no ha logrado que se produzcan toneladas de alimentos sin toneladas de pesticidas, de hecho, tenemos un problema gordo a nivel alimentación y de salud”, comenta Porta, uno de lo pioneros junto al también epidemiólogo Nicolás Olea, del estudio de los disruptores endocrinos. “Están en las telas deportivas, en el teflón de las sartenes, en la pintura del interior de latas, en los herbicidas como el glifosato, en todo”, explica Víctor Luengo, que alerta de que su análisis desmonta la toxicidad clásica, ya que actúa en unas personas diferente que en otras, alterando las hormonas, afectando más a cuanta menor edad se tiene. “Regular los disruptores endocrinos supondría regular todo el mercado de los plásticos —comenta. Habría que cambiar la industria europea por completo y estaría vetado comprar cualquier producto alimentario de fuera”. De hecho, de momento, solo se ha logrado limitar el comercio de tetinas de biberones con bisfenol-A.

Con estos datos limitarse a comer ‘bio’ parece una gota en el océano de cuidar la salud individual y pública. Entonces, ¿qué hacer? “Hacernos responsables a nivel individual es una de las mayores trampas de estos lobbies”, explica Koldo Hernández, que continúa: “Disminuye las responsabilidad de los Estados, que son los que deben ser garantes del derecho a la alimentación y a la salud. Además de que a nivel ético las respuestas individuales no son aceptables. ¿O acaso tenemos que dividir el mundo entre listos e ignorantes, entre privilegiados que se pueden permitir elegir productos y entre los que no pueden?”. La legislación a nivel europeo y global se muestran como una parada a corto plazo. Empezando por replantearse por qué se prioriza que gran parte de los cultivos no se dediquen al consumo humano —sean empleados en pienso animal, como combustible o para fabricar textiles— o por qué las decisiones sobre la agricultura se toman en países que no producen comida. Muchas dudas que surgen a la hora de valorar el precio del progreso.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Alimentación
OPINIÓN Larga vida a los mercados de abastos
La campaña «Los mercados se mueren» denuncia el declive de este servicio público, a la vez que propone impulsarlos dándoles un papel clave en las políticas alimentarias locales.
Agroecología
Agroecología Cuando llenar el estómago es un acto político
La forma industrial de agricultura y ganadería surgió con el espíritu de producir la mayor cantidad de alimentos al menor coste económico, sin reparar en los daños medioambientales y humanos.
Industria alimentaria
TURISMO GASTRONÓMICO Riqueza privada, financiación pública: los problemas en el modelo de innovación del Basque Culinary
Las inversiones estratégicas del Gobierno Vasco en el mercado global de la comida también están reforzando a las grandes plataformas logísticas, empresas alimentarias e incluso a firmas e incubadoras israelíes de foodtech.
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto como el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Más noticias
Pontevedra
Ecoloxismo Unha investigación revela alta contaminación por nitratos en augas superficiais da comarca do Deza
Os resultados da análise de Ecoloxistas en Acción, con máis de 80 puntos de mostraxe, reflicten concentracións xeneralizadas e moi altas de NO3. Só o 19% das augas superficiais analizadas están “fóra de toda sospeita”.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.