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Los sujetos abandonaron la caverna
para matar animales y comer con sus crías
y mujeres que juntan leña, frutos y semillas.
Los cazadores usan piedras y palos.
Busco y encuentro el despilfarro del horror:
2.718.000:000.000 es el gasto en armas,
un objeto que solo sirve para lacerar y matar...
Pero redondeemos hasta 3.000.000:000 000
(como nos hace el supermercado para cobrar
eso que otro pobre se ha llevado sin pagar)
porque no se incluyen estipendios, gasolina,
maniobras, uniformes, champaña de oficiales,
rancho del soldado, ni propaganda mentirosa.
Con nórdica frialdad, desde Estokolmo,
un Instituto para la Paz nos escupe año tras lustro
las cuentas del derroche por país, alianza y región.
Nos grita esa dilapidación que termina siempre
malbaratando sangre de pobre gente, cantando
loas a tontos heroicos, erigiendo monumentos
a generales burócratas y aumentando dividendos
de Rheinmetall, de Sukhoi que oferta el SU-35
por unos 55 millones, de Lockheed Martin al vender
el moderno F-35 a solo 80 millones. Aunque los tanques
son más económicos y un Merkava solo cuesta
seis millones, pero no se encuentra en el mercado.
Hemos dejado la caverna y olvidado las piedras,
os críos y la reconfortante hoguera para manejar
ellas máquinas de destrucción y muerte por dinero.
oy ya no recolectamos y solo cazamos hombres.
omos asesinos a sueldo en una fábrica o un frente.
Ramón Haniotis