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La Colmena
Litio a cambio de justicia social
Cuando John D. Rockefeller hizo su primer millón de dólares, la Montaña de Cáceres aún estaba dormida. El viento que oteaba la ciudad desde su cima del Portanchito ya avisaba de que algo comenzaba a oler mal en el mundo, y que nadie ni nada puede permanecer ajeno a lo que sucede a nuestro alrededor, por muy lejano que suceda.
Aquello del primer millón sucedió hacia 1870. Fue el capital inicial con el que se fundó la Standard Oil, la mayor extractora de petróleo, un cuchillo clavado bien hondo en el corazón de la madre Tierra. Aún no ha cicatrizado.
Después de la Standard Oil vinieron otras compañías, otras fortunas, otras heridas. Su enriquecimiento corrió paralelo a la lucha por los derechos sociales en Occidente. Pero a la codicia no le gustan los rivales, así que en 1947 sus adeptos fundan la Sociedad Mont Pelerin, el lugar ideal para la familia de filósofos, economistas, plutócratas y demás defensores del neoliberalismo, no solo económico sino de pensamiento, encargados de tejer un ideario común entre las masas que redima a las grandes corporaciones y empresas de sus responsabilidades sociales.
Liderados por Friedrich Hayek, pronto darán como fruto a los mejores hijos de Friedman que haya parido la Historia, desde Pinochet y Margaret Thatcher hasta Trump y Milei. Para tal logro, fue necesario fundar la Red Atlas, Atlas Network, encargada de crear opinión pública dirigida a determinados fines, los suyos. Universidades, medios de prensa, confesiones religiosas, corporaciones culturales, partidos políticos, individuos de relieve y un largo etcétera participan de la idea de que exista una única idea, un pensamiento único, la creencia de que todo desarrollo pasa por la creación de pobreza, destrucción y guerra.
Los logros están a la vista. El desempleo se vive como algo natural, cotidiano; la asistencia sanitaria pública sucumbe ante el negocio de la privada; el cambio climático simplemente se niega, a pesar de la evidencia. Hechos reivindicados mediante el voto a los partidos que los prodigan.
Una de las labores de los Think tank de la Atlas Network es la de convencernos de la importancia de la extracción del litio para un futuro limpio y saludable. Basta echar un vistazo al banner que preside su página web: DeSmog – Descontaminación. Su labor es esencial para cavar cada vez más hondo en la Montaña de Cáceres, donde Extremadura New Energies, filial de Infinity Lithium, ha encontrado un nuevo filón de riqueza, de la que le gustaba a Rockefeller. Dinero sucio a cambio de justicia social.
Ya es hora de que la Montaña despierte.
Amech Zeravla.