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Con la marcha de la industria, arribó el desempleo. La vieja comarca industrial de Sierra Morena es hoy una mancha roja en una provincia tan solo anaranjada. Bailén, La Carolina y Linares, sus principales ciudades, superan el 20% de paro registrado, a pesar de que la capital jiennense ha descendido hasta el 16% en diciembre de 2017.
De los 43.000 parados jienenses, al menos 15.000 se encuentran en la comarca linarense y en el área industrial de la N-IV, que incluye a Andújar. Para Manuel Gámez, presidente de la Cámara de Comercio local, “la provincia está fea, pero la comarca está en la UCI”. Sin embargo, es justamente al paro registrado al que se agarra Ana Cobo, delegada de la Junta en Jaén, para defender que “Linares no es la que está peor”, poniendo como ejemplo a Cádiz. Sin embargo, el dato más demoledor y que fue la chispa de las movilizaciones recientes lo daba el informe de indicadores urbanos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que colocaba a Linares a la cabeza del desempleo español con un 44,5%, con datos de 2016. Algo que la Junta niega.
Una situación que se ve amortiguada por el colchón que representan las prejubilaciones de los extrabajadores de Santana Motor, con un coste mensual de 2,5 millones. “Eso mantiene un nivel de gasto y consumo; de otra manera hubiera sido un desastre social absoluto, porque familias enteras dependen de las prejubilaciones”, comenta Selina Robles, concejala de IU en Linares. Sin embargo, la falta de oportunidades, en especial para la juventud, ha forzado a la emigración. En 2011, año del cierre de Santana, Linares contaba, según datos del padrón recogidos por el INE, con 61.110 habitantes. En 2017 la población descendía hasta 58.449.
“La provincia está fea, pero la comarca está en la UCI”, dice el presidente de la Cámara de Comercio de Linares
Aunque las personas no son las únicas que se marchan. Según el estudio del tejido empresarial de Jaén, Linares pasó de 216 empresas industriales en 2007 a 161 en 2014. Pero la mayor evidencia del cambio en el modelo económico linarense se observa en el tamaño de las empresas. En 2010 tenía una media de 4,4 trabajadores por empresa —por encima de la media provincial, de un 3,4—. Sin embargo, en 2014 la media cayó a 3 trabajadores por empresa, mientras la provincia resistía en un 3,2. En esos cuatro años, Linares perdió 15 de las 20 empresas con más de 50 empleados.
Una situación económica que complica el clima social y agudiza, en opinión del Secretariado Gitano, los conflictos raciales. Los barrios de Arrayanes y El Cerro concentran el mayor número de población gitana, siendo este último el epicentro marginal de la ciudad. La crisis golpea con más fuerza a las minorías. Por eso Eva Lechuga, responsable provincial de la Fundación Secretariado Gitano en Jaén, reivindica “un trabajo específico con la comunidad gitana para acabar con la desigualdad de oportunidades”. Sheila, linarense gitana, defiende que se pongan en marcha “instrumentos específicos para una comunidad con una idiosincrasia completamente diferente a la castellana”. Para la responsable de FSG Jaén, los retos principales a los que se enfrentan son la educación y el empleo, y para ello “hay que trabajar hasta alcanzar el punto cero, es decir, el punto de partida para que todos los ciudadanos estén en igualdad de condiciones”.
¿Voluntad política o coyuntura?
Voluntad política. Son las palabras que repiten Ayuntamiento, sindicatos, partidos de la oposición y movimientos sociales en Linares. La linarense Ana Cobo lo sabe. Delegada de la Junta en Jaén, dos años concejala de Industria y once años directora de la unidad territorial de Empleo y Desarrollo Local y Tecnológico de Linares, es consciente de que todos los tiros van dirigidos hacia la Junta. “Yo sé la respuesta, y es que la única administración que ha dado la cara por Linares, que se ha volcado, ha sido la Junta. El Gobierno central ni ha aparecido por Linares. Claro, cuando no apareces tienes una ventaja, y es que la gente no te demanda nada”.
Fruto de la respuesta institucional tras el cierre de Santana nace, en 2011, el Plan Linares Futuro. Presentado por tres consejeros y los secretarios generales de UGT y CC OO, el plan constaba de tres elementos: atracción de empresas, formación para desempleados y prejubilaciones para santaneros. Sin embargo, la fanfarria con la que se presentó el plan hizo que su caída fuese aún más dura. Todas las fuentes coinciden en que solo lo último se cumplió. UGT incluso demandó a la Junta ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía por su incumplimiento en octubre de 2014.
“El Plan Linares Futuro fue nuestro Bienvenido Mister Marshall. Las empresas y las autoridades se anunciaron, se hicieron la foto pero no se acordó nada. Se priorizó el sostenimiento social por encima del sostenimiento industrial. Pan para hoy y hambre para mañana”, opinan desde la plataforma ciudadana Todos a Una por Linares. Una paz social que no alcanzó para todos los trabajadores del sector industrial clausurado. Los llamados grupos b y c, de empresas auxiliares y los menores de 50 años, aunque fueran santaneros, “quedaron fuera del acuerdo, bajo la promesa de conseguirles un trabajo que muchos de ellos, a día de hoy, siguen esperando”, comenta Ricardo Jiménez, trabajador santanero de la CGT.
El fracaso del Plan Linares Futuro hace que exista escepticismo en torno a la Iniciativa Territorial Estratégica (ITI). Una herramienta europea que permite encauzar los fondos de Bruselas para una estrategia unificada. Sin embargo, la pugna entre PP-PSOE para delimitar el ámbito de la misma, provincial o comarcal, acentúa las dudas. Incluso con la afirmación de la delegada Cobo de que los compromisos sí pueden asumirse ahora “porque la coyuntura económica ha cambiado”.
El alcalde linarense, Juan Fernández, del PSOE, afirma sentirse “totalmente defraudado” por la Junta y lamenta que “el tema de la ITI es un mareo más de perdiz, porque los que llevamos mucho tiempo en esto, si no vemos qué se va a hacer, cómo se va a hacer, cuánto se va a invertir, quién lo va a hacer… todo termina en folios escritos sin ejecutarse”.
“En el reparto del pastel, a Andalucía le toca ser zona de turismo, servicios, tapeo y fiesta”, opina Selina Robles, de IU
De ahí que Fernández, al igual que los sindicatos, reclamen el cumplimiento del Plan Linares Futuro. “Sigue vigente y es una deuda histórica de la Junta con Linares”, argumenta el alcalde. Para la concejala de IU Selina Robles, “la ITI es una cortina de humo para distraernos de un plan serio de reindustrialización”. Una propuesta defendida por IU desde 2010 y aprobada por unanimidad en el Parlamento andaluz en 2014 y en 2017.
La plataforma Todos a Una por Linares, sin embargo, sí se muestra más optimista: “Linares presenta homogeneidad en su necesidad, por tanto, el dinero que venga solo puede ir a fines industriales y empleo”. Si bien apuestan por una ITI comarcal aunque la gestione la Diputación.
Desindustrialización andaluza
A pesar del récord de paro, y de la lucha que ha situado la reivindicación de Linares en el debate estatal, no es la única ciudad que sufre la desindustrialización. El propio alcalde lo reconoce: “Al margen de si tenemos el 35% o el 45% de paro, el verdadero problema es la pérdida del tejido productivo, como también le pasa a El Ferrol, Granollers o Puerto Real. No es un problema exclusivo de Linares, la desindustrialización se está viviendo en otros municipios”.
Un problema que, para la concejala de IU, se ceba especialmente en Andalucía. “La situación de desindustrialización forma parte de las decisiones neoliberales de esta nueva etapa del capitalismo. En el reparto del pastel, a Andalucía le toca ser zona de turismo, servicios, tapeo y fiesta”, opina Selina Robles.
Carlos Arenas, historiador y autor del libro Poder, economía y sociedad en el sur. Historia e instituciones del capitalismo andaluz, ratifica la idea de que existe un proceso de desindustrialización global para Andalucía que no es reciente, sino que lleva siglo y medio. “La participación de las industrias andaluzas en el Estado era de un 24% a mediados del siglo XIX, ahora es de cerca de un 10%”, estima.
Con datos del Anuario Estadístico andaluz, en 2016 el sector industrial empleó a 196.700 personas, frente a los casi dos millones en todo el Estado. Un proceso que Arenas achaca a que “la burguesía andaluza no ha tenido vocación industrial y enterró sus capitales en latifundios”. Argumenta que “las bases del nacionalismo económico español se han orientado hacia la reindustrialización del norte. No les interesa la industria porque configuraría un mercado laboral más rígido”. Su diagnóstico es refrendado sobre el terreno por CC OO. “Yo me he reunido con grandes empresarios y presidentes de bancos. Y me reconocen que no les interesa dar ese poder de negociación a los trabajadores. Interesa la esclavitud de las peonadas, mientras que el sector industrial tiene un fuerte poder sindical”, afirma Francisco Cantero, secretario provincial de CC OO. Un panorama que hace que el profesor Arenas se muestre muy crítico con el papel de la Junta: “Lo que tenemos hoy es lo que teníamos en el franquismo. Seguimos igual. La Junta de Andalucía y el PSOE no ha tenido voluntad o capacidad política de cambiar la trayectoria. Estimular y vertebrar a los pequeños industriales no va en la línea de los intereses de multinacionales ni banca foránea”. De ahí que el historiador reivindique “soberanía económica y energética, alimentaria” para Andalucía.
“Como cuando alguien se te muere, el dolor más grande viene mucho después”, decía la CGT en 2011 tras el cierre de Santana. Una frase premonitoria que encuentra en la enorme y abandonada Casa del Pueblo de la UGT, en el centro de la ciudad, un símbolo de tres declives: la fuerza de la industria, el poder de los sindicatos y el progreso de Linares.