Derecho a la ciudad
Iruñea Capital S.A.

Ahora que nos llega (nos traen), Ikea, Zara a nivel macro, el Hostel de Unzu, etc hay decisiones difícilmente reversibles y cuando se trata de modificar el espacio público, los cambios que se introducen son duraderos y por este motivo exigen una reflexión previa

Iruñea Nola
Kalejira "Se Vende Iruñea Salgai" Ione Arzoz
13 feb 2019 18:00

“El futuro ‘Edificio Zara’ tendrá cinco plantas de oferta textil y pisos de lujo en las superiores”
“Vecinos del Casco Viejo organizan una charla y una concentración contra el hostel de Unzu”
“División entre los grupos ante la posible instalación de Ikea”

(Titulares de prensa)

Chiquita y apañada, así era como definían nuestra vieja Iruñea los Tijuana. Pero, ¿pa’ que quieres más?, apostillaban. Hoy, lamentablemente, parece que podemos dar por extinguido ese saludable gusto por lo pequeño.

Ha cambiado mucho nuestra capital desde aquellos últimos años 80: variantes, parkings subterráneos, grandes superficies, centros comerciales, espacios para el ocio y el espectáculo de masas como Baluarte o Navarra Arena, surgimiento del fenómeno turístico, nuevos núcleos de población en la comarca… Paralelamente hemos visto desaparecer pequeñas tiendas de barrio, puestos en los mercados municipales, salas de cine o librerías; también, cómo se han empobrecido los movimientos vecinales así como las relaciones personales y se han universalizado nuestras formas de ocio y diversión, deteriorando nuestro modelo festivo.

Todo ello no sólo supone un cambio formal de la ciudad sino que conlleva una forma muy distinta de vivir en la misma, pues una ciudad que mercantiliza su espacio público define las relaciones sociales en función del lucro y de la capacidad de consumo en lugar de la convivencia o la cultura. Se avanza así a una ciudad escindida y poco cohesionada en la que conviven la exclusión con la opulencia, la precariedad laboral con un consumo desbocado, las zonas saturadas de hostelería con los barrios-dormitorio o las casas vacías con los desahucios.

Todo este fenómeno es considerado por la práctica totalidad del espectro político como inexorable, por un lado y, por otro, como un bien, pese a sus efectos secundarios nocivos. Tanto a nivel institucional como de calle, toda iniciativa que tienda a la grandiosidad y empuje el desarrollismo parece gozar de una más que buena aceptación. Por ello, es necesario escuchar y valorar aquellas iniciativas populares y vecinales que buscan construir una ciudad en la que se pueda vivir. En este sentido, recientemente hemos podido escuchar la reivindicación de un paso seguro entre Orkoien e Iruñea o el rechazo a la gentrificación en el Casco Viejo.

Por otra parte, es conveniente señalar el potencial de denuncia y de iniciativa (tanto en la práctica como en lo discursivo), que contiene el movimiento okupa en la ciudad. Se han recuperado espacios abandonados, en absoluto desuso, para llevar a cabo en ellos proyectos colectivos en los que la juventud puede practicar unas relaciones horizontales, igualitarias y solidarias que ni el mercado ni un marco legal a él supeditado les posibilitan. Han sido capaces de desobedecer a lo inexorable del progreso y la modernidad, lo que supone una aportación, ofreciendo una forma de imaginar nuevas posibilidades frente a esa ciudad gris, hecha de cemento, gasolina y tarjeta de crédito.

Debemos tener en cuenta que hay decisiones difícilmente reversibles y cuando se trata de modificar el espacio público, los cambios que se introducen son duraderos y por este motivo exigen una reflexión previa. Ahora que nos llega (nos traen), Ikea, Zara a nivel macro, el Hostel de Unzu,… se trata de inclinar la balanza al lado de la mesura, de entender que todos estos proyectos no van a hacer otra cosa que precarizar nuestras formas de vida a nivel urbanístico, laboral, comercial y vecinal. Se trata de recuperar el gusto por lo chiquito y apañado, para todos y todas vivir mejor, mucho mejor.

Arquivado en: Derecho a la ciudad
Sobre o blog
Este espacio pretende dar cabida a la reflexión y al análisis en torno a los derechos sociales y laborales, desde la perspectiva de la precariedad que va invadiendo todas las esferas de nuestras vidas. La espiral, con sus dos sentidos. Por un lado el que nos hunde, desde la precariedad y el paro hacia la exclusión. Por otro lado, el inverso, el cual, desde el rescate, la creación de redes y los logros parciales nos puede llevar a una dinámica ascendente. Nuestro espacio geográfico natural es Nafarroa, lugar desde el que queremos mirar al resto del planeta de forma global.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Ayuntamiento de Madrid
Terrazas en Madrid Nuevo revés a Almeida y su Ordenanza de Terrazas: el Supremo no revisará la sentencia que la anulaba
El Alto Tribunal confirma la anulación de la Ordenanza de Terrazas (2022) del Ayuntamiento de Madrid, sentenciada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. La ciudadanía reclama una ordenanza acordada con las asociaciones vecinales.
Granada
Urbanismo 146.574 m² de solares vacíos en Granada por disfrutar
“¿Y si estos espacios no estuvieran esperando al próximo gran inversor? ¿Y si ya fueran nuestros?”. Esta y otras reflexiones sobre la especulación inmobiliaria, en un proyecto artístico exhibido en el Centro José Guerrero.
Derecho a la ciudad
Opinión Celebrando (que nos perdonen) la vida
Las “Tres Mil Viviendas”, ese wild west patrio, son otra vez protagonistas. Tras un tiroteo entre malhechores el sheriff quiere demoler sus guaridas.
Sobre o blog
Este espacio pretende dar cabida a la reflexión y al análisis en torno a los derechos sociales y laborales, desde la perspectiva de la precariedad que va invadiendo todas las esferas de nuestras vidas. La espiral, con sus dos sentidos. Por un lado el que nos hunde, desde la precariedad y el paro hacia la exclusión. Por otro lado, el inverso, el cual, desde el rescate, la creación de redes y los logros parciales nos puede llevar a una dinámica ascendente. Nuestro espacio geográfico natural es Nafarroa, lugar desde el que queremos mirar al resto del planeta de forma global.
Ver todas as entradas
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.
Palestina
Genocidio La ONG anti-UNRWA lanzada por exespías y marines de EEUU siembra el caos en el reparto de alimentos en Gaza
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) creada a comienzos de este año y vinculada a agentes del ejército y la inteligencia estadounidense ha sido acusada de desaparecer a una persona y disparar a quienes estaban esperando ayuda.
Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.
Madrid
Derecho a la vivienda Victoria contra la Sareb: 16 familias consiguen firmar contratos después de años de lucha
Un bloque en lucha de Casarrubuelos (Comunidad de Madrid) consigue formalizar contratos con el banco malo, al que acusan de actuar “como un fondo buitre”. En Catalunya, diez ayuntamientos apoyan los reclamos de 62 hogares en huelga contra La Caixa.

Últimas

Universidad
Genocidio Las universidades españolas han firmado 44 proyectos con Israel desde septiembre de 2024
Los acuerdos dentro del programa Horizon Europe se han sucedido a pesar de las declaraciones de decenas de universidades de suspensión de relaciones con Israel.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.