Literatura
El regreso de una literatura de clase trabajadora que se resiste a llamarse así

Las ‘novelas de la precariedad’ de autoras que la unen al discurso feminista y de la diversidad y el regreso de cierta ficción obrerista clásica ponen de nuevo de actualidad a la literatura de y para la clase trabajadora, aunque con la pregunta de qué entendemos exactamente por clase en el siglo XXI.
30 ago 2023 06:00

Cuando Alberto Prunetti estaba escribiendo su novela Amianto a ninguna editorial le interesaba. Basada en la vida de su padre, cuenta la historia de un soldador industrial del norte de Italia que tiene que jubilarse a los 57 por culpa de un cáncer de pulmón causado por… bueno, se lo pueden imaginar. Finalmente logró publicarla en 2012 (a España no llegaría hasta 2020) y la crítica de su país la considera hoy en día una de las obras literarias más importantes en italiano de lo que llevamos de siglo XXI. La interpretación del autor es que “en diez años la situación ha cambiado y hoy podemos hablar de una literatura obrera en Italia”.

Prunetti, que domina el castellano, responde a las preguntas de El Salto vía correo electrónico para valorar que “el mérito no es tanto mío como de aquellos trabajadores que se declararon en huelga, alimentaron protestas y conflictos sociales y han ayudado a reconstruir un imaginario de clase obrera”. Y pone un ejemplo: el caso de GKN Florencia, una fábrica de ejes de transmisión para la industria automovilística ocupada por antiguos empleados para impedir un despido colectivo en 2021, en la que ya es la acción de este tipo más duradera de la historia de Italia. En abril de este año, el propio Alberto Prunetti participó en el I Festival de Literatura Obrera de la fábrica ocupada.

Pero, ¿todavía existe la literatura de clase obrera? ¿Está regresando? ¿En realidad nunca se fue? En los últimos años en España hemos visto un repunte innegable de lo que podría llamarse “literatura de la precariedad”, nacida de la anterior crisis y a caballo entre la autobiografía y la novela realista. La actual oleada, además, está protagonizada en su mayoría por autoras de enfoque feminista y/o LGTBI, con ejemplos recientes que no siempre son identificados por ese análisis de clase como Verano sin vacaciones. Las hijas de la Costa del Sol (Piedra Papel Libros, 2023), de Ana Geranios; La mala costumbre (Seix Barral, 2023), de Alana S. Portero; Panza de burro (Barrett, 2020), de Andrea Abreu; Carcoma (Amor de Madre, 2021), de Layla Martínez, o El power ranger rosa (Niños Gratis, 2020), de Christo Casas.

“Sentía que no mucha gente escribía desde mi perspectiva y me impulsaba una especie de responsabilidad por narrar la desigualdad desde dentro”, dice Laura Carneros

Una de esas autoras es la periodista malagueña Laura Carneros, que en 2022 publicó en Caballo de Troya Proletaria consentida, una crónica de la vida precaria de la niñez de barrio andaluz que se convierte en vida precaria de adulta titulada universitaria, en formato diario. “Nació de la necesidad de poner por escrito mis experiencias. Sentía que no mucha gente escribía desde mi perspectiva y me impulsaba una especie de responsabilidad por narrar la desigualdad desde dentro. Es contradictorio, porque por un lado sentía que contar todo esto era necesario, pero por otro pensaba que no iba a interesar lo más mínimo”, reconoce.

En su caso, percibe el encuentro entre la evidente precariedad de varias generaciones con formación académica y la democratización del acceso a la cultura y la autoría gracias a las nuevas tecnologías. “La combinación de esos dos factores hace que haya más textos y miradas que surgen de lugares que antes eran mucho más estancos”. Para las autoras de su perfil —origen familiar obrero, acceso a la universidad y precariedad— cree que se debe a que “nos tragamos lo de la cultura del esfuerzo y solo nos queda el derecho a la pataleta”.

“Prefiero usar el término literatura de la clase trabajadora para las historias de la clase trabajadora escritas por personas de la clase trabajadora y para la clase trabajadora”, afirma Alberto Prunetti

Carneros no ha llamado en ningún momento a su novela literatura de clase obrera, aunque “no me importa que se defina como tal, y si me paro a pensarlo hasta me da cierto orgullo que se vea así”. Prunetti, por su parte, acota el término: “Prefiero usar el término literatura de la clase trabajadora para las historias de la clase trabajadora escritas por personas de la clase trabajadora y para la clase trabajadora. A menudo tenemos historias sobre los pobres escritas por personas ricas de clase media. Por esta razón, como personas de clase trabajadora que escribimos libros, todavía tenemos espacio para mejorar la situación”.

Trabajadores que escriben, trabajadores que leen

Mercedes Comellas, profesora de Literatura de la Universidad de Sevilla, entiende que literatura de clase obrera o “proletaria” son términos que “ya no se acomodan a la actualidad”. “Ya no existe una literatura proletaria como la del siglo XIX, destinada a una clase social específica llamada proletariado. Para que existiese hoy en día habría que ver a qué nos referimos exactamente con clase obrera y entonces analizar los destinatarios de lo que se publica”, explica. En ese sentido apunta que cuando se habla de esa aspiración de literatura obrera “se está entendiendo una literatura popular, que use los recursos de la novela comercial, pero tenga una ideología de izquierdas, como fue parte del folletín en el siglo XIX también”.

Así, por ejemplo, señala casos como el de En la orilla (Anagrama, 2013), de Rafael Chirbes: “Es una novela muy militante de ideas de izquierdas, pero que jamás leería, por ejemplo, una persona con una vida como la de la cuidadora que aparece en el libro”. Lo mismo vale para novelas como Lectura fácil, de Cristina Morales, o la obra de Belén Gopegui, colaboradora de El Salto, o Isaac Rosa. “Hablan de las dificultades de la vida en la sociedad neoliberal, pero las personas que ejercen esa opresión sobre otros son igualmente protagonistas, ¿encaja eso en el ideal de literatura obrera?”, se pregunta Comellas.

“La clase del emisor y del receptor en el fondo son cosas cambiantes, una persona de clase humilde puede iniciarse en la lectura con literatura popular y evolucionar a otra cosa”, advierte Mercedes Comellas

“De todas formas, es difícil establecer barreras fijas que separan un campo de otro, son líneas de separación absolutamente falsas que sirven para organizar pero son mentira. La clase del emisor y del receptor en el fondo son cosas cambiantes, una persona de clase humilde puede iniciarse en la lectura con literatura popular y evolucionar a otra cosa”, advierte Comellas.

“¿Qué significa que un autor sea de clase obrera, solo vale con que tenga ese origen, aunque no escriba sobre ello? ¿Que elija definirse como tal?”, se preguntan los miembros del colectivo Working Class History desde Gran Bretaña y vía videollamada, en una mezcla de inglés, italiano y español. “En Reino Unido tenemos el caso de George Lamming, un autor originario de Barbados que en los años 50 escribió sobre la experiencia de ser de clase obrera y racializado en el Londres de la época. Luego pasó 30 años viviendo como profesor universitario y escritor de éxito, pero escribiendo sobre lo mismo. ¿Seguía siendo clase obrera? O Toni Morrison, la tenemos por una autora poscolonial que analiza la experiencia negra y feminista en Estados Unidos, ¿por qué nunca decimos que escribe sobre ser clase trabajadora? Es evidente que ella lo relaciona todo en su obra, pero se obvia al analizarlo. ¿Es porque fue a la Universidad? Zadie Smith también fue a Cambridge y en su novela NW London, de 2012, describe perfectamente la experiencia de la clase obrera del momento en esa zona de Londres y cómo se buscan resolver problemas y contradicciones en un mundo sin acción colectiva”.

Working Class History es un colectivo británico de historiadores, escritores y activistas dedicado a la recuperación de la memoria de la clase trabajadora. Desde su web, sus redes sociales o sus podcast temáticos tratan temas tan diversos como el papel de las organizaciones obreras en las dos guerras mundiales o los productos culturales por y para los trabajadores en sus diversas oleadas (en Reino Unido: años 30 y 50 del siglo XX y años 10 del actual XXI). Destacan especialmente a Zadie Smith, autora londinense y racializada, originaria del citado North West London que da título a su novela, y que ha tratado las opresiones superpuestas de raza, clase y género en la universidad en obras como Sobre la belleza (Salamandra, 2006).

“La literatura de clase trabajadora actual tiene como denominador… que el trabajo no es tan definitorio de si eres clase obrera o no”, comentan desde el colectivo Working Class History

“La literatura de clase trabajadora actual tiene como denominador… que el trabajo no es tan definitorio de si eres clase obrera o no”, comentan desde WCH. Les parece adecuado conectar esa idea con las ‘novelas de la precariedad’ del sur de Europa, aparentemente alejadas del obrerismo aparentemente más clásico. “En Reino Unido ahora la idea de clase obrera se asocia al barrio en que vives o la cultura popular que consumes. Lo interesante es cómo en la conversación hay muchas definiciones de ser clase trabajadora y la literatura sabe hacerlas confluir”.

Francisco Álvarez, escritor gijonés, traductor de las novelas de Prunetti al castellano y que publica en la misma editorial que él, Hoja de Lata, se ha apuntado más al relato corto o cuento sobre ese obrerismo clásico, con el mundo minero como escenario o referente, especialmente en su libro Cabeza alta, que juega con la idea del orgullo trabajador como eje temático. “En España este género, si lo podemos llamar así, tiene mucha potencialidad pero poco desarrollo aún en comparación con la literatura italiana, francesa o británica. En ensayo tenemos un corpus de publicaciones considerable, pero en narrativa sigue habiendo aún mucho carbón que picar, como diríamos en términos mineros”.

“La literatura, cierta literatura al menos, debe ejercer un poder igualitario e igualatorio entre los seres humanos”, considera Francisco Álvarez

Es un género, el de la literatura, que han trabajado otras autoras asturianas, como la langreana Aitana Castaño, con su “trilogía del carbón” (Los niños de humo, Carboneras y Rastros de ceniza). Para Álvarez, “la literatura, cierta literatura al menos, debe ejercer un poder igualitario e igualatorio entre los seres humanos. Yo milito en ella porque soy un orgulloso hijo de la clase trabajadora: mi padre era azulejista, un obrero de la construcción, y si pude ir a Madrid para estudiar Periodismo en la Complutense fue gracias a los sacrificios que él hizo y a una política de becas que conquistamos en las calles las hijas e hijos de la clase trabajadora en los años 80. Eso es algo que siempre tengo presente a la hora de escribir. Soy lo que soy, como periodista y como escritor, gracias a esa herencia de vida y de lucha, que vienen a ser lo mismo”.

Este obrerismo clásico y con memoria histórica no es incompatible con la interseccionalidad de la nueva generación de autoras españolas y que, de nuevo, el propio Prunetti defiende en la editorial italiana Alegre, una de las pocas en Europa con una colección específica de literatura obrera. “En mis libros parto de mí mismo, una persona de clase trabajadora que también es un hombre, masculino y blanco. Hay otras formas de subordinación que están entrelazadas con la de clase y no las puedo explorar desde mi masculinidad blanca. Así que busqué historias escritas por mujeres personas LGBTQ de clase trabajadora. Ahora nuestro objetivo es encontrar una gran historia que entrelace la clase y la raza escrita en italiano”.

Desde WCH destacan autores de la década de los 2000 que conectan ese obrerismo sindicalista clásico del siglo XX con las actuales luchas a través del ahora reivindicado movimiento antiglobalización, como Anthony Cartwright y su How I kill Margaret Thatcher o D.D. Johnston en Paz, amor y cócteles molotov (Hoja de Lata, 2014). Por otro lado, señalan que “estamos hablando de que la clase social ha vuelto, pero como elemento de vertebración política no existe, es más identitario. Ha vuelto antes a la literatura o a los memes de internet que a la política”.

Cuando preguntamos a Laura Carneros por la posible traducción política de su novela, reflexiona así: “Creo que el humor es la única manera de intentar colar la píldora con azúcar, como hacían Billy Wilder o Chaplin. Pero me conformaría con dar un poco de consuelo”.

Arquivado en: Laboral Literatura
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Feminismos
Feminismos Ana Requena y June Fernández: periodistas, feministas… e intensas
Estas dos comunicadoras comparten amistad, oficio y edad: cumplirán este año los temidos cuarenta. Por fortuna, en las presentaciones del último libro de Ana Requena, ‘Intensas’, las señoras suelen contar que una se libera con los años.
Opinión
Opinión Travestis
La literatura no puede tener como fin la propia literatura porque las palabras siempre dicen cosas por lo que hay que decir cosas con ellas.
Literatura
Día das Letras Galegas As poetas queer ante Luísa Villalta: “A poesía é unha ferramenta para poder cambiar o espazo que habitamos”
Afra Torrado, Cinthia Romero e Lara Boubeta, tres poetas disidentes galegas, xúntanse para reflexionar sobre o seu vínculo coa poesía, a importancia de referentes na literatura e a implicación que ten o Día das Letras Galegas.
Palestina
El 28 de mayo España, Irlanda y Noruega anuncian el reconocimiento oficial de Palestina como Estado
El 28 de mayo, Palestina será oficialmente un Estado para España, Noruega e Irlanda. Los tres países han anunciado esa fecha como la del reconocimiento oficial de Palestina como Estado.
Genocidio
Genocidio Israel llama a consultas a sus embajadores en España y en los países que reconocerán el Estado palestino
El primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, ha justificado su decisión declarando que “no puede haber paz en Oriente Medio sin que Israel y Palestina tengan su propio Estado, es la única solución real al conflicto”.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Una demanda colectiva contra CaixaBank intenta anular 16 cláusulas abusivas en contratos de alquiler
El Sindicat de Llogaters lleva a la justicia a esta entidad financiera, a la que acusa de abusos sistemáticos en pisos de protección oficial levantados con subvenciones públicas por la Obra Social de la Caixa.
Fake news
Investigación Así se financia la desinformación en Murcia: ‘OkDiario’ y ‘EsDiario’, los favoritos de López Miras
El Gobierno murciano ha repartido más de 240.000 euros a medios de desinformación en los dos últimos años. De ellos, Eduardo Inda se ha embolsado casi la mitad y EsDiario 54.355 euros.
Contigo empezó todo
El Salto libros El Salto lanza su propia línea editorial con un libro sobre la otra historia de España
El Salto Libros se estrena con el volumen ‘Contigo empezó todo’, del periodista Eduardo Pérez, otra visión de la historia de España a través de 30 episodios olvidados. Suscríbete y te lo enviamos gratis.
Laboral
Laboral El Consejo de Ministros aprueba la prevalencia de los convenios colectivos autonómicos y provinciales
La medida entrará en vigor el miércoles 22 de mayo cuando el BOE publique el decreto. La prioridad no será de facto: los provinciales solo tendrán prioridad si tienen un convenio autonómico superior o un acuerdo interprofesional previo.

Últimas

Industria
Transición ecosocial El sindicato ELA se prepara para demandar a la multinacional Stellantis por el cierre de la fábrica Mecaner
Considera que Stellantis ha podido vulnerar derechos básicos como la tutela judicial efectiva y la libertad sindical al empujar a los trabajadores a elegir una indemnización que triplica el mínimo y que implica renunciar a una demanda colectiva.
Música
Tendencias “Solo soy una chica”: lo ‘coquette’ y su presencia en la estética musical
Romanticismo y nostalgia son los dos ingredientes que sustentaron el nacimiento de lo ‘coquette’, una tendencia que se apoderó de TikTok desde principios de 2022 y que tuvo su punto álgido en 2023.
Sidecar
Sidecar Un alivio temporal para Assange
El Tribunal Supremo británico ha permitido que Julian Assange recurra su inminente extradición. Washington no ha aportado las garantías para un juicio justo. El Gobierno británico ha hecho de él un “enemigo del pueblo”.
Infraestructuras
Infraestructuras El Ayuntamiento de Donostia descarta la construcción de un parque de surf en Antondegi
El consistorio de la capital guipuzcoana recalificará como terreno rural el área en la que la empresa Wavegarden pretendía colocar una piscina de olas artificiales
Violencia machista
Recortes La precariedad laboral amenaza la atención a las víctimas de violencia machista del País Valencià
Trabajadoras de los Centros Mujer 24h y el Servicio de Atención Telefónica se movilizan “cansadas de promesas incumplidas” y una situación laboral que pone en riesgo su estabilidad y la calidad de la atención.
Más noticias
Tribuna
Tribuna A propósito del Día de la Diversidad, reflexiones abiertas desde el sindicato LAB
El colectivo migrante —heterogéneo y diverso— merece tener reconocidos todos los derechos fundamentales. Y esto aún no sucede en Euskal Herria.
Congreso de los Diputados
Congreso de los diputados Solo el voto en contra del PP evitaría que pasara su primer trámite la ley del PSOE contra el proxenetismo
Al primer partido del gobierno le bastaría una mayoría simple para comenzar el trámite de la propuesta del ley que presentó en solitario al Congreso de diputados. Aún y con ello grupo popular no les regalará el sí directamente en este primer pulso. Sumar hecho público su 'no' ya que considera que la propuesta del PSOE no aborda ninguna solución.
Análisis
Neoliberalismo Aquelarre fascista en Madrid: el auge de la aporofobia
El desaguisado argentino, VOX, Meloni, Le Pen, Trump, Bolsonaro, … son la consecuencia final lógica de un sistema de gobernanza que ya ha fracasado, el neoliberalismo.
Residuos
Investigación Tenemos microplásticos en los testículos
Un estudio publicado en la revista 'Toxicological Sciences' encuentra partículas plásticas en la totalidad de los genitales masculinos de perros y humanos analizados.
Genocidio
Genocidio El Gobierno de Israel compara al TPI con los nazis tras la solicitud de orden de detención contra Netanyahu
Reacciones a la decisión de investigar por crímenes de guerra al primer ministro y el ministro de Defensa de Israel. Hamás y la OLP denuncian que el Tribunal de La Haya equipara a víctimas y verdugos.

Recomendadas

Biodiversidad
Biodiversidad Natura 2000: una red de protección medioambiental amenazada por la agricultura
La pieza central de las políticas de protección medioambiental ha sido incapaz de frenar el avance de la agricultura intensiva en zonas sensibles. Visitamos tres ecosistemas protegidos en España, Portugal y Alemania para comprobar su impacto
Alemania
Extrema derecha “Es imposible confiar en el Estado alemán y su policía en la lucha contra los neonazis”
En Alemania, el movimiento antifascista se enfrenta a una oleada de represión, mientras que las elecciones de septiembre auguran la victoria del partido de extremaderecha Alternativa para Alemania en diferentes estados.
Feminismos
Feminismos Ana Requena y June Fernández: periodistas, feministas… e intensas
Estas dos comunicadoras comparten amistad, oficio y edad: cumplirán este año los temidos cuarenta. Por fortuna, en las presentaciones del último libro de Ana Requena, ‘Intensas’, las señoras suelen contar que una se libera con los años.
Migración
Migraciones Patera vacía: navegando en la necropolítica migratoria
Seguimos a un grupo de gente que se resiste a aceptar el designio de la suerte y del azar que hace que haya víctimas o supervivientes de manera injustamente aleatoria.