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Madrid
Integradoras de colegios de Madrid demandan al gobierno de Ayuso por obligarlas a realizar otras funciones
Laura Martínez y Marta Fraile son Técnicas Superiores de Integración Social (TSIS) y representantes de CGT-FETAP (Administración Pública). Trabajan en los colegios de la Comunidad de Madrid atendiendo a alumnos con necesidades especiales. Forman parte de las aulas TEA, aulas de apoyo para el alumnado con Trastornos del Espectro Autista, y también trabajan con niños y niñas con trastornos de conducta. Están contratadas por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid para realizar labores durante el horario lectivo, pero explican que, según las cifras recabadas por su sindicato, en el 90% de centros escolares de la región, gobernada por Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular), ordenan a estas profesionales a quedarse en el comedor para ser apoyo de los niños y niñas con los que trabajan en el aula. Por ello, y en su representación CGT ha interpuesto una demanda colectiva contra la consejería ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid el pasado 24 de septiembre. Este nueve de octubre era el acto de conciliación. “No se ha presentado nadie de la Comunidad de Madrid por lo que ahora iremos a juicio”, relatan.
“Las direcciones nos obligan a entrar en el comedor escolar. Nuestra titulación, una FP de grado superior, no nos habilita para realizar ciertas cosas, como la introducción de alimentos que pueden dar alergias a los alumnos, dar de comer adecuadamente… no estamos formadas para ello”, explica Laura Martínez, que incide en la necesidad de una habilitación para manipular alimentos. Pero ese no es el único problema. “El horario del comedor coincide con la hora de coordinación de los equipos de atención a alumnos con necesidades especiales y de atención a familias. Si tienes que estar en el comedor te excluyen de la coordinación y de las reuniones con las familias, de formar parte del equipo del que se supone que formamos”, expresa Marta Fraile.
El comedor escolar está en manos de empresas privadas
A ello se suma que el apoyo a comedor está fuera de sus funciones y si les sucede algo durante este tiempo no están cubiertas. El Decreto 77/2021 del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid deposita las labores de comedor en manos de empresas privadas que son las que deben de contratar a personal para atender durante este tiempo a todo el alumnado, con perfiles especiales para los alumnos con necesidades. En ese mismo decreto se establece que “dicho personal dependerá exclusivamente de la empresa contratada”.
Las labores de comedor están en manos de empresas privadas que son las que deben de contratar a personal para atender durante este tiempo a todo el alumnado
“El servicio de atención educativa, apoyo y vigilancia a los alumnos comensales durante el servicio de comedor escolar y en los períodos anterior y posterior al mismo será realizado, de acuerdo a lo establecido por los pliegos de cláusulas administrativas particulares y de prescripciones técnicas, por la empresa adjudicataria”, se lee en dicho decreto.
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“Como integradoras entendemos que los centros educativos están discriminando a los alumnos con los que trabajamos porque no les están dando el servicio de comedor por el que están pagando ya que no contratan personal para que les atiendan” insiste Martínez.
No tienen reguladas sus funciones
De fondo, una ausencia de regulación de su profesión y un desconocimiento en sus funciones. “Más de 17 años en activo y todavía hay quien nos pregunta si somos las que cambian pañales”, denuncian estas profesionales en una carta enviada por la Plataforma Defensa Alumnado TEA.
“Más de 17 años en activo y todavía hay quien nos pregunta si somos las que cambian pañales”, denuncian estas profesionales
En esta misiva explican que ni siquiera sus funciones están reflejadas de forma oficial en un documento, en una situación que califican de “auténtica vulnerabilidad, desamparo y desprotección” que cristaliza en que en cada centro realizan tareas diferentes, mientras defienden que su figura “no es un recurso puntual, ya que la continuidad y la permanencia de nuestra figura supone ser la persona de referencia de los alumnos con los que trabajamos”.
“No somos una figura integrada en el equipo. Si nosotras no estamos integradas nunca vamos a poder integrar al alumnado con el que trabajamos”, concluye Laura Martínez.