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Memoria histórica
Las familias de tres anarquistas recuperan sus cuerpos 86 años después de ser asesinados en Navarra
Ugaitz Sáez mira con un ojo al móvil. Con el otro, está atento a que su madre y abuela estén cómodas. Él fue quien dio la voz de alarma en la familia cuando navegando por Instagram se encontró con el llamamiento de la asociación Aranzadi y del Gobierno de Navarra de que estaban buscando a los familiares de los cuerpos que habían exhumado en el cementerio de Berriozar (Navarra). “Allí estaba mi cuarto apellido, Mardones, y los datos coincidían con lo que me había contado mi familia, así que avisé a mi madre y ahí empezó todo”.
Ese todo es “lo del palito”, explica Maria Carmen Mardones, haciendo referencia a la prueba de ADN que les han realizado para poder comprobar que la identidad de los restos hallados coincide con los de su familiar. La prueba de ADN fue en 2022 y, tras varios años de espera, “por fin nos dan su cuerpo”, explica emocionada mientras sostiene, sentada en su taca-taca, la caja con los resto de su tío Tomás Mardones, anarquista de la CNT, carpintero y jugador de Deportivo Alavés.
“Primero lo llevaremos al cementerio de Vitoria y lo enterramos en el panteón familiar, donde siempre tuvo que estar”, Mari Carmen Mardones
“Quiero contactar con el club de fútbol para que hagan algo y sepan su historia”, dice Ugaitz Crespo, pero Maria Carmen Mardones le recuerda que “primero lo llevaremos al cementerio de Vitoria y lo enterramos en el panteón familiar, donde siempre tuvo que estar”. A Tomás Mardones lo ejecutaron el 1 de noviembre de 1936, después de que intentase huir del fuerte de San Cristóbal, una de las cárceles franquistas más inhumanas. Lo asesinaron, lo llevaron a una fosa común del cementerio de Berriozar y allí ha permanecido 86 años enterrado, lejos de su familia y sin reconocimiento alguno.
El 22 de mayo de 1938, casi 800 presos antifascistas trataron de huir del fuerte de San Cristóbal, una de las cárceles franquistas más inhumanas
El Gobierno de Navarra entregó ayer los restos exhumados a los familiares de tres de los presos que estuvieron recluidos en aquel penal: Tomás Mardones, Tomás Nache y Segundo Hernández. No se sabe el número exacto de presos que fueron recluidos allí, pero sí que el 22 de mayo de 1938 casi 800 de ellos intentaron huir, cuando después de cenar consiguieron desarmar a los guardias y escapar poniendo rumbo a la frontera con Francia. Sin embargo, solo tres de ellos pudieron atravesarla mientras los franquistas detuvieron a 585 y ejecutaron a 207.
En la fosa del cementerio de Berriozar, la Sociedad de Ciencias Aranzadi identificó en 2022 a 21 de ellos, pero no han podido localizar a todos los familiares y tampoco se tiene conocimiento de todas las fosas que hay distribuidas por Navarra. El Gobierno de Navarra, a través de su Plan de Exhumaciones, ha hecho público el nombre del resto de los identificados y pide que se le haga llegar cualquier información que permita abrir nuevas fosas, para lo que ha habilitado un correo electrónico.
El Gobierno de Navarra ha hecho público los nombres del resto de identificados y pide información a los familiares para poder abrir nuevas fosas
Alegría entristecida
Aunque Maria Carmen Mardones tiene problemas de movilidad no duda un segundo en decir que sí cuando le proponen que, tras el acto, se acerquen al cementerio de Berriozar a ver el lugar donde estaba enterrado su tío Tomás.
Al cementerio va junto con la familia de Tomás Nache, tocayo de nombre de su tío y compañero de militancia anarquista en la CNT, quien ingresó en el fuerte de San Cristóbal el 22 de junio de 1936 y participó en la fuga. En la cara de los familiares de Nache se nota más cansancio que en la del resto, y es que han viajado desde Almería, de donde es originario, para recoger los restos: una caja marrón con el nombre de su familiar, un ramo de flores y un cuadernillo con el informe de exhumación. La sobrina de Hache no se separa de ellos y no ha dejado de llorar durante todo el acto porque no solo siente que se hace justicia, sino que la entrega de los resto le ayuda a poder hablar: “En mi casa no se habló, todo era silencio por culpa de la guerra”.
En algunas familias, el silencio ha sido un mecanismo para hacer frente al dolor y la impunidad, y también la única manera que han encontrado para pasar el duelo por la muerte de un familiar del que no tienen su cuerpo ni saben dónde está. En otras, sin embargo, las ansias de encontrar respuesta y justicia les han llevado a romper con todos los silencios incómodos. Por eso, “hoy es un día triste y alegre a la vez, porque tenemos a nuestro tío, pero todavía quedan muchos por encontrar”, remarca con la emoción contenida María Carmen Mardones, que aunque muestra orgullosa los restos de su tío Tomás, no olvida que su otro tío todavía sigue desaparecido.
Según datos del Ministerio de Política Territorial y Memoría Democrática, en el Estado español se han identificado, al menos, 2.591 fosas comunes en las que se han contabilizado más de 120.000 víctimas. Además, España es el país del mundo con más fosas comunes, sólo superada por Camboya, lo que hace que la deuda pendiente con los familiares y la memoria siga vigente.
Reivindicación y recuerdo
La emoción contenida de Maria Carmen Mardones, la sobrina de Tomás, se mezcla con la rabia politizada de Lander García, sobrino nieto de Segundo Hernández, que fue exhumado en 2015 en la fosa de Elía, cerca de Pamplona. Como sus compañeros del día, Segundo también era anarquista y tenía 19 años en el momento de la fuga. Su sobrino nieto ha sido el encargado de hablar en nombre de la familia en el acto institucional de entrega de los restos. Su tía, Hilaria Hernandez, la hermana de Segundo, le observaba orgullosa porque “es muy peleón” y asiente cuando él deja un recado a las instituciones: “Que sigan buscando y que se doten de los recursos que sean necesarios”.
Ella es una mujer sin hijos, lo que en aquella época era muy rupturista, así que han sido sus sobrinos los encargados de avisarla de que habían encontrado a su hermano. Se ha vestido elegante para la ocasión y asegura que no tenía muchas esperanzas de llegar viva a este momento. Tiene 97 años y cuando detuvieron a su hermano solo tenía nueve, pero recuerda a la perfección el momento porque “me mandaron a Salamanca con unos familiares. En casa había mucha tristeza porque detuvieron a mi hermano y mataron a mi padre”. Su sobrino, Lander García, ha cogido el testigo familiar y ahora está implicado en distintas causas por la memoria antifranquista, porque “aunque esta es nuestra historia familiar, también es la historia colectiva, política y militante de toda una generación comprometida, soñadora y represaliada” expresa desde el atril mientras de reojo mira con respeto la caja que alberga los restos de su tío Segundo.
La vicepresidenta y Consejera del Gobierno de Navarra, Ana Ollo, ha sido la encargada de hacer la entrega de los restos a los familiares y ha estado acompañada de miembros de la Comisión Técnica de Memoria Histórica, del Defensor del Pueblo, de representantes de los ayuntamientos de Berriozar y Egüés, de asociaciones memorialistas, de técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y del laboratorio Nasertic. Con un tono solemne y acompañada de música en directo, la consejera ha asegurado que con esta entrega se “cierra un círculo que nunca se tuvo que abrir” y ha deseado que “este acto sirva de reparación social ante esta injusticia que nunca tuvo que ocurrir”