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Memoria histórica
Julio Álvarez del Vayo, el ministro de la república que presidió el FRAP

A lo largo de este año 2025 se conmemoran algunas importantes efemérides relativas al proceso final de la dictadura franquista. Además de los actos oficiales gubernamentales relacionados con la muerte del sanguinario dictador, desde la sociedad civil y organizaciones de víctimas del franquismo se están desarrollando trabajos de recuperación de memoria histórica y la organización de diversos eventos para reivindicar la memoria de las últimas víctimas fusiladas “legalmente” por la dictadura, asesinadas al alba del 27 de septiembre de 1975 (5 jóvenes militantes antifranquistas, 2 de ETA y 3 del FRAP).
En lo relacionado con el conocimiento histórico del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y para comprender la actividad política de las organizaciones que lo integraron en los años del tardofranquismo, es de interés hoy conmemorar y recordar a quién fuera su Presidente de Honor: Julio Álvarez del Vayo y Olloqui (1891-1975). Se trata de una de las figuras más desconocidas y ocultadas por la ‘Historia oficial’ que también falleció hace 50 años, el 3 de mayo de 1975, durante su etapa de exilio en Ginebra (Suiza), en cuyo cementerio continúa enterrado.
Memoria histórica
No olvidamos Aparato legal y de blanqueo
Julio Álvarez del Vayo nació en Villaviciosa de Odón (Madrid), estudió Derecho en las Universidades de Madrid, Zaragoza y Valladolid, así como Ciencias Políticas y Económicas en la London School of Economics, desempeñando su carrera profesional también como periodista, diplomático, embajador español en México (1931) y diputado en Cortes por el PSOE en las elecciones de 1933 y 1936. Durante la Guerra Civil fue Comisario General del Ejército Republicano y Ministro de Estado (Ministro de Asuntos Exteriores) en los Gobiernos de Largo Caballero (PSOE) y Juan Negrín (PSOE); tras la caída del frente de Catalunya en febrero de 1939 sale a Francia, pero regresa hasta el final de la guerra, resistiendo hasta el último momento con el Gobierno republicano en Elda (Alicante). Defendió el mantenimiento de la resistencia armada mediante la “guerra de guerrillas” con el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Iniciada la Guerra Civil será acusado de “agente soviético”, incluso de haber estado involucrado en el asesinato de León Trotsky durante su exilio en México en 1940, una incriminación sin pruebas que la respaldasen
Afiliado al PSOE desde 1911, su figura política fue permanentemente denostada, manipulada y tergiversada. Fue acusado de ser “un comunista dentro del PSOE” a raíz de su trabajo periodístico durante la Gran Guerra (1914 – 1918), siendo corresponsal en Alemania, Estados Unidos y Suiza. En Alemania conoció personalmente a Rosa de Luxemburgo defendiendo sus postulados teóricos en el seno del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD); durante su estancia en Suiza se entrevistó con Lenin y viajó a la URSS por primera vez en 1922. Como resultado de sus viajes a Rusia publicará un libro en 1926 narrando sus experiencias con el título de “La nueva Rusia”, Espasa Calpe, (1926).
Iniciada la Guerra Civil será acusado de “agente soviético”, incluso de haber estado involucrado en el asesinato de León Trotsky durante su exilio en México en 1940, una incriminación sin pruebas que la respaldasen. Finalmente fue expulsado del PSOE en el 46, aunque siempre guardó su carnet del partido. La persecución contra su figura fue permanente y en 1965 la prensa suiza le consideró un “bolchevique”, a lo que respondió públicamente: “nunca he sido comunista y siempre he luchado por el movimiento socialista en España”.
Su papel en la resistencia armada anti franquista
Después de la Guerra Civil, pasará una larga etapa de exilio en Francia, México y Estados Unidos, instalándose definitivamente en Ginebra (Suiza) donde residirá a partir de los años 60. Con otros ex militantes del PSOE en 1948 crea la Unión Socialista Española (USE) y en 1964 funda el Frente Español de Liberación Nacional (FELN), desarrollando actividades subversivas puntuales en el interior durante los años 60. Ambas organizaciones, junto al PCE (marxista - leninista) y excombatientes de la Guerra Civil y la Resistencia antinazi aglutinados en torno al Movimiento por la Tercera República (MPTR), se integrarán en el FRAP durante la década de 1970, siendo ‘Presidente de Honor’ hasta su muerte.
Desde la creación de los Comités pro-FRAP en 1971, Julio Álvarez del Vayo tuvo una comunicación y un vínculo permanente con las generaciones jóvenes que se unieron a la lucha antifranquista, sosteniendo reuniones periódicas con las delegaciones de las organizaciones del FRAP que militaban activamente en el Estado español, interesándose siempre por la situación política del país en el interior. Fue una figura importante para la consolidación organizativa de aquella experiencia de lucha antifranquista por su extensa red de contactos, que abarcaba todo el espectro político del exilio antifascista republicano europeo y latinoamericano. También mantuvo buenas relaciones con representantes de todas las sensibilidades democráticas desde socialistas hasta anarquistas, incluyendo contactos sostenidos a lo largo de los años con destacados dirigentes vascos y catalanes.
Una de las señas de identidad de su pensamiento fue el apoyo explícito a la legitimidad de la lucha armada revolucionaria contra el régimen franquista, considerándola como un derecho
El 24 de noviembre de 1973, se organiza la I Conferencia Nacional de las Organizaciones pro-FRAP, bajo su Presidencia. En aquel multitudinario evento supuestamente realizado en París, —aunque en realidad se organizó clandestinamente en la ciudad de Perpignan (Francia) más cerca de la frontera—, el FRAP estaba en un contexto de crecimiento sostenido de militancia e influencia de sus organizaciones en el territorio español. El discurso de Álvarez del Vayo se centró en hacer un llamamiento para que el proceso de ‘continuismo borbónico’ se realizara en un “ambiente de lucha” y en reivindicar la “República Popular y Federativa con un contenido social”. El apoyo explícito a la legitimidad de la lucha armada revolucionaria contra el régimen franquista como un derecho inalienable de los pueblos, la defensa a ultranza de la soberanía nacional frente al imperialismo de Estado Unidos y el mantenimiento férreo del objetivo democrático de la reinstauración de la República, fueron las señas de identidad de su pensamiento y acción política durante los últimos años de la dictadura franquista.
Su experiencia diplomática al servicio del antifranquismo
Como Presidente del FRAP, Álvarez del Vayo desempeñó un papel relevante en el ámbito de las relaciones internacionales, desarrollando actividades diplomáticas a través de sus extraordinarios vínculos fraguados en el periodo de entreguerras, como representante de España ante la Sociedad de Naciones en 1936 y como participante en la Conferencia de San Francisco de 1945, donde se constituyó la Organización de Naciones Unidas (ONU). Su experiencia vital le permitió mantener conexiones con sectores de la URSS, una interlocución fluida con el Gobierno de Albania y buenas relaciones con la República China (que visitó en 1957, 1961, 1967 y 1973). Al regreso de su viaje a China de 1961 publica un libro analizando el proceso político, social, económico y cultural del socialismo en la República China, con el nombre “China Vence”, (1964).
Además, mantuvo relaciones con grupos demócratas en EEUU desde su etapa del exilio en los años 40, con representantes de todos los países europeos, con la mayoría de las izquierdas latinoamericanas y con partidos de Asia y África. Por su papel durante la Guerra Civil, también conservó hasta su fallecimiento excelentes relaciones con miembros supervivientes de las Brigadas Internacionales, en países de todo el mundo.
En el XXXVII Congreso Federal del PSOE de 2008, fue restituido de militancia a título póstumo junto a los otros 35 compañeros expulsados en 1946
En el acto de homenaje póstumo que el FRAP organiza en Ginebra el 7 de mayo de 1975, entre otras personalidades, participaron José Maldonado y Fernando Valera, Presidente y Primer Ministro del Gobierno Republicano en el exilio; el Embajador de México; el Presidente del Consejo de Estado de Ginebra; enviaron mensajes de condolencias el Ministro de Empleo británico y dirigente del Partido Laborista, Michael Foot; el Diputado del Partido Socialista Italiano y ex Brigadista Internacional, Pietro Neni; el ex Ministro de Defensa de Francia Jules Moch (PSF), el ex President de la Generalitat de Catalunya, Josep Tarradellas (ERC); el ex Ministro de Justicia y Dirigente del Partido Nacionalista Vasco, Manuel de Irujo (PNV); así como la Presidencia del Frente POLISARIO y otros partidos socialdemócratas, comunistas y ‘marxistas – leninistas’ de distintas partes del mundo en Europa, América Latina y Asia.
En el XXXVII Congreso Federal del PSOE de 2008, fue restituido de militancia a título póstumo junto a los otros 35 compañeros expulsados en 1946. Más allá de las dificultades históricas y políticas afrontadas, Julio Álvarez del Vayo se caracterizó por ser una persona que siempre mantuvo una actitud optimista y una inquebrantable voluntad de lucha antifranquista. A pesar de las calumnias y tergiversaciones que fueron vertidas contra él por la prensa del régimen hasta su fallecimiento y el posterior silencio generalizado del discurso oficial, fue una figura significativa de gran prestigio internacional producto del tempestuoso siglo XX: un socialista consecuente, un antifascista comprometido y un republicano leal.