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Sea otra historia de la tragedia de una patera volcada u otro día de disturbios en Francia, los protagonistas son los de siempre: los inmigrantes. En el primer caso como víctimas y en el segundo como elementos sociales poco deseados. Pero lo que comparten es la deshumanización que sufren tanto en los medios de comunicación como en la opinión de una parte del público, un sentimiento que se utiliza, cada vez más, para fines políticos y electorales. El objetivo: esconder problemas reales y cambiar algo para que no cambie nada.
A pesar de que ocupa un lugar muy prominente en la vida política y social cotidiana, pocos estudios tratan de investigar y entender este fenómeno. Una excepción es el profesor Immanuel Ness en el departamento de las ciencias políticas de la Universidad de Ciudad de Nueva York, que acaba de publicar resultados de su investigación sobre la migración en la que la explora los vínculos entre las necesidades socio-económicas de los países ricos y los problemas de supervivencia en los países pobres.
Hemos tenido la oportunidad de hablar con el profesor Ness sobre las conclusiones de su trabajo, Migration as Economic Imperialism: How International Labour Mobility Undermines Economic Development in Poor Countries (2023, Cambridge, Reino Unido: Polity) para tratar de entender el rol que la migración tiene en nuestra sociedad y cómo nos impacta.
En tu última obra utilizas el concepto del “intercambio desigual” para analizar el fenómeno de inmigración, el concepto que necesariamente sitúa la mano de obra inmigrante como un fenómeno mundial y no como un “problema” exclusivamente local y nacional. Esto implica que la inmigración es una característica fundamental del sistema económico global. ¿Puede explicar cuál es su necesidad estructural? En otras palabras: ¿puede sobrevivir el capitalismo sin inmigración?
La migración mundial es esencial para comprender el intercambio desigual en la actualidad y las perniciosas consecuencias del capitalismo neoliberal y el imperialismo económico perpetrados por el capitalismo occidental actual. El intercambio desigual expone la creciente dinámica de la mano de obra migrante y su utilización como corriente principal entre los economistas burgueses del desarrollo para sacar al Tercer Mundo de la pobreza.
Los capitalistas occidentales neoliberales han designado el trabajo migrante como el instrumento para transformar los países pobres en economías prósperas. El trabajo migrante ha surgido como la moda más reciente de los capitalistas del libre mercado, como el prototipo de libre mercado avanzado por Milton Friedman y sus acólitos, según el cual los individuos sin ataduras asumen la responsabilidad de su bienestar personal. En el sentido marxiano, los trabajadores se sustraen de la dominación de la economía feudal a través del capitalismo y luego se ven obligados a trabajar en el mercado sin limitaciones en la extracción de la plusvalía del trabajo y la explotación de los trabajadores para obtener beneficios.
La intensificación de la migración laboral internacional comenzó con la aparición del capitalismo neoliberal a mediados de la década de 1970 y su expansión por todo el mundo a principios de la primera década del siglo XXI. El capitalismo neoliberal empujó a trabajadores y campesinos a emigrar a regiones urbanas dentro de los países y a destinos internacionales en busca de trabajos serviles en la agricultura, la construcción, la industria manufacturera, la logística y los cuidados. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las agencias multilaterales de desarrollo identificaron los escasos ingresos de los trabajadores del Sur Global como el modelo más exitoso para el desarrollo económico de sus países de origen a través de las remesas enviadas a casa, supuestamente invertidas en infraestructuras, negocios y necesidades sociales.
Aquí es donde el capitalismo de libre mercado cobra importancia: en lugar de que los Estados dependan de la Ayuda Oficial al Desarrollo y de los préstamos de los bancos extranjeros que empobrecen a gran parte del Sur Global y obligan a los Estados a aplicar programas de ajuste estructural y terapias de choque, los financieros internacionales han llegado a la revelación de que los países endeudados podrían impulsar el desarrollo económico poniendo a su clase trabajadora a trabajar en el Norte Global y en centros financieros internacionales estratégicos: Dubai, Hong Kong, Kuala Lumpur, Singapur, Tokio y otros centros internacionales ricos de Europa Occidental y Norteamérica.
La mayoría de la población moldava vive en el extranjero para ganar el dinero suficiente para sobrevivir, y los trabajadores salvadoreños deben viajar a Estados Unidos para mantener a sus familias en casa
El Banco Mundial, el FMI y otras agencias de desarrollo occidentales proclamaron que los emigrantes temporales liberados en todo el mundo eran parte integrante del desarrollo económico de los países pobres. Pero los hechos distan mucho del resultado esperado, según el cual la migración temporal e incluso la mano de obra indocumentada se convertirían en agentes del desarrollo al invertir sus remesas económicas en nuevas industrias e instalaciones industriales. La realidad es que este modelo de desarrollo económico es un mito para la mayor parte del Tercer Mundo sumido en la pobreza. De hecho, la migración contribuye a intensificar la pobreza, ya que los trabajadores se forman en su país para trabajar en el extranjero como trabajadores cualificados y semicualificados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), asistencia sanitaria y doméstica, e incluso en la industria manufacturera. Se desajustan economías enteras mediante formas de desarrollo deformadas e inútiles que están en armonía con las demandas de los países ricos del Norte Global, pero no de los países pobres del Sur Global.
Así, los trabajadores temporales nepalíes se forman para trabajar en plásticos y electrónica en Malasia y los obreros navieros en Gran Bretaña. La mayoría de la población moldava vive en el extranjero para ganar el dinero suficiente para sobrevivir, y los trabajadores salvadoreños deben viajar a Estados Unidos para mantener a sus familias en casa.
En mis investigaciones a lo largo de la última década, he descubierto que los trabajadores migrantes enviaban remesas a sus países mucho menos de lo que sostienen las agencias de desarrollo imperialistas occidentales, ya que no tienen en cuenta que el número de migrantes es en realidad muy superior al de las estadísticas oficiales, pues muchos viajan sin documentación y no figuran en los cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas y otros organismos. En la mayoría de los casos, los trabajadores migrantes precarios envían cantidades de remesas mucho menores y con mucha menos frecuencia. Los trabajadores migrantes en destinos del Sur Global apenas pueden pagar sus gastos básicos de subsistencia. Ciertamente, la recesión financiera mundial de 2007-2008, entre otras crisis económicas, y la pandemia de covid-19 de 2020-2022 demuestran que el flujo de remesas ni siquiera es una certeza, ya que muchos migrantes temporales que trabajaban en industrias con salarios bajos se vieron obligados a regresar a sus países de origen sin que los empleadores pagaran sus salarios, una forma de robo salarial flagrante y expansivo para los trabajadores del Tercer Mundo. Para evitar el impago, el FMI obliga a los estados dependientes de la periferia a someterse a paquetes de ajuste estructural, por ejemplo, más recientemente, Ghana y Zambia. Al mismo tiempo, los países periféricos que no pueden devolver los préstamos a los bancos occidentales corren el mayor riesgo de impago económico y, a menos que se retiren de la economía imperialista mundial dominada por Occidente, se les exigirá que aprueben paquetes de reestructuración fiscal y monetaria que empobrecen aún más a los que corren el mayor riesgo económico.
Los trabajadores migrantes en destinos del Sur Global apenas pueden pagar sus gastos básicos de subsistencia
Los países periféricos que se enfrentan al ajuste estructural del FMI tienen la mayor proporción de su población que emigra al extranjero en búsqueda de empleo poco remunerado, es decir, El Salvador, Honduras, Malawi, Pakistán, Nepal y Sri Lanka.
Rara vez, por no decir nunca, los países desarrollan grandes industrias como consecuencia de la emigración. Como afirma el economista político Ali Kadri, los emigrantes que llevan muchos años trabajando en el extranjero pueden convertirse en pequeños capitalistas en las regiones rurales, sacando a los trabajadores de los campos agrícolas, uno de los pilares de la soberanía nacional y la liberación humana. Los trabajadores agrarios son los más proclives a la rebelión contra la opresión, ya que las zonas rurales han demostrado ser esenciales para construir insurgencias anticapitalistas. Como tal, la eliminación de la mano de obra agraria para trabajar en el extranjero, o para los emigrantes locales que pueden haber acumulado ahorros trabajando en el extranjero, restringe la capacidad de los movimientos sociales en el Tercer Mundo para sostenerse durante las luchas antiimperialistas, por ejemplo, Palestina, Sudáfrica, China e Indochina (Kadri, 2020).
Los observadores sinceros sólo pueden concluir que la migración para la supervivencia económica es coercitiva, ya que la mayoría de los trabajadores no pueden sobrevivir en sus países de origen. Así pues, la migración es una de las formas más despiadadas del imperialismo económico actual. La migración temporal revela cómo puede utilizarse el intercambio desigual para favorecer los intereses de unos pocos migrantes ricos que son trabajadores cualificados y formados empleados en campos CTIM, ya que sólo ellos pueden permanecer en los países de destino durante periodos prolongados, obtener la ciudadanía y establecer redes económicas que desarrollan enclaves aislados en el Sur Global, por ejemplo, la industria financiera de la India en Mumbai, la tecnología de la información en Bangalore y los contables en Hyderabad, lo que sólo beneficia a una pequeña fracción de la clase alta privilegiada. Los trabajadores migrantes altamente cualificados pueden llegar a dirigir multinacionales en los centros urbanos de la India, e incluso en Estados Unidos y Occidente, donde ellos mismos se convierten en opresores. Pero los trabajadores altamente cualificados de la India representan una pequeña fracción de los trabajadores migrantes del país y, si regresan, explotan a los trabajadores migrantes internos en industrias clave: centros de llamadas, construcción, fabricación y, especialmente, trabajadores domésticos.
Sin duda, la migración no es un “problema” para la clase capitalista internacional, sino un factor estructural integral para ampliar los beneficios capitalistas imperialistas mediante el refuerzo de las cadenas de producción mundiales. De la mano de obra migrante con bajos salarios se pueden extraer mayores niveles de plusvalía que de los trabajadores del Primer Mundo y, por necesidad, esta mano de obra migrante temporal es esencial para ampliar los beneficios de los capitalistas internacionales. Además, los propagandistas de la migración como forma de desarrollo económico del Banco Mundial y el FMI han propagado engañosamente el mito de que los países pobres avanzarán económicamente a medida que las remesas económicas se inviertan en nuevas infraestructuras. Al contrario, las remesas son el producto del imperialismo económico, que beneficia a lo que Xiang y Lindstrom han denominado la “infraestructura de la migración”, que representa a los imperialistas económicos que se benefician en calidad de intermediarios, agentes, empleadores, burócratas del Estado de origen y de destino, y más allá (2014).
Los observadores sinceros sólo pueden concluir que la migración para la supervivencia económica es coercitiva, ya que la mayoría de los trabajadores no pueden sobrevivir en sus países de origen
La migración laboral no lega a los países del Sur Global la capacidad de refinar y fabricar recursos naturales, desde petróleo hasta platino, ni transforma las habas de cacao en cacao y chocolate. Los beneficios se obtienen a través del desequilibrio comercial entre la periferia y el centro, ya que los mayores beneficios del cacao, las frutas tropicales y otros productos agrícolas se obtienen en el Norte. Los imperialistas deben seguir beneficiándose del mantenimiento del intercambio desigual a través de la migración laboral, que representa la política de desarrollo más reciente promulgada por los capitalistas financieros, que buscan extraer recursos humanos y naturales y obtener beneficios en los mercados más lucrativos, dejando las migajas para el Tercer Mundo. En particular, estas migajas son remesas económicas enviadas a los países de origen. Peor aún, los trabajadores rurales que corren peligro no se benefician de la extracción de recursos naturales ni de la producción de bienes agrícolas que se consumen en Occidente, sino lo hacen los capitalistas compradores locales y sus patrones en los países imperialistas. Esta dinámica corrobora la tesis de la dependencia de Ruy Mauro Marini expuesta en la Dialéctica del desarrollo (Marini 2022).
Por último, el capitalismo neoliberal y el imperialismo económico en su forma actual no pueden sobrevivir sin la migración del Tercer Mundo. Si examinamos la demografía de la mayoría de los países ricos, la mano de obra migrante, que en su mayoría son migrantes temporales, representa más del 10% de la población. En Qatar, la mano de obra inmigrante extranjera constituye el 90% de la población, sin derechos de ciudadanía. Son parte integral de la satisfacción de toda una serie de necesidades de la clase capitalista: desde productos agrícolas, vivienda y productos manufacturados, hasta servicios domésticos y asistenciales. Si Arghiri Emmanuel hubiera observado el actual régimen migratorio mundial, sin duda llegaría a la conclusión de que es la forma más destructiva de intercambio desigual, ya que los salarios de los trabajadores del Sur Global empleados en el Norte son una mera fracción de los trabajadores del Norte (Emmanuel 1972).
La mayoría de los trabajadores de la periferia mundial no pueden entrar y permanecer en el Norte Global de forma permanente, sino que se les considera temporales o “ilegales” en la mayor parte de Europa Occidental y Norteamérica, así como en otros Estados ricos y en los centros económicos. Están bajo la amenaza implacable de la detención, el encarcelamiento y la deportación. Sin embargo, paradójicamente, los trabajadores inmigrantes temporales e indocumentados son esenciales para acumular beneficios. En su ausencia, la rentabilidad capitalista se reduciría y la clase trabajadora del Norte no podría mantener un alto nivel de vida, un rasgo central de la depravación del imperialismo económico del siglo XXI.
El título de su libro califica la migración de imperialismo económico. ¿Podría explicar brevemente cómo define el concepto de imperialismo, dado que existe poco consenso sobre lo que es?
El imperialismo es un legado de la expansión salvaje e insensible del capitalismo europeo hacia el Tercer Mundo desde 1500 hasta la actualidad en búsqueda de recursos naturales y acumulación de beneficios que perdura hasta nuestros días. La historia del imperialismo es bien conocida y establecida, pero repetidamente rechazada por sus beneficiarios, o vista como una misión civilizadora para racionalizar y absolver cinco siglos de genocidio y saqueo europeos. Tras la independencia formal en el siglo XX, la mayoría de los historiadores sostienen que la explotación del Sur Global había llegado a su fin. Sin embargo, los historiadores no rinden cuentas de la persistencia y expansión del imperialismo a través de la dominación económica, apoyada por el dominio militar occidental y la manipulación política espuria para dominar y dominar regiones fuera del núcleo imperial de Norteamérica y Europa Occidental. Los imperialistas de hoy imponen el control militar, político, ideológico, cultural y, lo que es más importante, económico sobre el Sur Global exigiendo que el mundo entero cumpla con sus dictados capitalistas neoliberales que son un simulacro de democracia y un capitalismo de libre mercado que sólo concede a unos pocos perspectivas de movilidad económica. En el Sur Global, el capitalismo neoliberal es una receta para una forma de explotación aún más rapaz que la presente en el periodo anterior a la independencia. Recurro al término imperialismo económico para exponer la explotación que subyace al engaño de la independencia nacional que podría ser la base para alcanzar el socialismo en un mundo multipolar con múltiples centros regionales de poder.
Los políticos populistas pueden contar con los trabajadores inmigrantes como chivos expiatorios de las crisis financieras y las recesiones económicas, aunque sean indispensables para el comercio y los negocios
Si no fuera por el imperialismo económico occidental impuesto a la periferia, que incluye una deuda extrema, restricciones económicas y sanciones, los países del Tercer Mundo que se atreven a desafiar la forma de capitalismo imperante, podrían conseguir avanzar por la vía socialista. Para socavar las economías de los países que avanzan hacia el socialismo, o que se definen como socialismo realmente existente (SAE), los imperialistas económicos han impuesto sanciones económicas a las economías del Tercer Mundo que desafían su orden basado en normas. Occidente ha impuesto cada vez más sanciones económicas a los Estados que no se ajustan al capitalismo neoliberal.
Un ejemplo de ello es la nacionalización de la industria petrolera de Venezuela. Tras la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela en 1998, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) inició una nacionalización de los recursos naturales del país, en particular de sus extensas reservas de petróleo. En respuesta, Estados Unidos patrocinó un fallido golpe de estado en abril de 2002 para derrocar a Chávez, el golpe al que se opusieron ferozmente las masas populares, que restauraron el poder menos de 48 horas después. Para penalizar a Venezuela por haber nacionalizado los recursos naturales, Estados Unidos y sus aliados occidentales impusieron sanciones económicas a este país, lo que provocó que la economía rentista, en proceso de transformación, se tambaleara y cayera en una crisis económica, con un grave aumento de la inflación y un declive económico. La economía del país, dependiente de las ventas de petróleo a Occidente, se paralizó lentamente, pero Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, mantuvieron el poder. Las sanciones produjeron inestabilidad económica y millones de emigrantes abandonaron el país hacia los países de la región y Estados Unidos en búsqueda de un empleo bien remunerado. ¿Creen el Banco Mundial y el FMI que la emigración de Venezuela es una política de desarrollo económico equivalente a la de otros Estados? Desde luego que no. La emigración masiva pone de manifiesto el intercambio desigual entre Venezuela y el Norte Global, y el desequilibrio en los términos de intercambio, triturando la economía nacional. No es de extrañar que la migración laboral desde Venezuela se haya expandido desde la década de 2010 hasta la actualidad, pero ¿por qué los bancos occidentales no consideran la migración desarrollo económico mientras que la migración económica desde El Salvador, Guatemala y Honduras se considera económicamente beneficiosa?
El bloqueo económico de EE UU a Cuba desde 1962 es otro ejemplo de medidas económicas imperialistas coercitivas contra Estados que rechazan el capitalismo y luchan genuinamente por el socialismo. Es llamativo que Cuba haya mantenido el socialismo incluso después de la disolución de la Unión Soviética en 1991 y la retirada de la ayuda económica. El rechazo del capitalismo neoliberal cuenta con el apoyo del pueblo cubano, que no desea desviarse de la senda socialista, a pesar de las sanciones y la desestabilización estadounidense. Aunque muchos marxistas occidentales critican a Cuba por sus fallos o defectos, el pueblo del país ha prosperado bajo el socialismo en comparación con otros países de la región, con una elevada esperanza de vida, una baja mortalidad infantil, una educación avanzada y una atención sanitaria de calidad comparable a la de los países ricos del Norte. Incluso si algunas formas de mercado fueron necesarias en los últimos 30 años, Helen Yaffe ha encontrado al pueblo cubano comprometido con la revolución (Yaffe 2020). Es innegable que si una mayoría del pueblo cubano rechazara el socialismo, la emigración sería mayor, pero la emigración cubana es muy inferior a la de la mayoría de los países del Caribe y América Latina.
Los inmigrantes suelen enfrentarse a una serie de problemas empezando por los legales –como en el caso de la inmigración “ilegal”— hasta diversos niveles de vulnerabilidad social, incluida la discriminación étnica, religiosa, racial y de género. ¿Qué papel desempeña esta discriminación como parte de lo que llamas el imperialismo económico?
Los países capitalistas avanzados de Europa Occidental y Norteamérica designan a los inmigrantes como “ilegales” para apaciguar a sus clases trabajadoras nacionales, enfurecidas porque sus privilegios económicos y su estatus se ven amenazados por los trabajadores extranjeros que cruzan la frontera. Ambas regiones son, de hecho, beneficiarias de la migración, ya que suministran una fuente incesante de mano de obra barata para satisfacer las necesidades de las clases capitalistas nacionales, así como de las clases trabajadoras que se benefician de los bajos salarios de los trabajadores agrícolas, de la construcción, de la industria manufacturera y de los cuidados. En la era covid-19, los trabajadores inmigrantes han desempeñado trabajos esenciales que los trabajadores nativos han evitado.
Además, la mano de obra inmigrante indocumentada ha suministrado trabajadores a la industria logística y ha sido esencial para mantener la actividad económica, en el transporte, el reparto y los almacenes. No se puede exagerar la importancia de los trabajadores indocumentados para la economía. Proporcionan trabajadores cruciales a las empresas multinacionales, a las medianas empresas y a la clase trabajadora del Norte Global. La situación de documentación hace que los trabajadores inmigrantes esenciales estén implacablemente expuestos al poder coercitivo del estado durante las recesiones y cuando dejan de ser indispensables para la economía. Los empresarios tienen flexibilidad para contratar y despedir a trabajadores a voluntad, que luego están sujetos a la coerción del estado mediante la detención, el encarcelamiento y la deportación.
La situación de documentación hace que los trabajadores inmigrantes esenciales estén implacablemente expuestos al poder coercitivo del estado durante las recesiones
Los trabajadores inmigrantes indocumentados son muy beneficiosos para los políticos y los cargos electos. Los políticos populistas pueden contar con los trabajadores inmigrantes como chivos expiatorios de las crisis financieras y las recesiones económicas, aunque sean indispensables para el comercio y los negocios. No sólo los populistas de derechas apelan a los trabajadores nativos acusando a los inmigrantes como causa de todos los retos sociales, políticos y económicos percibidos, existan o no. Así, tanto la derecha como la izquierda se refieren a los migrantes como constituyentes de una “crisis”, cuando en realidad son víctimas de crisis en sus países de origen a través de guerras imperialistas para deponer a gobiernos que se atreven a desafiar a EE UU y a sus aliados de la OTAN. De hecho, ¿quiénes son las víctimas y quiénes sufren las crisis? ¿Los trabajadores que huyen de las guerras imperialistas en Iraq, Libia, Siria y otros Estados del sudoeste asiático y el norte de África?
Sí, es cierto que las poblaciones de los Estados de destino del Norte global discriminan a los migrantes por motivos étnicos, religiosos y raciales. Sin embargo, dado que los trabajadores migrantes no son considerados iguales a los nativos en los países capitalistas avanzados, aunque la migración puede mejorar sus condiciones en comparación con los que permanecen en el Sur, son vistos como poblaciones “subalternas”. En Europa Occidental se impide la entrada legal en la zona Schengen a los inmigrantes procedentes del sudoeste asiático y del norte de África, mientras que los europeos pueden circular libremente y establecer su residencia en todos los países de la región. Los observadores han demostrado que las restricciones a la migración encarnan una forma de apartheid global, una perspectiva que concuerda con la posición de Emmanuel avanzada hace más de 50 años. Los trabajadores migrantes fuera de Europa, o en la periferia de Europa Occidental, son objeto de xenofobia, ya que los políticos populistas y los medios de comunicación agitan falsas afirmaciones de que son una amenaza para la soberanía nacional.
Emmanuel afirmaba que internamente –dentro de las fronteras de un solo estado central– los niveles salariales no son tan diferentes, al menos están dentro del mismo orden de magnitud, a diferencia de las diferencias salariales entre el centro y la periferia. Según tu investigación, ¿la inmigración cambia esta situación dado que el trabajo informal, sin contrato, les somete a mayores niveles de explotación y a salarios nominales más bajos en relación con los trabajadores formales?
Los acuerdos entre el capital y el trabajo en el Norte Global en la era de la posguerra, mediante la formación de estados de bienestar social y la negociación colectiva entre trabajadores y empresarios, garantizaron ganancias salariales para los trabajadores de los países del núcleo imperialista, ampliando su importancia como fuentes de beneficios para las economías políticas de los países ricos y sus clases capitalistas, que dependían de una clase trabajadora privilegiada, o “aristocracia obrera” lo suficientemente rica como para comprar las mercancías producidas por los trabajadores del Tercer Mundo. La rentabilidad de las empresas multinacionales se realiza y se garantiza mediante la extracción de mercancías a través de la superexplotación de la mano de obra y la extracción de recursos agrícolas y naturales en el Sur Global.
La mayoría de la mano de obra migrante hoy en día son trabajadores migrantes temporales con bajos salarios o trabajadores migrantes indocumentados que tienen pocas esperanzas de quedarse permanentemente
Además, en vista de la probabilidad de que los países ricos tengan un exceso de materias primas de bajo coste en relación con los salarios relativos, Emmanuel argumentó que la migración en igualdad de condiciones a las regiones imperialistas de Europa Occidental y Norteamérica produciría una mayor igualdad internacional (Emmanuel, 1972). En la era poscolonial, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, el capitalismo del primer mundo depende en gran medida de la explotación y la extracción de valor de los países pobres bajo el pulgar del rapaz imperialismo occidental.
Debemos distinguir entre migración e inmigración, un punto esencial de Migration as Economic Imperialism (Ness, 2023). La mayoría de la mano de obra migrante hoy en día son trabajadores migrantes temporales con bajos salarios o trabajadores migrantes indocumentados que tienen pocas esperanzas de quedarse permanentemente, incluso si son parte integral de las economías de los estados de destino, a través de la prestación de servicios de bajos salarios a todas las personas en el Norte Global. Sin embargo, aunque los trabajadores migrantes se queden permanentemente sin documentación, están sometidos y corren el riesgo constante de ser deportados.
El vínculo entre el intercambio desigual y la inmigración podría interpretarse de múltiples maneras: desde el control militarizado de las fronteras para impedir el libre flujo de mano de obra, hasta el mantenimiento de las diferencias salariales en todo el mundo. ¿Cuáles dirías que son los aspectos clave de la inmigración que reproducen el régimen de acumulación a través del intercambio desigual?
Migration as Economic Imperialism descubre sistemáticamente la relación directa entre el intercambio desigual y la migración. El vínculo entre el intercambio desigual y la migración se pone de manifiesto en la obra de Emmanuel Intercambio desigual, en la que se sostiene que, si se quieren salvar las diferencias salariales, toda la población del Sur Global debe emigrar a los países imperialistas. Ciertamente, el desplazamiento de la población mundial hacia los Estados ricos es inviable y sería totalmente resistido por los Estados imperialistas del núcleo. Por esta razón, el régimen migratorio económico imperialista mundial actual está estructurado para reforzar el intercambio desigual y para mantener, reforzar y ampliar la desigualdad del comercio entre los países ricos y pobres a través de medidas coercitivas.
La militarización de las fronteras por parte de los países ricos de Norteamérica y Europa Occidental expone la contradicción entre las necesidades económicas nacionales de migración con bajos salarios y las políticas populistas inflamadas por una retórica política xenófoba. Como consecuencia, el libre flujo de mano de obra a través de las fronteras nacionales se ve restringido, y la movilidad mucho más peligrosa, como demuestran los miles de migrantes que mueren cada año desde el suroeste de Asia y el norte de África hacia Europa. Al mismo tiempo, miles de migrantes mueren o desaparecen en su viaje de Centroamérica a Estados Unidos, que ha ampliado las restricciones a la entrada de migrantes con salarios bajos. Los migrantes que eluden la vigilancia y la militarización corren un riesgo continuo de deportación.
Cuando se habla de migración en los medios de comunicación, la mayoría de las veces se hace desde el punto de vista de los ciudadanos de los países occidentales. Sin embargo, estadísticamente, es el Sur Global el que acoge a más inmigrantes que el Norte Global. ¿Cambia el carácter de la mano de obra inmigrante en función de cómo los trate el Norte Global o se trata de un esquema sistémico de explotación impuesto por el capitalismo global con independencia del carácter central, semiperiférico o periférico de un país?
La mayoría de los migrantes viven en otros países del Sur Global. Pero la mayoría de los migrantes que residen en el Sur Global son refugiados que huyen de la guerra y de los desastres naturales generados por el cambio climático. Por ejemplo, las guerras de Estados Unidos y la OTAN en el suroeste de Asia y el norte de África han contribuido a la migración a Europa y los habitantes de las zonas rurales de la India se ven obligados a abandonarlas, al menos temporalmente, al haber quedado destruidos sus ecosistemas por los tifones de extraordinaria intensidad producidos por el cambio climático. Veremos más migrantes climáticos en los próximos años.
Pero no nos equivoquemos: la mayoría de los trabajadores migrantes internacionales se desplazan del Sur al Norte para trabajar en sectores con salarios bajos: agricultura, construcción, industria manufacturera, servicios asistenciales, logística, transporte y la incipiente economía colaborativa.
Sin embargo, la mayoría de los observadores de la migración que recalcan los beneficios de la movilidad internacional no tienen en cuenta la gran proporción de remesas internacionales que se envían desde los Estados del Norte Global a los Estados del Norte Global por parte de los migrantes que trabajan en CTIM y otros empleos con salarios altos. Por ejemplo, los trabajadores migrantes de las tecnologías de la información y los ejecutivos de empresas empleados en Londres envían dinero a Estados Unidos. Esto refleja el bajo valor del trabajo concedido a la mano de obra migrante en el Sur Global y la subordinación económica del sistema capitalista a estos trabajadores de bajos salarios procedentes de países pobres. Los trabajadores altamente cualificados del Norte cobran salarios mucho más altos que los trabajadores con salarios bajos del Norte o del Sur. Según Emmanuel, el valor de la mano de obra del Sur está subordinado al que se concede a los trabajadores del Norte, un componente central del intercambio desigual, emigren o no los trabajadores al extranjero. Sin embargo, es cierto que desde el año 2000 hasta la actualidad, más migrantes que nunca viajan desde el Sur Global a otros Estados del Sur. Pero es importante reconocer que los trabajadores migrantes empleados en el Sur suelen estar integrados en cadenas de producción mundiales que benefician a los imperialistas económicos de los países centrales. Por ejemplo, Malasia acoge a trabajadores migrantes muy explotados en la manufactura básica y la electrónica.
Tu libro hace mucho hincapié en el desarrollo de los estados periféricos de los que se marcha la gente. ¿Les proporciona la inmigración algún beneficio material o es sólo una situación que reproduce su estatus periférico en la jerarquía mundial?
El principal objetivo de Migration as Economic Imperialism es desmitificar las perspectivas de desarrollo de la economía política convencional que ofrecen los globalistas neoliberales para aplicar políticas de libre mercado en el Sur Global. Se trata de un reto importante, ya que los estados periféricos están indefensos y dominados por el dogma neoliberal promovido por el FMI y el Banco Mundial, en concreto por las políticas de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), que los capitalistas financieros consideraron pasadas de moda y sustituyeron por políticas de industrialización por promoción de las exportaciones (EPI) dirigidas a suministrar productos básicos a precios reducidos para el núcleo, en lugar de mejorar los objetivos de desarrollo social (ODS) de los países de la periferia.
A raíz de la covid-19, más países del Tercer Mundo están bajo la amenaza de impago económico si no se ajustan a las draconianas políticas fiscales y monetarias impuestas por el FMI
Por esta razón, en 2015, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA) avanzó la Agenda de Sostenibilidad 2030, una agenda de diecisiete puntos destinada a sacar a toda la población mundial de la pobreza, un plan grandioso que no se logrará debido a las crisis financieras sistémicas en la economía mundial y, principalmente, al incumplimiento de los países del Tercer Mundo de sus obligaciones de balanza de pagos con los bancos internacionales.
A raíz de la covid-19, más países del Tercer Mundo están bajo la amenaza de impago económico si no se ajustan a las draconianas políticas fiscales y monetarias impuestas por el FMI. En julio de 2023, el FMI ha negociado préstamos de facilidades de ajuste estructural con 93 países, principalmente en África, Asia y América Latina, que están obligados a devolver más de 113 billones de dólares en obligaciones de deuda y a reestructurar sus economías, fomentando el intercambio desigual a través de la degradación del valor de las monedas nacionales (FMI 2023). En efecto, el FMI y los bancos multilaterales occidentales llevan a cabo políticas que reducen el valor de la mano de obra que produce bienes y servicios en los países periféricos mediante la exposición de las monedas a los cambios internacionales. En cambio, la mayoría de los países que obtienen préstamos de China no se ven amenazados por el impago, sino que normalmente se les reestructuran o condonan los préstamos. Los préstamos chinos a países africanos no están diseñados para obtener grandes beneficios financieros, sino para ayudar al desarrollo de los Estados pobres. China presta fondos para el desarrollo de los Estados africanos a intereses mucho más bajos que los países occidentales. De 2000 a 2019, China condonó más de 3.400 millones de dólares de deuda sin intereses a Estados africanos. En 2022, China había perdonado préstamos sin intereses a 23 países del continente (Akeredolu 2023). Ciertamente, en un mundo perfecto, la financiación del desarrollo no debería monetizarse, pero si los países del Sur Global quieren desarrollarse, necesitan préstamos extranjeros sin intereses o, idealmente, ayuda directa para el desarrollo de infraestructuras. Resulta impactante depender de las remesas extranjeras de los trabajadores migrantes con salarios bajos, como celebran las agencias de desarrollo occidentales.
Una de las tendencias neoliberales ha sido la feminización del trabajo a nivel mundial, lo que ha provocado que una parte desproporcionada del peso de la explotación recaiga sobre los hombros de las mujeres. ¿Cómo la inmigración está afectando a esta situación?
Las mujeres forman parte integrante de la mano de obra del Sur Global y constituyen una parte cada vez mayor de la mano de obra inmigrante. En 2022, las mujeres representaban el 48% de todos los trabajadores migrantes, lo que revela la creciente feminización internacional del trabajo. Las mujeres trabajan cada vez más en las cuatro industrias clave en las que se emplea la mano de obra migrante: (1) agricultura, (2) construcción, (3) industria manufacturera, y especialmente (4) trabajo de cuidados como empleadas domésticas en los hogares de las familias de acogida en los destinos, cuidado de niños y familias, niñeras y en enfermería. De hecho, la mayoría de las cuidadoras que viajan al extranjero como mano de obra temporal cobran salarios más altos que los que pueden ganar en los países de origen de la periferia, lo que altera las familias y las comunidades por su ausencia y deforma las estructuras salariales. Las jóvenes indonesias que trabajan como empleadas domésticas migrantes en hogares de familias de renta media en Dubai, Hong Kong, Kuala Lumpur, Singapur o Tokio pueden ganar entre un 50 y un 75% más que los trabajadores cualificados de su país. Sin embargo, las trabajadoras domésticas también son vulnerables al robo de salarios, ya que a menudo se ven obligadas a trabajar seis días a la semana sin un horario fijo.
Las trabajadoras migrantes temporales muy explotadas suelen dejar a sus primeros empleadores por otros dispuestos a pagarles salarios más altos, lo que cambia su estatus de trabajadoras migrantes temporales a indocumentadas, ya que en la mayoría de los destinos está prohibido dejar al primer empleador. En los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo Árabe, las familias que emplean a trabajadoras domésticas ejercen control sobre las mujeres a través del sistema de patrocinio kafala, prohibiendo a los migrantes sustituir a sus empleadores, lo que conduce a una forma de servidumbre para las mujeres migrantes (Beza et al., 2020; Silvey & Parreñas, 2020). Las trabajadoras migrantes fueron especialmente vulnerables a la explotación por parte de sus empleadores en los países de destino durante la pandemia del covid-19, ya que muchas se vieron obligadas a regresar a sus países de origen sin cobrar sus salarios. Las trabajadoras domésticas constituyeron una gran parte de los trabajadores que fueron objeto de robo salarial (Foley & Piper).
Emmanuel fue uno de los principales defensores de la teoría de la aristocracia obrera en su época, afirmando que el intercambio desigual beneficia a la clase trabajadora del Primer Mundo. Dado que enmarcas la inmigración dentro de la teoría del intercambio desigual, ¿cómo dirías que afecta la mano de obra inmigrante a la aristocracia obrera?
La extrapolación que hace Arghiri Emmanuel de la naturaleza de la aristocracia obrera en los países imperialistas del Norte Global se ve corroborada por los datos demográficos y económicos nacionales de los países ricos cuando realizaba sus investigaciones en los años sesenta y setenta. Paradójicamente, los sindicatos contribuyen a una mayor igualdad entre las clases trabajadoras en los países del centro imperial. Concomitantemente, la igualdad salarial dentro del mundo capitalista avanzado se consigue a costa de la extracción de plusvalía intensificada de mano de obra del Sur Global.
Las trabajadoras migrantes fueron especialmente vulnerables a la explotación por parte de sus empleadores en los países de destino durante la pandemia del covid-19, ya que muchas se vieron obligadas a regresar a sus países de origen sin cobrar sus salarios
La movilidad de la mano de obra es significativa en el concepto de intercambio desigual de Emmanuel, ya que los salarios se fijan por los precios relativos de las mercancías, no por la productividad de la mano de obra. De este modo, la noción de movilidad del capital es significativa y está correlacionada con la importancia de la movilidad potencial de la mano de obra. Si las tasas de productividad más elevadas no producen salarios más altos, ceteris paribus, las tasas salariales se fijan por la posición geográfica en la economía capitalista internacional y la deslocalización de los trabajadores hacia el Norte Global, contribuirá a una igualación de las tasas salariales.
Los países del Tercer Mundo fueron relegados permanentemente a una posición subordinada y empobrecida para mantener y expandir la rentabilidad de las corporaciones multinacionales y expandir el consumo de la clase obrera y los niveles de vida. Lenin lo ilustra persuasivamente.
La burguesía de una “Gran” Potencia imperialista puede sobornar económicamente a las capas superiores de “sus” trabajadores gastando en ello unos cien millones de francos al año, pues sus superganancias ascienden muy probablemente a unos mil millones. Y cómo se reparte este pequeño soborno entre los ministros del trabajo, los “representantes obreros” (recuérdese el espléndido análisis de Engels sobre el término), los miembros obreros de los Comités de Industrias de Guerra[5], los funcionarios del trabajo, los obreros pertenecientes a los estrechos sindicatos artesanales, los empleados de oficina, etc., etc., es una cuestión secundaria (Lenin 1916).
Sorprendentemente, la descripción que hace Lenin de la aristocracia del trabajo va más allá de lo que los marxistas occidentales suelen considerar los escalones superiores del trabajo. Emmanuel avanza esta crítica en vista de la sustancial expansión e importancia de la clase obrera que surgió en Europa Occidental y Norteamérica en la posguerra. No sólo se soborna a los escalones superiores de la clase obrera en los países imperialistas a través de la superexplotación de las colonias, sino que, tras la Segunda Guerra Mundial, se expande el soborno de toda la clase obrera en el centro imperial.
Desde un punto de vista más práctico, ¿cuál dirías que debería ser la estrategia de los movimientos obreros antiimperialistas y progresistas en relación con la migración? ¿Cuáles son las conclusiones más importantes para los activistas?
La formación de movimientos laborales antiimperialistas es esencial para apoyar los derechos de los trabajadores migrantes. Concretamente, en esta era de populismo de derechas, los antiimperialistas de base deben unirse a los movimientos para promover los derechos de los trabajadores migrantes con salarios bajos. Por supuesto, es importante distinguir a los trabajadores migrantes que están altamente cualificados en las industrias CTIM que ganan salarios altos, e incluyen a muchos trabajadores migrantes del centro imperialista, por ejemplo, los trabajadores franceses empleados en Estados Unidos. Sin embargo, la gran mayoría de la mano de obra inmigrante corre el peligro de sufrir altos niveles de explotación por parte de los empleadores y de que las autoridades estatales de inmigración sean más agresivas y traten de detener, encarcelar y deportar a los trabajadores inmigrantes sin acceso a asesoramiento jurídico. Es aún más crítico para los antiimperialistas organizarse en oposición a la militarización de las fronteras por parte de los países imperialistas del centro. No podemos ser optimistas sobre el cambio de la política gubernamental en la era actual de creciente oposición popular y xenofobia contra la mano de obra inmigrante fustigada por casi todos los políticos y los medios de comunicación. Incluso los autodenominados progresistas contribuyen al aumento de la xenofobia al identificar la migración como un “problema” que requiere la acción del gobierno. No podemos confiar en los gobiernos imperialistas para transformar un régimen migratorio internacional opresivo que oprime a la mano de obra migrante. Tampoco podemos confiar en que los gobiernos apoyen reflexivamente a los migrantes, pero es posible ayudar a los estados socialistas realmente existentes, que tienen muchas más posibilidades de apoyar a los migrantes vulnerables. Esto sólo puede avanzarse mediante la multipolaridad y la formación de bloques políticos regionales en lugar de la división de los Estados en pequeñas unidades incapaces de defender a los migrantes en sus propias regiones. Imaginemos una federación de Estados socialistas del norte de África, del sur de África, del sudeste asiático o del sur de Asia como medio para proteger a los migrantes en sus propias regiones.
Además, ¿cuál es el papel de los trabajadores migrantes en la lucha antiimperialista?
Los trabajadores migrantes pueden desempeñar una función importante en la lucha antiimperialista para transmitir información sobre los salarios y las condiciones de trabajo y la superexplotación de los trabajadores en los Estados de destino. Podrían informar a los trabajadores de los estados de origen periféricos de que es importante desarrollar las economías mediante la formación de modelos alternativos de desarrollo basados en las necesidades humanas. Los trabajadores migrantes son ya las principales fuentes de conflictos de clase a medida que las zonas urbanas del Sur Global se industrializan y los trabajadores rurales se trasladan a las zonas urbanas para trabajar en las fábricas de las principales ciudades del Sur y el Sudeste Asiático. La clase obrera china, que ha desarrollado una fuerte conciencia de clase, son trabajadores de primera o segunda generación en zonas urbanas. Forman un componente importante de la clase obrera china con conciencia de clase, empleados en empresas privadas y públicas, poniendo en marcha la militancia local de la ACFTU (Federación Panchina de Sindicatos) (Freeman & Li, 2013). A pesar del bloqueo informativo de los trabajadores occidentales y de la izquierda, incluidos los marxistas, la clase obrera china conserva un alto nivel de conciencia de clase y está creando sindicatos más fuertes para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo. Principalmente, la clase obrera china organizada en la ACFTU es un arquetipo de los trabajadores migrantes internos del Sur Global. Como casi toda la mano de obra migrante es interna en China y no internacional, podemos esperar que desafíen a las empresas multinacionales occidentales que operan en China para mejorar los salarios y las prestaciones. Del mismo modo, los trabajadores migrantes internacionales pueden transmitir sus conocimientos y experiencia en las luchas de clase contra las multinacionales capitalistas en el extranjero. Los antiimperialistas deben apoyar las huelgas y las acciones laborales de los trabajadores migrantes internacionales e internos.
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Sí, obviamente. Las migraciones, las emigraciones, las inmigraciones, las expulsiones del mundo rural, etc., etc. sirve (obviamente) para garantizar la alevosa, impune, miserable, megacriminal EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE.
Es algo (obviamente) que está así diseñado para que los megacriminales de las megacriminales mafias neoliberales (o del tipo que sean) que ya están bien establecidas, bien legalizadas, bien asentadas, etc. puedan robar el trabajo, la esclavitud, etc. de esos millones y millones de desplazados, exiliados, desterrados, transterrados, etc., etc., etc.