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Música
Nega, de Los Chikos del Maíz: “Si hubiera una revolución, los medios de comunicación y sus voceros deberían ser ajusticiados como lo fueron los zares”
Comanchería, el nuevo disco del dúo de rap Los Chikos del Maíz, ofrece algunas novedades y un puñado de frases para corear, reír, enojarse y conservar la esperanza de que llegue el año en que sí hicimos la revolución.
No abundan las canciones que digan lo que dice “Anatomía de un asesinato”. En apenas cuatro minutos y medio, dos narradores desencantados por tener que seguir rimando letras antiguas que aún continúan vigentes van repartiendo hostias como panes a culpables, responsables y cómplices de que las tragedias se conviertan en desgracias, esas fracturas que siempre tienen un componente de clase, que suceden cuando no hay respaldo patrimonial ni red pública que dé apoyo. Más Belén Gopegui, menos Susanna Griso. El hecho que convierte a la canción en inusual en la música española es que señala con nombres y apellidos, dirige la rabia acumulada por los parias del siglo XXI hacia personas concretas. A Marcos de Quinto no se le discute, se le expropia.
No llenará los estómagos ni los bolsillos del ejército de desheredados en pie que ha jurado vencer, la sal de la tierra que sufre las decisiones tomadas en las alturas y los desmanes también cometidos en las plantas superiores, pero la canción —madera de himno— sí le ofrece un puñado de frases para corear, reír, enojarse y conservar la esperanza de que llegue el año en que sí hicimos la revolución. Cayetana, ese cuello pide guillotina.
“Anatomía de un asesinato” y “No pasarán” son las banderas de Comanchería (Boa Música, 2019), el regreso de Los Chikos del Maíz. Tras tres añadas sin sembrar, el barbecho le ha procurado nuevos aires —algo de salsa, una guitarra acústica, toques de country— a un cancionero que ya empieza a ser más que el mero soporte para la transmisión de mensajes, aunque en la conversación con El Salto reconocen no tener grandes objetivos políticos con su música ni creer que esta sirva para cambiar el mundo.
Tampoco espere nadie una transformación camaleónica a estas alturas del dúo formado en 2005 por Nega y Toni el Sucio: el disco cumple punto por punto algunos de los ritos que han definido al hip hop desde hace cuatro décadas. Hay chulería lírica, colaboraciones —desde la chilena-francesa Ana Tijoux a los veteranos Kase O o Zatu—, minutaje generoso con canción oculta incluida, dedicada al peluquín de Ximo Puig; macarreo y competición —consignemos daños colaterales: en la trifulca con el trap, el blog El Sobresalto, alojado en esta casa, recibe un sonoro capón— por parte de dos músicos cuya aspiración es poder seguir cogiendo el metro y dormir con la conciencia tranquila.
¿Qué os gustaría que sucediera con este disco?
Nega: Que nos catapultara.
Toni: Creo que lo que nos gustaría es lo que ya está sucediendo: está funcionando muy bien a nivel de escuchas y de recepción de la gente. Está gustando más incluso de lo que nos esperábamos. También con la venta de entradas para las salas, estamos alucinando. Tampoco tenemos unas pretensiones muy locas, básicamente poder seguir disfrutando de la música, poder seguir haciendo conciertos. Con eso nos podemos dar con un canto en los dientes.
Nega: Tenemos sueños muy modestos.
¿Cómo medís vuestra satisfacción con un disco?
N: Primero te tiene que gustar a ti porque un disco es un proceso creativo muy largo, muy denso, muy incómodo a veces. Si estás contento y luego le gusta a la gente, eso ya es ponerle la guinda al pastel.
¿Qué es el éxito para Los Chikos del Maíz?
N: Vivir de la música y seguir pudiendo coger el metro y escribir en fanzines.
T: Poder dormir con la conciencia tranquila.
¿Sigue siendo la lista de discos más vendidos un indicador de algo?
N: No sabría decirte.
T: Es complicado porque ya no se venden tantos discos como antes. Creo que tiene que ver con la tirada, si un sello apuesta más por un grupo eso también afecta. No es un indicador pero nos gusta a veces vernos por encima de gente como Alejandro Sanz, te llena pero más por la burla.
N: Luego tienes a gente como Natos y Waor que no salen pero llenan pabellones. Hoy es muy relativo, más allá del cachondeo y la satisfacción que nos pueda suponer a título personal, creo que no es un buen elemento que refleje la situación de un grupo. Las listas están copadas por la gente de OT y luego cancelan porque no venden entradas. No hay una relación entre venta de discos y venta de entradas o repercusión mediática. Ha cambiado mucho la industria.
Somos un grupo de música y entretener es lo principal. Si por el camino alguien descubre alguna referencia, alguna peli, algún director, si le salta la chispita para meterse en algún colectivo o abordar alguna problemática, bienvenido sea
¿Cuáles son vuestros objetivos al hacer música?
N: Básicamente, entretener a la gente. Somos un grupo de música y entretener es lo principal. Si por el camino alguien descubre alguna referencia, alguna peli, algún director, si le salta la chispita para meterse en algún colectivo o abordar alguna problemática, bienvenido sea. Pero no tenemos grandes objetivos políticos con nuestra música ni creemos que la música está para cambiar el mundo ni nada parecido.
¿Han cambiado esos objetivos con los años y las experiencias que habéis vivido?
N: Te diría que no.
T: No, ha cambiado la manera de hacer la música, a un nivel más profesional: ahora cuidamos mucho más los sonidos, el trabajo de estudio, la estética del disco. Pero salvo esa evolución lógica que te dan los años, mantenemos los mismos objetivos que cuando empezamos la banda.
N: Objetivos muy modestos, por otra parte.
¿Por dónde pasa el hip hop en el siglo XXI?
N: Por un momento interesante, de transición me atrevería a decir. Acaban de estrenar esta serie en Netflix que es una maravilla para quienes tenemos algunos años, The hip hop evolution,... Creo que hay más oferta que nunca, aunque parece que hay algunos sectores muy catastrofistas que vienen de nuestra generación y dicen eso de que el trap lo está colmando todo. Ahora mismo tienes gente más vinculada a sonidos electrónicos como el trap, otra que hace hip hop más clásico. Acaban de anunciar que Gang Starr vuelven. En España ocurre lo mismo: tienes gente más metida en el rollo urbano o electrónico, más vinculada con el trap o como lo quieras llamar, y otra como SFDK, Tote King o Kase O que sigue manteniéndose, gente nueva con sonido viejo como Ayax y Prok, o gente como Natos y Waor que están a medio camino. Ahora mismo quien no escucha hip hop es porque no quiere porque hay un abanico de posibilidades tremendo y una escena mucho más rica de lo que era hace unos años.
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¿Sigue siendo un lenguaje musical vigente?
N: Sí, completamente.
T: Cada vez más. Lo que tiene el rap es que es mucho más democrático que otros géneros porque es más accesible de hacer. Puedes descargarte un ritmo por internet o hacerlo con el ordenador, no necesitas estudiar música o comprarte un instrumento muy caro, ni aprender a cantar. Es accesible, no fácil, puedes hacerlo mal.
N: Ahí tienes a Monedero rapeando [risas].
T: Es fácil intentarlo, eso ha hecho que exista mucha más oferta y, al final, muchos más grupos y también más morralla.
N: Es lo que tiene la democracia [risas].
Lo decía porque el concierto de The Roots en Madrid en julio fue monumental, pero no sé si es porque el hip hop sigue significando algo o simplemente porque ellos son extraordinarios.
T: Estaba yo en ese concierto.
N: Es que The Roots son palabras mayores.
Claro, fue la misma sensación que ver a Leonard Cohen o a Patti Smith en su momento, gente que lo que hace es muy bueno, más allá del estilo.
N: The Roots o Nas, que también lleva toda la vida, son gente que está más allá del bien y del mal. En lo suyo son buenos y están ajenos a los movimientos que salen. Es peña que está por encima de tendencias, de corrientes. Vienen a dar un bolo y va a ser un bolazo.
Con el disco queríamos llegar a un nivel de respeto en el que puedes seguir haciendo lo tuyo, un poco ajeno a todas estas tendencias. Eso sería una buena señal y, de momento, por la repercusión del disco, estamos desbordados y súper contentos porque afrontamos este disco con muchos miedos. Hace cuatro años que no sacamos nada, la escena ha cambiado una barbaridad, hay otro tipo de ritmos, de historias, y ahora vuelven estos otra vez con Palestina, los bancos, Yemen. Los chicos de la bajona.
El objetivo de un artista es llegar a ese punto de convertirse en un género en sí mismo, como son The Roots, por encima del bien y el mal.
T: Es posible que de ese concierto hubiera gente que salió pensando que no había sido un concierto de hip hop. Fue una maravilla.
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De niño cantaba a escondidas frente al espejo y hoy se siente en la “gloria bendita” por cumplir el sueño de poder vivir de la música. El granadino Maka no imagina qué habría sido de él si no escribiera canciones. “Me hubiera muerto de hambre”, pronostica. Y no son palabras huecas: de escasez y pasarlo mal sabe un rato.
¿Seguís escuchando el hip hop que se hace hoy?
N: Sí estás un poco al loro de lo que sale, pero cuesta muchísimo porque hay mucha oferta. Al final, acabas escuchando las listas de Spotify de rap de los años 90. Hay una cuestión importante, que es la inmediatez y fugacidad de todo. Sale un tema, pega muchísimo unos días y en unas semanas nadie sabe qué ha pasado. Pasó con “This is America” de Childish Gambino.
T: O el “Gangnam style”, dónde está ahora.
Ese fue el vídeo más visto en la historia de YouTube.
N: Ahora es todo tan fugaz que se te ponen los pelos de punta. El hecho de sacar un disco hoy es algo que parece del siglo XX. La peña saca singles y clips.
T: En un disco hay un orden de los temas, una línea de continuidad, una historia, pero ahora incluso es un poco absurdo hacerlo porque el orden lo establece el oyente.
Con la precariedad que hay hoy, montar una banda de rock es para gente que tenga un trabajo. Un grupo de estudiantes, ¿qué hace? Pues trap o rap
¿Qué os atrajo del hip hop en su momento?
N: La accesibilidad, probablemente. Yo empecé en el grafiti y quería hacer música. Si hubiera tenido un padre rico, habría estudiado piano o algo así. Pero con una cinta, una base y un cuaderno para escribir, tienes una canción de rap. Esa accesibilidad es lo que lo ha hecho un género dominante.
T: A mí me empezó a gustar por mi hermano mayor, que le gustaba y en su época también rapeaba. Siempre me había gustado escribir y la manera de provocar con las letras, al menos lo que escuchaba en esa época, me parecía muy ingeniosa.
N: Esto es muy importante. Al ser música que se hace con un ordenador, es mucho más fácil que la gente se lance a ello. Imagínate lo que necesitas para montar una banda de rock: clases de música, instrumentos, amplificadores, local de ensayo,... Es tremendo. Con la precariedad que hay hoy, montar una banda de rock es para gente que tenga un trabajo. Un grupo de estudiantes, ¿qué hace? Pues trap o rap.
T: Ya antes incluso de tener un ordenador, con una minicadena, un micro, un cd con bases instrumentales y una cinta podías grabar. Ya entonces era accesible poder hacer tus canciones de ese modo.
Escuchando Comanchería me he acordado del Madrid Zona Bruta de CPV o de Alma Vacía, hip hop antiguo. Pero también de El Coleta. ¿Queríais hacer un disco más clásico en cuanto al sonido?
N: Tiene dos partes. A nivel instrumental están los ritmos clásicos de hip hop noventeros. Un saludo para Yeke Boy, que se ha currado las bases y lo produce todo en analógico. Lo de este pavo es increíble, este sí que vive en 1993. Y luego hay temas que tienen sampleos de salsa, country sureño,... Ya tenemos unos años, llevamos toda la vida con lo mismo y apetece experimentar, jugar con la música. En cuanto al mensaje, es lo de siempre de Los Chikos del Maíz pero adaptado a las circunstancias actuales: ahora hay cambio climático y hace unos años no lo había, pues lo abordamos, hay división en la izquierda… Bueno, cuándo no ha habido división en la izquierda.
En las letras también está muy presente Twitter, tanto en forma como en contenido. Hay muchísimas frases que podrían ser tuits. ¿Cómo os afecta a la hora de componer, de escribir las letras?
N: Te condiciona.
T: Sí, como artista ahora necesitas las redes sociales. Mick Jagger seguro que no, pero a un nivel como el nuestro, si no estás en las redes sociales no existes. Esa sobreexposición te acaba afectando, forma parte de tu día a día y se acaba notando en las letras. Igual que, por ejemplo, ahora hacemos canciones por lo general más cortas que antes porque hacer canciones largas ahora es un suicidio. Todo lo que va cambiando en la sociedad te afecta, no vivimos ausentes de ello.
¿Ese modo de escribir, un poco como un noticiero, no es algo muy efímero y fugaz? Quiero decir, no sé si alguien se acordará de Edu Galán dentro de diez años pero ahí está en una de vuestras canciones.
T: Esperemos que no, por el bien de la sociedad… [risas].
N: Ha sido un poco nuestra seña de identidad. Nos pasa ahora con temas antiguos. Pero es una fotografía de un momento concreto y habrá gente que la viva en ese presente. Chuck D decía que el rap era la CNN de los negros y al final la CNN vive a expensas de lo que sucede en cada momento. Con el rap pasa eso también.
T: Lo hemos hablado con el tema de las referencias, que se entienden aquí pero no tanto en Latinoamérica. Al final, es nuestra manera de trabajar y nos sale así de modo natural.
Habéis tenido episodios de polémicas en redes sociales, no lo rehuís.
N: Cada vez menos, cada vez estoy más harto.
T: Esta mañana hemos hablado con Javier Crudo de que hace cinco o seis años estuvimos discutiendo por Twitter, pero cada vez lo intentamos esquivar más porque acaba agotando y no conduce a ninguna parte.
Lo digo un poco de oídas porque me tenéis bloqueado en Twitter. No tengo ni idea de la razón, supongo que os dije alguna chorrada alguna vez pero creo que tiene más que ver con que, antes en Diagonal y ahora en El Salto, somos demasiado posmodernos para vuestro gusto.
N: Seguramente.
¿Tenéis miedo de contribuir a convertir la política en memes?
N: Es que la política ya son memes. La alt right en Estados Unidos se ha hecho fuerte a base de memes y bulos en WhatsApp y el éxito de Vox en gran medida se debe también al uso de bulos que rulan. Es el mundo que nos toca vivir. Que haya programas como el de Ana Pastor, Maldita Hemeroteca y Newtral para desmontar bulos... Está bien que existan, pero no desde La Sexta.
T: Siempre hablamos de que hay que hacer pedagogía para combatir los bulos, pero es que al final lo que acaba llegando a la gente es el bulo, no el artículo larguísimo que lo desmonta. No sé si es más eficiente combatirlo con sus mismas armas.
Machismo
Y el meme salió rana
En su propagación, la nueva extrema derecha estadounidense forjada en internet ha empleado lenguajes, herramientas y conceptos que parecían coto privado de la izquierda. Un breve ensayo de Angela Nagle ofrece pistas para desentrañar este cambio de paradigma.
¿Y miedo de contribuir a convertir a la clase trabajadora en una marca?
N: Es posible. A la clase obrera no hay que glorificarla ni convertirla en un meme o en objeto de un estudio antropológico, como hacen algunos periodistas culturales. “Vamos a ver los barrios con ladrillo visto, a ver cómo se desenvuelven estos monitos en los bares”. Creo que, en ese sentido, el tema “Barrionalistas” intenta huir un poco de esto. El barrio a veces lo amas y a veces lo detestas. La clase obrera tiene sus cosas buenas, maravillosas, se produce solidaridad, y también tiene individualismo, racismo,...
T: Hay un poco de todo. La clase obrera ya no es el del mono azul y ya está, hay un amplio espectro.
N: A veces para justificar ciertos productos culturales se analiza a la clase obrera como si fuese un ratón de laboratorio. También con cierto paternalismo, “pobrecitos, no dan más de sí, está bien lo que hacen”.
Con los barrios se produce esa romantización pero se obvia que la gente quiere salir de allí y si no lo hace es porque no puede.
T: O porque quiere mejorar su barrio. La cuestión es que siempre se habla de salir del barrio para mejorar, pero creo que lo interesante sería poder mejorar las condiciones de vida del barrio donde vives.
Pero esa ambición existe.
T: Claro, porque te lo dicen desde el primer momento, que puedes escalar, que puedes ser Amancio Ortega. Es el mensaje que dan los medios: tienes que salir porque tienes que aspirar a más, tienes que chafar al vecino para crecer, tienes que llegar a lo más alto... Pero muchos vecinos y colectivos quieren mejorar su barrio, que la gente viva allí en condiciones normales.
N: Eso son las aspiraciones de los artistas del trap, no de la asociación de vecinos del parque Alcosa.
La letra de “Anatomía de un asesinato” es muy contundente, se escuchan pocas como esa.
T: Es de las que más está gustando, y eso que fue de las últimas que hicimos, ya con la cabeza frita de hacer letras y todo. Pero es verdad que puede ser una de nuestras canciones que perduren en el tiempo.
N: Es interesante porque el mensaje es el más cañero que se da en el disco, pero la música es muy suave, más tranquila.
¿Habéis pensado durante la grabación que las letras de este disco os podrían traer problemas, teniendo en cuenta lo que ha sucedido los últimos años?
N: Sí.
T: Influye porque lo que haces es rebuscar más la manera de decirlo, darle una vuelta, no ponérselo en bandeja para que te puedan acusar con cualquier frase.
N: Al final, de alguna manera lo interiorizas, lo que es terrible y peligroso. Tachas cosas, buscas cómo decirlas de otra manera. No sé si eso limita tu capacidad de creación artística, creo que la modifica, te tienes que esforzar más. Pero sí, planea siempre.
T: Sí, intentas hacerlo más elegante, porque tampoco se trata de ser un mártir. Pero creo que mantenemos la esencia y la crudeza de lo que hacíamos al principio.
Habéis rebajado algunas frases en los textos que anteriormente podrían calificarse de machistas o misóginas. ¿Ha sido consciente?
N: Absolutamente, claro. Es un aprendizaje. Tú estás ubicado en la sociedad, la sociedad cambia y tú lo haces con la sociedad. Con este disco sí que pensamos que no se podía colar nada en tema de género. Y lo mejor es que creo que lo hemos conseguido.
T: Cuando empezamos no estaba el feminismo como está ahora. Nos han hecho mucha crítica que nos ha hecho abrir los ojos en ese aspecto. No lo cuidas porque sea algo de lo que te puedan acusar sino porque es algo que realmente acabas aprendiendo.
N: No queremos tomar la bandera de ser aliados, pero sí nos planteamos el tema de las referencias que incluimos en las canciones. Nos dimos cuenta de que siempre eran directores, escritores, actores y hemos querido meter referentes femeninos, que los hay pero hay que pensarlos. Por inercia, o llámalo patriarcado, me sale antes Paul Newman que Susan Sarandon.
En una canción colabora Kase O. Lírico, su compañero en Violadores del Verso, está en prisión por una denuncia de violencia machista. ¿Hablasteis con él de esta situación?
T: No, fuimos a grabar con él antes de que sucediera. Aparte, es una cosa que no creo que nos incumba ni tengamos que preguntarle sobre cómo lo está viviendo. En todo caso, es una pregunta para él.
¿Os consideráis de algún modo portavoces de la clase trabajadora?
T: No. Nos consideramos músicos, hacemos música para entretener y desahogarnos. Si sirve para algo, se nos escapa a nuestra responsabilidad. Sería demasiado arrogante considerarnos portavoces.
N: Portavoces de nada, ya hay muchos portavoces cobrando buenos sueldos por ahí.
En los últimos cinco años ha habido movimientos sindicales en la música, denunciando que las salas no contratan ni dan de alta en la Seguridad Social y las condiciones laborales en los festivales. ¿Habéis participado?
N: He tenido alguna charla con David [García Aristegui, participante en el Sindicato de Músicos], pero lo veo bastante complicado. Al final, la mayoría de músicos son autónomos y generar un sindicato de autónomos es complicado. Tuvimos una experiencia en el Festival Viña Rock a raíz de las informaciones que aparecieron sobre las condiciones de los trabajadores y fue, a nivel general, bastante lamentable. La gente estaba acojonada. Solo un grupo quería sacar un comunicado y la gran mayoría no solo no se sumaron sino que se chivaron. No solo son cobardes sino que está lleno de chivatos. Con esa peña formar un sindicato es muy complicado.
“Ningún grupo de música va a salvarte del fascismo”, decías en una entrevista que publicamos hace unos meses. Lo cual es una obviedad, ¿o no tanto?
N: Sí es una obviedad pero a veces se les quiere echar a los músicos el peso de la historia a las espaldas y los músicos no están para eso. Los músicos están para entretenerte, para dar conciertos, para que disfrutes, para que quizá descubras a algún autor. Pero si quieres cambiar el mundo, combatir el fascismo, apúntate a un sindicato, a una asociación de vecinos, a un colectivo, a un partido político, que son organizaciones que están destinadas a eso, aunque suene muy tajante. Por un lado, hay gente que piensa que por tocar en un grupo y hacer una letra comprometida ya está militando; y por otro, hay gente que delega en los grupos responsabilidades que son propias. No se debe esperar mucho de los grupos de música.
“Canto con la convicción de que la cultura es un arma de transformación”, decís en “Anatomía de un asesinato”. ¿De qué manera puede intervenir la música sobre la realidad?
T: Acompañando los procesos de cambio, no debe ser la vanguardia. La faceta artística puede narrar y reflejar un poco la historia.
¿Es “La Internacional” el producto cultural más importante del siglo XX?
N: Producto cultural… [duda]. No, no lo creo. No creo que haya un solo producto cultural que sea el más importante del siglo XX, hay un montón.
El otro día tuiteaste que eldiario.es os ha vetado la entrevista. ¿Por qué lo haces público?
N: Sí, nos llegó información en ese sentido. Creo que es algo denunciable, si no le puedes toser a un periodista porque te va a vetar, hay que denunciarlo, es un abuso contra la libertad de expresión.
Las críticas a los medios de comunicación están muy presentes en todo el disco, algo habitual desde posiciones de izquierda por el papel que desempeñan como correa de transmisión de quien paga, pero hacéis hincapié en su función blanqueadora de la extrema derecha en los últimos años, y dais nombres y apellidos.
T: Sí, mucha gente aún asocia a los medios de comunicación con información, no con opinión. Cuando están blanqueando el fascismo hacen la labor más importante para que un partido como Vox sea normalizado, se vea como una opción respetable, como un partido que puede optar con todas las garantías al Gobierno. Y eso es culpa de los medios de comunicación, que están dándole cancha y hablando de ellos como si fuese algo respetable.
N: Es terrible. Creo que esta semana va Abascal a El Hormiguero, a hacer gracietas con el otro gilipollas. Creo que si en algún momento hubiera un proceso revolucionario, los medios de comunicación y sus voceros deberían ser ajusticiados como lo fueron los zares en la revolución de octubre. Son fundamentales, sin ellos el sistema se vendría abajo.
Medios de comunicación
David Jiménez: “El gran fracaso de la prensa fue convertirse en parte del sistema que debía vigilar”
Hay una letra que me ha llamado mucho la atención, la de “Libreros”, por el ataque que hacéis a las prácticas de la industria editorial de este país, eso de publicar a gente porque es famosa en Twitter y cuestiones similares. Es una letra muy atrevida.
N: Sí, es algo que estaba ahí y parecía que nadie se atrevía a abrir ese melón del mundo editorial, la prosa cipotuda, los youtubers, los libros llenos de dibujos,... Es lo que dice él, “escribo en Público porque tengo muchos seguidores, no por los cuatro años de carrera en Periodismo”. Está bien denunciarlo.
Sí, precisamente te lo quería preguntar, Toni. ¿Por qué mantienes un blog en publico.es? La empresa editora de esa página web no tuvo un comportamiento precisamente ejemplar cuando Roures se quedó con la cabecera y se la arrebató a la cooperativa de trabajadores despedidos que iban a pujar por ella. Por no mencionar cómo trató a los trabajadores y colaboradores en el ERE de cierre de la edición impresa.
N: Esto es como preguntar por qué llevas Adidas.
No, no lo es.
T: No lo pongo como excusa, ni mucho menos, pero no conozco a fondo el tema. Ahora que lo mentas creo que indagaré más sobre ello. Escribo donde puedo opinar y expresarme abiertamente. Si nos invitasen a ciertos medios donde nos dejen cantar y hablar de nuestra música sin poner ninguna coma, me expresaría en ellos. Tampoco es que esté yo ahora mismo para elegir dónde escribo. Puedes tener cierta razón, tengo que indagar, pero vivimos en un mundo en el que es difícil no tener contradicciones.
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Opinión Quan isc a buscar l'alegria (carta de amor a València)
¿Que como pueda ser que escriba en Público? ¿Y como puede ser que trabaje yo para quien trabajo? Pues por dinero, mira tu qué secreto, que de algo hay que vivir, que no somos ni mártires ni ricos. ¿Puede presumir acaso El Salto de pagar a todo el mundo que escribe en sus páginas o web? Yo creo que no.
Podrías dar más detalles, más que nada para que resultes creíble.
Podrías dar más detalles, más que nada para que resultes creíble.
Me he reído mucho con la entrevista, menos mal que aún nos queda el humor para hacer la vida más llevadera.
Por Dios, yo no quiero ver a Ignacio Escolar acabar como los zares. Vamos, creo que no quiero jajajaja.
Lo del rock... Manda cojones. Supongo que yosi el de los suaves fue a clases de canto, o que los de la polla records eran de conservatorio. Si quies hacer rock, curras y con tu sueldo te pillas la guitarra de segunda o tercera mano y empiezas como hicieron todos los rockeros de verdad de este país. Me quedo con los suaves, barricada, marea, extremo, platero, desacato, la polla etc etc
Grupo para adolescentes. Sus letras son una encadenación de consignas y chascarrillos de actualidad con una visión infantiloide del comunismo. Y mucho egocentrismo.
Bien tirado por el periodista la preguntarle por lo de Público después de la chorrada de ajusticiar como a los Zares. Lo tendrá que consultar, dice.... ja,jaja,
Menudo zasca! El periodista le ha dado como para agachar la cabeza. Ir criticando a todos los demás con letras de niños pretendiendo superioridad moral y toma, te la comes
Pues así esta el tema, este es el nivel que aprecia la gente...muy bajo
Me quedo con lo que resaltado en el titular: Considero que los medios y sus voceros son (co)responsables de toda la decadencia y miseria moral.
Nota: El disco está bien y me gusta mucho la colaboración con la gran música chilena Ana Tijoux.
Los niños del maiz que dicen en sus letras caca, culo, pedo, pis... y algunos creen que son super irónicos y mordaces pero no saben de nada
“ahora hay cambio climático y hace unos años no lo había, pues lo abordamos” “cuando empezamos no estaba el fiminismo como esta ahora” ...o sea que se cogen a las modas y a lo popular, si sube el feminismo dejamos de poner letras machistas, se dieron cuenta este mes que hay cambio climático...estos dos también hablan de la clase obrera pero sabemos que no tienen ni idea...en fin trap disfrazado
He intentado escucharles pero muchas letras me producen vergüenza ajena dan como verdad muchas tonterías pero bueno, suerte!