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Música
Kiliki Frexko: “No me interesa el arte político que te dice qué pensar o cómo deben ser las cosas”

Kiliki Frexko [Beñat Rodrigo] sigue consolidándose como una de las voces más interesantes de la nueva escena musical vasca. Kiliki presenta Iltze 1 en un momento clave de su trayectoria. Coincidiendo con la despedida de Chill Mafia, el colectivo que marcó un antes y un después en la escena vasca, el artista sigue explorando su propio camino con un sonido cada vez más definido. En este nuevo EP mantiene su estilo característico, combinando ironía y crítica, pero también se abre a nuevas influencias y experimentaciones sonoras. Sus letras, lejos de ser sólo un juego, reflejan una actitud que conecta con una juventud que busca su espacio en un mundo cada vez más incierto.
En esta entrevista, hablamos sobre el proceso creativo de Iltze 1, sus influencias, y los proyectos que tiene en el horizonte.
Hasta ahora has trabajado en grupo y esta es la primera vez que publicas algo solo firmado por ti.
Sí, aunque he trabajado con más gente. Con las bases he tenido la ayuda de Alex [Sunnywright, Suneo], por ejemplo. Producía algo, alguna base y se lo pasaba a Suneo; o al revés. De la que tenía algo, escribía un estribillo y sobre eso construía la canción. El proceso sí que ha sido diferente, más con uno mismo. He trabajado mucho solo, en mi casa. Ha sido una buena experiencia. Me ha gustado y lo prefiero así. Ha servido para que la obra tenga un aura más sacra, ¿sabes? Más oteiciana, ese rollo místico que dice que dios es el arte.
Algunos temas tienen ya tiempo. Llevabas ya un año con la idea de sacar algo propio.
El más antiguo es “como un fugitivo” que lo hice hace más de dos años, estando en Madrid con Ares de Nueve Desconocidos. En esa época ya estaba pensando en hacer un EP y, en sí, tenía otro hecho. Un par de canciones salieron en el último disco de Chill Mafia (“Ídolo Caído” y “Animal Crossing”) y otras no van a salir nunca. Pero en “como un fugitivo” ya había cosas de lo que hay en esto que acabo de sacar. Me lo empiezo a tomar en serio hace cosa de un año, cuando vi que el grupo se acababa.
Me toca ser artista en el sentido proletario de la palabra
En todo este tiempo has sido el más prolífico del grupo.
Al principio de la Chill Mafia estaba muy a tope haciendo cosas, escribiendo temas, aunque luego estuve un año parado. Me di cuenta que no soy rico como para poder ser artistilla y vi que tenía que seguir currando en la música. Me tocaba ser artista en el sentido proletario de la palabra.
¿Has sentido la necesidad de tener que estar siempre presente, de no poder parar de publicar para no desaparecer?
Tú te pegas un año sin hacer nada y la gente se sigue acordando de ti. Aunque sea todo muy inmediato, la gente no tiene una memoria tan breve. Sí que es verdad que si no sacas algo cada año parece que has dejado la música. La necesidad que siente el artista de estar creando sin parar viene de la exigencia del público y es el artista el que decide seguir esa rueda. He tenido ese miedo, obviamente. Poco antes de empezar en serio con este proyecto pensaba que la gente no se iba a acordar de mí. Hace poco estuve en la velada de Pro Wrestling Euskadi en la que participaba el batería de TOC. Otro de los luchadores era un tío de Murcia que me reconoció y pensé: “Si uno de Murcia se acuerda de mí…”.
Cuando estaba en mi cuarto creando, o de gira, me di cuenta que no era bueno hacer música con prisa. Lo ideal sería poder hacer música sin la urgencia económica. Los proyectos necesitan fermentar y madurar. Como ahora estoy viviendo en casa de la ama, pues no he tenido esa necesidad y he podido dedicarme al disco con calma.
¿Te has sentido presionado por alguien que no seas tú mismo?
No, la verdad. Lo que estaba haciendo no se lo enseñaba a casi nadie. Le pasaba algún tema a mi novia, pero me daba igual que me dijera sí o no. Al mánager se lo enseñé cuando estaba casi acabado. Tenía claro que tenía que ser algo entre el arte y yo; y cuando ya estuviera listo, enseñarlo. He tenido consejos, eso sí, y luego he tenido ayuda con la producción y la masterización.
No creo que la industria, aquí al menos, sea tan exigente en el tema de plazos. Sí que te pueden llevar a que busques un tratamiento de la música más profesional. La presión ha sido de uno mismo. Me rallaba llegar a los 30 sin obra propia, sin ningún tema mío. Imagina que te mueres mañana. Ahí estaba ese sentimiento narcisista que te dice que puedes hacer más de lo que has hecho hasta el momento. No quiero que se me pase la vida contemplando. Me daba miedo que se me pasara la vida así, ya no.
Parece que la música es militancia, y no. Por la militancia vas a la cárcel.
En Euskal Herria tenemos Durangoko Azoka que, de alguna manera, marca los plazos para muchos.
Eso me ha dado igual. Además, no cumplía el cupo en euskera. Lo de Durango hace que toda la música salga de golpe y eso no creo que sea bueno. Parece que si no estás en la Azoka, no existes. También te digo, si tú le explicas a un grupo de Madrid lo que es la Azoka, la cantidad de gente que atrae y la cantidad de discos que vendes en cuatro días, flipan. No se lo creen. Con Chill Mafia, cada año que vamos es una locura.

¿Te has quedado con algo de la forma de trabajar que has tenido hasta ahora?
Saco cosas positivas. He aprendido más de estos cuatro últimos años que de los diez anteriores que he funcionado como músico. Han sido otros ritmos y otra forma de trabajar. Ahora aplico más esa disciplina y ese funcionamiento. Me quitaría la locura que ha sido, eso sí. No creo que el Rock & Roll me haga bien en lo artístico. A otros igual sí, pero cuanto mejor esté, más sereno, más hago. Aburrido a poder ser. Cuando mejor creo es cuando estoy tirado en la cama, en mi casa. En mi cuarto en pijama estoy de la hostia.
¿Crees que podríais haber hecho las cosas de otra manera?
He fantaseado con eso, de haber dejado que aquello se desarrollara de forma natural y poder crear algo más propio. Una escena que fuera creciendo poco a poco. Pero tuvo que ser así. No pretendíamos ni hacer un grupo y de repente estábamos girando. En algún momento a todos nos ha pasado por encima y nos ha costado asimilarlo.
Aun así has tomado la decisión de dedicarte a esto en serio, de manera profesional.
Tampoco tengo mucha más opción [risas]. Llevo toda la vida haciendo música, ahora no me voy a bajar del tren. Cuando empezamos con la Chill Mafia sabía que, de alguna u otra manera, me iba a dedicar a la música. Tengo estudios de música, estuve haciendo el grado medio de trompeta. Si tengo que volver a estudiar, haría algo relacionado con el sonido. Aunque para ser productor, tampoco hay que estudiar algo concreto. Yo creo que todos, o casi todos, del grupo seguiremos haciendo música. Yo me lo planteo tranquilamente. Esta es mi movida, mi trabajo. Me gustaría crecer, tengo ambición, pero con calma.
En lo musical has dejado de lado sonidos como el dub y el reggae. Te has movido por otros territorios.
Tampoco creo que haya hecho una ruptura con eso. Hay reminiscencias para el que las quiera encontrar. Si escuchas “Scroll”, ese bajo tiene un reverb que es muy dub, muy King Tubby. En “la ija d un munipa”, que puede ser más soul, también hay algo de dub en los reverbs. Sigo usando ese lenguaje, ya que yo conocí la electrónica a través del dub.
Para este trabajo no tenía el cuerpo muy de reggae. Tampoco quiero dejarlo de lado, ya haré cosas en ese sentido, porque es algo con lo que me identifico. En casa he mamado mucha música. Más 2 tone que reggae o dub. En los tiempos de mi viejo los que escuchaban reggae jamaicano eran los pijos. Con Chill Mafia eso estaba más presente porque nos conocimos en Sound Systems. Yo con 16 años pinchaba oldies con Soria, el primer batería de Tatxers. Tengo claro que alguno de los temas del EP, seguramente “si m miras asi”, le voy a hacer un remix en plan rocksteady. Lo subiré a Soundcloud y ahí se va a quedar.
Sería muy aburrido ser todo el rato consciente . Me interesa lo naif
Esa canción me parece que es la que más se aleja de lo hecho hasta ahora.
Quería hacer algo como Pinkpantheress, británico pero con armonías muy bonitas. En verdad, se me da bien hacer cosas pegadizas y bonitas. No me pega nada, en principio, pero en Jahgoikoa eta Reggae Zaharra el mejor tema que hice era también un rocksteady de amor. En el fondo, cambias las baterías y te queda algo parecido.
En esta evolución cuánto queda de Kiliki y cuanto de Beñat.
No creo que Kiliki sea muy diferente de Beñat. Habrá de los dos. Tampoco creo que tenga un personaje excesivamente alejado de quien soy. Igual sí que hay algo más de Beñat, algo más de introversión, no lo sé.
En un principio el disco se iba a llamar Gudu eta Amodioko Kantak. ¿Qué queda en este trabajo de esa dualidad?
Esa era la inspiración. De la que tenía cuatro temas pensé en eso como concepto. La propia canción de “iltze 1” iba a ser el punto de inflexión entre ambos conceptos. La hice con ese objetivo, para redondear el EP. Yo creo que las canciones son eso, canciones de amor y de guerra. Y alguna, de las dos. “scroll” es una canción de guerra y “si m miras asi” es una canción de amor al uso. No puedes cantarle solo al amor en 2025 después de un par de bombas atómicas, un holocausto y un genocidio; pero tampoco puedes sólo cantar a la guerra. Sería muy aburrido ser todo el rato consciente o politizado. Me interesa lo naif, porque de ahí pueden surgir cosas interesantes.
Gudu eta Amodioko Kantak es un disco de Unai Hirukoa, Luis Iriondo y Miguel Mari Azpiazu publicado en 1977. Siempre me ha asombrado el conocimiento musical que tienes en cuanto a folklore euskaldun.
Está mucho más puesto Golda [Flako Fonki]. Se pasó unos años que solo escuchaba ese tipo de música. Yo también, algo antes de que explotara lo de Chill Mafia. Pero no escuchaba solo folk, Golda sí. Algo de aquella fijación queda en este disco porque, aunque no quiero, me sale. Hay una referencia a Imanol, por ejemplo. Me he pegado épocas muy locas de escuchar eso. En el fondo, en lo creativo hay mucho, o casi todo, de memoria. Tú tienes tus referencias y juntándolas creas algo nuevo.
Siempre has entendido, y expresado, la politización de una forma no muy explicita, bastante alejada de las maneras que han sido musicalmente hegemónicas en Euskal Herria.
No me parece un arte interesante el arte político que te dice cuál es la posición que hay que tener, o como tienen que ser las cosas. Sí que es verdad que cuando fui a ver el concierto de Fermin Muguruza en Miribilla, estaba viéndolo y, por un lado, me surgía la duda de hasta qué punto es positivo que tu mensaje sea reivindicativo cuando en el fondo lo estás haciendo para vender entradas. Sé que Muguruza no lo hace para eso; él cree firmemente en lo que dice, pero en el fondo hay algo de eso. Antes se hacía mucho y puede tener algo de perverso. Pero lo bueno era que no estaba de moda ser facha. En el pueblo más facha de Aragón la txaranga iba a estar tocando “El Vals del Obrero” o “No Hay Tregua”. Mercantilizas, sí, pero eso en verdad estaba guapo. Pero artísticamente no me interesa nada. No al menos en lo contemporáneo. Las canciones de Kortatu o de Muguruza sí me interesan en su contexto histórico.
Si tú argumentaras en la calle como argumentas en Twitter, te van a romper la cara
¿No hay contexto ahora para eso?
Creo que la gente está suficientemente jodida como para que puedas hablar de lo político desde lo personal. No creo que necesites lanzar proclamas. Creo que puedes apelar mucho más desde lo personal. “scroll” sí que es más explícita. “la ija d un munipa” puede hablar de lo chunga que es la policía, pero eso ya lo sabemos, y me parece más interesante explicar cómo me ha afectado en el día a día. Igual es más banal, pero me interesa más. También decir que “no me interesa trabajar, pero no en plan Llados, sino en plan Durruti”, que decir que el trabajo asalariado es esclavitud. Que sí, que ya lo sabemos, pero es que esto es una canción y no un puto libro.
Volvemos a lo perverso de utilizar esas proclamas para vender entradas. Parece que la música es militancia, y no. Por la militancia vas a la cárcel. Por la música alguno ha ido, pero por la militancia muchos más. Me vendes que es lo mismo estar en SEGI que tocar un concierto por pasta, y no.
Has sacado un single de adelanto [“scroll”] en el que dices “voy a scrollear la muerte y me será indiferente”. ¿La sobrecarga de información nos está insensibilizando? ¿Nos está paralizando?
También está el factor del anonimato. Tú no hablas con gente y eso sí que te insensibiliza. Si tú argumentaras en la calle como argumentas en Twitter, te van a romper la cara. Ese anonimato despersonaliza un montón. No diría que te paraliza, te limitas a twitear. Ese es el nuevo activismo. Hace poco JPEGMafia puso unos tweets, a raíz de los de Kanye West, en los que se dirigía a los liberales blancos: suicidaos, les decía. Les echaba en cara que por su culpa Trump había llegado al poder y lo único que hacían era twitear Free Gaza. Y eso, en el fondo, no vale para nada. Mi canción tampoco es una crítica, si no una apreciación de algo en lo que estoy metido. Desayunas viendo hospitales bombardeados y sigues con lo tuyo. Tenemos el morbo metido en el bolsillo.

¿Desde el amor se puede politizar?
Sí, yo creo que desde el amor se puede ser muy político. Puedes hablar del amor de mil formas y creo que puede ser muy interesante. Joder, ¡como no lo va a ser! El amor es el debate. No me interesa decir a la gente como amar. Es algo que pasa mucho en Twitter. Cada dos meses aparece el debate de poliamor sí, poliamor no. No me refiero a eso. Pero hablar del amor, de relaciones personales, eso sí. De hecho, en “si m miras asi” la inspiración es un video de Zizek. Me salió en TikTok y dice que si justificas tu fe eres ateo y si explico por qué te quiero, entonces no te quiero.
En la portada aparece Kiliki luchando contra el dragón de Aralar [el mito de un noble que mata a su padre y a su madre engañado por el demonio, y que para redimirse mata al dragón que habita en la cueva]. ¿Te ves identificado en ese mito?
El concepto estético ha salido todo de Adrián Romero [Talleres La Visión]. Yo le pasé unas referencias, entre ellas las de San Miguel de Aralar. Aunque le dije que no fuera lo predominante, porque podría dar una imagen más folklorika. El Kiliki de hace cinco años sí que mató al padre, pero ya no soy eso. Ahora, en todo caso, soy el dragón, honestamente. No lo digo en plan mal, pero ya no somos un grupo underground y el mainstream vasco nos ha aceptado. Yo no esperaba tal cosa, por eso llevábamos esa actitud de matar a todo dios.
Kiliki está luchando solo contra el dragón, pero, como dicen en El Eternauta, el único héroe válido es el héroe colectivo, no el individual. Aunque sea un trabajo individual, ¿hay algo de colectivo?
Sí, claro. Sigue estando la Chill Mafia en esto, de alguna forma. Siguen siendo mis amigos. Aunque no hayan estado en lo profesional, en lo personal han estado jartísimo. Sigue siendo la peña en la que me apoyo. Si me cae un momento duro, acudo a ellos. Igual no los he necesitado para hacer canciones, pero sí para estar bien como para hacer canciones. No es una batalla de yo contra el mundo. Sin mi peña estoy jodido. Soy alguien con muy buenos amigos.
Vas a estar acompañado en los directos que vienen ahora.
Va a estar Suneo con el Ableton metiendo todo lo que no sea bajos y baterías. Para eso tengo a dos amigos: Xabi Esparza al bajo y Eneko Arbea a la batería. Estudié con ellos y son unos fieras en lo suyo. Hemos estado ensayando y tiene muy buena pinta. Suena muy bien. Con una banda todo gana, y si es buena, más. Creo que estos temas se prestan a tocar con banda y tengo ganas de tocar con músicos y de girar con gente que enfoque esto de manera profesional. Mañana [20 de marzo] tocamos el primer bolo en Good People [Bilbo]. Tocaré los temas del disco, alguna de Chill Mafia y alguna versión. De todas formas, seguiré sacando más cosas. Para junio ya tengo preparado otro single. Estoy con ganas de hacer temas. Estoy tranquilo y muy seguro de lo que estoy haciendo.