Opinión
Pobres niños blancos

Primero se le niega el paso. Después se le persigue. Finalmente se le echa. El vídeo de un niño negro expulsado de un tobogán se viralizó con su incómodo contenido. La gente comentaba “pobre niño negro”. Pero también, sí, también, pobres niños blancos.

Educación, manos de niños y niñas
España está en cuarto lugar en pobreza infantil en términos absolutos, por detrás de Rumanía, Bulgaria y Lituania. Álvaro Minguito
Sarah Babiker
10 may 2018 06:00

El vídeo es de hace unas semanas, el escenario, un colorido parque infantil, con sus columpios y toboganes de formas curvas. Las piezas de madera, las redes de cuerda, los muelles y los suelos blandos protegen a niñas y niños ante cualquier corte o caída imprevista. Un grupo de niños se amontona en uno de los juegos. Llega un pequeño nuevo, es negro. No hay nada en tan seguro espacio que le proteja del golpe que está por recibir: para él no se abre un hueco que le permita, ya no formar parte del grupo, sino simplemente, estar. Primero se le niega el paso. Después se le persigue. Finalmente se le expulsa. No hay padres que intercedan para reprochar a los niños su conducta. La madre del pequeño protesta, intenta defenderle, los chavales no la respetan tampoco a ella. La única forma que tiene de protegerle es llevárselo de allí.

El vídeo se viralizó con su incómodo contenido. La gente comentaba, qué tristeza, qué vergüenza, pobre niño negro. Sí, pobre niño negro, objeto infantil de una cruel metáfora que todo lo cuenta. No puedes pasar, si pasas te perseguimos, si podemos te expulsamos. Pero también, sí, también, pobres niños blancos. Pobres niños blancos que juegan en un parque donde solo hay niños blancos. Como si no formaran parte de una sociedad donde hay miles de niños y niñas que no son blancos. Qué segregación tan triste, qué infancia de mentira pueden vivir en ese parque infantil anclado en la historia, ajeno al territorio al que pertenece, descolgado del mundo. Dónde están esos parques infantiles blancos que parecen un gueto, cuando en tantos barrios de nuestras ciudades y nuestros pueblos, en tantas aulas y patios escolares, juegan niñas negras y blancas, latinas, asiáticos, gitanos.

Y, aunque no vamos a engañarnos, ni pensar que son babeles pacíficas, que la sola coexistencia implica convivencia, esos parques y esas aulas y esos patios de recreo son mucho más fértiles y reales que aquel parque triste donde pequeños sujetos pueden convertir un juego en una frontera, una pandilla en una masa excluyente.

Las dinámicas para deconstruir prejuicios sobre “los otros” les resultaban ridículas a niños y niñas de una escuela en la que todos esos “otros” formaban parte del nosotros que habitaba el aula

Hace más de una década participé en un programa de sensibilización intercultural a través de una organización conocida. Esta entidad nos formó a un grupo de personas voluntarias. En la sesión, realizamos varias dinámicas que después reproduciríamos en escuelas. Eran actividades para aflorar estereotipos, identificar prejuicios, prevenir racismos cotidianos. Entre aquellas gentes de buena voluntad, de nuestras miradas a priori concienciadas, brotaron muchos más prejuicios, más sentidos comunes xenófobos de los que luego pude encontrar en el taller que dimos poco después en un colegio. El grupo de voluntarios lo formaba gente adulta, con su biografía inscrita en la historia de un país que hasta poco antes, era un país de emigrantes, con la mirada puesta en Europa como horizonte de progreso, fuera de ahí, una otredad inmensa y desconocida.

Sin embargo, en la escuela nos esperaban niñas y niños de unos 10 años, de diversos orígenes. Las dinámicas para deconstruir prejuicios sobre “los otros” les resultaban ridículas, pues todos esos “otros” formaban parte del nosotros que habitaba el aula. Salí de aquel taller como colocada, habitada de una esperanza seguramente naïf, hasta que nos contaron de otro aula, en un instituto a pocas calles de allí, un centro también lleno de población diversa, donde el nosotros del aula empezaba a dinamitarse, el ambiente a cargarse de distancias, los vínculos a desconfigurarse. Aquellos chicos y chicas eran adolescentes, estaban afirmando su identidad. Y para aquel entonces el instituto y sus afueras, los libros de texto y las noticias, ya les estaban cuestionando la idea de que hubiese un nosotros a compartir.

Desde aquella experiencia han pasado tantas cosas. Las niñas y niños son cada vez más diversos racial y culturalmente. La infancia toda, salvo los hijos de quienes se beneficiaron de “la crisis”, es cada vez más pobre. Las escuelas públicas cada vez están más maltratadas, golpeadas por los recortes, hipotecadas por la razón neoliberal que hace de los colegios una máquina de reproducir desigualdades. Hay madres y padres, profesionales de la enseñanza, que reivindican, demandan, otras formas de aprendizaje, una revisión de las pedagogías, apuestas más respetuosas con la infancia que contribuyan a fomentar personalidades más libres, creativas, cooperativas. También hay quienes, ante un futuro incierto, se dejan seducir por aquellas apuestas que prometan un porvenir de éxito para sus vástagos: escuelas bilingües, lenguajes de programación, habilidades técnicas para un escenario cada vez más competitivo. En el debate sobre qué educación queremos para qué futuro, queda en segundo plano algo fundamental, la naturaleza de la sociedad misma en la que las niñas y los niños se educan, la historia de racismo, saqueo y desigualdad que alimenta el capitalismo presente, el mundo que en el futuro habitarán como adultas.

Se habla de la diversidad en las escuelas, como un problema. Y puede serlo si en lugar de luchar porque las escuelas de todos sean mejores continuamos con la debacle neoliberal, idiotizados por los ranking PISA

Así, se habla de la migración, la diversidad en las escuelas, como un problema. Y puede serlo si en lugar de luchar porque las escuelas de todos sean mejores, nos centramos solo en buscar las mejores escuelas para nuestros hijos. Puede serlo, si continuamos con la debacle neoliberal, idiotizados en torno a los ranking PISA. Puede serlo, si dejamos solas y mal pagadas a las profesoras y profesores ante aulas compuestas por jóvenes que se sienten los despojos, las no tenidas en cuenta. Puede serlo si hablamos de interculturalidad desde la diferencia, si naufragamos en miradas exotizadas de las otras, desde sus ropas, su religión o sus comidas, mientras se les niega un lugar en los libros de historia como sujetos y no solo con breves cameos en una narrativa eurocéntrica. Si seguimos ignorando la producción cultural e intelectual de todos, o los procesos de dominación y resistencia que —para mal y para bien— nos conectan.

Mientras que solo se hable de los países de los otros para hablar de tragedias y pobreza, de folclore ahistórico, iremos cultivando un nosotros y un ellos cada vez más segregado, abismos insalvables, pasto fértil para que el racismo nunca retroceda.

La sociedad que se viene no promete tolerancia, paz y amor. Amenaza con más exclusión y desconfianza, con férreas identidades a la defensiva. Así que si nos importa el futuro de nuestras hijas, que sean seres libres, que puedan hacer frente al futuro, quizás no sea tan importante que sepan hablar inglés con 18 años, si no que no lleguen a esa edad sin saber nada de las personas con las que comparten sociedad y futuro. Pues no se trata de tolerar a los otros. Se trata de pulverizar la alteridad misma, se trata de construir nosotros plurales y porosos, personas que sepan generar vínculos cuando el poder exija distancias. Se trata de que nuestros quizás muy autónomos y bilingües hijos no se sumen a la masa excluyente en la que se está convirtiendo Europa, se trata de que nuestras hijas que también son mulatas y gitanas, chinas y latinas no tengan que enfrentarse solas al fascismo que se avecina.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Tribuna
Tribuna Altri, o franquismo industrial do PP
O Executivo de Alfonso Rueda vén de aprobar un informe ambiental que avala a macrocelulosa, confirmando que non se trata dunha decisión técnica, senón política.
Opinión
Opinión Tiempo de coraje, tiempo de política
Apariencia de normalidad institucional, como si todo siguiera igual, y millones de euros en armas. Estas parecen las respuestas dominantes a uno y otro lado del Atlántico.
Crisis climática
Informe de la OMM El nivel del mar se disparó en un 2024 que contabilizó el mayor número de desplazados climáticos en 16 años
El balance climático de 2024 de la Organización Meteorológica Mundial resalta datos preocupantes en indicadores clave de la crisis climática y confirma que el pasado fue el año más cálido jamás registrado.
Activismos
Movementos sociais Guerra xeopolítica e loitas sociais: un ciclo de conferencias aborda en Vigo as raíces dun mundo en crise
Poñentes como Xosé Manuel Beiras, Miguel Urbán, Queralt Castillo ou Aurora Moreno abordarán algunhas das cuestións clave para analizar o presente e argallar ideas para o futuro nunhas xornadas organizadas polo grupo de activistas Ecoar.
Crisis climática
Informe España experimentó 28 días de temperaturas por encima de la media en invierno por el cambio climático
València experimentó el mayor número de días por encima de la media (33) y Barcelona vivió la mayor intensidad de la anomalía: 1,4ºC sobre el promedio. Casi 394 millones de personas por todo el mundo sufrieron 30 días o más inusualmente cálidos.

Últimas

Más noticias
Arte
Arte y memoria histórica Un artista renuncia a un premio de la Academia de Bellas Artes Canaria por su defensa del monumento a Franco
Acaymo S. Cuesta argumenta que la posición de la Academia con respecto al ‘Monumento al Caudillo’ de Juan de Ávalos es contraria a los principios democráticos que defiende y no recogerá el galardón.
Análisis
Análisis La hipérbole pasa factura a Vox y deja la mayoría absoluta en manos de Sumar y Podemos
La caída de dos puntos de Vox muestra cómo la izquierda y el PSOE podrían seguir teniendo una oportunidad de evitar un Ejecutivo del Partido Popular con la ultraderecha.
València
Racismo El Aita Mari se querella contra Vox Borriana y un diputado ultra por llamarles “barco negrero”
Un edil de Borriana y diputado autonómico ultra les acusó de ser “barco de negreros” y “cooperador necesario de las mafias de tráfico de personas”. El partido difundió estas declaraciones.

Recomendadas

Medio ambiente
Medio ambiente A Xunta desoe a oposición social e dá luz verde ambiental á celulosa de Altri e Greenalia
O informe da administración galega, gobernada polo PP de Alfonso Rueda, conclúe que a proposta é “ambientalmente viable” e pasa por alto as decenas de miles de alegacións presentadas, así como a contestación social.
Costas
Costa A ría de Arousa, ao bordo do colapso ecosistémico
A principal produtora de marisco de Galiza afronta unha crise sen precedentes; o impacto da contaminación actual e a de potenciais industrias como Altri ou a reapertura da mina de Touro poñen en perigo o sector do mar.
Medio ambiente
Medio ambiente Miles de persoas enchen as prazas galegas contra o ‘si’ ambiental da Xunta a Altri
A Plataforma Ulloa Viva logrou mobilizar decenas de concentracións nos concellos da conca do río Ulla e máis alá para protestar contra a Declaración de Impacto Ambiental aprobada polo Goberno de Alfonso Rueda para a celulosa.
Cine
Vicente Monroy “El capitalismo es un ejercicio de destrucción de la curiosidad”
En su nuevo ensayo, Vicente Monroy convierte la penumbra de las salas de cine en protagonista, tejiendo un relato fascinante que une sus dos grandes pasiones: el cine y la arquitectura.