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Opinión
Un posible decálogo para ser algo más libres
Es difícil ser real y radicalmente libres en este sistema y, desde luego, no tiene nada que ver con lo que predica Díaz Ayuso. Pero hay algunas cosillas que se pueden ir haciendo o, al menos, que se pueden ir intentando. Este decálogo de once puntos es la pequeña reflexión que me hago como propósitos para un año nuevo e incierto:
1. Deja de comprar y consumir cosas que realmente no necesitas. Especialmente cuando más te presionan para ello. En la rueda del sistema romper el engranaje del consumismo está a nuestro alcance… y es nuestra responsabilidad.
2. Deja de tirar cosas que puedes seguir utilizando. No se trata de acumular trastos, pero sí de resistir a la obsolescencia. Otro aspecto fundamental del consumismo es la falsa necesidad creada de comprar lo último y tirar lo anterior.
3. Deja de comprar en multinacionales, siempre que sea posible. Casi siempre lo es, casi siempre basta buscar un poco para encontrar alternativas. Casi siempre se puede acudir al pequeño comercio local para satisfacer las necesidades reales de una vida digna.
4. Deja de consumir programas de televisión insustanciales, que no te interesan realmente. Sería mejor que no consumiéramos nada de televisión, pero, al menos, suprimamos lo tóxico. Tiene tan poco interés lo que ofrecen, hay tanta basura, te bombardean tanto con publicidad descarada o encubierta, te tratan en el fondo con tanto menosprecio, como a alguien sin criterio, sin capacidad y sin madurez...
5. Infórmate en medios alternativos. Es la única forma de que te hagas una idea aproximada de lo que realmente sucede, de lo que es importante, de poder escapar, al menos en parte, de la manipulación omnipresente y sibilina. Es, al mismo tiempo, una manera de poder “leer” críticamente lo que te cuentan como la realidad.
6. Quiérete y cuídate: comiendo sano, haciendo ejercicio, compartiendo con tus amistades, dándote tiempo de descanso o meditación. Intenta librarte de la presión que el capitalismo ejerce sobre tu tiempo; o sea, sobre tu vida.
7. Quiere y cuida a tus personas íntimas y a tus personas próximas. Y déjate querer y cuidar por ellas. Es lo mejor que tienes. Es irracional que te dejes perder o deteriorar esos lazos… y es, en alguna medida, suicida.
8. Implícate en los problemas de tu entorno inmediato y di “esta boca es mía”. No se te vaya a secar o, lo que es peor, a gangrenar. No delegues tanto, no esperes siempre que lo que te afecta te lo resuelvan “desde arriba”. Siglos de delegación irresponsable, siglos de pasividad inducida, siglos de silenciamiento y exclusión nos han conducido hasta este desastre.
9. No participes en colectivos jerárquicos, ni compitas por situarte más arriba en ninguna pirámide, ni por situarte por encima de nadie, ni aceptes que te sitúen por debajo. Reclama tu derecho y cumple con tu deber de sentir, pensar, decidir y actuar por ti, en lo más lejano y en lo más cercano.
10. Vuelve a la tierra, vuelve a amar y cuidar la naturaleza, vuelve a tocarla, a sentirla y a disfrutarla. Así sentirás, probablemente, la necesidad de defenderla, de luchar por ella, de parar las agresiones que la destruyen, la ensucian y la afean. Al fin y al cabo, es tu madre y tú eres parte de ella.
11. Trabájate para no parecerte a ellos (machistas, fascistas, autoritarios, engreídos, clasistas, racistas, cínicos, esquiroles, cómplices…) en lo más mínimo, ni por dentro ni por fuera. Que no se te cuelen sus maneras, ni sus metas, ni sus hábitos. Despréndete de lo que haya podido adherirse a tu piel como quien se libra de una costra venenosa.