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Unión Europea
Las nuevas condiciones de la protesta y del antagonismo. Límites y problemas. Entre dos derechos iguales, decide la fuerza (III)
Hay un dato problemático que constituye el principal obstáculo de la política a la altura de estos tiempos. Podemos resumirlo de la siguiente manera: la multiplicación de conflictos tiene que romper con las estructuras y sistemas de gobernanza para poder producir un nuevo sujeto múltiple, pero capaz de actuar como una sola mente. En medio de la violencia objetiva de la recesión y el caos ecosistémico, el paso mismo del tiempo es un chantaje para cualquier lucha parcial aislada o sectorizada. Antes bien, se hace necesaria la construcción de un sistema de contrapoderes en red para poder imaginar acaso alguna forma de negociación para la consecución de objetivos comunes.
Las nuevas condiciones de la protesta y del antagonismo. Límites y problemas
Hay un dato problemático que constituye el principal obstáculo de la política a la altura de estos tiempos. Podemos resumirlo de la siguiente manera: la multiplicación de conflictos tiene que romper con las estructuras y sistemas de gobernanza para poder producir un nuevo sujeto múltiple, pero capaz de actuar como una sola mente. En medio de la violencia objetiva de la recesión y el caos ecosistémico, el paso mismo del tiempo es un chantaje para cualquier lucha parcial aislada o sectorizada. Antes bien, se hace necesaria la construcción de un sistema de contrapoderes en red para poder imaginar acaso alguna forma de negociación para la consecución de objetivos comunes.
Lo único que mantiene unido ya a este gobierno de coalición es el coste de oportunidad inasumible de romperlo
Volviendo al Reino de España, el golpe de los acuerdos del Eurogrupo se ha notado en los actos del gobierno Sánchez, sobre el que ha obrado como una orden de cambio de paso. La bipolaridad inicial entre las dos caras de la coalición, la social y la “de Estado”, se ha decantado claramente por el “sentido de Estado”. Lo único que mantiene unido ya a este gobierno de coalición es el coste de oportunidad inasumible de romperlo. La ópera bufa de los nuevos “Pactos de la Moncloa” ha quedado en eso, en un entretenimiento en el que quizás tan sólo creyera mosén Enric Juliana, pero que no pretendía nada más que ganar tiempo y contrarrestar la construcción del clima golpista por parte de Vox y sobre todo del PP, que sería el gran beneficiado de una crisis de gobierno. Sin embargo, el balance de costes de oportunidad para los dos grandes pilares partidarios del régimen constitucional dista de estar claro. Para el PSOE, modalidades de gran coalición para gestionar programas de austeridad son una vía segura hacia la pérdida de millones de votos, donde muchos de ellos podrían regresar a UP; y otro tanto sucede con el PP, que los perdería para la abstención y para Vox e incluso daría una bonus life a lo que queda de Ciudadanos. Para bien o para mal, la vuelta al bipartidismo en cualesquiera de sus fórmulas es algo improbable, y menos aún en medio de una recesión mundial sin precedente alguno y con una respuesta europea que muy probablemente reforzará el veneno de la austeridad bajo figuras distintas de las del pasado ciclo, pero igualmente portadoras de violencia sistémica.
Para bien o para mal, la vuelta al bipartidismo en cualesquiera de sus fórmulas es algo improbable, y menos aún en medio de una recesión mundial sin precedente alguno y con una respuesta europea que muy probablemente reforzará el veneno de la austeridad
Pensemos en el corto plazo: el escenario que se ha construido en las últimas semanas es el de la “emergencia económica” por encima de la “emergencia sanitaria”, donde el derecho a la vida y a la salud queda subordinado a la reproducción del poder de la clase oligárquica sobre los medios de producción de la vida. En medio de la incertidumbre y el clima infotóxico sobre los plazos y las modalidades de la “vuelta a la normalidad”, lo que se viene llamando la reactivación económica presenta ya unos parámetros generales definidos: control de las dimensiones de la miseria social (tal es el objetivo, retóricas aparte, del Ingreso mínimo vital, estandarte de la vicepresidencia de Pablo Iglesias), en un cuadro de desempleo masivo, desbordante, imposible de absorber a corto plazo en el marco de las condiciones del Eurogrupo; degradación generalizada de los niveles salariales, acompañada de una dualización aún más exacerbada si cabe de los estatutos del trabajo asalariado y del trabajo autónomo.
De este modo, no hace más que reforzarse la estructura jerárquica fundamental triádica entre a) las clases medias asociadas al Estado, esto es, funcionarios, empleo público por oposiciones, cargos directivos de empresas y bancos; b) contratos salariales y falsos autónomos regidos por la reforma laboral vigente, en la que en la práctica sigue en vigor el despido libre, por el otro; y, por último, c) la galaxia del trabajo informal semiesclavo en los cuidados a las personas, el trabajo doméstico y una franja creciente de la hostelería, el turismo, el transporte, la logística y la construcción. A esta clasificación tenemos que añadir un subconjunto transversal, pero políticamente determinante, como es el de las y los pensionistas contributivos. Es un subconjunto transversal de la estructura jerárquica, pero particularmente sometido al chantaje estatal de la solvencia y al chantaje financiero de la austeridad. Por decirlo gráficamente, el abismo entre el Norte y el Sur y entre el Este y el Oeste de Europa saldrá de esta crisis pandémica ampliado a distancias que hacen impensable cualquier convergencia de los niveles de vida y bienestar en una o dos generaciones. No future.
En las condiciones de sociedades como las del sur de Europa, cada vez más envejecidas y con un éxodo migratorio de la juventud trabajadora, una situación demográfica que ya era dramática como consecuencia de la oleada de austeridad desde 2010 no hará más que empeorar: con el ensanchamiento de las oportunidades de trabajo entre Norte y Sur, cabe esperar una nueva oleada migratoria que será sencillamente devastadora para la llamada “España vacía” y, por lo demás, un signo ominoso sobre cualquier hipótesis de desarrollo independiente español o de devaluación interna recuperando la peseta y apostando por las exportaciones competitivas.
Por decirlo gráficamente, el abismo entre el Norte y el Sur y entre el Este y el Oeste de Europa saldrá de esta crisis pandémica ampliado a distancias que hacen impensable cualquier convergencia de los niveles de vida y bienestar en una o dos generaciones. No future.
El problema de Unidas Podemos en esta situación queda perfectamente reflejado por el episodio tragicómico del pasado 20 de mayo y el pacto parlamentario entre PSOE, UP y EH Bildu para la derogación de la vigente ley de reforma laboral, hija legítima de la Troika y nacida en 2012, bajo el gobierno de Mariano Rajoy. Apenas una horas después del anuncio del pacto, el propio PSOE anunciaba que no iba a cumplirse el primer punto, es decir, la derogación íntegra e inmediata de la ley que, recordemos, supuso una voladura de las pocas garantías que quedaban en el Estatuto de los trabajadores en términos de facilitación del despido, precarización extrema de los contratos y eliminación de la negociación colectiva. La portavoz de la oligarquía financiera española y europea, la ministra Nadia Calviño, habló claro y afirmó que “[...] sería absurdo y contraproducente abrir un debate de esta naturaleza y generar la más mínima inseguridad jurídica en este momento. Los contribuyentes, yo creo, nos pagan por solucionar problemas y no para crearlos”. No habrá derogación, pues. En la situación de estado de alarma y de catástrofe social inminente, Unidas Podemos se ve ante la alternativa de retirar su apoyo a Pedro Sánchez y salir del gobierno, abriendo una crisis política que, en ausencia de luchas y movimientos activos en esta coyuntura, podría tener consecuencias funestas. Como quiera que sea, queda demostrado que, ni siquiera ante la peor catástrofe social en muchas décadas, la regla de la ganancia y del poder de clase puede vulnerarse, so pena de una autodemolición de la mayoría reformista en el gobierno.
*Puedes descargarte el texto completo de “Entre dos derechos iguales, decide la fuerza” aquí.