Palestina
Hamás responde a Trump que acepta la liberación de prisioneros y entregar Gaza a un gobierno tecnocrático

El cruce de caminos era complicado: o rechazarlo y que EEUU dé permiso a Israel para continuar indefinidamente su guerra de aniquilación en Gaza o claudicar y dar carta blanca al régimen de Tel Aviv y, con ello, dar un pretexto a los países europeos para que abandonen la costa de Palestina a un proyecto de virreinato sin soberanía para la población palestina. Hamás pedía más tiempo para dar su respuesta al ultimátum que planteó Donald Trump el pasado lunes. Pero el presidente estadounidense lanzaba este viernes 3 la fecha límite: o Hamás respondía antes del domingo a las 18h de EEUU (la madrugada europea) o se desatará un “infierno” como nunca antes se ha visto.
La respuesta ha llegado pasadas las 21:30h (hora española). El gobierno de Gaza acepta entregar a los prisioneros israelíes así como expatriar los cuerpos de los cautivos muertos para, inmediatamente, discutir los términos establecidos por la Casa Blanca con el beneplácito de Israel.
Hamás acepta un segundo punto: ceder el poder. Según el grupo la administración de Gaza puede pasar a estar formada por un organismo independiente de tecnócratas palestinos, “basado en el consenso nacional palestino y el apoyo árabe e islámico”. No es exactamente la propuesta de Trump, pero implica la salida del mando de un movimiento que gobierna en Gaza desde 2006 —la última vez que Israel autorizó elecciones en ese territorio—. En declaraciones a Al Jazeera después de la respuesta, Mousa Abu Marzouk, uno de los líderes de Hamás ha recordado que “no se puede implementar el plan de Trump sin negociación.”
“Otras cuestiones mencionadas en la propuesta del presidente Trump respecto al futuro de la Franja de Gaza y los derechos legítimos del pueblo palestino están vinculadas a una posición nacional unificada y a las leyes y resoluciones internacionales pertinentes”, ha redactado Hamás. El comunicado pretende seguir la línea del alto el fuego, pero omite algunas de las propuestas de máximos planteadas en el documento presentado el lunes por la Casa Blanca. “En cuanto a otras cuestiones de la propuesta del Presidente Trump relativas al futuro de Gaza y los derechos inalienables del pueblo palestino, éstas están vinculadas a una postura nacional palestina unificada, basada en las leyes y resoluciones internacionales pertinentes, y se discutirán dentro de un marco nacional integral en el que Hamás participará activa y responsablemente”.
Los principales alicientes del plan: que “Israel no ocupará ni anexará Gaza” y que “nadie será obligado a abandonar Gaza” contrastan con la cesión de soberanía absoluta que se plantea sin fecha de finalización en el texto de Trump.
Las discusiones están teniendo a varias bandas: con los grupos armados en la Franja (Yihad Islámica), aparentemente en contra del acuerdo, con los aliados (Turquía, Egipto y Qatar), que empujan para aceptar sin demasiadas contrapartidas, y entre las propias fracciones de Hamás, la más importante entre las del exilio y las del terreno, especialmente los combatientes de las Brigadas Qassam y Saraya al Quds, más proclives a rechazar el ultimátum.
Mientras, sigue la operación de exterminio por parte de Israel, que entre el jueves 2 y el viernes 3 acabó con la toma del Corredor Netzarim, la carretera que divide el norte y el sur de la Franja. Las informaciones sobre la población gazatí muestran que se siguen produciendo salidas desde Ciudad de Gaza hasta el campamento costero de miles de tiendas que se extiende hasta el sur, pero también que hay familias que han retornado a la ciudad porque no tienen adonde ir. Sobre los que se quedan, pesa la sentencia del ministro de Defensa, Israel Katz, que el miércoles 1 de octubre dijo que quienes permanezcan en Ciudad de Gaza serán considerados “terroristas o cómplices de terroristas”.
Según el medio israelí Times of Israel, Netanyahu consiguió arrancar una modificación sobre el texto inicial que garantiza que su ejército seguirá ocupando la mayor parte del territorio de Gaza
Según el Ministerio de Salud del territorio, el 3 de octubre, se contabilizaban 66.288 personas asesinadas por las Fuerzas Armadas de Israel y 169.165 heridas desde el 7 de octubre de 2023. Casi 2.600 personas han muerto en ese periodo por falta “de medios de vida”, principalmente alimentación. En las últimas 24 horas, según informaba Al Jazeera, un bebé prematuro murió en el Hospital Internacional Al Helou como consecuencia de los bombardeos israelíes.
En su amenaza del viernes emitida a través de su red Truth Social, Trump, dijo que "como represalia por el ataque del 7 de octubre contra la civilización, ya han sido abatidos más de 25.000 soldados de Hamás. La mayoría de los demás están rodeados y militarmente atrapados, esperando simplemente a que yo dé la orden, 'vamos', para que sus vidas sean rápidamente extinguidas. En cuanto al resto, sabemos dónde y quiénes son, y serán rastreados y asesinados”. Ninguna estadística oficial corrobora la cifra de 25.000 combatientes abatidos dado por el presidente estadounidense en su post.
Tiempo para decidir sobre un acuerdo difícil de aceptar para Hamás
El 3 de octubre, en declaraciones al canal saudí Al Sharq, un alto funcionario de Hamás anunció que su movimiento solo “publicará una declaración oficial sobre su postura solo después de concluir las consultas con las facciones y los países árabes". El grupo quiere una serie de enmiendas al texto final, que fue publicado íntegramente por The New York Times. Pero el margen es escaso, “no mucho” contestó Trump, que amenazó poco veladamente a una de las partes que pretende poner de acuerdo: “Necesitamos una firma y les costará un precio alto si no firman”.
A medida que ha pasado la semana se han conocido las circunstancias en las que este plan ha visto la luz y cómo el borrador previamente presentado a distintos mandatarios de países árabes fue modificado posteriormente en una reunión de Jared Kushner y Steve Witkoff —enviados especiales, hombres de confianza de Trump e inversores inmobiliarios— con Benjamin Netanyahu, en el que éste introdujo modificaciones relevantes sobre el texto que antes se había discutido con ocho países árabes y de mayoría musulmana.
Entre esas modificaciones están algunas de extremada relevancia sobre la temporalidad y espacialidad de la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel de Gaza, así como el desarme de Hamás. Según el medio israelí Times of Israel, Netanyahu consiguió arrancar una modificación sobre el texto inicial que garantiza que su ejército seguirá ocupando la mayor parte del territorio de Gaza, al menos hasta que sea relevado por la Fuerza Internacional de Estabilización (FSI) de la “neo Gaza” prevista en el plan presentado. Los cambios en la cuestión del desarme van desde la exigencia original de que los “miembros de Hamás que se comprometan a la coexistencia pacífica”, hasta el actual compromiso que deberá aceptar Hamás en el pack propuesto de Trump de abandonar todas sus armas.
El plan de negocios sobre las ruinas de Gaza bebe de las fuentes ideológicas de uno de los comentaristas más influyentes en el espacio MAGA, Curtis Yarvin
En las redes sociales y sistemas de mensajería habían aparecido en las últimas horas mensajes con una supuesta negativa de Hamás recogida por BBC. Pero no ha habido una posición oficial hasta la noche del viernes.
Lo más parecido, al menos en el análisis, fue recogido por el periodista especializado Jeremy Scahill en su portal Drop Site News. Se trata de una entrevista con Mohammad Nazzal, miembro del politburó de Hamás desde 1996, en la que este hace una valoración crítica del plan: “Este plan no es de Trump; es un plan israelí”, añadió. “Lo digo con profundo pesar: Estados Unidos de América ha llegado a actuar como agente de la entidad sionista”.
La posición de Nazzal centra la crítica al plan en que no aporta garantías de que, cuando se produzca la liberación de los prisioneros israelíes retenidos por Hamás en Gaza —aproximadamente 20 vivos y 28 fallecidos— prosigan los ataques en el estado en el que están actualmente. Llueve sobre mojado: Israel rompió unilateralmente el alto el fuego de principios de enero con un ataque en el que murieron más de 400 personas. El plan, además, impone el desarme de Hamás sin más contraprestaciones que algunos puntos poco concretos como la retirada de las tropas de ocupación y cero avances para la consolidación de un Estado palestino. Sea lo que sea eso en la actual situación.
Autoridad transitoria o virreinato
A pesar de que el plan plantea dudas razonables desde el primer minuto de su posible ampliación, es la cuestión del Gobierno de la Franja una vez retirado Hamás de la ecuación. El plan Trump, básicamente una adaptación del programa planteado por el Tony Blair Institute for Global Change previamente, anticipa la creación de una autoridad en Gaza de tipo “tecnocrática y apolítica”, que tendrá por encima una “junta de paz”, presidida por Trump y asesorada por Blair, que, se supone, pasará a residir en Israel en esa transición.
Una forma de virreinato que ya había aparecido prefigurada en la hoja de ruta diseñada por Trump para la Riviera Gaza, propulsada por la organización de Blair y por la consultora Boston Consulting Group (BCG). El punto de partida que sitúo el propio Trump durante la presentación de su ultimátum a Hamás, es que Gaza es el “terreno más magnífico, en muchos sentidos, de Oriente Medio”. Lo hizo en un discurso donde aludió a los Acuerdos de Abraham y al papel de Jared Kushner en su firma. El yerno de Trump es una de las personas señaladas para los planes de “reconstrucción” avanzados por el presidente estadounidense.
De momento, el plan presentado por Trump y Netanyahu el lunes ha contribuido a enfriar las declaraciones y paralizar las pocas acciones internacionales de amonestación a Israel
Josh Paul, exconsultor de seguridad nacional en la Autoridad Provisional de la Coalición para Iraq, ha escrito en The Guardian sobre un plan que llama Kurshner-Blair: “En Gaza, Kushner no ve una cultura próspera y vibrante cuya historia coincida con el auge de las pirámides. Más bien, solo ve lo que Israel está creando con armas estadounidenses: una ruina arrasada en una zona costera privilegiada, un estacionamiento frente al mar listo para ser reurbanizado. En esta fantasía económica, la gente y la política de Gaza son una simple distracción de la oportunidad de obtener ganancias”.
La Autoridad Internacional de Transición para Gaza (AITG) estaría comandada por un director general, presumiblemente Blair, que trabajaría con un consejo de administración cuya función sería dirigir el “compromiso estratégico y la comunicación pública” y será designado por las potencias del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas —que solo tiene cinco miembros permanentes, China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos—. Esa autoridad no será elegida en Palestina en ningún caso y solo se reserva una pequeña función al poder judicial “en el marco jurídico establecido por la AITG”. El objetivo es, según el redactado del plan establecer una “gobernanza moderna y eficiente que sirva a la población de Gaza y propicie la atracción de inversiones”.
Es una plasmación práctica de un plan de negocios que, como ha reseñado Arnaud Miranda en Le Grand Continent, bebe de las fuentes ideológicas de uno de los comentaristas más influyentes en el espacio MAGA, Curtis Yarvin. Como reseña Miranda, las primeras páginas del documento en el que el think tank de Blair creó para la transición, que ha sido adoptado por Trump, “dejan pocas dudas de que no se trata de una propuesta de transición política, sino de un proyecto empresarial. De hecho, mientras que la mayoría de las constituciones contemporáneas se basan, al menos formalmente, en la separación de poderes, aquí no se menciona”.
De momento, el plan presentado por Trump y Netanyahu el lunes ha contribuido a enfriar las declaraciones y paralizar las pocas acciones de amonestación a Israel por la comisión de un genocidio que a principios de septiembre fue catalogado así por una comisión investigadora de Naciones Unidas. Los dos principales organismos del fútbol internacional, la UEFA y la FIFA, anunciaron el 1 de octubre que aparcaron su debate sobre la exclusión de Israel de competiciones deportivas. Los Gobiernos occidentales, sin apenas excepciones, han aplaudido el acuerdo y omitido sus aspectos de sombra.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, se mostró “alentado”. Él y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto con Emmanuel Macron o Pedro Sánchez han mantenido la narrativa de los “dos Estados” como solución de futuro, pese a que el acuerdo no menciona explícitamente esa posibilidad.
La mano ahora está de nuevo en la Casa Blanca. Si se acepta el comunicado de Hamás como una cesión, comenzará un proceso de alto el fuego que puede verse de nuevo interrumpido como ocurrió ya en marzo de este mismo año. Si se considera que Hamás no acepta los términos, el infierno seguirá desatado sobre Gaza.
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