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Islas Canarias
Pilar López (MPAIAC): “Canarias es una colonia”
Esta publicación es la traducción al castellano de la entrevista realizada a Pilar López por Gemma Parera publicada por La Directa. La traducción y edición se han realizado como parte de la investigación Memorias del anti-imperialismo: Oposición anti-franquista, exilio militante y cuestión anti-imperialista en el Estado español (1962-1978) financiado por el Memorial Democrátic de la Generalitat de Catalunya (MEM230/23/000066).
Pilar López fue una de las pocas mujeres activas en el Movimiento por la Autodeterminación y la Independencia del archipiélago Canario (MPAIAC), un grupo muy combativo en setenta. Fue encarcelada y, al salir, impulsó acciones de apoyo a los presos políticos. Todavía hoy está implicada en el sindicalismo soberanista de las canarias.
“Canarias es una colonia, por cómo fue invadida, pero también por cómo se ha desarrollado la economía, la cultura y la opresión”. Así lo defiende Pilar López, que formó parte del Movimiento por la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) en sus momentos más combativos, en los años setenta.
Nacida a Madrid el 1953, en el seno de una familia católica y siende la única niña de cinco hermanos, con la muerte de su madre cuando ella tenía 18, tuvo que hacerse cargo a solas de la casa. “Estuve un tiempo bastante cerrada hasta que descubrí que había un mundo y que era yo quien lo tenía que elegir”. Esta predisposición la llevó a implicarse en movimientos políticos y a viajar a Portugal –donde llegó atraída por la Revolución de los Claveles–, y allí conoció la lucha del pueblo canario. “Cuando volví a Madrid empecé a escuchar en La Voz de Canarias Libre, que acompañaba La Voz del Sáhara Libre”. Era una época de luchas antifranquistas y anticoloniales, y Canarias arrastraba años de dura represión franquista y siglos de colonialismo.
La Voz de Canarias Libre empezó a emitir desde Argel el 1975 para el archipiélago canario y aconteció el medio de difusión de la organización independentista y socialista MPAIAC. Por medio de esta emisora se recuperaba la historia canaria y se difundía la idea que la liberación social tenía que pasar primero por la autodeterminación. Pilar López participó cuando llegó a Argel, después de un periodo de exilio en Colombia y Venezuela con su compañero, militando clandestino del MPAIAC. Estuvo en la Argelia de entonces, con la descolonización todavía reciente y siendo territorio de confluencia y apoyo a luchas independentistas de la región, que el movimiento decidió adoptar la “propaganda armada”. “Yo me tenía que quedar fuera porque era mujer y ‘española’, pero tuve que ir a buscar un material a Madrid para llevarlo en Canarias y ya continué”.
Era en 1976. Entonces, el MPAIAC se fijaba objetivos turísticos en un momento en que la economía del archipiélago se transformaba: se abandonaba el campo porque los terratenientes construían complejos turísticos, se especulaba con el territorio y la gente marchaba a trabajar a la hostelería. Pilar López considera que esta forma de lucha –que se abandonó al cabo de pocos años en un contexto de construcción del sistema europeo– no se acabó de entender socialmente. También recibió críticas de una parte de miembros disidentes del movimiento. “Lo que la gente no ve es que lo que realmente te pone en peligro cada día es que especulen con tu vida, que te impidan desarrollarte, que te exploten”. Cree también que “hoy en día aún es más difícil entender cualquier tipode actividad que se presente como violenta, pero más violenta es la situación en que se encuentran las islas Canarias”.
La represión cayó enseguida sobre el movimiento. Pilar López, como otras muchas compañeras, fue detenida y encarcelada en 1977. Pasó cuatro meses entre rejas, precedidos de cuatro días de interrogatorios y acompañados de veces y agresiones, que recuerda como uno de los peores momentos de su vida: “La presión mental fue lo más difícil”. Pero no desistió y en la salida continuó con la lucha, en todo momento vigilada o, como ella expresa con humor, “escuchada” por la policía. Se incorporó a Solidaridad Canaria, una organización que, desde el ámbito social y de forma ya no clandestina, se dedicó a la concienciación, el apoyo a las personas encarceladas y la lucha por la amnistía.
Mientras en las islas las prisiones estaban llenas de miembros del MPAIAC, en Argel, en 1978, Antonio Cubillo, dirigente de MPAIAC, sufrió un intento de asesinato. La situación era cada vez más compleja. “Volví de nuevo a Argelia y nos encontramos con muchos problemas organizativos y de egos”, recuerda.
Pilar López fue una de las pocas mujeres que estuvo activa en un movimiento integrado casi exclusivamente por hombres y hace cierta autocrítica en este aspecto. Jugó “un papel secundario, muy callada” y cree que “quizás se tendría que haber impuesto más”. Pero sobre todo cuestiona la actitud de los hombres que, a veces, ni siquiera la consideraban compañera. “Ni ellos me han reconocido muchas veces como parte del movimiento; me veían como la ‘compañera de’, no como una compañera de lucha. De hecho, las mujeres eran ‘compañeras de’ y los hombres, ‘compañeros’”. Es a raíz de movimientos más recientes y de corrientes como por ejemplo el feminismo descolonial canario, que se está produciendo –apunta– un encuentro entre el movimiento independentista y feminista del archipiélago.
Todavía hoy, Pilar López continúa políticamente activa, desde la solidaridad internacional con una asociación de Gambia y sobre todo con la lucha canaria, donde participa, entre otros colectivos sociales, en la Intersindical Canaria, un sindicato asambleario que reivindica a la vez los derechos laborales y sociales y la soberanía de las islas. Activista incansable, continúa pensando que el que se reclamaba hace casi cincuenta años es un objetivo tanto o más necesario en las Canarias de hoy, porque el archipiélago es la comunidad autónoma más empobrecida del Estado español, con uno de los niveles de paro más altos y un abandono escolar elevado. Los alquileres son inaccesibles para gran parte de la población residente, la destrucción ambiental cada vez es más grande y más insostenible, los trabajos son muy precarios y las personas jóvenes marchan porque no hay proyección de futuro. Además, como frontera sur del Estado español y de Europa, y una de las rutas migratorias más peligrosas, sus aguas arrastran miles de personas muertas cada año y en sus tierras malviven las supervivientes de las rutas migratorias, amontonadas en campamentos. Pasado y presente la obligan a hacer un ejercicio de responsabilidad hacia la tierra sentida, vivida y luchada.