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Pista de aterrizaje
“Dedicamos horas de nuestra vida a cosas que no valen nada”
Su naturaleza es difícil de describir. Algo dentro de Chiara Bianchini (Italia, 1979) le empujó a huir del cerco alpino que dominaba el horizonte desde la ventana de su habitación. A irse lejos. Burlar los Alpes, sin embargo, no sació ese “algo”. Colorado fue su primera parada, con 16 años. Después vinieron Bolonia, Santiago de Chile, Madrid, Roma y, ahora, Artzentales. Historiadora, autora del libro Chile, memorias de La Moneda, y activista en Ongi Etorri Errefuxiatuak, aún le queda tiempo para cultivar otro camino para ella misma: el yoga.
La historia y el yoga, tus dos pilares.
La investigación y el yoga, para mí, no son dos cosas separadas. La única realidad que nosotros podemos vivir es la realidad que percibimos desde nuestra posición de sujetos. Desde esa realidad, tenemos que ver el rol que adoptamos en este mundo, qué nos gustaría aportar. El yoga es una disciplina que trabaja el lugar, desde dónde miras el mundo. Una posición que, en mi caso, dice que podemos cambiar el mundo, cambiándonos a nosotras mismas y viceversa.
¿Se puede cambiar el mundo?
Somos quizás tan marginales los que creemos que podemos cambiar las cosas…
Puede que lo seáis.
El yoga te ayuda a cultivar la fe de que nadie puede venir a decirte cuál es la verdad. Te ayuda a empoderarte de tu vida, a hacerte protagonista de ella. Si tu sientes el anhelo de luchar por la justicia, pues lucha por la justicia. Puede que no hayas cambiado el mundo, pero sí habrás dado sentido a tu vida.
“Nadie puede venir a decirte cuál es la verdad”
¿Y por qué la historia?
Me acerco a la historia porque ya, dentro de mí, hay un anhelo de colaborar a que el mundo sea más justo, más verdadero. Con Historia del siglo XX (Eric Hobsbawm) descubrí que podía emocionarme sobre un libro de historia.
Y de ahí a Chile.
Cuando llegué a Chile vi todos los problemas con una brutalidad… En Europa no nos damos cuenta de la burbuja en la que vivimos. Aquello es muy doloroso. Ves perfectamente la contradicción de los propósitos económicos y la vida. En Chile he aprendido muchas cosas, cosas buenas. Pero también he sufrido. He salido de entrevistas sobre la memoria llorando, lo he vivido verdaderamente desde el corazón.
Ahora hay una esperanza de cambio.
Sí, pero no porque con la nueva Constitución se van a acabar los problemas y va a ser todo justo y maravilloso. No por eso. Cambiar la Constitución es un paso muy importante, un paso concreto. Los cambios que la sociedad chilena ha ido clamando son mucho más de fondo, que van a necesitar mucho más tiempo, porque son cambios con el propósito de lo que significa una vida digna fuera del marco neoliberal.
¿Puede Chile escapar de ese marco?
Si tú vas a una facultad de economía, por ejemplo, todo lo que se estudia es sobre un tipo único de economía. ¿Por qué quedan fuera todas las demás posibilidades? Porque vivimos en un paradigma donde solo se admite un marco explicativo. Y, aunque este modelo no responda a las necesidades de la vida, vemos que los poderes se aferran a él como si fuera el único.
Por intereses.
Sí. Pero no porque sean los malos de la película, sino porque esos intereses están en nosotros mismos. Hay muchas partes nuestras en las que necesitamos mantener ciertos paradigmas. Aunque nos aprisionen y nos hagan sufrir.
Incluso Chiara necesita paradigmas.
En el fondo, el camino del yoga que cultivo ha estado siempre vinculado con la búsqueda de la verdad y la libertad. Para mí es un ámbito de crecimiento súper importante porque a partir de esa libertad puedo decidir qué hacer con mi camino. Quizás así pueda vivir desde el corazón y liberarme de lo que exigen los paradigmas de los demás. Porque hay tanta vida desperdiciada, tantas horas de nuestra vida dedicadas a cosas que no valen nada.
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Análisis
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la última frase que ha dicho es tan cierto como que el sol sale y se pone todos los días.
Estoy en la mitad de mi vida y no entiendo lo de la obsesión redes sociales, chorradas de cotilleo, etc...
Ese marco "neoliberal" que menciona, está en todos los países de la UE y mundo occidental u occidentalizado. Parece que lo de Chile es casi una muletilla. No tengo intereses especiales con el país del cono sur pero es necesaria la autocrítica al ombligismo europeo, que ya es rancio y paternalista. Y se ve claro cuando sales "fuera" de sus confines geográficos y mentales.