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Racismo
Antumi Toasijé: “Hay un crecimiento del racismo en casi todos los ámbitos, sobre todo en el educativo”
Antumi Toasijé, historiador y activista veterano en la lucha contra el racismo, tiene un motivo de satisfacción. Desde el organismo que preside, el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial y Étnica (CEDRE), se acaba de aprobar una Recomendación para combatir la discriminación que aborda de manera sustancial aquello que ocurre dentro de las aulas. Este referente considera esencial encarar una realidad que le preocupa especialmente: el aumento del racismo en el ámbito educativo, una corriente reaccionaria auspiciada por una extrema derecha en alza, que, considera, está poniendo en peligro y revirtiendo muchos avances que los esfuerzos antirracistas habían conquistado.
De las rémoras en el ámbito de la inclusión en el Estado español, la necesidad de empujar la agenda de la sociedad civil antirracista a las instituciones, y el desafío que suponen formaciones políticas que legitiman y normalizan el racismo, charlamos en la Plaza Nelson Mandela, en el barrio de Lavapiés, bajo un sol que no parece de febrero.
Para empezar, me gustaría pedirte que, para gente despistada a nivel institucional, expliques qué es el CEDRE, por qué es autónomo, y qué relación tiene con otros espacios como la Dirección General de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial que dirige Rita Bosaho.
El Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial y Étnica, CEDRE, es un organismo independiente pero adscrito, en su funcionamiento burocrático y presupuestario, a la Dirección General de Igualdad del Ministerio de Igualdad. Las decisiones del consejo son autónomas y está compuesto por varios ministerios, varias entidades públicas como la Federación Española de Municipios y Provincias, representaciones de sindicatos, de la patronal… También incluye diez ONG, algunas de ellas grandes, que tienen relación con el mundo de las migraciones o la lucha contra el racismo. Por eso sería transversal: es público y también de la sociedad civil.
¿Y cómo se articulan todos estos elementos tan diversos?
Es bastante complejo porque hay intereses muy diversificados y orientaciones ideológicas distintas, qué duda cabe. Ahí está el papel de la Presidencia para moderar eso y para lograr que se avance. Lo que hacemos básicamente son reuniones, dos plenos al año o tres, dependiendo de la situación. Este año ya iremos a tres y en esos plenos tomamos diferentes decisiones dentro del ámbito de lo que son las competencias del CEDRE.
Las competencias del CEDRE básicamente son realizar recomendaciones tanto a la sociedad como a los organismos públicos y privados sobre qué hacer en la lucha contra el racismo. También realizamos estudios e informes sobre la situación del racismo. El último es del año pasado y no se venía haciendo desde 2013, un estudio macro sobre la situación del racismo, en el que básicamente entrevistamos a las personas concernidas por el racismo, a las potenciales víctimas del racismo —a diferencia de otras macro encuestas— para tener un diagnóstico de la situación.
Y en este estudio en particular, comparado con el último que hubo en 2013, ¿qué cosas diferenciales habéis podido registrar?
Lamentablemente ha habido un crecimiento del racismo en casi todos los ámbitos. Ha mejorado únicamente en el trato policial, las campañas formativas que se han hecho dentro de la policía han tenido algún resultado, aunque obviamente queda muchísimo por hacer, pues sigue habiendo muchos incidentes racistas. En el resto de ámbitos ha aumentado mucho, sobre todo en el ámbito educativo en el que el acoso escolar racista y los diferentes tipos de incidentes han aumentado muchísimo. También en el ámbito vecinal y de búsqueda de vivienda, o en el empleo.
Hay que ver este aumento como algo vinculado a los discursos de extrema derecha, al crecimiento, de nuevos partidos políticos, particularmente Vox, que han legitimado los discursos racistas que podían estar dentro de las casas y que generalmente no salían mucho a la calle. Como ahora esos discursos están en la esfera política, pues están legitimados y eso trasciende desde las personas adultas hasta hasta los niños y niñas.
¿Cómo es el proceso de trasladar recomendaciones, como la que acabáis de publicar, a políticas públicas o acciones concretas?
Bueno, esto es una cuestión compleja, pero lo bueno de las recomendaciones de CEDRE es que ya vienen con el marchamo de legitimidad de que los ministerios y otras entidades las han aprobado. Así es más fácil hacer la traducción a las ciudadanas. En primer lugar, lo primero que hay que conseguir es que se difunda mucho, que se conozca mucho, y luego hacer incidencia política para que, dentro de las medidas legislativas futuras, se tengan en cuenta esas recomendaciones.
En el caso específico de la recomendación sobre educación, que no se había hecho ninguna desde que se creó el CEDRE en 2007 —lo cuál era una carencia dada la complejidad del asunto—, ya simplemente el hecho de haber conseguido poner de acuerdo a todos los ministerios, a todas las entidades participantes, en lanzar una serie de medidas antirracistas, eso cambia las mentalidades de esas mismas instituciones y esperamos que a través de eso se generen políticas distintivas. Que llegue a los centros educativos, que llegue al profesorado, que llegue a las comunidades autónomas, que son las que también legislan sobre educación, que llegue a todos los integrantes de la comunidad educativa para que vean que desde las instituciones, en conjunto con la sociedad civil —porque eso es el CEDRE— se está avanzando mucho en conceptos al respecto de lo que hay que hacer en la lucha contra el racismo.
¿Cómo se puede hacer un seguimiento de que la recomendación se cumple, que los actores concernidos apliquen realmente políticas en la línea de lo recomendado?
La recomendación lo que hace, sencillamente, es decir: desde las instituciones hemos reconocido que este es el problema y consideramos que estas son las soluciones. Ahora, luego ya depende de cada institución decidir si lo adoptan, no lo adoptan, con qué profundidad, en qué medida. Por eso siempre yo apelo a la sociedad civil, la sociedad civil siempre se tiene que movilizar. Las medidas que hemos aprobado, además vienen de procesos previos de la sociedad civil, no nos las hemos inventado. Lo que hay que pedir siempre a la sociedad civil es que una vez que esta recomendación está aprobada, la hagan suya y la abanderen y la presenten en todas las instancias posibles. Por ejemplo, una madre que en el AMPA quiere presentar una propuesta, pues ya tiene una herramienta ahí. El profesorado que a lo mejor está luchando por incluir contenidos que no se les admiten, no se los aprueban, lo pueden presentar y decir, esta recomendación está aprobada por el ministro de Educación y tantos otros ministerios. Eso surgirá de una manera orgánica. Esperamos que sea como una especie de juego de dominó que van cayendo piezas y se va distribuyendo.
Disponeis además de un servicio para denunciar situaciones de discriminación.
El Servicio de Orientación y Atención a víctimas del racismo lo dirige el CEDRE y el año pasado hemos atendido más de 6000 mil casos de incidentes racistas, de agresiones racistas en muy diferentes ámbitos. También gran parte de la información que sacamos para las recomendaciones viene de este servicio que está presente en todas las comunidades autónomas y al que cualquier persona puede acudir llamando al 900 20 30 41 y también en la página web del CEDRE. Cualquier persona que haya vivido un incidente, que ni siquiera tiene que tener la plena percepción de que es un incidente racista, sino que entiende que pudiera ser, que nos llame porque probablemente sí lo sea.
Un problema que tiene el servicio es que muchas personas no denuncian por diferentes motivos. Uno: porque creen que no tiene utilidad, otro motivo es que no están muy seguras de que eso sea denunciable, etcétera. Que contacten con el CEDRE y se les orientará a los recursos que pueda haber para solventar esta problemática. Precisamente la anterior recomendación que sacamos adelante era para fomentar la denuncia y reclamábamos una modificación de la Ley de Extranjería: no podía ser que una persona que presentase una denuncia se arriesgase a ser expulsada, particularmente una denuncia que tiene que ver con delitos de odio. Estábamos recomendando que se haga una modificación para que todas aquellas personas que presenten denuncia en situación de vulnerabilidad administrativa sean protegidas.
Entiendo que todavía hay muchas cosas que explorar y estudiar sobre el racismo en el Estado español, qué prioridades de investigación tenéis por delante.
Uno de los aspectos donde más estamos incidiendo dentro del CEDRE y dentro de la Dirección General es que haya un conocimiento adecuado de las comunidades que viven en el país, su número, sus condiciones de vida, para poder implementar políticas específicas. Estudios estadísticos son imprescindibles, masivos, no sectoriales ni parciales, como se han venido haciendo hasta ahora, sino un estudio estadístico nacional general de las diferentes comunidades que conviven en España y sus desafíos.
Uno de los aspectos donde más estamos incidiendo es que haya un conocimiento adecuado de las comunidades que viven en el país, en su número, en sus condiciones de vida, para poder implementar políticas específicas
Por ejemplo, la Dirección General realizó el año pasado un estudio sobre la comunidad afro en España. Se revelaban cuestiones de mucho interés, como, por ejemplo, que la comunidad afro tiene un mayor nivel educativo que la población en general y aún así su nivel de inserción laboral es mucho peor. Entonces, ese tipo de cuestiones son necesarias. Tenemos que seguir profundizando. Hay que hacer estudios sobre el racismo en el ámbito judicial, por ejemplo, en el ámbito de las sentencias. También hay que hacer estudios sobre la diversidad en todos los ámbitos. España destaca mucho por la falta de diversidad, ya Naciones Unidas llamó la atención al Estado español por el hecho de que no había inclusión: hay muy poca diversidad en la política española, hay muy poca diversidad en el profesorado, en el funcionariado, en la policía, en todos los sectores. Y hay un evidente techo de cristal para las personas no blancas.
Hay otro aspecto en el que tenemos que incidir: el fenómeno del racismo se ha extranjerizado mucho, y se ha vinculado solo a la inmigración. Y no puede ser que las personas hijas de personas migrantes, o que han migrado, mejor dicho, tengan que seguir llevando la etiqueta generación tras generación. Se trata de un problema que está afectando a un sector importantísimo de la ciudadanía española, es un déficit democrático general y, por lo tanto, hay que seguir incidiendo en el conocimiento del fenómeno, en el reconocimiento de la situación y en la implementación de políticas de corrección.
Y en materia de imaginarios, ¿de qué manera estas investigaciones pueden contribuir a contestar este fenómeno?
Hemos lanzado diferentes campañas. Por ejemplo, este año lanzamos una campaña muy concreta sobre ámbitos en los que hay discriminación, con personas de diferentes comunidades señalándolos. Esto también rompe algunos imaginarios, el imaginario, por ejemplo, de la víctima de racismo pasiva, que no es un sujeto de derecho, sino una persona que tiene que pedir permiso para todo y perdón por todo, por cosas que no ha hecho. En esta campaña mostramos que hay diferentes supuestos en los que el racismo puede ser un delito, que hay diferentes situaciones en las que conculca los derechos humanos.
La recomendación de educación tiene muchas facetas: una de las más importantes y más difíciles ha sido la necesidad de que se reconozcan las políticas de acción afirmativa como herramienta en la lucha contra el racismo. Las políticas de acción afirmativa y las políticas de inclusión, que han sido muy mal vistas en general en España —mal llamadas de discriminación positiva— estamos diciendo que son legales, que es la Unión Europea la que está señalando a España que debe implementar esas políticas de inclusión en los diferentes ámbitos.
Hay que romper el imaginario de la igualdad falsa, de que porque la igualdad está en las leyes, se está aplicando. Esto no es así. Hay que romper esa idea generalizada que existe de que es que aquí las leyes son iguales para todas y todos, y por lo tanto no se puede hablar de que haya discriminación. Hay que hablar de la realidad, de la implementación de esas leyes y por lo tanto uno de los aspectos de esa recomendación es empezar a hablar de inclusión y de hacer políticas activas de inclusión.
Luego están los contenidos, en España generalmente han sido muy poco internacionales y muy eurocéntricos. Entonces estamos hablando de contenidos que tienen que incluir la historia, la literatura, las contribuciones de los pueblos africanos, los pueblos asiáticos, del pueblo gitano, de los pueblos de Abya Yala, de comunidades que han vivido en España. Contenidos que hablen de la diversidad de España, no como un fenómeno reciente de los años 90 a esta parte, sino como un fenómeno a lo largo de toda la historia del país. Como historiador, es una de mis temáticas y afortunadamente hemos conseguido que eso se apruebe en esa recomendación, que se estudie la presencia de las comunidades diversas a lo largo de toda la historia de España, que se deje de anecdotizar esa realidad, y que se dejen de considerar las migraciones desde el punto de vista catastrofista, sino como un hecho normal de la humanidad. La educación es un ámbito perfecto para romper esos imaginarios y para incidir. Por eso la recomendación va en un sentido muy positivo, con medidas propositivas de qué hay que hacer.
Estoy contento de que hayamos incluido, por ejemplo, el estudio de la literatura afro en castellano. Que la literatura afro de Guinea Ecuatorial se estudie en los colegios, que se conozcan los personajes de la Edad Media, del Siglo de Oro, etc, afros, gitanos... que vivieron en la Península Ibérica y que contribuyeron también a lo que es España
Para romper estos imaginarios, barriendo para casa, qué recomendaríais a los medios de comunicación.Todavía tenemos que hacer esa recomendación, como presidente hay cuestiones de las que no puedo hablar a título individual. Pero en recomendaciones previas se ha hablado de que se evite la estigmatización de determinados colectivos, que se evite mencionar ni siquiera a qué grupo social pertenecen determinadas personas en determinadas noticias, que no es en absoluto necesario y que eso tampoco sirva de acicate para que determinados partidos políticos agarren determinadas noticias y las conviertan en un catalizador del racismo. Eso lo hemos señalado con frecuencia. Hay un código específico para la profesión periodística que en algunos casos se aplica, en otros no. Tenemos que seguir incidiendo en que la vulneración de los derechos de una colectividad no puede ser jamás libertad de expresión, eso está ya señalado por todos los organismos internacionales.
Seguiremos trabajando, será necesaria una recomendación específica sobre los medios de comunicación y el lenguaje que utilizan, aunque hay que decir que en general, yo, que llevo mucho tiempo viviendo en España, salvo desde la aparición de Vox, que es lo que está haciendo que la sociedad española de pasos atrás agigantados, ha mejorado en general el tratamiento que hacen los medios de comunicación de las noticias. Aún así, todavía quedan medios irredentos de esos que constantemente están recibiendo quejas y denuncias porque hacen un tratamiento manipulador de la realidad, creando enemigos donde no los hay o generando falsas narrativas.
A título personal, tú que tienes una larga trayectoria en la sociedad civil, ¿qué potencias estás encontrando dentro de la institución, pero también qué cansancios?
Bueno, lo primero, cuando uno viene del activismo, los ritmos son otros y los discursos están mucho más avanzados que lo que hay en las instituciones. Hay cosas que en el activismo ya están muy superadas y que en las instituciones ni siquiera han entrado. Luego hay una lentitud institucional que tiene sus ritmos. Uno no puede convocar reuniones generales cada semana, porque todo pasa por procesos de validación, comprobación, etc. Y luego están los equilibrios políticos que hay detrás. Detrás hay pactos, hay cosas que uno puede saber o intuir y otras que no puede ni saber ni intuir, que tienen que ver con que determinadas iniciativas no se aprueben, no salgan adelante, se frenen. Hay conflictos de intereses. Es mucho más complejo que en el caso del activismo, en el que básicamente la mayoría de la gente está más o menos de acuerdo, aunque luego hay muchos problemas también en las luchas a la hora de determinar marcos de acción. Pero en el mundo institucional, pues es más complejo, es más difícil todo, es más lento todo. Entonces, claro, hay cierto agotamiento por parte de muchas personas.
Luego también en el ámbito institucional somos muy pocas personas no blancas. Poquísimas, nos contamos con los dedos de una mano. Esto influye muchísimo. De la mano del feminismo sí que se ha conseguido que se comprenda más que es bueno que las personas que están encargadas de determinados asuntos sean las que están directamente concernidas por esos asuntos. Lo mismo que se entiende que no sería de recibo que el Ministerio de Igualdad lo llevase un nombre, que determinadas instituciones dedicadas a la lucha contra el machismo las llevasen hombres, creo que estamos empezando a introducir el vector de que es lógico que aquellas instituciones que tienen que ver con la lucha contra el racismo, con la igualdad, las lleven personas directamente concernidas por la problemática. Porque somos personas que lo hemos vivido, porque en nuestro entorno las personas que conocemos lo han vivido, o tenemos hijos o hijas que lo están viviendo, somos conocedoras de primera mano de esa problemática. La falta numérica de personas no blancas en las instituciones hace que choquemos con mentalidades que no entienden o no quieren entender determinados discursos. Esos son los cansancios que hay.
La inclusión no se debe tener solo en los ámbitos en los que las poblaciones diversas están concernidas. Debe haber ministerios de todo tipo con personas de todo tipo de orígenes, estas personas deben estar en todos los ámbitos, para reflejar la realidad social en las instituciones
Lo positivo que tiene es, qué duda cabe, que lo que se hace desde las instituciones tiene un eco mayor aunque no necesariamente sea lo mejor, es decir, seguro que desde la calle se está haciendo lo mejor, porque siempre va 20 años por delante de las instituciones. Pero bueno, si se consiguen llevar algunos discursos de las luchas de la calle a las instituciones, luego se traducen en políticas concretas que tienen incidencia social. Hay que estar ahí.
También quiero decir que la inclusión no se debe tener en los ámbitos en los que las poblaciones diversas están concernidas. Debe haber ministerios de todo tipo con personas de todo tipo de orígenes, estas personas deben estar en todos los ámbitos, para reflejar la realidad social en las instituciones. Esa es una lucha importante. El día que haya una presidencia de una persona gitana o afrodescendiente o lo que sea en España y a nadie le llame la atención, pues habremos avanzado muchísimo.
Y en esa cuestión de perspectiva, de avance respecto a los últimos años, ¿crees que se ha avanzado en la lucha antirracista? ¿qué rol tienen las nuevas generaciones?
Se venía avanzando hasta la irrupción de la extrema derecha. Su llegada ha frenado e incluso ha hecho que se den varios pasos hacia atrás. Eso es una realidad y lamentablemente hay mucha juventud ahora mismo afecta a la extrema derecha, tenemos que quitarnos la idea de que es algo de determinados segmentos de edad. Ahora mismo en los colegios, incluso en primaria, hay niñas y niños que por contaminación o contagio de sus padres están manifestando ideas plenamente de extrema derecha.
Sí que había habido un avance, pero los últimos cinco o seis años ese avance se ha echado bastante al traste con esta entrada del discurso de extrema derecha. Son discursos que entran dentro de lo democrático porque siempre juegan con el límite, pero que tienen sus referentes en el fascismo clásico y en el nazismo incluso. Ese tipo de discursos ha hecho mucho daño a los avances que se estaban llevando a cabo. De todas maneras, también hay que decir que España siempre ha sido un país que ha destacado por la falta de inclusión, es decir, en otros ámbitos quizás el panorama es más amable, pero en cuanto a inclusión tanto laboral como institucional, siempre ha tenido un déficit, porque quieras que no, tanto en la izquierda como en la derecha, como en todos los ámbitos, está esta idea de que hay un prototipo de español, un prototipo de española, que el resto de personas no son plenamente españolas y que por lo tanto no tienen tanto derecho a acceder a las instituciones o a los altos puestos, a las altas jerarquías.
Hablando justamente de juventud y de extrema derecha, vemos la narrativa que cuestiona que determinados jóvenes sean realmente españoles y tengan derecho incluso a residir aquí, con el imaginario de las bandas latinas.
Grupos violentos ha habido en toda la historia, y siempre han sido constituidos por elementos que están en los márgenes de la sociedad, porque la sociedad no les incluye o por lo que sea. En un momento determinado han sido ciertos grupos y en otro momento determinado son otros. Hay un cuadro de Goya en el que dos personas están luchando con navajas y no eran personas provenientes de Abya Yala ni nada: quiero decir que siempre ha habido ámbitos de la sociedad en los que puede haber violencia y eso se tiene que tratar como un problema estructural de la sociedad, no como un problema de las migraciones o de determinados orígenes de las personas implicadas en una cuestión.
Cuando no había migraciones también había delincuencia. Es peligrosísimo que se tomen las nacionalidades de origen para relacionarlas con la delincuencia, algo que apunta incluso a deslegitimar la nacionalización
Se está introduciendo un discurso que es extremadamente peligroso y es el establecer dos calidades de nacionalidad. Es un discurso medieval, cuando se hablaba de la pureza de sangre, de la limpieza de sangre, es un concepto muy antiguo que ocasionó la persecución por parte de la Inquisición de todas aquellas personas que se consideraba que no eran españolas antiguas. No podemos estar volviendo a ese tipo de concepto: la nacionalidad y la ciudadanía tiene que ser la misma para todo el mundo. Y se tiene que dejar de introducir este vector peligrosísimo, que además yo no sé cómo las personas nacionalizadas del propio Vox lo aceptan porque es que va en contra de ellas mismas. Apelo a todos los partidos políticos y a toda la sociedad civil para cortar este discurso de raíz, desvincular por completo la delincuencia de las migraciones. Cuando no había migraciones también había delincuencia. Es peligrosísimo que se tomen las nacionalidades de origen para relacionarlas con la delincuencia, algo que apunta incluso a deslegitimar la nacionalización.
Dentro de este contexto más conservador a nivel institucional, de personas que no son racializadas o que no están, digamos alfabetizadas en el racismo, y esta pulsión de la extrema derecha que desplaza el marco de lo discutible hacia su campo ¿cómo se introducen cuestiones más radicales, conceptos como racismo estructural, reparación, etc?
Primero te voy a discutir, como hago con todo el mundo, el término racializado, porque voy a seguir con esta lucha hasta el final. Todo el mundo está racializado, las personas blancas también. Lo que ocurre es que hay una escala de razas y hay personas racializadas en positivo y personas racializadas en negativo. Esto es lo que hay, pero no hay personas racializadas y personas no racializadas. Esto no existe. Esto lo dejo encima de la mesa porque está ocurriendo un fenómeno, el uso del término racializado se está convirtiendo en un eufemismo para no designar a las comunidades específicas con sus historias específicas. Entonces ocurre un poco lo que ocurrió en los años 70, 60 con el término “de color”. Estaban los “de color” y estaban los incoloros. Todo el mundo tiene un color, pero se utilizaba el término “de color” para designar a todas las comunidades no blancas. Yo prefiero decir comunidades no blancas o comunidades en lucha directa contra el racismo, comunidades concernidas por el racismo, es mi designación.
El uso del término racializado se está convirtiendo en un eufemismo para no designar a las comunidades específicas con sus historias específicas
¿Cómo introducir cuestiones más ambiciosas cuando en las instituciones no hay personas concernidas por el racismo, y tenemos a Vox tirando la discusión hacia sus narrativas? Es muy difícil, pero la experiencia lo que me dice a mí es que hay que ser insistentes con los conceptos. No se puede llegar a un ámbito plenamente machista y empezar a hablar de violencias machistas esperando que eso sea aceptado inmediatamente, por ejemplo. Te van a decir no, no, es violencia en el ámbito doméstico. Pero tú tienes que insistir en el discurso, tú tienes que ser persistente en el discurso y repetirlo y repetirlo. Y mi experiencia es que se acaba asumiendo al cabo de un tiempo, y luego a nadie se le ocurre que, con anterioridad, se dijeran otras cosas. Mi política es la de la insistencia de traer esos conceptos a las instituciones y no bajarse de ellos, seguir en ellos, seguir persistentemente.
Van a generar críticas, oposiciones, antagonismos. En fin, hay una serie de estrategias estructurales para aislarte. Conceptos como la ignorancia blanca, es decir, personas que hacen ver que no saben de qué se les está hablando, etc. La única opción que veo yo es insistir, en todos los ámbitos en los que se esté y se conozcan esos conceptos, hay que ponerlos encima de la mesa un día, otro día, otro día, otro día, hasta que se acaban normalizando.
Antes no se podía hablar de racismo, siempre que uno hablaba de racismo era: “España no es racista”. Con eso se ha acabado la discusión. Te decían: “Aquí no hubo esclavitud, aquí no hubo colonialismo, bueno, unas pocas colonias…” La extrema derecha insiste en sus discursos porque ellos también saben que la insistencia es importante. Conocen los principios de la propaganda, los utilizan, insisten en las mentiras por más que sepan que son mentiras. Nosotros debemos insistir en los conceptos que hacen avanzar a la sociedad. Hay que tener mucha resistencia y por eso también hay que saber cuidarse, porque muchas personas a nivel personal, psicológico, lo tienen difícil cuando enfrentan estas realidades. No es un trabajo que todo el mundo pueda llevar fácilmente. Tenemos que tener en cuenta esa parte de salud mental, de cuidados, porque hay muchísimas personas que se han topado con las instituciones y han salido muy mal paradas en su intención de mejorar las cosas.
¿Cómo se pueden pensar formas colectivas de cuidarse, de poder resistir sin que te cueste la salud mental?
Aquí lo principal es escucharse. El feminismo nos sirve para todo: El concepto mansplaining nos sirve porque existe el whitesplaining, existe el momento en el que una colectividad reivindica un hecho, o narra un hecho, o lo explica y aparecen personas que no tienen nada que ver con eso o que no les concierne para nada, a intentar explicarlo de otra manera y anular el discurso de esa comunidad. Entonces una manera de cuidarse primero es obviamente tener espacios en los que se pueda hablar sin ser cuestionada o cuestionado. Vendría muy bien que las instituciones apoyaran la existencia de esos espacios, que están faltando. En esta plaza, por ejemplo, muchas personas se están reuniendo en la calle porque en muchas ocasiones no tienen espacios para reunirse y para visibilizar o expresar sus problemáticas específicas o sus realidades. Se necesitan espacios para que las diferentes comunidades puedan reunirse y puedan canalizar las problemáticas que tienen, no voy a decir frustraciones porque ya entramos en otra cuestión, cuando el sistema es injusto es lógico que todos estamos frustrados. Compartiendo en un nivel de simetría, de horizontalidad, en espacios seguros, es donde se puede conseguir mucho.
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Creo que éste hombre representa el anti-colonialismo machista que olvida ciertos hechos: se viste a la mora, olvidando que los moros han jugado un importante papel en el desarrollo de los mercados de esclavos y las aceifas en África, y en los ataques piratas a poblaciones europeas para hacer cautivas. Desde África invadieron España, donde también desarrollaron mercados de esclavos.
Si contamos la historia no sirve edulcorarla. Ni los castellanos eran santos ni los africanos eran unos pacíficos humanistas hasta que entraron en contacto con europeos. De hecho, portugueses y castellanos apenas se alejaron de las costas de África hacia el interior en un par de siglos, cuando grandes imperios esclavistas dominaban buena parte del interior.
Hablemos también de tradiciones africanas como la mutilación genital femenina, los crímenes contra los albinos o el sacrificio de esclavos.
Hablemos también del racismo africano, de moros despreciando a bantúes y de bantúes despreciando a los descendientes de colonos indios.
Por último, hablemos de las mafias africanas presentes en España como la nigeriana involucrada en la trata de mujeres a ojos vista de todo el mundo.
En nombre de la lucha racista y anticolonial, se ocultan los crímenes contra las mujeres y a sus torturadores, apenas cambiando la atención de unos explotadores a otros para adaptarse apenas a los nuevos ricos del mundo..