Racismo
Nuestras Minnesotas

Mientras oteamos en el horizonte lo que ocurre al otro lado del charco, en EEUU, con la población afroamericana y centroamericana, y lo que ocurre en el mar Mediterráneo, la masacre cotidiana de las personas migrantes de origen africano, se nos olvida mirar lo que ocurre en nuestra puerta trasera europea, en la ruta balcánica. Y es que es más difícil admitir las responsabilidades directas de la Unión Europea (UE) en la vulneración de derechos humanos.

Protestas asesinato en Minnesota - 7
Foto: Phil Roeder (cc 2.0)

Activista de Ongi Etorri Errefuxiatuak
4 jun 2020 09:48

“¡Ama, tienes que escribir un artículo sobre lo que ocurre en EEUU, que es lo mismo que sucede en nuestras fronteras con las personas refugiadas y migrantes!”, me apremia mi hija pequeña desde Berlín ayer noche, sin más preámbulos, en un whatsapp. “Ama, no me convence lo que dice alguna gente en redes sociales sobre la raza negra. La vida de la gente negra siempre ha importado”, afirma, en su estilo rotundo, mi hija mayor en otro whatsapp, que me sorprende en un descanso del trabajo. Le he devuelto un audio apresurado con el eco del baño de fondo y, esta misma tarde, las he encontrado en Instagram, a cada una por su lado, ocupadas con el tema.

Mi hija la de Berlín ha publicado dos fotos muy semejantes de criaturas hacinadas en literas: una, ubicada en el barracón de un campo de concentración nazi; y otra, en el centro de menores migrantes La Purísima, en Melilla. Por su parte, la mayor, con una piel preciosa que tira más a negra que a blanca y algunas experiencias racistas tatuadas sobre ella, se atreve a contar en Instagram, por primera vez, una de esas experiencias que enfrentó de niña y que recuerda en positivo, gracias a que quien hoy sigue siendo su amiga salió en su defensa.

En fin, los whatsapps y las redes sociales de mis hijas están que arden. Son un indicador de que, aunque el racismo nos atraviesa y forma parte de nuestras miserias cotidianas, la muerte de George Floyd en Minnesota a manos de la policía estadounidense ha sido la gota que ha colmado el vaso más allá de las fronteras: Enough is enough! ¡Ya basta! Nahikoa da!

Enough is enough! ¡Ya basta! Nahikoa da!

Hace unos días, una compañera que ha regresado recientemente de Serbia nos alertaba sobre la grave situación de las personas migrantes en la ruta balcánica y la militarización de los campos de refugiados en la puerta trasera de Europa. “Estas instalaciones se han vuelto cárceles donde las condiciones no dan para la supervivencia. Tenemos manifestaciones diarias de neonazis enfrente”. Y nos informaba también de que los gobiernos han dado un giro autoritario y, al igual que sucede con la población gitana, las personas en tránsito se ven sometidas a la exclusión más absoluta. “Todo su esfuerzo se centra en no morir y, aún así, siempre nos sorprendemos de la fuerza, el humor y la valentía que tienen”, nos decía. Durante todo el invierno han visto como la policía, mediante un hostigamiento continuado, diario y semiclandestino, ha trasladado grupos de personas refugiadas en contra de su voluntad a lugares inhóspitos, separando familias. “El coronavirus lo puso todo a favor de desplegar el ejército, aunque no está afectando tanto a la población euroblanca. En los Balcanes se respira fascismo y miedo. Incluso hay periodistas y activistas bajo amenaza. Y Grecia sigue el mismo patrón”.

La base de datos de la Red Border Violence Monitoring Network describe los tipos de violencia ejercida hacia las personas migrantes en la ruta balcánica en 2019: golpes, patadas, descargas eléctricas, inmersión en agua, disparos, abuso sexual, ataques con perros, gases lacrimógenos, obligación de desvestirse, denegación de acceso a lavabos y comida, etc. El robo y la destrucción de sus pertenencias, como zapatos, móviles, dinero y documentación, es otro tipo de violencia a la que se exponen en su intento de cruzar los Balcanes para llegar a Europa occidental.

El pasado dos de marzo se publicaba la noticia de la muerte de un refugiado sirio y cinco personas heridas por disparos de las fuerzas de seguridad griegas, cuando trataban de cruzar la frontera entre Turquía y Grecia. En mayo, se ha denunciado el ataque de la policía croata contra un grupo de 30 migrantes a los que golpearon, pintaron cruces rojas en la cabeza y robaron, mientras entre risas los agentes les decían que era un tratamiento contra el coronavirus. Mientras oteamos en el horizonte lo que ocurre al otro lado del charco, en EEUU, con la población afroamericana y centroamericana, y lo que ocurre en el mar Mediterráneo, con Libia como telón de fondo de la masacre cotidiana de las personas migrantes de origen africano, se nos olvida mirar lo que ocurre en nuestra puerta trasera europea, en la ruta balcánica. Y es que es más difícil admitir las responsabilidades directas de la Unión Europea (UE) en la vulneración de derechos humanos.

Las puertas traseras, como sucede en informática, son un código que puede servir para burlar los sistemas de seguridad y pueden haber sido diseñadas con la intención de tener una entrada secreta. Y es que a las élites de la UE, como a las de EEUU, no es que no les interese que lleguen personas migrantes -al fin y al cabo, en el siglo XVIII las iban a secuestrar a África directamente-, sino que les interesa además que paguen con su vida el viaje y lleguen despojadas de derechos, para disponer así de un contingente de mano de obra esclava en el sector agrario, en el trabajo de cuidados, en la prostitución, etc. Así, mientras sus beneficios crecen con el expolio del Sur global y la explotación laboral en el Norte, se frotan desde arriba las manos señalando como culpables a las personas migrantes por arrebatarnos el empleo y los beneficios sociales, al tiempo que les deniegan el derecho de asilo y la regularización de su situación administrativa para poder optar a su condición de ciudadanía.

No es que a las élites no les interese que lleguen personas migrantes, sino que les interesa además que paguen con su vida el viaje y lleguen despojadas de derechos.

Desde nuestra lejanía contemplamos las prácticas violentas de países como Croacia o Serbia como si fuesen propias de países que, al fin y al cabo, surgen de la antigua Yugoslavia, de un pasado reciente violento y de gobiernos neofascistas. Pero no actúan por libre. La UE subcontrata el control de las fronteras a las policías balcánicas, al igual que a la marroquí, y coloca a su cabeza a Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, que con más de 420 millones de euros en 2020 ha incrementado casi un 35% su presupuesto anual. Como dice un activista de No Name Kitchen, organización que apoya a las personas en movimiento en la ruta balcánica, cuanto más inclinado hacia la derecha sea un gobierno de los Balcanes, más posibilidades tendrá de entrar a formar parte de la UE.

La violencia racista y xenófoba sobrepasa ya todos los límites. Como pasa con el cambio climático, si no lo paramos a tiempo, y esto supone confrontar a las mismas élites responsables, va a destruir cualquier forma de vida vivible en el planeta. Este fin de semana, en Bilbao, Gasteiz, Iruñea y diversas ciudades del Estado español, los colectivos de personas racializadas liderarán acciones de protesta por la muerte de George Floyd en Minnesota, convocatorias que son secundadas por los colectivos de defensa de los derechos de las personas migrantes y refugiadas, quienes defienden los mismos derechos para todas las personas.

Ellos tienen las armas y el dinero que nos roban, nosotras tenemos la razón, la emoción y la Vida. Black lives matter! Eskubide guztiak denontzat!

Cada vez más personas y colectivos optan por movilizarse contra la extrema derecha y el neoliberalismo en el mundo: las multitudinarias manifestaciones feministas de mujeres cada ocho de marzo, las de la gente joven en defensa de un planeta sostenible y las de las personas racializadas estos días son una prueba de ello.

Parafraseando a Ángela Davis, solo cuando finalmente en el mundo las vidas de las negras sean reconocidas como algo que importa -y no haya un mocoso que te diga ¡puta negra!- va a significar que todas las vidas importan. Hija, hijas, aquí dejo escrito que todo lo malo no viene de casas ajenas, de fuera. Ellos tienen las armas y el dinero que nos roban, nosotras tenemos la razón, la emoción y la Vida. Black lives matter! Eskubide guztiak denontzat!

Arquivado en: Euskal Herria Racismo
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Huelva
Derechos Humanos APDHA exige a la Unión Europea que se acabe con la explotación en los asentamientos de Huelva y Almería
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ha mandado una carta a todos los grupos políticos del Parlamento Europeo para que pongan fina a más de dos décadas de explotación a las y los trabajadores migrantes del territorio
El Salto Radio
El Salto Radio Malismo
Hacerse el “malote” aporta beneficios: entrevista con Mauro Entrialgo, autor de Malismo, un ensayo sobre los mecanismos de ostentación del mal
Opinión
Antirracismo Autorregistrar las agresiones racistas para seguir combatiendo la violencia policial
VV.AA.
Colectivos antirracistas ponemos a disposición una forma cercana y anónima de señalar el racismo policial mediante una ficha de registro que puede enviarse por correo o entregarse en distintos locales de Bilbao.
#62628
6/6/2020 15:27

Muy buen articulo y a seis manos prometidas.

0
0
#62492
4/6/2020 23:47

Pedazo de artículo ! Mil gracias por informarnos de los puntos oscuros de esta vergUEnza!

0
0
Galicia
Galicia A Xunta aprobou a celulosa de Altri argumentando que a súa cheminea de 75 metros sería “icónica”
O Informe de Patrimonio Cultural, favorable á multinacional, emitiuse con base en dúas encargas externas, contratadas e pagadas pola empresa ao ex presidente e ao actual tesoureiro de Icomos-España.
Israel
Día de la Nakba Ex Libris, la empresa israelí que provee tecnología a las bibliotecas del mundo
Los principales productos de gestión y servicios bibliotecarios provienen de una empresa cuya sede principal se encuentra en el Malha Tecnology Park, sito en el territorio ocupado donde antes se levantaba la aldea palestina de Al Maliha.
Análisis
Análisis Después del apagón, la normalidad: crisis a la izquierda, Gobierno a la derecha
El Gobierno de coalición está cada vez más exhausto, el PP vence pero no convence, Vox permanece estático y en la izquierda ‘alternativa’ prevalece el estado de descomposición, según los datos del último CIS.
Irlanda
Lavanderías de la Magdalena Caelainn Hogan: “Las madres ‘descarriadas’ y sus criaturas eran un desafío a la autoridad de la Iglesia”
Caelainn Hogan, periodista irlandesa nacida en 1988, es autora de ‘La república de la vergüenza’, donde revela los abusos en las instituciones para mujeres que se desviaban de la norma en Irlanda.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'Os Pecadores' loitan contra montruos reais e mitolóxicos no novo episodio de 'O Teleclube'
O dúo do director Ryan Coogler e o actor Michael B. Jordan estrean unha película sobre a experiencia afroamericana cunha ameaza sobrenatural engadida.
Comunidad de Madrid
Bloques en lucha Una familia de rentistas amenaza con vaciar 24 casas del bloque Mesón de Paredes 88 en Lavapiés
Benjamín lleva 12 años en su casa, Lorena comparte piso con su hija y dos nietos de cinco y once años. Jesús lleva 50 años en un piso que ha adaptado para su discapacidad. Todo el vecindario está siendo presionado para que abandonen sus casas.
There Is Alternative
There Is Alternative There Is Alternative #4: de techo, huelgas de alquileres, vivienda cooperativa y todo lo que no sea especular
Cuarto episodio del podcast There Is Alternative de El Salto Radio sobre alquileres por las nubes, lo difícil que tenemos para tener un techo donde vivir, ya sea comprando o alquilando.
Kabilas de mesa camilla
Kábilas de mesa camilla Las flores no nos libran de la culpa de no ser vírgenes
Estamos maternando en una Andalucía cuajada de modelos religiosos cautivos en la lógica patriarcal, y está en nuestra mano ofrecer a la nueva generación de churumbeles una versión decente de las imágenes o una negación desfasada de lo que ven
Genocidio
Genocidio 470.000 personas están en situación de hambruna en Gaza, donde continúan los asesinatos
El Ministerio de Salud de Gaza reporta que 52.928 personas han sido asesinadas y 119.846 heridas desde el 7 de octubre de 2023. Trump se reúne con los países del Golfo, pero no se mueve de su apoyo a Israel.
Educación
Educación Protocolos éticos en espacios educativos: ¿qué dicen sobre el abuso de poder?
La asociación de referencia para las escuelas gestalt acaba de aprobar un protocolo para detectar y abordar del abuso de poder. Otros ámbitos educativos cuentan con documentos éticos sobre este asunto.
Opinión
Opinión Abolir la familia, la perspectiva de une superviviente
La familia se vende como un espacio seguro, un lugar de amor y de cuidados mutuos, algo que no corroboran los datos. ¿Hay alternativas? ¿Cómo llevamos nuestras experiencias de redes de apoyo mutuo al centro de la sociedad?

Recomendadas

Investigación
Investigación Varios refuxiados denuncian á ONG Rescate Internacional por explotación laboral e agresión sexual
A Garda Civil investiga o centro de Mondariz-Balneario tras varias denuncias por parte de voluntarios migrantes que aseguran traballar sen contrato a cambio de 50 euros semanais. A ONG xestiona 1.700 prazas do programa estatal de acollida.
Laboral
Laboral Coidar sen dereitos: a loita das traballadoras nas residencias privadas de Galiza
Sen tempo nin medios para ofrecer uns coidados axeitados, alertan dunha situación insostible nos centros e denuncian a privatización dun servizo a costa do benestar das persoas maiores e dependentes.