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Relato
Vocabulario para sentirnos
Las palabras son claves, llaves, nacen acuerdos, amanecen mundos. Por eso, siempre es bueno tenerlas a mano, a boca.
“Palabras simples, de arroyo, de raíces, que en vez de separarnos nos acerquen un poco”, proclamaba Oliverio Girondo. Las palabras son claves, llaves, nacen acuerdos, amanecen mundos. Por eso, siempre es bueno tenerlas a mano, a boca. Palabrearlas. Hasta sentirnos.
Abrazo
Si una escena supo pintar Picasso, esa fue la del abrazo, ‘etreinte’. Prostitutas, amantes, homosexuales, combinaciones múltiples para reflejar un mismo momento.
Si Picasso viviera ahora, le pediría que grabara ese instante en mi memoria, para asegurarme así poder repetirlo a la vuelta.
Beso
Todos los días reservo un tiempo para recordar y recrear algún beso. Humedezco mi boca, serpenteo mi lengua, sumerjo mis labios en temperaturas frío-calientes. Y me beso. Una acción íntima y no replicable. Por eso, ningún canal la retransmite.
Caricia
Ahora que vivimos en la era de las ‘conexiones’, solo reconozco una. La caricia, circuito eléctrico que predice tensiones y corrientes. Y a la que nuestro cuerpo responde ‘erizando la piel’.
Deseo
Sola en casa, con mi mente y mi cuerpo. Me escucho, me pruebo, me reboso. Es la primera vez que siento deseo al combinar tanta diversidad.
Espacio
En estos días los espacios se han invertido. En el público, la calle, nadie tiene derecho a circular. En el privado, la casa, cualquiera con una ventana a internet tiene derecho a entrar.
Flotar
Ahora que hemos tomado distancia del cruel magnetismo que el asfalto nos provoca, desarrollo una nueva habilidad: el arte de flotar. Ese que me permite desatar las miradas, los pensamientos, y alejarme del mandato global que exige mantener los pies en la tierra.
Golosa
Gustosa confitura. Así me siento. Recubierta de ese jarabe transparente que atesora y conserva, en su estado puro, natural, las más sutiles esencias. Preparado para desprenderse de sus fragancias cada vez que desnudan su envoltura.
Huerta
No hay día que no cuide de su huerta. Y son ya ochenta y ocho años. Siembra reducida para el consumo familiar. Bien chiquito, de valor incalculable. “Me das la vida”, le susurra, agradecida, a su tierra. Ciertamente, la naturaleza es la única que funciona con reciprocidad.
Ilusión
He creado mi propio mundo iluso para percibir la realidad. Ambigüedad, distorsión, alucinación. Las quiero todas, para aplicarlas a cada mentira que nos cuentan. La única forma de conocer la verdad.
Justicia
En estos días en los que toca mantener la armonía, resulta que solo podemos practicarla en el entorno limitado de nuestras casas. Esperemos poder custodiarla para después, para cuando alcance su verdadero significado.
Kintsugi
Cada cierto tiempo transito por las cicatrices de mi cuerpo y por las huellas de mi alma. Las rozo, acaricio, correspondo, y recuerdo cada una de ellas, su momento único, singular instante. Entonces, me tranquilizo ante mis heridas aún abiertas y pienso en toda la belleza que está aún por llegar. En Japón, al arte de restaurar los objetos rotos le llaman Kintsugi, una tradición milenaria que vuelve las piezas rotas más hermosas una vez recompuestas.
Latido
Últimamente, mi corazón acelera más de lo normal y me pregunto si será por el obligado parón del confinamiento. Para mi médica, no es arritmia, ni taquicardia, ni nada que se le parezca. Relajada, escuchándome, concluyo que se trata de la vida pura.
Mascarilla
Cuando Salima, Mariam, Malika, Norma, Zoubaida, Hanane y Kaza dejaron su país, por diferentes circunstancias, para acabar viviendo en Elgoibar, pensaban en alcanzar una vida mejor. Al fin y al cabo, lo que todas deseamos.
Con ese propósito, al hacer la maleta, entre lo indispensable, incluyeron los recuerdos y las emociones de su país de origen que les ayudaran a no olvidar de dónde venían, quiénes eran. Y los deseos y sueños de un país de acogida que les permitiera dar y recibir como una más, juntas, organizadas. “Un único conjuro, amor, contra la muerte: comunidad”, proclama Jorge Riechmann. Lo mismo que ellas pensaron cuando la covid-19 apareció por sus vidas.
Y así, con una simple máquina de coser en cada una de sus casas, comenzaron a tejer mascarillas “con hechizo”, que protejan del virus y, lo más importante, que al estar tan cerquita de la boca y de la mente transformen las palabras y los pensamientos dañinos en remedios sanadores, de los que sí curan y cuidan.
Neblina
Dicen que se puede capturar, extendiendo una red de malla plástica. Que las pequeñas gotas se depositan en la trama de la tela y al aumentar de tamaño son atraídas por la gravedad y conducidas a un tanque de almacenamiento para su uso como agua potable o de riego. Sin embargo, aunque la neblina reduzca nuestra visión, yo soy más de la calima libre, de las gotas que quedan suspendidas, húmedas, flotantes, y toman la tonalidad del aire hasta hacer visibles los rayos solares.
AliÑo
Busco un condimento que realce cada momento. Detalles invisibles que evidencien lo diferente, lo singular.
Oxígeno
¿Por qué no puedo respirar pese a ser el elemento químico más abundante por masa en la biosfera, el aire, el mar y el suelo terrestre? ¿Será por el mal uso que he hecho del oxígeno en estos últimos años? Oxidando todo sentimiento, todo recuerdo.
Público
Me expongo sin saber el público que tengo. Fama limitada ante un deseo infinito.
Quietud
Nuestra vida diaria, escalofriante. Actividad incesante en continuo movimiento. Así que he tomado la decisión de parar, y dejar que la tranquilidad y la calma me transiten hacia la gran y amplia quietud.
Racimo
Me gusta admirar cómo se acoplan. Unas con otras, las frutas de un racimo. Intento replicarlo contigo. Delicadeza diaria a la hora de conciliar el sueño.
Sombra
Quiero salir de esa región oscura que me deja inmóvil, inerte, y ensayar con la velocidad finita que la luz me otorga.
Tracy
A través de las líneas, puedo abrazarte esta noche, hablar de una revolución.
Ukelele
Sinfonía sencilla de cuatro cuerdas que me hace sentir isla.
Vuelo
Mi casa, su ubicación, un quinto piso sin balcón, me ha proporcionado una vista y facultad propia de los mismos pájaros. Desplazamiento tridimensional diario por mi barrio.
Xake-mate
Cuando tomé la decisión, moví ficha, hice mi jugada, opté por el mate. Me sentí ganadora al cambiar la cerradura.
Yema
Como parte del centro de la clara, te dejo siempre para el final.
Zigzag
Dicen que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos. Pero prefiero el zigzag, aplicación repetida de una reflexión con deslizamiento