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Reproducción asistida
Reproducción ‘resistida’: cuando las mujeres solteras o lesbianas ven dificultado el derecho a ser madres
Ana —nombre ficticio— tuvo que recorrer los 200 kilómetros que separan Plasencia (Cáceres) de Badajoz hasta una decena de veces para conseguir ser madre soltera. Dos horas de ida y dos horas de vuelta durante un año, de marzo de 2018 a marzo de 2019, para que el tratamiento de fertilidad al que se estaba sometiendo pudiera llegar a su fin. Asegura que tuvo suerte, se quedó embarazada en el segundo intento. El precio: tener que explicar a su jefe lo que estaba haciendo, algo que ella considera íntimo y personal, para poder justificar sus reiteradas faltas. La razón: en su centro de referencia, el Hospital Virgen del Puerto, la derivaron hasta allí sin muchas explicaciones.
“Yo decido ser madre soltera y sigo los protocolos normales: voy a planificación familiar— aunque también se puede iniciar el tratamiento en el médico de cabecera— y de ahí a fertilidad en el hospital de Plasencia, el Virgen del Puerto”, explica con detalles a El Salto. Era marzo de 2018 y Ana no sabía cuáles eran los pasos que los médicos deberían seguir. “Yo subo, me ven una primera vez, todo va bien y el ginecólogo me dice que me tiene que hacer unas pruebas pero para mandarme a Badajoz, al CERHA (Centro Extremeño de Reproducción Humana Asistida). En seguida comenzó a redactar un informe. Yo pensé que era normal. El médico era muy amable pero todo iba muy rápido”, explica.
“Me aseguraron que el médico de Plasencia no atiende a mujeres solas o lesbianas y me insistieron en que él tenía que haber comenzado el tratamiento”
Una vez en el CERHA, en agosto de 2018, “son los médicos de allí los que me lo dicen. Me preguntaron si era lesbiana o si estaba sola. Me aseguraron que el médico de Plasencia no atiende a mujeres solas o lesbianas y me insistieron en que él tenía que haber comenzado el tratamiento. Me dijeron que lo primero que me tenían que hacer era una inseminación en mi centro de referencia y que, si tras tres intentos no funcionaba, ya se realizaría la inseminación in vitro. Me dijeron que lo denunciara”, asegura.
Desde entonces Ana ha estado indagando al respecto y ha consultado con otras personas que han pasado por el mismo ginecólogo del hospital de Plasencia. “Una pareja de lesbianas ha tenido el mismo problema que yo y he hablado también con una pareja hetero que no ha tenido ningún problema para comenzar la inseminación en el hospital de nuestra ciudad”, explica.
Desde El Salto hemos contactado con el Servicio Extremeño de Salud (SES), organismo encargado de gestionar el Hospital Virgen del Puerto, y no hemos obtenido respuesta. También se ha intentado contactar sin éxito con el CERHA.
Derecho vulnerado y discriminación
En cuanto a la discriminación en el trato a madres monomarentales que han optado por la reproducción asistida, Miriam Torma, portavoz de la Asociación de Madres Solteras por Elección (AMSPE), asegura que han visto “barbaridades”, como “una inscripción reciente en el Registro Civil del hijo de una madre soltera con la observación “nacimiento extramatrimonial”, recordándonos a otra época y convirtiéndose seguramente en el primer Registro que se dedica a dar fe de lo que no hay, matrimonio, en lugar de lo que hay, un hijo y su madre.”
La modificación de la cartera de servicios del sistema públicos, realizada por Ana Mato, que excluyó a mujeres sin pareja masculina no está derogada a nivel estatal y “se sigue produciendo un trato distinto en función de la comunidad en la que vivas”
Pero resalta que lo más preocupante fue la modificación de la cartera de servicios del sistema públicos, realizada hace ocho años con Ana Mato como ministra de Sanidad, que excluyó a mujeres sin pareja masculina y que sigue coleando en la actualidad, pues la norma no está derogada a nivel estatal y, aunque casi todas las Comunidades Autónomas la han revertido, “se sigue produciendo un trato distinto en función de la comunidad en la que vivas”.
En este contexto, en enero de 2021, los tribunales emitieron dos sentencias a favor de una pareja de mujeres y de una madre soltera, que vieron su derecho a la reproducción asistida bloqueado en Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado de España), dependiente del ministerio de Política Territorial y Función Pública, que sigue aplicando la orden estatal introducida por Mato. En estos casos, dos juzgados de Madrid y Catalunya determinaron que el Estado debería devolver la cantidad desembolsada por ambas familias en los tratamientos de fertilidad.
“Si bien es cierto que, de hecho (no de derecho), gran parte de las Comunidades Autónomas han dado indicaciones a sus Consejerías de Sanidad para que todas las mujeres accedan a las técnicas de reproducción asistida independientemente de su estado civil y su orientación sexual, esta normativa sigue en vigor y resulta aplicable”, explica a El Salto Paula Ibáñez, abogada feminista. “Consecuentemente, se dan casos en los que se deniega el acceso a las técnicas de reproducción asistida en la sanidad pública y/o la financiación de la medicación que llevan aparejadas estas técnicas, que son el ejemplo de la discriminación que genera la aplicación de dicha normativa”, añade.
En el caso de Ana para AMSPE, “si la negativa del profesional no es a la reproducción humana asistida en general, sino en particular, a una mujer soltera, estamos más bien ante un caso de discriminación a un colectivo por razón de estado civil, que ante un caso de objeción de conciencia”, enfatizan. “En cualquier caso — prosiguen— una actuación particular no puede significar una merma de derechos a ninguna mujer frente a otras, y es esto lo que ha ocurrido en el momento que la alternativa que se le ofrece implica desplazamiento a tantos kilómetros, y por tanto un nuevo obstáculo que se añade a la negativa del profesional”.
“A mí me da igual lo que haga fuera del hospital pero, dentro del hospital, mi derecho a la reproducción asistida tiene que estar cubierto o que pongan a otra persona. Este señor ha estado mucho tiempo ahí y está creando un precedente”
El derecho a las mujeres solteras y lesbianas a acceder a tratamientos de fertilidad está recogido en la ley 14/ 2006 en su artículo seis. “La mujer podrá ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y orientación sexual”, reza el artículo. “La noticia nos parece muy preocupante porque implica un retroceso en derechos sexuales y reproductivos ya conseguidos desde hace años, en el momento en que se legisla la reproducción humana asistida para todas las mujeres con independencia de su estado civil u orientación sexual”, añaden desde AMSPE.
Ana asegura que, tal y como ha podido comprobar, el modus operandi de ese ginecólogo es “vox populi” entre parte de la comunidad médica extremeña. “A mí en ningún momento me dijo que él era objetor de conciencia, el problema es que toda la gente de alrededor lo sabe”, se queja a quien le preocupa que su actuación siente precedente. “A mí me da igual lo que haga fuera del hospital pero, dentro del hospital, mi derecho a la reproducción asistida tiene que estar cubierto o que pongan a otra persona. Este señor ha estado mucho tiempo ahí y está creando un precedente, y, aunque se jubile, están permitiendo que esto siga”, concluye.
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No sabía yo que ser madre fuera un derecho. Creía que era una opción como el hecho de no serlo. Pues siento discrepar pero creo que aquellas mujeres no tengan problemas de fertilidad y no quieran yacer con varón (yo tampoco lo quiero, al menos de momento, que conste) deberían costeárselo ellas mismas. Porque una cosa es el derecho a que tu sexualidad, afectividad, etc etc. sea respetada y otra cosa es esto. Además, se me ocurre pensar que se crearía una discriminación con respecto los supuestos derechos de los homosexuales masculinos. O acaso se les subvencionará a estos la paternidad subrogada ?