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Sanidad pública
El colapso por virus respiratorios, el día de la marmota en el sistema sanitario
Las escenas de pasillos de urgencias colapsados con camas plagadas de pacientes con afecciones derivadas de virus respiratorios, como estamos viendo durante estas semanas con la epidemia de gripe, son imágenes que se repiten todos los años en los meses de frío. Algo recurrente que se podría planificar con un aumento de recursos. Pero, por el contrario, un sistema sanitario ya tensionado desborda cada vez que sucede un episodio de estas características, esto es, todos los años. Así se lo explican expertas y expertos a El Salto, quienes coinciden en que el principal problema del sistema es claro: la infrafinanciación.
Sanidad pública
Presupuestos privatizados Ayuso aprueba menos gasto para Sanidad en sus presupuestos mientras las urgencias colapsan
“Es una cuestión de financiación, de que los servicios sanitarios están infradotados pero no solo no se pone remedio sino que se sigue ahondando en la falta de dotación presupuestaria y con ello la falta de dotación de recursos humanos”, expresa Rosa Cuadrado, responsable de Acción Sindical Pública de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC OO.
Cuadrado hace hincapié en que, además de aumentar la financiación de manera general, hay que reforzar la puerta de entrada al sistema para que el colapso no llegue hasta los pasillos de las urgencias hospitalarias. “Si la atención primaria está colapsada, si no podemos pedir cita para ver a nuestro médico de familia, al final recurrimos a las urgencias hospitalarias y colapsamos ese nivel asistencial”. Su sindicato se reunía este jueves con la ministra de Sanidad, Mónica García y le exponía sus propuestas.
Entre ellas está el hacer efectiva una financiación suficiente, y que una cuarta parte del gasto vaya a parar a la Atención Primaria, “el pilar básico que resuelve hoy día más del 80% de los problemas de salud consumiendo sólo algo más del 15% de los recursos disponibles”.
Infradotación
Según los datos del Ministerio de Sanidad, España gasta de media 1.957 euros por habitante en sanidad pública, por debajo de la media de la UE, que es de 2.342 euros por habitante, y se sitúa en el puesto número 13 del total de países. Lejos quedan Luxemburgo (5.508) o incluso Chipre (2.145) e Italia (2.141). Este gasto representa el 7,7% del PIB, mientras que el gasto sanitario público en los países de la UE supone, de media, el 8,85%.
En 2023, y según los datos recopilados por la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), esta infradotación se distribuyó de manera desigual entre las comunidades autónomas. Mientras que la Comunidad de Madrid destina 1.446,13 euros por habitante, seguida de Catalunya con 1456,45, en Asturias y País Vasco se alcanzan los 2.130 euros.
En un análisis de los presupuestos para 2024, la FASDP encuentra que se ha producido un crecimiento de los presupuestos sanitarios per cápita respecto a 2023 en promedio de un 4,99%, “crecimiento que sigue siendo insuficiente para las necesidades del sistema sanitario” y más teniendo en cuenta que la inflación subyacente para 2023 cerró en un 3,8%.
En 2024 se ha producido un crecimiento de los presupuestos sanitarios de un 4,99%, “crecimiento que sigue siendo insuficiente para las necesidades del sistema sanitario”
Esta infradotación cristaliza en una escasez de recursos, que se refleja en el número de camas disponibles. Según un estudio comparativo de los sistemas sanitarios elaborado por el Ministerio de Sanidad en 2019, España es el cuarto país con menos camas de la UE, con tres por cada 1.000 habitantes, mientras la media se sitúa en cinco camas. Cifra además que ha ido decreciendo con el tiempo. Según el análisis de la Atención Especializada en 2023 de FADSP, entre 2010 y 2021 el número de camas en funcionamiento ha disminuido en 0,18, pasando de 3,15 a 2,97 camas por habitante “lo que supone un 4,08% menos, una tendencia mantenida en nuestro país en los últimos 30 años”, asegura esta organización.
Prevención y grupos vulnerables
En un escenario así de tensionado, y ante el incremento de virus respiratorios que se ha experimentado este año, se recurre a medidas urgentes como la vuelta al uso de la mascarilla, obligatoria en centros sanitarios tal y como anunciaba el pasado miércoles la ministra de Sanidad. Para Javier Segura, médico salubrista, la propuesta del uso de mascarilla es un déjà vu pandémico “que llamamos tapabocas, pero está tapando la complejidad del tema”.
“¿Qué es lo que nos preocupa: la alta incidencia estacional de infecciones respiratorias o la sobrecarga del sistema asistencial?”, se pregunta este médico epidemiólogo. Ambas cosas, avisa, están relacionadas pero tienen soluciones diferentes. Para el segundo aspecto, asegura, la solución pasa por reforzar la sanidad “que salió de la pandemia debilitada y aún no se ha reforzado”. El segundo aspecto tiene que ver con “aceptar la inevitabilidad de estas epidemias invernales” y “centrarnos en proteger a los más vulnerables”.
Y es que la prevención es otra de las olvidadas en este escenario. “Las administraciones no hacen sus deberes, no refuerzan los sistemas sanitarios y no se hace una intervención sobre colectivos vulnerables”, explica. Una prevención que debe de ir focalizada de manera selectiva en los grupos más vulnerables, y no solo desde el aspecto de salud, sino desde el aspecto socioeconómico.
“Las estadísticas demuestran que la mortalidad por enfermedades respiratorias tiene un gradiente social, como también las de muertes por temperaturas extremas. Eso no está en el debate pero es necesario cambiar de estrategia"
“Las estadísticas demuestran que la mortalidad por enfermedades respiratorias tiene un gradiente social, como también las de muertes por temperaturas extremas. Esto tiene que ver con la pobreza energética, el tipo de vivienda y hacinamiento, el que si caes enfermo tengas alguien para cuidarte. Eso no está en el debate pero es necesario cambiar de estrategia para evitar la mortalidad. Parece que los virus son democráticos o transversales: el riesgo es transversal pero la vulnerabilidad es mayor entre los colectivos más empobrecidos”, insiste Segura.
Sin medicina comunitaria
La labor preventiva, que recae sobre la medicina de familiar y comunitaria, sale de la ecuación cuando el colapso copa las consultas. Así lo explica Leovigildo Ginel, médico de familia en un centro de salud de Málaga y miembro de SEMERGEN. Ginel explica que en la actualidad están viendo entre 45-50 pacientes al día, a los que se suman pacientes de otros cupos. “Hoy han faltado dos médicos y nos han repartido a sus pacientes”, ejemplifica.
Con unas consultas sobrecargadas, “ya no podemos hacer una atención primaria de aspecto preventivo. No solamente estamos para patologías aguadas, tenemos que hacer prevención y seguimiento de pacientes crónico. Estamos volviendo a los antiguos ambulatorios donde los pacientes cogían número y hacían cola para tratar su enfermedad aguda”, expresa este médico de familia.
Solo el 20% de los pacientes que han pedido cita con su médico de familia fueron atendidos el mismo día o al día siguiente. El resto tuvo una espera media de 9,48 días.
Según los datos del último barómetro sanitario, solo el 20% de quienes pidieron cita fueron atendidos por su médico o médica de atención primaria el mismo día o al día siguiente. El resto tuvo una espera media de 9,48 días. “La atención primaria está tan tensionada que cualquier crecimiento brusco de la demanda hace que aumenten las listas de espera. En los centros de salud hasta hace poco tiempo no había listas de espera más allá de dos días, ahora llegan a los 10-12 días”, expresa el miembro de SEMERGEN.
Para este médico, la solución también pasa por un aumento de la financiación. “Dicen que no hay médicos, pero no es verdad. Lo principal es el presupuesto, con un buen presupuesto podrás pagar mejor y aparecerán médicos que se han tenido que ir fuera, huyendo de las condiciones de la primaria”, expresa Ginel.
“Dicen que no hay médicos, pero no es verdad. Lo principal es el presupuesto, con un buen presupuesto podrás pagar mejor y aparecerán médicos que se han tenido que ir fuera"
Los expertos y expertas consultados coinciden en que la administración no ha aprendido nada de la pandemia y de los problemas que se vivieron durante los días más duros. No sólo es que no hayan aprendido, es que en comunidades como Madrid han desparecido recursos que ya no volverán a pleno rendimiento, como los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP). “Una cosa es la epidemia de la gripe, que es cíclica, y otra cosa es normalizar el colapso de nuestro sistema sanitario. Por eso nos hemos puesto en contacto con todas las comunidades autónomas que son las que tienen la responsabilidad y la competencia de tomar las medidas”, declaraba la ministra de Sanidad en los micrófonos de RNE, asegurando que están trabajando “hombro con hombro” con las autonomías. ¿Dará este trabajo coordinado sus frutos? Lo veremos en los próximos presupuestos autonómicos.