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Sanidad
Nuevos horizontes para hacer reversible la multirresistencia antimicrobiana
Son muchos los puertos desde los que parten mareas de responsabilidad, pero la investigación médica pone de manifiesto que es posible el jaque a las súperbacterias.
“En Andalucía, al menos hablando de lucha contra la multirresistencia antibiótica, tenemos que estar orgullosos”, afirma Jesús R. Baño, presidente de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID). A la par del surgimiento del Plan Nacional frente a la Multirresistencia de los Antibióticos (PRAN), se dio el pistoletazo de salida al que se conforma como logro indiscutible de la reducción de la incidencia de las bacterias multirresistentes en la salud pública andaluza. Un logro solidificado desde el primer trimestre del año 2014 y que continúa haciendo alarde de la entereza de una comunidad sanitaria movida por la extrema necesidad de combatir, al unísono, la multirresistencia.
El programa PIRASOA fue aprobado el 22 de febrero del año 2013 por la Consejería de Salud y el Servicio Andaluz de Salud, sus padrinos institucionales. Si bien, el programa surgió de las inquietudes de los mismos profesionales sanitarios. Sin destinarse un presupuesto específico para su puesta en marcha, el PIRASOA inició su andadura con los recursos disponibles. “Priorizamos las tareas y esfuerzos gracias al compromiso de todos los profesionales que entendieron que no podíamos empezar para cuando hubiese dinero, sino que había que ponerse cuanto antes”, destaca José Miguel Cisneros, director del programa PIRASOA. Así, comenzó una carrera de fondo cuyos obstáculos no han sido impedimento para la consecución de unos resultados que han llegado a oídos de la OMS y del Centro Europeo de Control de Enfermedades.
El programa PIRASOA, además de buscar el uso apropiado de los antibióticos, persigue la prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria
Realizando una panorámica retrospectiva para dar con los orígenes del PIRASOA, es de obligada mención su precedente. El Programa Institucional para la Optimización de los Antibióticos (PRIOAM) tenía como principal objetivo la mejora de las prescripciones en el hospital. Gracias al mismo, se introdujeron las asesorías clínicas como herramienta innovadora de intervención. PIRASOA va más allá, además de buscar el uso apropiado de los antibióticos, persigue la prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. Integra a la Atención Hospitalaria y la Atención Primaria -donde son prescritos en torno al 90% de los antibióticos- así como a las distintas disciplinas sanitarias que dan lugar a los equipos multidisciplinares que trabajan coordinadamente. La formación ha sido clave en el despliegue de actividades óptimas que hicieran palpable la capacidad de alcanzar los propósitos. “Hemos conseguido unos datos con los que estimamos que para el año 2020 hayamos alcanzado a Alemania en consumo de antibióticos”, según el director del PIRASOA. Acercarse a los países europeos con mejores indicadores es una realidad venida de la mano de Andalucía. En 2017 ya se había conseguido una reducción del 17% en el uso de antibióticos en Atención Primaria y de un 15,8% en hospitales.
Sanidad
Antibióticos, armas de doble filo
Queda a la vista una doble vertiente. A menor consumo de antibióticos, menor presión antibiótica y menor resistencia bacteriana: “Así demostramos que se trata de un fenómeno reversible y que podríamos dejar a las próximas generaciones la misma herencia de antibióticos eficaces que recibimos”. Hacia la segunda vertiente, se encuentra el ahorro económico que supone una contención del uso de antibióticos. En los últimos cuatro años, el gasto anual en antimicrobianos en Atención Primaria se redujo unos 5,1 millones de euros, mientras que, en los hospitales, ha supuesto una reducción de 2,7 millones de euros.
Jesús R. Baño, ESCMID: “Gracias al PIRASOA, y con una inversión reducida, los 34 hospitales andaluces han conseguido, en cierta medida, mejorar la situación. Si recibiésemos un poco más de inversión haríamos maravillas”
De esta manera, y haciendo alusión a las prioridades que han de adoptarse por parte de las autoridades políticas, resaltar la gran inversión que supondría destinar mayor presupuesto a infraestructuras y recursos humanos con los que estos resultados pudieran extrapolarse a todo el país y a un futuro en el que el control total de la multirresistencia sea una realidad. Cada infección nosocomial –la contraída en el hospital- implica un gasto adicional con motivo de los días que el paciente ha de permanecer ingresado, antibióticos, pruebas diagnósticas o una nueva cirugía. “Gracias al PIRASOA, y con una inversión reducida, los 34 hospitales andaluces han conseguido, en cierta medida, mejorar la situación. Si recibiésemos un poco más de inversión haríamos maravillas”, continúa Jesús R. Baño, “nadie se plantea que la inversión en seguridad de las compañías aéreas sea un gasto, sino algo imprescindible. Con la multirresistencia debería ocurrir igual”.
Son 34 hospitales andaluces los que aglutinan a 638 profesionales que trabajan por cosechar unos resultados que reciben el poso de las miradas de otras comunidades autónomas. “Estuvo con nosotros una semana, en marzo, en el Hospital Virgen del Rocío, una epidemióloga en visita oficial del Servicio Gallego de Salud, puesto que allí quieren hacer lo mismo”, comenta Cisneros. El PIRASOA también es referente en Aragón y tomado por el Sistema Navarro de Salud como modelo para la implantación de un programa con sus mismas características en sus centros.
la vanguardia en la investigación
“La velocidad a la que las bacterias son capaces de adaptarse a cualquier presión selectiva es mucho mayor que nuestra capacidad para generar nuevos antimicrobianos”, sostiene el José Manuel Rodríguez, integrante del grupo de investigación Resistencia a Antimicrobianos de la Universidad de Sevilla, perteneciente, a su vez, a la Red Española de Investigación en Patologías Infecciosas (REIPI).
Son numerosos los grupos de investigación que trabajan en base a diversas estrategias terapéuticas. El desarrollo de nuevos antibióticos, de vacunas para inmunizar al huésped con una variante similar a una bacteria multirresistente, hasta la recuperación de antibióticos que habían dejado de usarse, son algunas de las líneas de trabajo ejecutadas. “Se ha hecho un especial esfuerzo en desarrollar nuevas moléculas que penetren en las bacterias a través de vías que tienen para la asimilación de nutrientes y que son esenciales para su metabolismo”, argumenta Rodríguez. El resultado queda manifiesto en una nueva molécula, Cefiderocol, un betalactámico muy similar a la penicilina, capaz de entrar fugazmente dentro de la bacteria a través de una vía sustancial. Siguiendo con la estrategia de potenciación de los antibióticos, destacar la creación simultánea de moléculas quiméricas, aquellas que producen una acción sinérgica por la combinación de dos antimicrobianos.
José Manuel Rodríguez, grupo de investigación Resistencia a Antimicrobianos de la US: “Algunos antibióticos producen daños en el ADN de las bacterias, pero son capaces de restaurarlo rápidamente por un sistema de reparación”
Hacer que las bacterias se vean impedidas para recuperarse tras el daño que los antibióticos les infligen es otra de las perspectivas. “Algunos antibióticos producen daños en el ADN de las bacterias, pero son capaces de restaurarlo rápidamente por un sistema de reparación que recibe el nombre de sistema de respuesta SOS”, destaca José Manuel Rodríguez. Pues bien, comprobar hasta qué punto las bacterias tienen menos facilidad para evolucionar, tras haberles suprimido el sistema de reparación, ha sido uno de los puntos de vista desde los que se están trabajando.
Echar la vista hacia atrás y ver en antibióticos que se encuentran en desuso otra alternativa, o bien en aquellos que aunque presenten limitaciones puedan traducirse en éxito terapéutico, mejorando la farmacodinámica o personalizando el tratamiento, también supone una línea de investigación con la que grupos multidisciplinares la abordan de manera multifactorial. “Hemos cogido la fosfomicina, que se usa mucho en clínica para tratar infecciones urinarias no complicadas. Ahora, estamos estudiando la mejor manera de utilizar este antibiótico, combinado con otros, para tratar infecciones provocadas por bacterias multirresistentes”, argumenta Álvaro Pascual, quien ha sido este mismo año distinguido con el Premio Universidad de Sevilla a Investigadores de Alto Impacto en el área de Ciencias de la Salud.Sanidad
Multirresistencia en la compra y en el medio ambiente
Al hilo del impacto medioambiental que supone el vertido de sustancias antimicrobianas, presentes en las aguas residuales hospitalarias, así como microorganismos, Lorena López explica su proyecto desarrollado en el Hospital Universitario Virgen Macarena: “Hemos conseguido implantar unos sifones en los grifos que calientan y evitan, a través de ultrasonido, que el microbio que caiga, permanezca. Así reducimos la tasa de infección y nos aseguramos que el microbio no salga por el colector”. Es de recordar la necesidad de instaurar obstáculos durante todo el recorrido, tomando como inicio la salida de las aguas residuales desde el mismo hospital. No obstante, siempre teniendo en cuenta, y como recalca la investigadora, que dichos obstáculos no deben contener desinfectantes, como la lejía, dado a que la información genética para luchar contra estas sustancias, y la que genera resistencia, están unidas.
Según el último Eurobarómetro Especial sobre Resistencia Antimicrobiana, el 68% de la población española encuestada desearía recibir más información
Tras estas líneas, tan solo ha quedado al descubierto la punta del iceberg. Las bacterias multirresistentes han dado fruto a un fenómeno que está haciendo mella en los logros de la medicina moderna. Son diversas las influencias que recibe, y a las que debería prestarse igual atención. De nada sirve frenar la multirresistencia, con los esfuerzos sanitarios, si continúa campando a sus anchas en excelentes caldos de cultivo que son receptores de vertidos concentradores de sustancias antimicrobianas. La comunicación es una especial aliada. Con anterioridad, se aludía al ejercicio autocrítico del personal sanitario en relación a su parte de responsabilidad en lo concerniente al desconocimiento que existe en la sociedad acerca de esta problemática, incluidos los medios de comunicación deberíamos hacer lo mismo. Según el último Eurobarómetro Especial sobre Resistencia Antimicrobiana (2018), el 68% de la población española encuestada desearía recibir más información.
Con limitaciones más que evidentes, la multirresistencia de las bacterias ha quedado presentada como ineludible contrincante de la salud pública. Resulta impensable que una serendipia, generada por una placa de Petri olvidada junto a una ventana, fuese un punto de inflexión en la medicina, y que ahora se vuelva contra su propia esencia por los asedios de unos microorganismos que se han mantenido a raya. Ahora, todos los agentes involucrados en este fenómeno han de buscar un punto de encuentro desde que partan hacia la misma dirección en esta lucha sin cuartel por salvar a los “salvavidas” de la medicina.