Sanidad
Multirresistencia en la compra y en el medio ambiente
Oponer resistencia a la multirresistencia conlleva el despliegue de todo tipo de esfuerzos, desde los procedentes de laboratorios afanados en generar nuevos antibióticos, hasta los que parten de una ciudadanía activa y dispuesta a desafiarla. Las “medidas barrera” son determinantes. Más vale prevenir que curar, por lo que evitar las infecciones supondría una contención de la proliferación de cepas resistentes a los antibióticos.
La vacunación cobra especial importancia en este sentido, puesto que contribuiría a rehuir la contracción de enfermedades que enflaquecen el sistema inmunológico. En cambio, las suposiciones que existen en torno a ciertos fármacos no son buenas aliadas. “Parece que existe la corticofobia... los padres de niños atópicos son reticentes a tratar las lesiones con corticoides, por lo que no se curan y pueden producirse infecciones de piel oportunistas que habría que tratar con antibióticos”, explica Rosario Cáceres, farmacéutica del Centro de Información del Medicamento del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. Algo así ocurre en lo que se refiere al cumplimiento del tratamiento: “A los pacientes les preocupa mucho las diarreas por antibióticos. Si a alguien cercano le ha ocurrido tomando amoxicilina-clavulánico, en el momento en que note las deposiciones algo blandas, va a cortar el tratamiento si ya se encuentra bien”.
Al factor humano habría que añadirle un factor animal, puesto que la sobreexposición de los animales de consumo a los antibióticos acaba ejerciendo un impacto directo sobre la salud humana tras la ingesta de los productos derivados. Pasar los hábitos de consumo alimentarios bajo el umbral de la autocrítica contribuiría a disponer de mayor perspectiva para discernir en qué condiciones el sector agropecuario produce aquello que llega a las cestas de la compra. “Hay que hacer saber que un kilo de pollo no puede costar tres euros, comprarlo a este precio significa someter a los pollos a las condiciones que se dan en los criaderos, están hacinados, y en las que es más probable que contraigan infecciones que deberán tratarse con antibióticos”, aclara Lorena López, médica microbióloga y parasitóloga en el Hospital Macarena. Las distribuidoras alimentarias se hacen eco de las preferencias y hábitos más asiduos de los consumidores: “Si seguimos prefiriendo comprar un kilo de pollo por tres euros se seguirán criando en unas condiciones en las que será necesario acudir a los antibióticos”.
Si seguimos prefiriendo comprar un kilo de pollo por tres euros se seguirán criando en unas condiciones en las que será necesario acudir a los antibióticos
La OMS publicó en 2017 una serie de directrices relativas a este aspecto. En concreto, las número 2 y 3, recogen la restricción completa del uso de todas las clases de antimicrobianos para estimular el crecimiento y prevención de enfermedades infecciosas que aún no han sido diagnosticadas clínicamente en los animales de consumo humano. Sería en 2006 cuando la UE prohibiría el suministro de antibióticos para promover el crecimiento en animales sanos. Un hecho del que tan solo tiene constancia un 32% de la población española encuestada en el último Eurobarómetro Especial sobre Resistencia Antimicrobiana, publicado en 2018.
Se descubre otra de las aristas por las que la multirresistencia de las bacterias forma parte de la letanía de preocupaciones de la salud pública. Estudios sobre los que se cimentaron las directrices de la OMS indican que la limitación del uso de antimicrobianos en animales de consumo humano reduciría hasta un 39% el desarrollo de la resistencia. El motivo se despliega dado a que los antibióticos para uso humano y animal comparten moléculas muy parecidas entre sí, al igual que con aquellos utilizados para el cultivo de plantas. El enrofloxacino es un antibiótico continuamente utilizado en veterinaria, mientras que el ciprofloxacino se emplea en personas. No es casualidad que ambos tengan cierto parentesco en su designación. “Cuanto más trate con enrofloxacino a los pollos, seleccionaré más bacterias que serán resistentes también al ciprofloxacino”, concluye Lorena López. La concienciación ciudadana contribuye indudablemente a la atenuación de las prácticas determinantes en el avance de la multirresistencia, como el uso indiscriminado de antibióticos en el sector agropecuario.
Cambiar el “chip” ayuda en esta lucha sin cuartel. Isabel Moya, miembro del equipo jurídico de FACUA Sevilla, habla de la ganadería ecológica como una de las posibles alternativas a las que recurrir como garantía de obtención de un producto que pueda presentar un nivel bajo de exposición a antibióticos: “Si vemos en el etiquetado el signo ecológico que, además, está reglamentado, ya sabemos que el animal en cuestión se ha criado en condiciones favorables que excluyen aquellas prácticas que pueden darse en la ganadería convencional”.
España es uno de los países europeos con mayor volumen de ventas de antimicrobianos de uso veterinario, tanto orales para animales domésticos, como los administrados a animales para la producción de alimentos. Siendo registradas en toneladas de ingrediente activo, la Unión Europea presentó un total de 7.860 en 2016, de las cuales, 2.727 pertenecieron a España (35%), según el informe ESVAC de la Agencia Europea de Medicamentos, publicado en 2018.
A pesar de ocupar una de las posiciones más elevadas en el ranking, se han alcanzado una serie de resultados favorables en el ámbito de la sanidad animal y humana. Según el informe JIACRA-ES, elaborado en el marco del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), y presentado en junio de 2018, España experimentó una reducción estimada en un 14% en el consumo de antibióticos en el área veterinaria desde el año 2014. Igualmente, con la puesta en marcha del nuevo PRAN 2019-2021, se ha impulsado la mejora en el sistema nacional de recogida de datos de las ventas de medicamentos veterinarios que contengan antimicrobianos en su composición, a través de la aplicación ESVAC. Si bien, el consumo real de los mismos parece no controlarse. Es sabido la cantidad vendida pero no aquella realmente aplicada en animales.
Por su parte, el pasado mes de julio, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) confirmó, a través de su página web, la tendencia decreciente registrada de las ventas de antibióticos veterinarios desde 2014, situándola en una reducción del 32,4%. Si bien, y la AEMPS así lo refleja, España sigue estando entre los países con mayor consumo de antibióticos en la Unión Europea, tanto en medicina humana como veterinaria.
La cara oculta
La dimensión ambiental se engarza al resto de dimensiones que actúan como eslabones de la cadena de responsabilidades de la multirresistencia antibiótica que arrastra la salud pública global. Un medioambiente asediado por ingentes cantidades de residuos químicos, antimicrobianos y metales pesados no iba a escapar de formar parte de las variables de esta ecuación. Las bacterias encuentran en la contaminación ambiental un excelente recurso para su fortalecimiento.
La ONU Medio Ambiente abordó en su informe anual Fronteras 2017 la dimensión ambiental de la multirresistencia antimicrobiana, la cual, ha recibido poca atención. Industria, ganadería, sanidad o la higiene personal son fichas de ajedrez cuyos movimientos pueden favorecer a las “súperbacterias”. Suelos y aguas son contaminados por el vertido de residuos que contienen sustancias antimicrobianas, ya sean fármacos o productos cotidianos como desinfectantes.
Algunas de los antimicrobianos acaban degradándose, pierden su efecto selectivo. Si bien, no ocurre así en todos los casos. Lorena López, además experta en la ecología de la resistencia bacteriana, atiende a los genes que hacen que las bacterias sean resistentes a los antibióticos, aquellos que se encuentran colindantes a la información que las convierte en resistentes a los desinfectantes, al plomo, cromo o al mercurio: “Las bacterias han sido tan hábiles que han puesto juntos estos genes. Si en un río hay una contaminación alta de metales pesados, pongamos de mercurio, las bacterias se harán resistentes al mercurio, pero también lo serán a las sustancias antibióticas. Estamos seleccionando en el mismo río”.
En el lodo que hay alrededor de las industrias farmacéuticas de la India hay más cantidad de antibióticos que la que se consume en España
El informe de ChangingMarkets y Ecostorm, adaptado al castellano y difundido en España por Ecologistas en Acción en 2017, arrojó algo de luz a la cara oculta de la responsabilidad del auge de la multirresistencia. En él, es abordado en profundidad la relación entre la industria farmacéutica de la India y la incidencia de las bacterias resistentes. Atiende a la cadena de suministros por la que circulan los antibióticos, desde su producción en las fábricas contaminantes, hasta su llegada a los pacientes de Europa y Estados Unidos. En efecto, en las plantas farmacéuticas donde se producen la mayor parte de los medicamentos que llegan a nuestros botiquines, localizadas especialmente en China e India, se dan condiciones insalubres en sus procesos productivos y un tratamiento deficiente de sus vertidos generados. “En el lodo que hay alrededor de las industrias farmacéuticas de la India hay más cantidad de antibióticos que la que se consume en España”, afirma la microbióloga. Como consecuencia, y así lo confirman algunos estudios, este aspecto es señalado como la tercera causa más importante de la resistencia antimicrobiana. Aquella que permanece prácticamente oculta y totalmente alejada del plano mediático, donde podría visibilizarse y queda entre las sombras.
La preocupación surge debido a que estas plantas farmacéuticas son suministradoras internacionales de antibióticos. En particular, Aurobindo, con sede en la ciudad india de Hyderabad, aparece como una de las productoras más peligrosas. Sus hombros cargan con una larga trayectoria de vertidos contaminantes en sus fábricas de la India. Además, importa las materias primas, requeridas para su producción, procedentes de fábricas contaminantes chinas. Haciendo mención al informe de ChangingMarkets y Ecostorm del año 2017 sobre cómo la contaminación de la industria farmacéutica dispara la aparición de “súperbacterias”, referenciar los análisis de sus licencias de importación. Sus unidades, localizadas en Hyderabad, importan ceftriaxona sódica, un antibiótico de la familia de las cefalosporinas, que procede de una planta perteneciente a la empresa Sinopharm Weiqida Pharmaceutical, ubicada en la provincia china de Shanxi. En 2013, esta última vertió 30.000 toneladas de residuos farmacéuticos en el río Sanggan. No es de extrañar que China comparta con la India su condición de enclave efervescente de resistencia antimicrobiana. A pesar de ello, la compañía farmacéutica Aurobindo no echa en falta espléndidas relaciones con sólidos representantes de la industria farmacéutica, ni tampoco de subsidiarias que nutren su red internacional que le abre las puertas al mercado de exportación occidental.
Se han hecho experimentos en la Antártida, donde no hay ni siquiera población, y se han encontrado pingüinos que ya han desarrollado resistencia
Quizás sean contadas las zonas en las que se concentre buen volumen de bacterias resistentes, potenciadas por los vertidos de la industria farmacéutica que contienen sustancias antimicrobianas. No obstante, el problema no conoce fronteras. La proliferación de estas “súperbacterias” está asegurada en una era en la que la globalización impera en todos los sentidos. Desde el comercio transoceánico, pasando por unas placenteras vacaciones, son motivos por los que pueden expandirse en poco tiempo por el globo terráqueo. “Se han hecho experimentos en la Antártida, donde no hay ni siquiera población, y se han encontrado pingüinos que ya han desarrollado resistencia”, concluye Lorena López.
Ni una sola razón ni un solo culpable, las bacterias inmunes a los antibióticos no son fruto de una única cuestión de la que emanen las soluciones para ralentizar su proliferación. Este fenómeno se ha visto acelerado, en buena parte, por la contaminación de las fábricas farmacéuticas que hace oídos sordos de esta problemática. Sería buen ejercicio preguntarse cuál es el origen de los antibióticos que dejan verse por casa. Si bien, los hospitales, hervideros de esfuerzos por luchar cuerpo a cuerpo contra la multirresistencia, han de cuidar sus propios vertidos residuales que concentran buena cantidad de sustancias antimicrobianas.
Sanidad
Antibióticos, armas de doble filo
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