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Temporeros
Dos heridos y más de 200 personas afectadas en un nuevo incendio de chabolas en Níjar
Ha vuelto a pasar. Otro incendio en un asentamiento chabolista del campo andaluz. De nuevo en Níjar. Esta vez ha ardido el asentamiento de Don Domingo, situado en la pedanía de Atochares, cerca de la carretera AL-9025, en la zona del Barranco del Búho. Es el primer incendio del que se tienen noticias en 2021. El anterior, en diciembre del año pasado, se llevó por delante la práctica totalidad del asentamiento de La Paula en la pedanía de El Viso. Este suceso es aún mayor.
El incendio comenzaba a las 22 horas de anteayer, 13 de febrero, según informa el servicio de Emergencias 112, dependiente de la Junta de Andalucía. Ante las llamadas de alerta, se puso en marcha el dispositivo habitual que involucra a Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil y bomberos venidos desde Almería y Levante, al no contar Níjar con un parque propio. En total han ardido dos hectáreas de terreno y más de 200 personas se encuentran sin techo. Pero el hecho más grave es la hospitalización por quemaduras de dos personas. La Junta de Andalucía sin embargo en su nota oficial solo informa de un herido y no aporta un número de personas afectadas, a las que ni si quiera se alude. El lugar incendiado no recibe nombre y solo es referido como “una zona de chabolas”.
Temporeros
Más de 50 chabolas y 1,5 héctáreas arden en un asentamiento de temporeros en Níjar
La totalidad del asentamiento de La Paula, ubicado en El Viso, pedanía del municipio almeriense de Níjar, ardia el pasado 1 de diciembre, al mediodia. El incendio calcinaba una hectárea y media de terreno, equivalente a tres campos de fútbol estándar, donde se ubicaban más de 50 chabolas, pero no causó heridos según la Junta. Solo en Níjar viven en infraviviendas más de 3.000 jornaleros migrantes.
Sobre el terreno, el activista social Pablo Potums explica a El Salto Andalucía que parte del asentamiento se ha podido salvar gracias a que “en medio hay una calle más ancha, que hizo de cortafuegos”. También ayudó la intervención de los propios habitantes de Don Domingo, con cubas de agua, y de Protección Civil. “La gente del asentamiento cuenta que los bomberos, que tienen que venir desde Almería, tardaron una hora y media en llegar. Lo cierto es que existe en Níjar una reclamación histórica de un parque de bomberos en el municipio” explica Potums. En esta ocasión, todo apunta a una bombona como origen del incendio. “El factor frío influye, ponerte algo para calentarte, pero en condiciones precarias, puede provocar un incendio”.
Este suceso sí ha tenido un mayor impacto que en otras ocasiones. En primer lugar, por la gravedad de la existencia de heridos y el tamaño del asentamiento, que venía aumentando en los últimos meses como consecuencia de las restricciones por la pandemia, que impiden la movilidad de los temporeros migrantes. Según Almería Acoge, Don Domingo acoge a unas 800 personas, pero otras entidades elevan el número a más de 1.000, en un dato difícil de concretar ante la ausencia de registros. En segundo lugar, porque la casualidad ha querido que sea este asentamiento uno de los que aparecen en el programa Salvados emitido el pasado domingo 7 dedicado al racismo.
Solidaridad popular frente a la inacción institucional
También de nuevo, la intervención social tras el desastre ha corrido a cargo de organizaciones no gubernamentales. El Ayuntamiento de Níjar, según explica Potums, “solo ha ofrecido realojo a tres familias con menores”. La alcaldesa, Esperanza Pérez (PSOE) se resiste a abrir el Centro de Congresos de la ciudad, lugar establecido para dar acogida en caso de catástrofe. “Varios activistas valoramos que la demora en el tiempo busca reducir el número de personas que demanden el realojamiento, porque encuentren sitio en otras chabolas”. “El plan de emergencia tiene que ponerse en marcha alguna vez, porque esto va a volver a ocurrir” reclama el activista almeriense.
El hueco dejado por las administraciones, además de las ONG, lo ocupan iniciativas populares. Es el caso de La Resistencia, un espacio autogestionado almeriense que ha impulsado una caja de resistencia para cubrir necesidades básicas de las personas afectadas por el incendio, a lo que se suma una red de apoyo mutuo que ya crearon a raíz de la pandemia. “Creamos la red como herramienta a nivel provincial durante el confinamiento para ir cubriendo necesidades allí donde fuesen más explícitas. Barrios marginales, lugares olvidados y uno de ellos por supuesto son los asentamientos de temporeros” explica María Rodríguez Rodulfo, voluntaria de La Resistencia.
Esa red ya constituida, de entorno a unas 100 personas, ha permitido dar una respuesta organizada y ágil ante la emergencia vivida en Don Domingo. “Cuando nos enteramos del incendio, a primera hora de ayer, se trasladaron compañeras allí sobre el terreno para cubrir lo más urgente y hemos abierto la caja de resistencia como herramienta para gente que no puede estar in situ haga donaciones. Hoy mismo hemos hecho una compra de alimentos y productos básicos, también mantas, tiendas de campaña, lonas, para que no pasen las próximas noches a la intemperie absoluta”. De la mano de asociaciones como At-Tawba, La Resistencia busca canalizar la preocupación de un sector de la ciudadanía almeriense para materializarla en ayuda útil sobre el terreno. “La gente ha respondido muy bien y existe interés, pero hemos hecho un diagnóstico rápido de la situación, porque de nada sirve tener a 50 personas en el asentamiento sin saber muy bien que hacer” informa Rodríguez.
Tanto la Fundación Cepaim como el Ayuntamiento de Níjar coinciden en cifrar en “más de 3.000 personas inmigrantes las que viven en situaciones de extrema necesidad en asentamientos chabolistas e infravivienda”. Representan una mano de obra imprescindible para la productividad del campo andaluz.