Unión Europea
La ciudad belga que se ha convertido en un símbolo de la extrema derecha

En Ninove, Flandes, una lista local del Vlaams Belang, los nacionalistas flamencos favoritos en las elecciones parlamentarias belgas del 9 de junio se prepara para gobernar en solitario.
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Detalle de la ciudad de Ninove. Alessandro Leone

“De niño vivía a 13 kilómetros de aquí, pero nunca he venido. Esta ciudad nunca ha sido un imán, pero en mi opinión ofrece muchas oportunidades”. Desde hace ocho años, Alexander Vandaele es párroco de Ninove, una ciudad belga de unos 40 mil habitantes situada en la provincia neerlandófona de Flandes Oriental, cerca de la frontera francófona de Valonia. Se encuentra a poco más de 30 minutos en tren de Bruselas, una ubicación que la ha hecho atractiva para muchas personas que no pueden permitirse una casa en la capital. Durante mucho tiempo pasó casi desapercibida, hasta que en 2018 una lista de extrema derecha, Forza Ninove, ganó las elecciones municipales con el 40% de los votos. Sin embargo, una coalición muy amplia logró impedir que su líder, Guy D'haeseleer, se convirtiera en alcalde.

No es la primera vez que fuerzas políticas muy diferentes se alían en clave antiextremista. Es el llamado cordón sanitario, que en Bélgica empezó a gestarse ya en 1989 por iniciativa del líder de los Verdes flamencos, Jos Geysels. El objetivo era excluir de cualquier cargo a los exponentes del Bloque Flamenco (Vlaams Blok), los nacionalistas de derechas, que dos años después superaron los 400 mil votos en las elecciones generales, muchos de ellos en la provincia de Amberes. En 2004, el Tribunal Supremo belga confirmó la condena de tres organizaciones vinculadas al partido por incitación a la discriminación. El Vlaams Blok decidió entonces disolverse para crear la formación que ahora es favorita en las elecciones parlamentarias del 9 de junio en Bélgica —que coinciden con las europeas—: Interés Flamenco (Vlaams Belang), del que Forza Ninove es la expresión local más exitosa en todo Flandes.

“No necesito el cordón sanitario para concluir que no quiero trabajar con quienes juzgan a la gente por el color de su piel”, dice Tania De Jonge, alcaldesa de Ninove

“No necesito el cordón sanitario para concluir que no quiero trabajar con quienes juzgan a la gente por el color de su piel”, dice Tania De Jonge, alcaldesa de Ninove y miembro de los Liberales y Demócratas Flamencos Abiertos (Open VLD), el partido del Primer Ministro belga, Alexander De Croo. El gobierno de la ciudad se formó la noche de Navidad de 2018, tras una primera fase de tablas, gracias a un giro: el apoyo de Joost Arents, entonces miembro de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), también nacionalistas de derechas con posiciones más moderadas y menos independentistas que el Vlaams Belang.

El resultado fue un ejecutivo formado por liberales, socialistas, verdes y autonomistas, lo que hizo muy precario el equilibrio de la coalición y nada fácil la labor de mediación de De Jonge. Tras asumir el cargo, Arents fue expulsado del N-VA y ya ha anunciado su intención de dejar la política al final de su mandato. En agosto de 2023, otro concejal, Wouter Vande Winkel de los Verdes, dimitió por motivos personales, aludiendo a “un clima social cada vez más tóxico”.

Los votantes de Forza Ninove consideraron “antidemocrática” la exclusión de D'haeseleer, pero muchos creen que el 13 de octubre, fecha de las próximas elecciones municipales —que en Bélgica se celebran cada seis años— puede conseguir esos 650 votos que le bastarían para gobernar en solitario, entre ellos el líder de Vlaams Belang, Tom Van Grieken: “Tengo confianza: si es posible gobernar en algún sitio en 2024, será allí. En ningún sitio las condiciones son tan buenas como en Ninove”. Sería la primera vez para la extrema derecha en la historia de la Bélgica de posguerra.

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La alcadesa de Ninove, Tania De Jonge, en su despacho. Alessandro Leone

La casa flamenca

“He visto cambiar mucho la ciudad desde que llegué”, dice Vandaele. En Ninove, el precio medio de una casa es de 271.500 euros, mucho menos que en el municipio más barato de la región de Bruselas, Anderlecht, donde se pueden pagar 350.000. El coste de la vida y su posición estratégica han provocado un aumento de la afluencia de extranjeros en los últimos 20 años, creando, según algunos, un choque generacional. El párroco habla de una “pobreza de contactos”: “Ahora los antiguos habitantes ven que su ciudad se ha vuelto atractiva, pero no quieren extranjeros y ya no hablan con sus vecinos porque no los conocen. Sienten que están perdiendo la ciudad que conocían. Aquí hay mucha soledad”, opina.

Esta es una de las razones por las que Vandaele tuvo la idea de crear un coro internacional, formado por los nuevos miembros de la comunidad, procedentes de países como Filipinas, Marruecos, pero también Italia y Polonia, que actúa a menudo en la gran iglesia de la Asunción de María. Quienes lo deseen pueden seguir la ceremonia desde sus móviles, con los textos de las lecturas traducidos al francés, inglés y otros idiomas. Por otra parte, el ayuntamiento ha puesto en marcha un proyecto de mediación vecinal para evitar disputas entre vecinos y aumentar las relaciones sociales.

De Jonge extrae el archivo con los últimos datos del censo de la montaña de documentos que tiene detrás de su escritorio y señala las cifras de inmigración, echando un vistazo a lo que ella llama el “rincón emocional” de su estudio, donde hay fotos de su hijo, jugador del equipo local, y de Aleksei Navalny. El papel dice que, en la actualidad, en Ninove el 7,5% de los ciudadanos son extracomunitarios y el 23,3% extranjeros comunitarios.

Forza Ninove propone el uso exclusivo del neerlandés en la administración pública y la exclusión de las personas que no aprendan el idioma de todo tipo de subvenciones y bonificaciones

Las cifras son parecidas a las de muchas otras localidades de la zona, pero mientras De Jonge ve la llegada de nuevas personas como una oportunidad, el líder de Forza Ninove, D'haeseleer, cree que está dañando la “identidad flamenca”. Para preservarla, propone algunas medidas radicales, como el uso exclusivo del neerlandés en la administración pública y la exclusión de las personas que no aprendan el idioma de todo tipo de subvenciones y bonificaciones. “Haremos una gran campaña de marketing en la que diremos que si una persona no habla neerlandés no es bienvenida. Si quiere hablar francés puede irse al otro lado, a Valonia”, argumenta.

El nombre de Forza Ninove está inspirado en Forza Italia, el partido fundado por Silvio Berlusconi en Italia en 1994, que, según D'haeseleer, fue capaz de aglutinar a todas las almas de la derecha italiana como él quiere hacer con los nacionalistas y la derecha flamenca. “Muchos decían que no tenía sentido votarme porque siempre me excluirían. Así que tenía que construir un proyecto creíble para convencer a la gente y por eso pensé en hacer como Berlusconi pero a pequeña escala”, dice.

Los simpatizantes de Forza Ninove pueden reunirse todos los días en la Vlaams Huis (Casa Flamenca), una cafetería que alberga la secretaría del partido en el primer piso, reconocible por su entrada amarilla y sus letras negras, los colores que también se encuentran en la bandera de Flandes. Se inauguró en 2020 tras el primer encierro por la Covid, en una zona en el pasado bastión del socialismo, que tuvo su punto de encuentro en la Casa del Pueblo, cerrada en 2022 y sustituida por pisos de nueva construcción. “Les quitamos sus votos y sus símbolos. Ellos cerraron su bar porque ya no tenían éxito, nosotros lo abrimos porque seguimos creciendo”, dice orgulloso el líder.

De Jonge lo llama “la segunda ciudad de Ninove”: los sábados, de las 11 a las 13, D'haeseleer recibe en su despacho, sin cita previa, a los simpatizantes que le plantean problemas de todo tipo, desde los impuestos al estado de las carreteras, pasando por el apoyo a los ancianos que desconocen la digitalización. Pero también suele sentarse a la mesa para compartir una jarra de la cerveza Ninoofse Leeuw, en un vaso que retrata su rostro estilizado. Entre los habituales del bar está Dirk, albañil de 56 años: “Hablamos mucho de nuestros problemas: la calidad de las casas, los precios, las carreteras. La situación no es buena. Durante 20 años, Forza Ninove ha sido siempre el primer partido, pero los demás lo excluyen. En las próximas elecciones podrán gobernar ellos solos”, afirma.

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Guy D’haeseleer en frente del Vlaams Huis. Alessandro Leone

La estrategia de comunicación

Quienes intentan analizar el éxito de D'haeseleer consideran que su presencia constante entre la gente es uno de sus puntos fuertes. Su estrategia también se basa en una amplia adquisición de datos de los votantes a través de formularios online o visitas a domicilio. De hecho, junto a la antigua práctica del puerta a puerta, D'haeseleer realiza una catalogación ordenada de los contactos en una hoja de Excel, donde divide a la gente según un sistema de colores, por ejemplo, verde para los que sin duda votarán a Forza Ninove, azul para los antiguos liberales que ahora les eligen a ellos, rojo para las personas que nunca les han votado pero ahora sí. 

Recientemente, Forza Ninove pidió a sus electores que participaran en una encuesta, online o en papel, que comenzando con la frase “Ya he sido víctima de” les invitaba a elegir entre una lista que incluía varias opciones, como robo, agresión, intimidación, vandalismo. Los resultados, según D'haeseleer, mostraban un aumento de la delincuencia, pero los datos de la policía de Ninove dicen lo contrario. Efectivamente, la alcaldesa De Jonge ha destinado 15 millones de euros a la seguridad de la ciudad, inaugurando una nueva comisaría con 18 nuevos efectivos, que se suman a los 70 ya existentes. También ha aumentado el número de cámaras, de 19 en 2018 a unas 30 en la actualidad.  

La sensación de inseguridad aflora mucho en las redes sociales de Forza Ninove, especialmente en la página de Facebook, donde D'haeseleer suele gastar entre 100 y 200 euros para aumentar la visibilidad de ciertos contenidos. En 2017, poco antes del tradicional mitin organizado por el partido, publicó una foto en la que comparaba a unos niños africanos con mousse de chocolate, una “simple broma”, según el líder, posteriormente borrada de las redes sociales. Sin embargo, la publicación de contenidos en los canales de D'haeseleer y del partido es constante. “Crean su historia a partir de algo negativo”, dice De Jonge, en referencia al vídeo de una pelea entre escolares, que según ella fue exagerado por Forza Ninove. “Dijeron que aquí hay peleas todo el tiempo, pero no es así. Cuando una persona blanca hace algo malo no se ve nada en su página. Quizá porque podría ser alguien que les vota”.

Además de la inmigración y la delincuencia, Forza Ninove identifica la islamización como la otra gran amenaza de la ciudad, a pesar de que sólo el 5% de la población es musulmana

D'haeseleer volvió al tema de la seguridad en marzo, tras la detención de cuatro personas, una de ellas en Ninove, acusadas de querer perpetrar un atentado. Además de la inmigración y la delincuencia, Forza Ninove identifica la islamización como la otra gran amenaza de la ciudad, a pesar de que sólo el 5% de la población es musulmana. Tal vez este clima haya afectado también a Mimoun El Hammoudi, presidente del Centro Islámico Barmhartigheid y promotor de la mezquita construida en una carretera a las afueras del centro, en cuyo alféizar alguien dejó una cabeza de cerdo ensangrentada durante las obras.

En junio de 2021, Nisrine, una joven de 19 años que trabajaba como cajera en una tienda de Ninove, fue agredida por un hombre de unos 50 años que conducía un coche porque llevaba velo, otra de las batallas de Forza Ninove contra el Islam, al que acusa de no tratar con con igualdad a las mujeres: “Empezó a insultarme: ‘sucia puta’, ‘zorra’, ‘quítate el velo de la cabeza’, ‘lárgate de aquí’”, relató la víctima a los periódicos. Tras fingir que no había pasado nada, el hombre le escupió en la cara y luego dio marcha atrás con su vehículo, atropellándola y haciéndola caer sobre su costado derecho. Al día siguiente, Nisrine se presentó en la comisaría de Ninove, donde al parecer la policía se negó a hacerse cargo de la denuncia al no haber certificado médico y pidió a su padre que hablara en neerlandés.

“Quizá debería contar más sobre lo que hago en lugar de limitarme a trabajar. Pero no tengo tiempo y no tengo un equipo que se ocupe de mis redes sociales, como la otra parte”, dice la alcaldesa De Jonge. “No tengo tiempo de ir puerta por puerta porque tengo mucho trabajo, pero los fines de semana soy una persona sociable que habla con todo el mundo y escucha”, añade.

“No somos extremistas”

“Hay algunos periodistas que me dicen que no estoy haciendo un buen trabajo porque él es popular. Pero entonces les digo que son ellos los que hacen que lo sea”, opina De Jonge. Muchos habitantes están cansados de ser considerados “objetos de museo”, afirma Vandaele, que reivindica la complejidad de una ciudad que los medios de comunicación retratan sin matices, “como blanco o negro”: “Ciertamente existen racistas, pero no creo que haya más en Ninove que en otras ciudades”.

Según la alcaldesa, hay “una mayoría silenciosa” que prefiere centrarse en iniciativas positivas y altruistas, como Habbekrats, la organización juvenil del parque de la ciudad, que ofrece un punto de encuentro y actividades para niños de familias desfavorecidas. Junto a su oficina está también el consejo de la juventud, del que forman parte Phaedra y Zita, que están preparando todo el material para una recogida voluntaria de residuos en la ciudad, incluido un pequeño premio para todos los jóvenes que participen: una bolsa con semillas de flores. “Cuando la gente me pregunta de dónde vengo y digo que soy de Ninove siempre hay un comentario negativo. Pero aquí hay mucha gente normal”, dice Pheadra, que también es la presidente de turno de la asociación. “La derecha está creciendo un poco en todas partes. No solo aquí, también en Denderleeuw y otras ciudades”, recuerda Zita.

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De hecho, Ninove no es más que el símbolo del éxito del Vlaams Belang, que en realidad implica a todo Flandes, como muestran también los últimos sondeos, donde el partido de Van Grieken es primero con un 28% de los votos en las elecciones parlamentarias del 9 de junio, diez puntos más del N-VA. Una posible alianza entre los dos principales partidos del nacionalismo permitiría romper por primera vez el cordón sanitario en la región, lo que llevaría al Vlaams Belang a reclamar sus propias reivindicaciones independentistas, como anunció el eurodiputado Tom Vandendriessche a Euronews: “El primer paso es formar un gobierno dirigido por el Vlaams Belang en Flandes y declararnos soberanos. No independientes, sino soberanos según el derecho internacional. Entonces invitaremos al gobierno valón a proceder a una escisión ordenada de Bélgica, como hizo Checoslovaquia”. En Valonia, donde la izquierda es históricamente más fuerte, en cambio parece más difícil un acuerdo de gobierno a nivel federal. “No pueden trabajar juntos”, dice De Jonge, “y espero que los ciudadanos no sean las víctimas de esto”.

También por eso el Vlaams Huis está plagado de carteles electorales de los miembros del Vlaams Belang y del propio D'haeseleer, que se presenta como cabeza de la lista de Van Grieken para ser reconfirmado en el Parlamento flamenco, aunque “nunca va allí”, dice De Jonge. En cambio, la alcaldesa, que actualmente es diputada en el parlamento federal, es la última de la lista de Open VLD en Flandes, por lo que no tiene ninguna posibilidad de ser reelegida. “Quiero dedicarme a Ninove”, afirma. Por eso ha lanzado la lista Positief Ninove (Ninove Positiva), que por su nombre implica un compromiso para el relanzamiento de una imagen positiva de la ciudad, formada por Open VLD e independientes no asociados a partidos. Las negociaciones sobre una posible coalición se posponen hasta después de la votación.

Estas elecciones representan para Zita la segunda vez en su vida que acude a las urnas. Mientras habla, recuerda las dificultades que tuvo su padre, de origen italiano, hace 30 años, cuando llegó a Bélgica: “Creo que ya somos una familia diferente y no podemos pensar que, aunque mi padre sea europeo, fuera más aceptado que un padre marroquí. Cuando me cuenta sus dificultades, no me puedo imaginar las que tiene la gente hoy en día”, afirma. Para Vandaele, los habitantes de Ninove deberían estar más orgullosos de su tierra. Quizá un punto de partida para devolver al resto de Bélgica la imagen de ciudad tranquila que muchos residentes reivindican: “Tenemos muchas oportunidades. Hay muchos proyectos. Tenemos una iglesia preciosa, un entorno precioso. No es demasiado grande ni demasiado pequeña. En Ninove hay todo lo que necesitamos”, afirma. 

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