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Urbanismo
Jorge Dioni López: “La izquierda debe montar un tenderete cada fin de semana en los PAU y no ir solo cada cuatro años”
“Más que Francia y Alemania, el récord de construcción de viviendas está en España”, decía Aznar. “España ha entrado en la Champions League de la economía mundial”, afirmaba Zapatero. La burbuja inmobiliaria y la euforia del crédito barato construyeron, nunca mejor dicho, una nueva España. Pero también construyó un nuevo tipo de sociedad, un nuevo tipo de comunidad y un nuevo tipo de votante.
El modelo más común fue los Programas de Actuación Urbanística. Los PAU. Vastas extensiones de tierras que se urbanizaron y donde la fiebre de construir casas con piscina por parte de los constructores fue mucho más rápida que la de los ayuntamientos por dotarlos de servicios públicos. Piscinas, sí. Colegios públicos o centros médicos, no tanto. “Lo primero que hay en un nuevo desarrollo es gente que tiene que buscarse la vida, algo que condiciona sus rutinas y, por lo tanto, su ideología”, explica Jorge Dioni López en su libro La España de las piscinas (Arpa, 2011). El urbanismo neoliberal ha conquistado España y ahora el país se rige bajo el “esquema pauer: competición de soluciones individuales”.
El escritor, zamorano que ahora habita uno de los múltiples PAU de la Comunidad de Madrid, lo vio claro cuando en las elecciones generales de abril de 2019 las manchas naranjas de uno de esos mapas de votos por municipios y barrios mostraban el auge de Ciudadanos. También ve claro por qué esa subida se desplomó, por qué esos votos se fueron mayoritariamente a otras opciones más a la derecha y por qué la izquierda lo tiene muy complicado con su actual estrategia política para conquistar el voto pauer.
Leyendo tu libro parece que ya está todo hecho en el urbanismo y que la derecha se ha asegurado una hegemonía en las urnas en grandes y pobladas zonas de España. Durante todo el texto me he preguntado si la derecha de este país es tan lista que supo usar ese urbanismo para asegurarse esa hegemonía en las urnas o simplemente les gustaban los pelotazos urbanísticos y económicos y el resto le vino rodado.
Lo de “ser tan listo” presupone una capacidad de previsión y conspiración que a mí no me convence. No me convence nada. Todo es siempre una conjunción de cuestiones e intereses, de importación de ideas que acaba coagulando en algo que también es mucho más flexible de lo que cabe esperar. Por un lado, sí, había la idea de especular con el urbanismo. En esa idea de especulación, pues mejor el PAU. Actuaciones muy grandes con capacidad para expropiar y convencer a quien no se quiere dejar convencer para que venda el terreno. Luego, por otro lado, importar la idea del suburbio norteamericano, que es una figura que funciona muy bien. Está muy muy pensada desde los años 50 o incluso antes. Es ese “vamos a sacar a la gente de las ciudades para que no la líen” o “cuanto menos junta esté la gente, mejor”.
Y luego creo que Izquierda Unida no estaba en estas. Y después Podemos lo ve como hecho. Es decir, que la gente se vaya a estos lugares lo ve como que ya está hecho y que la gran batalla está en la gran ciudad y no ahí. Es una mezcla de todo esto. ¿Se puede revertir? Claro que se puede revertir. Hay que estar todos los días ahí. Hay que montar un tenderete todos los fines de semana en sitios como Parla Este para convencer a la gente y no ir solo cada cuatro años. La izquierda debe montar un tenderete cada fin de semana en los PAU y no ir solo cada cuatro años
Almeida ha firmado hace poco el permiso a otras 52.000 viviendas de un PAU en Valdecarros que viene coleando desde los años 90. Vuelvo a la misma pregunta: ¿Almeida firma ese nuevo desarrollo porque ve que eso es asegurarse unos votos en el futuro en otra zona de Madrid o es otro pelotazo porque no sabemos crecer de otra manera?
Bueno, eso es otro pelotazo. La inversión en construcción e infraestructuras es algo normal para salir de cualquier crisis. El G-7 vuelve a aprobar la inversión en infraestructuras, el Gobierno de España vuelve a invertir en infraestructuras, el Gobierno de Madrid y Andalucía aprueban leyes del suelo... para volver a mover la rueda es lo más sencillo. Y este tipo de inversiones estaban paradas y ahora se les da un nuevo impulso, sin volver a pensar que se pueden volver a parar. Porque, ¿realmente hay demanda para estas ciento y pico mil viviendas que quieren proponer? Y con demanda me refiero a demanda al precio que le quieren poner a estas viviendas.
Justo he leído que la OCDE sostiene que los límites al alquiler obstaculizan la inversión extranjera. Claro, si ponemos un límite al alquiler a ver quién compra las nuevas promociones. Y no creo que haya una conjunción de intereses. No creo que Ábalos, Almeida y Ayuso se junten en una habitación y decidan promover los nuevos desarrollos y limitar el precio del alquiler. Simplemente es la propia dinámica. Salir de las dinámicas es muy complicado.
El interés del capital como fondo de todo.
Claro, ¿cómo vamos a parar esto? Si se para esto, que ya lo intentó el ayuntamiento anterior, hay que pagar indemnizaciones, etc. Es muy complicado parar algo que ya está en marcha con un modelo que está tan asentado.
El neoliberalismo ha tomado la palabra libertad y ahora significa deshacer la comunidad
Hay una parte del libro donde dices que existe un “nuevo sentido de la libertad como rotura de los vínculos”. Pero acabas de decir que esto ya viene de Estados Unidos, de hace tiempo y que ese desarrollo urbanístico que hemos sufrido en el Estado español se basa en esa rotura de los vínculos. Ahora vemos cómo ese discurso de repetir una y otra vez “libertad” viene más fuerte todavía. ¿Qué relación hay? ¿Es una nueva fase de esa rotura de vínculos?
Bueno, es que libertad es un concepto maravilloso. Una vez escuché a alguien que decía que “no se puede ganar unas elecciones contra la libertad”. Se puede ganar contra la corrupción, pero no contra la libertad. Es muy complicado de contraponer, porque es un deseo universal. Y creo que el neoliberalismo ha tomado la palabra libertad y ahora significa deshacer la comunidad. No significa responsabilidad, o que nuestra libertad está condicionada... no, no, significa “haz lo que quieras”. Es como el Áuryn que se le da a Bastián en La historia interminable. Y como con el Áuryn, cada vez que haces algo pierdes algo. Pierdes comunidad, pierdes recuerdos, pierdes vinculación con tu mundo. Y esto creo que viene de una apropiación muy interesante que hace el neoliberalismo del pensamiento de la Escuela de París: “Todo poder es malo”. Hay que cerrar las cárceles, deshacer el poder de la familia, el poder de la autoridad, hay que quemar los diccionarios... cosa que está muy bien para la teoría, pero en la práctica te acaba llevando a caminos como el “usted no es quien para decirme que la tierra no es plana”. Yo creo que Foucault, cuando decía eso de “vamos a romper la autoridad”, no se esperaba que acabara en gente diciendo que la ciencia no tiene ninguna capacidad de decirme lo que es la realidad. Ostras...
La deuda hace conservadores. Pero es que las hipotecas en los PAU son más baratas que los alquileres de la ciudad
Esto que dices de perder la libertad, de que cuando haces algo siempre pierdes algo, me hace pensar en las hipotecas. Para ganar esa libertad, muchos lo que necesitaron fueron las hipotecas que luego no han sido capaces de quitarse de encima. Parece que hay una relación directa entre la deuda como herramienta contra esa supuesta libertad en estos desarrollos urbanísticos.
Sí, claro. La deuda hace conservadores. Pero es que las hipotecas en los PAU son más baratas que los alquileres de la ciudad. Yo me vine a uno de esos desarrollos y a mí hace poco me preguntaron si me mudaría al centro. Le respondí con una respuesta larga y abstracta sobre que no hay modelo perfecto, etc., pero la realidad es que no puedo permitírmelo. Con lo que me gasto yo de hipoteca fuera de la ciudad, en Madrid no me da ni para una habitación de alquiler.
O sea que el sistema nos empuja. Lo barato estaba ahí.
Claro. Yo entiendo que alguien que tiene 25 o 30 años quiera asentarse y su opción sea Valdecarros. Porque como te quedes en Madrid en un alquiler, mañana viene Blackstone te lo dobla y te echa de casa. El modelo te empuja a todo eso. Si tienes una propiedad te haces conservador, porque en un mundo individualista tú no quieres que tu propiedad baje de precio.
Si tienes una propiedad te haces conservador, porque en un mundo individualista tú no quieres que tu propiedad baje de precio
En esta dispersión y crecimiento, más allá de casos como el de Valdecarros, explicas en el libro que ciudades como Toledo o Guadalajara estaban aumentando su población por su cercanía y conexión a Madrid, por la gente que va a trabajar todos los días a la gran ciudad desde esas capitales de provincia, muchos de ellos en coche. Y ahora estamos viendo como suben los impuestos a los carburantes y se está barajando que se pague por el uso de las carreteras. ¿Veremos dentro de poco a chalecos amarillos montando barricadas en las carreteras de Madrid?
No lo sé, pero será una cuestión muy difícil. En todas las capitales de provincia un poco grandes, el modelo que ha habido es de dispersión. Sevilla, Valladolid, Zaragoza... En Sevilla por ejemplo el gran dilema es acabar la S-40. Todas las ciudades se articulan así, mediante circunvalaciones y corredores. Por lo que poner un impuesto al carburante es una cosa que va a traer problemas. La cuestión de Toledo, Guadalajara, y supongo que Segovia y Ávila después, es que Castilla la Mancha es Objetivo 1 de la Unión Europea (UE). O sea que invertir en Toledo y Guadalajara es fenomenal porque tienes dinero al ser Objetivo 1 de la UE y estás a la puerta de Madrid. Si vas por Guadalajara ves que es el almacén de Madrid. Son todos almacenes, polígonos y logística.
O sea que se está utilizando lo de la España vaciada cara Europa para seguir desarrollando el mismo modelo del centralismo de las grandes ciudades.
Sí, y en concreto se hace con Madrid.
¿Qué tipo de barrios, municipios o extensiones urbanísticas necesita la izquierda para ganar terreno en las urnas?
Este tipo de construcción, los PAU, no es mala. Mala en un sentido moral del término. En los años 90, la construcción dispersa, la España de las piscinas, era una construcción de élites. En los 90 sí. La serie de Médico de familia, por ejemplo, era una familia que vivía en un chalet, desayunos tranquilos en familia, etc. La España dispersa de hoy es La que se avecina. En el edificio de esa serie hay de todo. La gran trampa es esa idea de categorizar. Eso de decir “me quiero dirigir a la clase media trabajadora” o “a la clase media aspiracional”... ¿cuál es la diferencia? No lo tengo claro, porque la clase media siempre ha sido aspiracional.
Para descomponer el individualismo hay que salir de la mentalidad del pionero, que la administración esté presente
Te planteo la pregunta de otra manera. ¿Qué clase de barrios, municipios o desarrollos urbanísticos necesitamos para intentar atacar y descomponer ese individualismo que señalas en tu libro y que ahora impera en la sociedad?
Para descomponer el individualismo hay que salir de la mentalidad del pionero, que la administración esté presente. ¿Por qué en Rivas, un mar de chalets como el de la película American Beauty, sigue gobernando Unidas Podemos? La sensación que tengo yo es porque la administración está presente. En muchas ocasiones se han parado y han dicho que no iban a seguir urbanizando si no se dan servicios públicos. El ayuntamiento está presente, se hace presente en el barrio y no deja tirada a la gente. En el otro modelo sí que se deja tirada a la gente. Se urbaniza y si no se acaba pues no se acaba y que cada uno se busque su solución. En Alcorcón, por ejemplo, hay uno de esos desarrollos que hizo un gobierno socialista. Los edificios no tienen bajos. Si no hay bajos no hay comercio. Si no hay comercio necesitas coche. Si no hay un comercio en tu manzana los críos no van a comprar el pan. Parece una tontería, pero no es lo mismo si vas a un sitio donde te atiende cualquiera o vas a un comercio donde te atiende durante 10 o 15 años la misma persona. Hay que estar presente y no dejar tirada a la gente con el “búscate la vida”. Y lo mismo pasa con el alquiler. No puede ser que el Estado le diga a la gente “búscate la vida” con el alquiler, porque el “búscate la vida” no es el actual Gobierno sino la “libertad”.
No puede ser que el Estado le diga a la gente “búscate la vida” con el alquiler, porque el “búscate la vida” no es el actual Gobierno sino la “libertad”
Se le ha dado incluso un relato. El de la ciudad hostil, dura, pero que si aguantas eres un ganador, un triunfador. Un relato que se construyó en Nueva York hace 40 años. No es nada nuevo. La ciudad tuvo un problema de delincuencia, de gente que se mudaba a los condados del norte, etc. y se acabó formando un relato de que la ciudad es dura, pero si triunfas aquí es que eres un ganador y un campeón. Y nos están trasladando ese relato. Porque la derecha española no deja de trasladar los relatos del Partido Republicano estadounidense con 20, 30 o 40 años de diferencia.
¿Cuál sería la primera medida que tomaría Jorge Dioni como ministro y qué ministerio elegirías?
Uff yo no valdría para eso [ríe].
Vale, pues ¿qué consejo le darías a un líder de izquierda que llega al Gobierno? Y me refiero a tener una mayoría absoluta en la que se pueden coger los ministerios y realizar verdaderas reformas estructurales.
El consejo sería que no se despeguen de la realidad. Y una medida específica sería nacionalizar el sector energético. Ahora mismo el sector energético está chupando recursos a la población y al resto de sectores productivos. Además les estamos pagando entre todos la reconversión verde para que sigan ganando lo mismo o más invirtiendo menos.
Ni las primarias en Andalucía, ni el pinchazo de Colón... lo más importante ahora mismo es la factura de la luz
Y aquí vuelvo a lo que he dicho antes. Si alguien cree que es más importante la pinchada de la Plaza Colón que la factura de la luz... pues cuidado. Ni las primarias en Andalucía, ni Colón... lo más importante ahora mismo es la factura de la luz. Podemos pensar que hay una vicepresidenta que contesta muy bien en las sesiones de control, que da mucho gusto escucharla y lo que quieras... pero lo más importante es la factura de la luz.
¿Y qué le dirías a un ministro de Vivienda? ¿Qué tendría que hacer lo primero?
Garantizar el derecho a la vivienda.
¿Cómo?
No sé si es controlando los alquileres, si es haciendo viviendas de titularidad pública... no soy urbanista, no lo sé. Pero hay que garantizar el derecho a la vivienda. Porque el modelo norteamericano tiene el modelo de suburbio, el de suburbio duro y el del parking de caravanas. Y en Latinoamérica es lo mismo. Por un lado está el condominio y por otro lado está la favela y la villa miseria.
O sea que aún nos queda recorrido para seguir cayendo y que la situación habitacional sea peor.
Claro. Recuerdo la película de El rey pescador, donde un amigo del protagonista, Robin Williams, que también vive en la calle y pide dinero en el metro le dice: Nosotros somos el referente moral para toda esta gente, les decimos “cuidado, como te desvíes acabarás aquí”. Por lo que se tiene que garantizar el derecho a la vivienda, que todo el mundo tenga una casa. Hay casas para todo el mundo. Lo que pasa es que si se garantiza el derecho a la vivienda cunde la idea de que es un mercado donde no valga la pena invertir. Ahora mismo los fondos, con los bonos y la deuda pagando mínimos, siguen invirtiendo en vivienda porque le sacan cierta rentabilidad.
Parece que ahora hay un cambio, que no quiero llamarlo “de paradigma” porque esto ya lo llevan señalando muchos desde Marx, en el que el rentismo parece que sea la única forma en la que tener un poco de seguridad en la vida. Los empleos no te lo van a dar.
Totalmente. Es el modelo de las novelas de Pérez Galdós o de Jane Austen. Un joven caballero de Bristol que tiene una renta anual de 8.000 libras. Pues ese modelo. Un modelo, que se rompió en el siglo XIX y sobre todo en el XX, probablemente vuelva.
Yo creo que hay un periodo que se abre con la Revolución francesa y que se cierra con la caída del muro de Berlín en la que existe un contrapoder. Y ahora mismo no hay un contrapoder. Hay unas alternativas que son políticas, pero no económicas. China es una alternativa política pero no económica, porque tiene el mismo modelo económico. Entonces volvemos al rentismo, ¿por qué no?
Antes has dicho que hay que estar pegado a la realidad y también has comentado que la izquierda sigue pensando que la batalla está en la gran ciudad. ¿Está la izquierda totalmente despegada de la realidad en este tema?
Cuando digo lo de despegado de la realidad me refiero a temas como el de la factura de la luz. Otro cosa que he descubierto estos días dando otras entrevistas es que nadie conocía el mundo que se había construido estos años. Nadie desde la política veía lo que se estaba construyendo en todos los lados. Y se ha despreciado con ese término de “son clase media aspiracional”. Y no es clase aspiracional, es gente que vive de su trabajo. En algunos lados hay gente que vive de su trabajo con un salario muy alto y en otros sitios no. El otro día alguien me llamó burgués [ríe]. Dijo eso de “esos burgueses que viven en el extrarradio”. ¿Perdona? ¿El que vive en Parla Este es un burgués? Demuestra un total desconocimiento del mundo que te rodea. Es verlo todo como si habláramos de un chalet en Pozuelo y no es así.
Explicas en tu libro el auge y caída de Ciudadanos en relación al voto en los PAU. ¿Crees que se han dado cuenta y le pueden dar la vuelta a la tortilla o son un cadáver.
Son un cadáver. Yo, sin ironías, creo que no es una buena noticia que ese partido desaparezca. Concentraba un voto que se va a otros sitios, lo que puede acabar en partidos de la ultraderecha. Y eso no es buena noticia porque esa opción política está cercana a la violencia.
Los liberales de verdad ya no tienen a quién votar.
Eso es. En Ciudadanos había dos perfiles de gente. Uno eran esos abogados, funcionarios, etc. que eran puntillosos con las leyes, trabajadores, etc. Y luego estaban otros de segunda fila que eran más, por decirlo de alguna manera, enloquecidos. Estaban más pendientes de la radio, de escuchar a Federico, etc. Esa gente se acabó haciendo con el partido y llevándolo a unos lugares que no eran los suyos. Y lo perdieron todo. Cogieron el cadáver del PP, se lo llevaron a su casa, le dieron sopas calientes, le dieron una manta, le dejaron vivo y al final sobrevivió y le acabó comiendo.
La clase aspiracional ahora aspira a resistir. A que sus hijos no caigan
Con crisis cada vez más cercanas, subida de la luz, de la vivienda... esa clase obrera o aspiracional, ¿a qué aspira ahora?
La clase aspiracional ahora aspira a resistir. A que sus hijos no caigan. Que es una cuestión bastante terrible: el miedo. Y hay que imaginar otras cosas que no estén basadas en el miedo. Sea lo que sea el miedo. Por ejemplo el PSOE cree que se va a mantener en el poder gracias al miedo a la ultraderecha. No es buena idea. A largo plazo lo que haces es normalizar a la ultraderecha. Tanto que viene el lobo, que viene el lobo, cuando el lobo ya está a las puertas, ya es un vecino más. Y el miedo es un material político con el que la derecha trabaja mucho mejor. En el miedo y la nostalgia la izquierda no tiene nada que hacer.
Es curioso que antes comentabas que ahora mismo no hay un sistema económico que haga contrapoder y al mismo tiempo las campañas políticas de la derecha ahora mismo se basan en el miedo al comunismo. Qué bien lo hacen si ganan elecciones con el miedo a algo que prácticamente no existe.
Por eso, porque no existe. Cuando no existe es cuando más se puede hablar de ello. Lo mismo pasaba con ETA. En los 80 el PP no hacía campaña con ello. Fue una vez que desapareció cuando se empieza a usar. Como ya no existe, no es real, pues podemos frivolizar con ello.
¿Cómo puede seducir la izquierda a los pauers? ¿Cómo hacer que voten a partidos que no abogan por ese individualismo que caracteriza ahora la sociedad?
Estando ahí. Unidas Podemos o Más Madrid deben abrir un local en Parla este o en el Ensanche Sur de Alcorcón. Pongan un tenderete los fines de semana, repartan folletos, un puesto de libros, o lo que sea, pero estando ahí.
No has dicho nada de medidas políticas.
No, porque esto del “miedo a” se produce porque “no se conoce a”. Muchas veces, en estos lugares también hay una ocupación del espacio por parte de los vecinos de derechas, que arrinconan a los otros. Porque existe gente diversa en los PAU. Pero para que exista una segregación urbana, los que están se tienen que querer ir pero los que se quedan se tienen que desligar. Y esto sucede. Y se tiene esa idea de “mira este, que se ha ido a la urbanización de Montepinar...”. Y en la urbanización de Montepinar hay gente de todo tipo. No tengamos esa idea de querer categorizar porque no va a servir. Al final es crear un ideal de “la clase trabajadora”. ¿Qué es la clase trabajadora hoy en día? Todos los que vamos en el metro a las 9 de la mañana y hay de todo.
Hay que recuperar la idea de la aspiración, que es buena y correcta. El ascensor social es un programa económico imparable
Hay que recuperar la idea de la aspiración, que es buena y correcta. El ascensor social es un programa económico imparable. Que puede jodernos porque no queremos desligarnos, queremos ser del barrio. Pero no hay que romantizar y no crear una identidad de eso. Se necesitan propuestas.
Propuestas pero que te vean la cara.
El primer Podemos decía “nos votan por lo que somos”. Y eso no puede ser. Porque lo que eres cambia. Eso te sirve para ese impulso pero no es prolongable en el tiempo.
Además puedes caer en la trampa de que vivas en Vallecas y te mudes a una casa con piscina.
Y no pasa nada porque te mudes a un sitio más tranquilo, como hacen miles de personas cuando tienen niños. Pero si has dicho “lo que somos”, eso no es una propuesta política sino una identidad.