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Urbanismo
Un “pelotazo” en incubación alrededor de la Ermita de la Antigua, el edificio más antiguo de Madrid
José Manuel es el guía “pirata” de la Ermita de Santa María la Antigua de Madrid. Se aposta en la entrada los sábados bien temprano, el único día que puede visitarse el templo, aunque es Bien de Interés Cultural (BIC), porque se celebra misa a las 11:00. Cuando aparece algún paseante ocasional, o alguno de los grupos organizados que visitan el cementerio de San Sebastián Mártir, del cual la iglesia ejerce como capilla, se ofrece a explicarles el interior o les reparte un folleto con las reivindicaciones de la plataforma Salvemos Eugenia de Montijo. Fuera lo esperan sus compañeros, apenas media docena, pero que se dedican a limpiar el entorno. “La gente no es consciente de que está viendo el edificio más antiguo de la ciudad… y del estado en que lo tienen”, comenta.
La Ermita, además, es vecina de la antigua cárcel de Carabanchel, cuya parcela está actualmente pendiente de un plan parcial, el APR 11.01, paralizado desde 2008 pero reactivado recientemente por el Estado a través de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (Siepse) y de la promotora Pryconsa, además de ser uno de los planes que durante la campaña electoral el recién reelegido alcalde, José Luis Martínez Almeida, anunció entre sus intenciones de impulsar. Salvemos Eugenia de Montijo teme que aunque el plan original ya se reformuló incluyendo un hospital y equipamientos por presión vecinal, redunde en más pérdida de zonas verdes. También está en el aire el siempre pendiente Centro de la Memoria que se reclama sobre la antigua prisión franquista.
De la asociación Carabanchel Historia y Patrimonio, diluida en la mencionada Salvemos, procedía una foto de la ermita que saltó a redes hace unas semanas, en plena campaña de las municipales: una pila de neumáticos viejos con un cartel de ‘todo a un euro’ y el edificio medieval, del siglo XIII, al fondo. Aunque a veces les ha costado algún encontronazo con la parroquia, los vecinos de la asociación acuden a pedir que se cuide el entorno de la ermita, en una zona poco transitada entre los parques Ingenieros y Eugenia de Montijo, de hecho colindante a la parada de metro que le da nombre, y donde se han vuelto habituales las “botellonas” improvisadas y las pintadas.
"Es un tesoro para la ciudad de Madrid, cuyo patrimonio medieval ha sido expoliado, arrasado, se ha especulado con él… se conserva muy poco”
“Es una ermita íntegra, se conservan muy bien la torre, el ábside y el muro meridional. Es un tesoro para la ciudad de Madrid, cuyo patrimonio medieval ha sido expoliado, arrasado, se ha especulado con él… se conserva muy poco”, explica el historiador y divulgador Juan Cortés. Es BIC desde 1981, la máxima categoría de protección para monumento histórico, pero aunque su última restauración del interior es de 2021, “el entorno está muy degradado, porque está muy expuesta, en una zona poco transitada”. Durante el pasado mandato los vecinos llegaron a pedir a través de la concejal Marta Higueras que se prohibiese el acceso en coche hasta la zona, entre otras medidas.
Cortés explica que la Ermita de la Antigua, románico-mudéjar del siglo XIII, se sitúa sobre un templo anterior, ambos dedicados Santa María Magdalena, y tiene en su interior algunas de las pocas pinturas de origen 100% medieval que se conservan en el Madrid actual, de la primera mitad del siglo XV. Además su pozo es aún más antiguo, puede que de origen romano, y según la tradición era utilizado por San Isidro Labrador, patrón de la ciudad. Toda esta historia es de cuando Carabanchel aún no era Madrid, pero de la capital actual con sus 21 distritos, es el edificio completo más antiguo, ganando a San Nicolás de los Servitas, cerca del Palacio Real y la Almudena, que solo conserva la torre del siglo XII, todo lo demás es posterior.
“Dejaron 40 neumáticos de un taller y no los recogía nadie, así que lo hicimos nosotros”. Juan García Vicente, representante de Ecologistas en Acción en la plataforma, acude los sábados a recoger la basura que encuentra en la zona, a veces acumulando una parte junto al vallado frente a la Ermita para hacerle fotos reclamando al ayuntamiento su limpieza. También señala que el plan parcial pondría en peligro el tramo residual de una vía pecuaria del Camino de Boadilla del Monte, del que quedan 700 metros que sirven de corredor ambiental entre los distritos de Carabanchel y La Latina.
“Cuestionamos el Plan Parcial porque entre otras cosas está basado en presupuestos del año 1997 y las demandas ciudadanas y urbanísticas han cambiado mucho. Entre otras cosas, implicaría una rotonda que acabaría con la vía pecuaria”. A Manuela Carmena, cuando era alcaldesa, se le propuso recuperar precisamente el uso original y traer un rebaño de ovejas que pastara en la zona como parte de su mantenimiento. Las catas arqueológicas recientes en la zona, primer paso para el desarrollo urbanístico (que depende de los propietarios, es decir, del Estado y una promotora, el Ayuntamiento solo lo aprueba) los pusieron sobre aviso. Creen que puede arrasar con el Parque Eugenia de Montijo.
El Plan Parcial APR 11.01, conocido como ‘Cárcel de Carabanchel’, tiene su origen en el cierre de dicha prisión en 1998 y dentro de una política de los gobiernos del PSOE de los 90, continuada por el PP, de “desamortizar” las antiguas prisiones que habían sido absorbidas en los cascos urbanos de las ciudades. En su caso no existió un plan urbanístico hasta 2008, cuando se derribó la cárcel, no sin polémica porque ya se pedía su conversión en Centro de la Memoria. En ese momento se anunciaron 1.300 viviendas, pero la presión vecinal las redujo a 650, el 30% de protección oficial, además de un hospital (reivindicación histórica del barrio), zonas verdes y equipamientos.
La crisis de 2008 paralizó aquel primer plan, que sigue vigente en líneas generales. En 2015 el gobierno de Ana Botella aprobó los cambios de uso de suelo necesario, pero posteriormente el gobierno de Carmena guardó el proyecto en un cajón. Finalmente en 2020 se anunció un acuerdo entre Siepse y Pryconsa con el Ayuntamiento para reactivarlo, responsable de las mencionadas catas arqueológicas. En el mismo está prevista, sobre una superficie de 170.000 metros cuadrados (162.535 y otra parcela de 1.521 del Estado, 8.222 de la inmobiliaria), una edificabilidad de 88.000 metros cuadrados, de los cuales 23.101 estarían dedicados a la vivienda libre, 11.228 a la de protección oficial y 9.697 a uso terciario (en este caso uso comercial privado). Aparte va el espacio para el futuro hospital, al que se le reservan 39.920,77 metros cuadrados, y otros usos públicos (viales, usos educativos).
Lo que no incluye ningún plan es el futuro Centro de la Memoria, reivindicación más vieja que el plan parcial o la parcela y que hasta esta legislatura no había existido ningún compromiso por parte del Estado
Lo que no incluye ningún plan es el futuro Centro de la Memoria, reivindicación más vieja que el plan parcial o la parcela y que hasta esta legislatura, a través de la Secretaría General de Memoria Democrática, no había existido ningún compromiso por parte del Estado. “Estamos a expensas del gobierno que salga, pero creemos que independientemente de lo que piense del Plan Parcial, es compatible con la existencia de un Centro de la Memoria”, explica Luis Suárez, antiguo preso político en la época franquista y miembro de la Plataforma por un Centro de la Paz y la Memoria en la antigua Cárcel de Carabanchel.
“Reivindicamos no un Memorial, como se ha llegado a decir, sino un Centro de Memoria”, comenta. “Es un matiz no tan inocuo: no pedimos un monumento, sino un lugar que tenga las características de un centro museístico, con espacio expositivo, centro de documentación, posibilidad de la encuentros, investigación y etcétera, desde el que se promuevan los derechos humanos como algo vinculado a la actualidad”.
La opción que proponen es usar para ello el antiguo hospital de la prisión, aún en pie porque se convirtió en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid, es decir, el CIE de Aluche, actualmente en reformas, “un lugar que no debería existir”, comenta Suárez. “Sería un espacio perfectamente adecuado y que perteneció a la antigua cárcel, y añadiría la ventaja de cerrar el CIE. Pero si Interior no tiene intención de acabar con él, como parece, de la parte de oficinas del Plan Parcial podría salir otro edificio para ese centro”.
Parte del “riesgo” percibido por los vecinos o los expertos, unido a esa “desmemoria” asociada a la antigua prisión, es la existencia de restos históricos en la zona: la ermita está sobre otra más antigua, quizás visigoda, su pozo se sospecha de origen romano y toda la zona está sobre una antigua villa del mismo origen y del siglo II. El historiador Juan Cortés atribuye todo esto al “desconocimiento general, tanto de la población local como de la foránea, del legado del Madrid medieval”.
“El Madrid medieval es completamente desconocido, cuando tiene elementos únicos que no se ponen en valor, como ser la única capital de Europa de fundación árabe”
“El Madrid medieval es completamente desconocido, cuando tiene elementos únicos que no se ponen en valor, como ser la única capital de Europa de fundación árabe” explica. “Tenemos lienzos de murallas en sótanos de cafeterías sin ninguna señalización y otros, como el del Parque Emir Mohammed I, una construcción del siglo IX que quizás sea la más antigua de la ciudad, degradándose a la vista de todo el mundo. El precio de ese desconocimiento es el expolio y la desaparición, luego vendrán los lamentos”.