Un estudio revela que la violencia machista afecta a la memoria y a las funciones cerebrales de las víctimas

Según el estudio de la Universidad de Granada entre un 40% y un 70% de mujeres han sufrido ataques en la cabeza por parte de su agresor y entre un 30% y un 50% han intentado ser estranguladas.
Memoria Violencia de Género
Una mujer en la resonancia magnética del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada

Olvidarse de una palabra, no recordar listas o tardar más en memorizar algo pueden ser algunas de las consecuencias que viven a nivel cerebral las mujeres que han sobrevivido a la violencia machista. Así lo demuestra un estudio elaborado por el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada que expone que quienes han sufrido esta violencia afecta a la memoria y a otras funciones cerebrales. “Nos hemos dado cuenta de que las mujeres que han sufrido violencia de género mostraron mayor dificultad en la primera fase del proceso de aprendizaje con respecto a las mujeres que no habían sufrido esta violencia”, explica María Pérez González, investigadora del proyecto.

Según el estudio, entre un 40% y un 70% de mujeres han sufrido ataques en la cabeza por parte de su agresor y entre un 30% y un 50% han intentado ser estranguladas

El estudio consistía en evaluar a ochenta mujeres, cuarenta que habían sufrido violencia machista y otras cuarenta que no, a través de la memorización de decenas de palabras mientras se evaluaba la actividad cerebral a través de una resonancia magnética. Tras una primera fase inicial en la que las mujeres supervivientes mostraban una mayor dificultad, tras un tiempo recordando las palabras, ambos grupos de mujeres “tenían patrones similares de rendimiento; sin embargo, las mujeres sometidas a violencia lo tenían a costa de lo que nosotros hemos denominado un mayor esfuerzo cerebral”, matiza Pérez González, un sobreesfuerzo debido al daño neurológico consecuencia de ataques violentos.  

El patrón cerebral se ve también afectado; durante el estudio, el grupo de mujeres supervivientes mostró una mayor desactivación cerebral. Durante el reconocimiento, el grupo de supervivientes ha mostrado una mayor desactivación cerebral en la parte ventromedial de la corteza prefrontal medial, cíngulo anterior y caudado. Estas áreas cerebrales suponen una zona anterior a la Red Neuronal por Defecto, encargada del reposo mental, es decir, cuando una persona no está centrada en una tarea concreta y que se encarga de la autorreflexión, la planificación y la memoria.

violencia de género memoria 2
Resultados del estudio elaborado por Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada

“El número de mujeres que sufren golpes en la cabeza o intentos de estrangulamientos es escandaloso”, expone el profesor del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, Miguel Pérez García. Según el estudio, entre un 40% y un 70% de mujeres han sufrido ataques en la cabeza por parte de su agresor y entre un 30% y un 50% han intentado ser estranguladas. “Estos ataques conllevan un inevitable daño cerebral, y hemos comprobado que cuanta más violencia, cuantos más hechos traumáticos, mayor es el daño a nivel neurológico”, matiza el profesor. A pesar de que el estudio pone el foco en este tipo de ataques físicos, las personas encargadas del mismo insisten en que también el estrés postraumático provocado por la violencia psicológica puede conllevar daños cerebrales de este tipo.

A pesar de que se trata de daños profundos y que pueden desembocar en la predisposición a tener patologías neurológicas con el paso del tiempo, el equipo de investigación expone que, a través de la rehabilitación y el tratamiento, se pueden revertir las consecuencias en el día de estas afecciones. “No estamos diciendo que esto sea un lastre para las mujeres, ni que no puedan realizar las mismas tareas con la misma eficacia, sino que requieren más esfuerzo cerebral a causa del daño, pero que con la rehabilitación adecuada se puede llegar a los niveles de normalidad anteriores a la violencia”, matiza el profesor e investigador Juan Verdejo Román.

El estudio pretende ayudar a que “estas secuelas se tengan en cuenta”, como sostiene la investigadora María Pérez, y a que se integren en los procesos de rehabilitación. Además, actualmente el proyecto se está ampliando a hijos e hijas de mujeres que han sufrido violencia machista y en unos meses mostrará resultados de cómo esas agresiones les han afectado neuronalmente.

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