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Voces de Extremadura
David Matías: “La Moderna surge de la necesidad de no emigrar y del compromiso de reinvertir el capital cultural en nuestra tierra”
Los días 1 y 2 de diciembre tendrá lugar en Montijo la primera edición de la Feria de la Cultura y el Territorio, un proyecto impulsado por la editorial La Moderna en colaboración con la Diputación de Badajoz. Hablamos con David Matías, alma máter de la editorial, acerca de la Feria y también de libros, lectura o desafíos culturales posibles.
Los días 1 y 2 de diciembre tendrá lugar en Montijo la primera edición de la Feria de la Cultura y el Territorio. Habrá conferencias, mesas redondas, conciertos de música en directo, representaciones teatrales, proyecciones de cine... La Moderna, una pequeña editorial extremeña, está implicada desde el principio en esa iniciativa. Aprovechamos desde El Salto Extremadura para hablar con David Matías, alma máter de ese proyecto editorial, acerca de la Feria y también de libros, lectura o desafíos culturales posibles.
¿Dónde duele que Extremadura sea la única comunidad autónoma donde baja el índice de lectura de libros desde el año 2011? ¿Qué nos están contando estos números?
Esos datos nos indican que la media española de crecimiento en lecturas es, pese a las desigualdades de siempre, bastante buena. El problema de Extremadura no es que no aumente su índice de lecturas, es que retrocede. Lo que equivaldría a decir que nuestro problema es el de siempre, también en lo cultural: la desinversión, o la mala gestión de los fondos.
¿Tan diferente y específico resulta el ecosistema cultural extremeño?
Cuando Lidia Gómez y yo fundamos La Moderna, hace ahora casi dos años, ya sabíamos que Extremadura era la región menos lectora de España, que es como decir que es también una de las menos lectoras de la Europa “rica”. El origen de este retraso puede encontrarse en la tradicional pobreza de nuestra región.
El libro como artefacto cultural siempre ha sido un artículo de lujo en el que las clases medias y altas han encontrado una forma de adquirir conocimiento, pero también de diferenciarse y adquirir estatus frente al resto. Es decir, el libro y el dinero —y el amor por ellos— siempre han ido de la mano. Esto ya no es del todo así: el libro ya no es un artículo de lujo (al menos en nuestro país) y Extremadura es una región con un nivel de desarrollo alto, por más que la crisis haya vuelto a disparar los niveles de pobreza. Pero, a la luz de los datos, sigue faltando lo que ya es normal en otras zonas con mayor flujo de capital: la imagen del libro como objeto deseable, atractivo y con prestigio social. La apuesta de La Moderna pasa precisamente por revertir esta situación. Estamos aquí para luchar contra los datos de los que hablábamos más arriba.
Una fosa común en una cuneta puede ser al mismo tiempo un relato periférico y una de las causas que explican la despoblación de nuestra región
Vemos que estáis abiertos a otras iniciativas y terrenos de colaboración. En este sentido, los próximos días 1 y 2 de diciembre colaboráis de un modo absolutamente central en la Feria de la Cultura y el Territorio en Montijo. Cuéntanos sus porqués y sus cómos, dinos en qué consiste esa apuesta.
La Feria de la Cultura y el Territorio es un proyecto de la Diputación de Badajoz diseñado por La Moderna para poner en valor y dar visibilidad al catálogo del Departamento de Publicaciones de dicha Diputación, que encierra auténticos tesoros que creemos que todo el mundo debería conocer. Para ello, hemos confeccionado un programa con charlas y mesas redondas sobre cuatro de los muchos ejes sobre los que gravitan los libros de dicho catálogo: las literaturas periféricas —con especial atención a la portuguesa y la extremeña—, la memoria histórica, la despoblación rural y la gastronomía tradicional.
Serán dos días de debate, música en directo, con la actuación de la bailaora flamenca Fuensanta Blanco, teatro y cine. También habrá actividades para niñas y niños, como cuentacuentos y talleres de ilustración y escritura de cuentos. Será un encuentro preocupado por la paridad de sus participantes y por la inclusión de sus asistentes: queremos que sea un fin de semana para disfrutar y aprender en familia. No hay excusas.
Suena muy bonito eso de recuperar el espíritu de las Misiones Pedagógicas.
Una de las metas fundamentales de la Diputación —o de las diputaciones— es la cohesión de su territorio. Y en Extremadura eso pasa por la dinamización de su territorio rural. De hecho, la Feria de la Cultura y el Territorio puede leerse también como una estrategia clave de la Diputación de Badajoz en su lucha contra la despoblación. La primera edición tendrá lugar en Montijo, una población clave a medio camino entre Mérida y Badajoz y, especialmente, con una demanda cultural creciente, pero esperamos que se celebren muchas ediciones más: siempre con carácter itinerante por los pueblos de la provincia.
La Feria de la Cultura y el Territorio puede leerse también como una estrategia clave de la Diputación de Badajoz en su lucha contra la despoblación
Fue en la confluencia de ambas intenciones —la cohesión territorial y el carácter ambulante de la Feria— donde el recuerdo de las Misiones Pedagógicas casi se nos impuso: hemos intentado diseñar un programa cultural que no solo contribuya al entretenimiento, sino también al aprendizaje y el progreso.
Literaturas periféricas, memoria histórica, despoblación rural... Son unos ejes que casi encierran una declaración de principios.
Por decirlo rápido y con una sola imagen: una fosa común en una cuneta puede ser al mismo tiempo un relato periférico —el de la biografía de alguien que fue asesinado y, literalmente, expulsado al margen— y una de las causas que explican la despoblación de nuestra región. Nos gustaría que la Feria fueran las flores que crecen sobre esa tumba anónima y cuyo abono solo pueden ser, diré a riesgo de ponerme cursi, la memoria, la reparación y, en fin, la justicia.
Hace falta una dosis importante de valentía para lanzarse a la aventura editorial independiente en medio del panorama cultural reinante.
La Moderna surge de una necesidad y un compromiso. De la necesidad de sobrevivir en nuestra región y no emigrar. Y del compromiso de publicar libros en toda España y reinvertir todo ese capital cultural en nuestra tierra. Siempre intentando contribuir a la creación de una industria editorial extremeña hoy inexistente.
¿Por qué La Moderna? ¿Por qué ese nombre?
La Moderna es la librera del pueblo, algo díscola y siempre en boca de todos. Pero también es la tradición de pensamiento que atraviesa las revoluciones industrial y burguesa y llega hasta hoy. Eso queríamos reivindicar con nuestro nombre: el empoderamiento de la mujer y la fe en el progreso. O la esperanza en ambas.
La Moderna surge de una necesidad y un compromiso. De la necesidad de sobrevivir en nuestra región y no emigrar. Y del compromiso de publicar libros en toda España y reinvertir todo ese capital cultural en nuestra tierra
¿Dónde está vuestro sello específico? ¿Cómo se contaría La Moderna a sí misma?
Nuestro sello está en el eclecticismo y en el feminismo. Publicamos de todo: narrativa —en sus distintas formas: novela, relato corto, biografía—, ensayo, poesía, teatro. Sin colecciones. Pero siempre, o casi siempre, atentas a la literatura escrita por mujeres y a textos que quieren pensar el feminismo.
¿Cómo se valora desde La Moderna el panorama editorial extremeño ? ¿Con qué otras editoriales o proyectos hay sinergias, colaboraciones posibles? ¿Cuál sería una fotografía aproximada del entorno editorial en Extremadura? ¿Experiencias reseñables?
Como decíamos más arriba, la industria editorial en Extremadura es muy precaria, por no decir inexistente. Es cierto que desde nuestra región escriben algunos de los mejores escritores de España, que desde aquí resiste un puñado de editoriales y que hay cierto número de lectores y de iniciativas literarias de mucho valor (pienso ahora en algunas revistas, encuentros, etc.).
Pero a una estudiante de instituto que, como aquella con la que tuve el placer de charlar hace unas semanas, quiera hacer carrera en el mundo de la edición, le resultaría muy difícil, por no decir imposible, hacerlo en Extremadura: podría estudiar filología, como fue mi caso, pero no traducción ni edición ni maquetación y corrección literarias. ¿Dónde podría realizar sus prácticas para seguir formándose? ¿Dónde encontraría trabajo?
Porque aquí tienes que hacerlo todo tú. También es cierto, por terminar con esta radiografía del entorno editorial extremeño, que La Moderna nunca hubiera existido sin el ejemplo de Periférica y la Editora Regional de Extremadura, dos modelos a seguir: una desde la esfera privada y la otra desde la pública. Otros referentes o antecedentes exclusivamente literarios de esta Feria de la Cultura y el Territorio que, además de literatura, hablará de otras muchas cosas podrían ser las Aulas Literarias de la Asociación de Escritores Extremeños y, más recientemente, Centrifugados (y, como modelo de encuentro cultural en el medio rural, Contemporánea).
La edición podría revelarse como una pequeña y secreta revolución contra este sistema donde prima la sobreproducción y la falta de criterio
¿Existe algo parecido a una responsabilidad social de editar? ¿Editar es, un poco, revolucionar?
Existe, pero se trata de, irónicamente, una responsabilidad poco valorada. Ha sido sustituida (si es que alguna vez ha existido plenamente) por la ley de la oferta y la demanda. En ocasiones, editar ha equivalido a filtrar el ruido y la morralla para presentar al lector un texto de calidad, por lo general, estética. A ese amor por lo bello nosotras unimos una apuesta decidida por la ética. Es decir, por lo bueno. Por lo que es saludable para nuestra comunidad, para nuestra tierra y para la democracia. Pero en estos últimos meses también hemos aprendido que uno no edita lo que quiere, sino lo que puede.
Como alguna vez ha dicho Julián Rodríguez, el editor de Periférica, editar es saber decir que no. En este sentido, si relacionamos sus palabras con aquellas pronunciadas por el Bartleby de Melville, “preferiría que no”, la edición podría revelarse como una pequeña y secreta revolución contra este sistema donde prima la sobreproducción y la falta de criterio (que es otra forma de decir criba).
¿Dónde deberíamos poner las mayúsculas en la palabra cultura? ¿Las necesita? ¿Desde dónde queréis reivindicar el oficio de hacer libros?
Dice Lidia que en la C de compromiso. Algo así vino a decir Walter Benjamin en el primer libro que publicamos en papel: “Solo el arte comprometido con el progreso no es aprovechable por el fascismo”.
¿Tenéis alguna opinión acerca del florecimiento de iniciativas de autoedición? ¿Creéis que aporta algo en el aspecto de la libertad creativa o podría ser, por el contrario, un fenómeno con más pie en lo comercial?
Quizá no haya democratización sin vulgarización, por lo que en tiempos de la autopublicación masiva la figura de la editora como filtro y prescriptora de contenidos se antoja más necesaria que nunca
El actual boom (o, como tú dices, bloom) de la autopublicación (prefiero este término al de autoedición, porque la autopublicación es precisamente lo contrario de la edición) es consecuencia, sobre todo, de una democratización en los medios de publicación posibilitada por las nuevas tecnologías. Ahora casi cualquiera puede publicarse su propio libro. A mí eso me parece un progreso (en teoría, ya no es el intermediario capitalista quien controla todo el proceso, sino el propio autor). Es un proceso que se remonta a la invención de la imprenta, que amplía con creces el abanico de los que podían publicar en comparación con los costosos códices medievales. Pero quizá no haya democratización sin vulgarización (dos etimologías distintas para llegar a un mismo concepto), por lo que en tiempos de la autopublicación masiva la figura de la editora como filtro y prescriptora de contenidos se antoja más necesaria que nunca.
Hablemos de tecnología. Estrictamente apreciado, parece que leemos mucho, que cada vez se lee más; leemos en el smartphone, leemos en dispositivos electrónicos, leemos en la web... pero quizás estemos en una peligrosa deriva de inmediatez donde el gran sacrificado sea el reposo necesario de un libro. ¿Cuál es la lectura posible de esta paradoja?
En el principio, La Moderna fue una editorial digital. Solo publicábamos ebooks. Queríamos ahondar en esa democratización del libro que permiten las nuevas tecnologías: poner en comunicación las dos orillas del Atlántico, llevar toda una biblioteca en el bolsillo del pantalón trasero, publicar libros sin necesidad de cortar árboles. Pero el lector en castellano aún no está suficientemente interesado en el ebook como para hacer viable una aventura así. A pesar de la enorme reducción de los costes y de la inversión necesaria. En cualquier caso, lo que a nosotras nos interesa es la difusión del conocimiento y, a través de él, del progreso. No el formato en que viajen. Tanto el papel como lo digital tienen sus ventajas (y sus inconvenientes). Lo sensato es hacerlos convivir.
Siguiendo este hilo... ¿Qué trajo el libro electrónico? ¿Tiene espacio entre iniciativas editoriales o creativas fuera del mainstream? ¿Lo pequeño —lo hermoso— todavía necesita del tacto?
A propósito de nuestro primer libro, el Poeta en Nueva York de Lorca tal como a su autor le hubiera gustado verlo publicado, un amigo nos dijo: estáis creando algo para lo que no existen lectores: un ebook con vocación de facsímil, casi una edición de autor. Y, a pesar de que todos nuestros ebooks cuestan 4,5 euros, acertó. Fue entonces, algunos meses después, cuando regresamos del futuro y centramos todos nuestros esfuerzos en el papel.
Lo mejor de esta andadura ha sido el encuentro con las lectoras y los lectores, que han hecho posible que nuestros libros
Poco tiempo en marcha, pero seguro que ya hay material y experiencias para un pequeño balance...
Lo mejor de esta andadura ha sido el encuentro con las lectoras y los lectores, que han hecho posible que nuestros libros, que empiezan siendo solo una idea en nuestra cabeza, se conviertan en algo que les apetece tener en sus casas. También nos hemos encontrado con personas a las que nuestros libros y proyectos les causan recelo: por nuestro feminismo, por nuestra iconoclastia, por nuestra apuesta por esta tierra. Pero, a fin de cuentas, nos quedamos con que estamos aportando nuestro granito de arena a la creación de una comunidad (en minúscula) de lectoras y lectores.
¿Los próximos pasos?
Nuestro principal objetivo ahora es la consolidación y el crecimiento de la Feria de la Cultura y el Territorio a lo largo de sus siguientes ediciones. Eso sin dejar de publicar un nuevo libro al mes. Lo que nos espera: una colección de teatro ilustrado de la que aún no podemos adelantar nada, un ensayo sobre lenguaje inclusivo, una novela gallega firmada por uno de los periodistas extremeños más mediáticos, un libro colectivo sobre prostitución a cargo de algunas de las feministas más importantes de este país y proyectos, más proyectos para poner en valor el pasado progresista de nuestra región. Ideas y buenas intenciones tenemos muchas: ahora solo nos falta conseguir el dinero, la fuerza y los apoyos necesarios para ponerlas en práctica.
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Excelentes preguntas y mejores respuestas. Gracias a La Moderna por estar y gracias a El Salto Extremadura por contarlo.