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Actualidad africana
El cambio tendrá que esperar
Soplaban vientos de cambio en el país más poblado del continente, y cuando parecía que se habían generado las condiciones oportunas para una renovación, que podía haber sido incluso radical, la realidad ha arrojado la elección de Bola Tinubu, el candidato oficialista. Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, vuelve a hacer una gira por África con importantes repercusiones. Es indudable que se están renegociando los equilibrios internacionales, lo que no es tan evidente es que cambien los esquemas de poder. Y, entre tanto, el cine nos trae esperanza: a pesar de la inestabilidad, Ouagadougou vuelve a convertirse en la capital del séptimo arte panafricano.
El cambio tendrá que esperar en Nigeria
Bola Tinubu es ya el nuevo presidente electo de Nigeria. La INEC, la comisión electoral independiente, ha anunciado su victoria, lo que supone la victoria del candidato oficialista en las elecciones más abiertas que ha vivido el gigante africano. A pesar de las expectativas de cambio depositadas en los comicios, se ha ratificado un cambio de presidente sin cambio del partido gobernante. Tinubu era el candidato del APC (All Progressives Congress), la formación del anterior presidente Muhammadu Buhari, que no podía presentarse de nuevo al cargo por la limitación de mandatos establecida por la legislación nigeriana.
Las elecciones presidenciales que se celebraron el sábado junto a las legislativas han movilizado grandes esperanzas. Las últimas encuestas habían concedido a Peter Obi, un candidato ajeno a los dos grandes partidos, serias posibilidades de aspirar a ocupar el sillón presidencial del país más poblado de África. El sustancial aumento de votantes hacía pensar en la incorporación de jóvenes electores menos condicionados por la fuerza de las inercias políticas. La movilización de EndSARS contra la brutalidad policial resonaba en las conversaciones como una motivación para dar un giro al timón. Los focos de inseguridad se han ido multiplicando en los últimos años y han acabado afectando a todas las zonas del país. Y las elecciones se han celebrado en medio de una grave crisis provocada por la falta de dinero en efectivo que ha desencadenado el descontento de amplios sectores sociales.
En Nigeria, los candidatos de la oposición han denunciado graves deficiencias en el desarrollo de las elecciones, compra de votos, manipulación de resultados y violencia en algunas de las oficinas electorales, y han reclamado la repetición de las votaciones
A pesar de todos estos elementos, el candidato oficialista ha sido claramente el más votado (aunque la INEC todavía no haya publicado todos los resultados definitivos) y ha hecho que las autoridades anuncien su victoria en la primera vuelta, debido a que ha obtenido más del 25% de los votos en dos tercios de los estados del país. Los dos siguientes aspirantes más votados han denunciado graves deficiencias en el desarrollo de las elecciones, compra de votos, manipulación de resultados y violencia en algunas de las oficinas electorales, y han reclamado la repetición de las votaciones. Algunas de las delegaciones de observadores internacionales han advertido de considerables incidencias y las organizaciones de la sociedad civil preocupadas por la transparencia de los comicios han advertido del funcionamiento incorrecto de los mecanismos de transmisión de resultados e incluso de los de verificación de datos biométricos de los votantes.
De momento, Tinubu ha sido anunciado como nuevo presidente en Nigeria, pero la credibilidad de las elecciones está en entredicho y los resultados ya han sido contestados, de manera que todavía pueden producirse novedades insospechadas.
África
Global Una década de turbulencias en el Sahel
Rusia continúa trabajando (y aumentando) su influencia en el continente
La última gira del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, por África ha demostrado la consolidación del programa de refuerzo de su influencia en el continente. Su recorrido ofrece una muestra de la hoja de ruta rusa en África. Lavrov pasó por el que, probablemente es ahora mismo, su aliado más sólido en la región, Mali; por un país en el que pretende intensificar su influencia, Mauritania; y por un clarísimo socio estratégico que le permite diversificar las esferas de influencia, Sudán.
En Mali, Lavrov, fundamentalmente, paseó su alianza y forzó la situación que permitía a las autoridades del país reafirmar el discurso de la autonomía: la legitimidad de Mali para establecer los vínculos internacionales que considere pertinente. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, por su parte, centró su discurso en el apoyo militar en la lucha contra el terrorismo y aprovechó la ocasión para flirtear con el resto de países de la región, explicitando la predisposición de Rusia a apoyar a otros estados en situaciones similares. Sin embargo, en Mauritania la visita parecía más bien un intento de tender puentes y extender su mirada hacia el Maghreb. Allí ofreció ese mismo apoyo militar para luchar contra los grupos extremistas, pero también condiciones ventajosas para la compra de combustibles y de cereales en un momento de clara escasez. Lavrov tuvo tiempo para lamentar el estancamiento de las negociaciones en el asunto del Sahara Occidental y apuntar su apoyo al plan del referéndum de autodeterminación pospuesto durante casi cinco décadas.
La última gira del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, por África ha demostrado la consolidación del programa de refuerzo de su influencia en el continente. Su recorrido ofrece una muestra de la hoja de ruta rusa en África
La visita de Lavrov a Sudán ha llamado especialmente la atención, tal vez, por la concreción de los acuerdos. El representante ruso abandonó el país con el compromiso de la instalación de una base militar en el país africano, con lo que la diplomacia rusa se afianza y diversifica sus socios.
Alrededor de una semana después de este recorrido, la votación de una resolución de condena a la invasión rusa de Ucrania en la Asamblea General de la ONU ha dado una idea del resultado de los trabajos de influencia de Rusia en África y especialmente en la región subsahariana. Apenas 25 países votaron a favor, el resto prefirieron abstenerse, en el caso de Eritrea y Mali votar en contra o incluso no estar presentes en el momento de emitir el voto, lo que también muestra la incomodidad que genera la situación
Las declaraciones racistas de Kais Saied reciben una respuesta contundente
Las comunidades de migrantes subsaharianos han vuelto a ser la moneda de cambio escogida para desviar la atención de una crisis nacional. En este caso se ha trata de Túnez, cuyo presidente, Kais Saied, llamó la semana pasada a frenar la llegada de ciudadanos de origen subsahariano a los que acusó de estar intentando cambiar el perfil demográfico del país para convertirlo en un territorio “puramente africano”. Las declaraciones, que han sido contundentemente contestadas en todo el continente, llegan, curiosamente, en un momento de profunda crisis económica e institucional, con la intensificación de la deriva antidemocrática de las autoridades.
En Túnez, el presidente, Kais Saied, llamó la semana pasada a frenar la llegada de ciudadanos de origen subsahariano a los que acusó de estar intentando cambiar el perfil demográfico del país para convertirlo en un país “puramente africano”
La respuesta que ha recibido Saied ha sido contundente, desde el exterior con campañas diversas que han querido enfatizar la carga racista de esas declaraciones y las consecuencias imprevisibles de una estrategia que señala y estigmatiza a los migrantes. Desde el interior, con una campaña de solidaridad y una movilización ciudadana para deslegitimar los comentarios de un presidente a quien sí que se responsabiliza de la represión de la oposición y de las organizaciones sociales. A pesar de esta movilización, se han producido episodios de ataques a migrantes que ha provocado nuevas reacciones, incluidas las protagonizadas por otros dirigentes africanos que han tratado de escenificar el auxilio a sus ciudadanos en el país del Mediterráneo.
Entre tempestades y sequías
La amenaza de los fenómenos climáticos extremos se sigue proyectando especialmente sobre el continente africano. En las últimas semanas esta exposición se ha hecho particularmente evidente cuando ha coincidido la aparición del ciclón Freddy en el sureste del continente, con la prolongación de una larga sequía en el sur del Cuerno de África, el comienzo de nuevo fallido de una estación de lluvias que no llega augura un impacto profundo para numerosas poblaciones de Somalia, Etiopía y Kenia, fundamentalmente.
El ciclón Freddy ha provocado, al menos, la muerte a 14 personas, siete de ellas en Madagascar, por donde pasó alrededor de 21 de febrero, y otras tantas en Mozambique a donde ha llegado convertido ya en tormenta tropical. La tempestad ha dejado en los dos países lluvias torrenciales y fuertes vientos que han afectado a 383.300 personas (226.000 en Madagascar y más de 163.300 en Mozambique). Al menos, 47.000 de ellas han sido desplazadas temporalmente de sus domicilios en los dos países y se han registrado daños considerables en equipamientos e infraestructuras básicas, como carreteras, centros educativos o instalaciones sanitarias, según los datos ofrecidos por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés).
La amenaza de los fenómenos climáticos extremos se sigue proyectando sobre África. Estos fenómenos climatológicos influyen de manera fundamental en la convivencia y en la estabilidad de las regiones en las que se producen
Por otro lado, la nueva estación de lluvias en el cuerno de África ha traído malas noticias, precisamente porque las precipitaciones no llegan. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha lanzado una nueva llamada para hacer frente a la situación de extrema inseguridad alimentaria que provoca la sexta estación de lluvias fallida en la región. El organismo internacional explica que las consecuencias derivadas de esta circunstancia han provocado más de tres millones de desplazados, concretamente, 2,1 millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares, pero sin dejar sus países de origen, y 1,2 millones de personas que han tenido que buscar refugio o asilo en países vecinos, en muchos casos, llegando a zonas también afectadas por la sequía. La confluencia de factores ha provocado además el aumento de los precios de los productos básicos que se suma a la incapacidad de las poblaciones locales para producirlos.
Además de las consecuencias directas, estos fenómenos climatológicos influyen de manera fundamental en la convivencia y en la estabilidad de las regiones en las que se producen. Seguramente el ejemplo más claro que ya ha sido claramente documentado es el impacto de las sequías en las relaciones entre comunidades de pastores y de agricultores. Eoin F. McGuirk y Nathan Nunn, dos investigadores del National Bureau of Economic Research (NBER) llevan tiempo explicando que tradicionalmente estas comunidades han convivido cooperando, pero cuando las sequías obligan a los pastores trashumantes a desplazarse a otros territorios, pueden generar tensiones que acaben produciendo conflictos graves.
Crisis climática
Cumbre internacional La COP27, el espectáculo climático de la dictadura egipcia
Los corceles del séptimo arte cabalgan en Burkina Faso
Mañana termina en Ouagadougou, la capital de Burkina Faso, el que probablemente es el festival de cine más importante del continente africano, el Fespaco (Festival panafricain du cinéma et de la télévision de Ouagadougou), que este año está celebrando su 28ª edición. Durante una semana, del 25 de febrero al 4 de marzo, 170 películas entran en competición en las diversas categorías y configuran un apretado programa de proyecciones a las que se suman las que no están dentro de la selección oficial. Quince de estas producciones aspiran a conseguir el premio más valorado: “L’Étalon d’or de Yennenga”.
En esta ocasión, el festival se celebra en una situación de seguridad especialmente comprometida y en un contexto político tenso. Y, aunque este marco no ha impedido que se enciendan los proyectores en Ouagadougou, sí que ha marcado considerablemente el programa que se ha configurado en torno al lema “Cines de África y cultura de la paz”. Mali, el país vecino enfrentado a algunos retos similares a los del anfitrión Burkina Faso, es el invitado de honor de esta edición que se celebra 54 años después de la creación del festival.