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Actualidad africana
Entre las intenciones de crear nuevos esquemas sociales y políticos y las viejas violencias
La actualidad africana se mueve entre la transformación y los viejos lastres, entre las fuerzas que se empeñan por construir nuevos órdenes, ya sea a partir de los movimientos ciudadanos o de nuevas alianzas políticas en la República Democrática del Congo; y las que se empeñan en reproducir violencias y lógicas de confrontación desde Nigeria hasta el Cuerno de África.
La reunión de los movimientos ciudadanos africanos en Dakar muestra la existencia de una ciudadanía que quiere tomar las riendas de la construcción del futuro. Los gestos de algunos dirigentes apuntan en la misma dirección: la intención de romper con los vicios de regímenes corruptos y apalancados al poder. Sin embargo, la actualidad demuestra que algunas de las violencias que se arrastran desde hace años o décadas no acaban de desterrarse, ya sea la falta de garantías en Níger, los ataques armados de grupos extremistas en el norte de Nigeria o las tensiones entre estados en el Cuerno de África.
La República Democrática del Congo se asoma a un nuevo futuro
A menudo se plantea el tandem crisis-oportunidad y parece que es el escenario que se ha abierto en la República Democrática del Congo con el anuncio de la ruptura de la coalición entre el partido del actual presidente Felix Tshisekedi y el que representa la continuidad del poder del anterior mandatario, Joseph Kabila. Kabila sucedió a su padre en 2001, después de que este fuese asesinado y desde entonces y hasta enero de 2019 ha ejercido como presidente de la República Democrática del Congo, con un controvertido balance en el que se incluyen denuncias de corrupción y de violaciones de los derechos fundamentales. Lo cierto es que su último mandato expiró en diciembre de 2016.La limitación de mandatos constitucional impedía a Kabila volver a presentarse y amplios sectores de la sociedad civil reclamaba el respeto a ese principio y su retirada definitiva. Echando mano de diferentes maniobras, el mandatario aplazó las elecciones presidenciales (en las que no podía participar) durante dos años y con ello prolongó de facto su mandato. La victoria de Felix Tshisekedi en los comicios de diciembre de 2018 fue una manzana envenenada, el aparato de Kabila mantenía una amplia mayoría en la asamblea y seguía copando muchos de los espacios de poder. Así que el tradicional líder opositor dilapidó una parte de su credibilidad, pactando con el partido del anterior presidente.
La limitación de mandatos constitucional impedía a Kabila volver a presentarse y amplios sectores de la sociedad civil reclamaba el respeto a ese principio y su retirada definitiva
Ahora Tshisekedi ha planteado que la situación es insostenible, porque la mayoría del partido pro Kabila en el parlamento está lastrando las reformas que hubiese querido acometer. El actual presidente se ha plantado y ha abierto una brecha que, al mismo tiempo, es un espacio de incertidumbre por las dificultades para mantener el timón de un gigante ya muy castigado como el congoleño; pero que también es un resquicio de esperanza para esas organizaciones sociales que plantaron cara a los manejos de Kabila.
En medio del tira y afloja, Tshisekedi ya ha lanzado un órdago: la constitución le habilita para disolver el parlamento y convocar elecciones legislativas, si no hay manera de encontrar otra fórmula de gobierno. Y, al mismo tiempo, el actual presidente congoleño se ha sacado la carta que tenía guardada: la celebración de la próxima fiesta de independencia, el 30 de junio de 2021, coincidirá con la repatriación desde Bélgica de los únicos restos que se conservan (un diente) del padre de la independencia congoleña, Patrice Lumumba, asesinado por sus posiciones anticoloniales y a favor de la soberanía congoleña.
Los movimientos ciudadanos palpitan en Dakar
De nuevo Dakar se ha convertido en el centro neurálgico de los movimientos ciudadanos africanos. Un fenómeno que aglutina a colectivos de todo el continente que en sus respectivos países abogan por el respeto a las reglas democráticas y por una reforma profunda de la vida social y política que ponga a la ciudadanía en el centro del futuro que se está construyendo.La celebración de la segunda edición de la Université Populaire de l’Engagement Citoyen (UPEC, Universidad popular del compromiso ciudadano), ha reunido a movimientos con inquietudes similares procedentes de todo el continente y de la diáspora. Partiendo de la reflexión de base que apunta que la acción ciudadana es más necesaria que nunca para hacer frente a un aumento de los escenarios autocráticos, durante tres días han compartido experiencias y han tratado de buscar puntos en común.
Senegal
La juventud senegalesa se organiza ante la falta de futuro
Los movimientos sociales senegaleses denuncian que los acuerdos pesqueros obligan a los pescadores a emigrar aún arriesgando su vida en una patera. El colectivo #480 se propone hacer frente a la migración irregular denunciando a quienes condenan a la miseria o el desempleo a las mayorías, expulsando así a tantas personas de su país.
Entre los temas de los debates han aparecido tanto la represión policial y las estrategias para hacer le frente, como la necesidad de frenar las maniobras que permiten a algunos gobiernos manipular las constituciones y burlar los límites de mandato; se ha reflexionado sobre sus propios modelos organizativos y sobre el papel de las mujeres en los movimientos, pero también cómo sobrellevar la militancia en situaciones de exilio; han hablado sobre el hecho migratorio y han intentado establecer los pilares de sus vínculos y sus interacciones en los próximos años. Y es que estos movimiento, además de suponer una renovación desde el punto de vista organizativo y de la acción, se esfuerzan por mantener una dinámica de colaboración mutua en la que la red adquiere cada vez más importancia.
Elecciones de excepción
Los colegios electorales volverán a abrirse antes de que termine el año en la República Centroafricana y en Níger. En ambos casos, las elecciones presidenciales y legislativas están previstas para el próximo 27 de diciembre y, en ambos casos, los comicios se celebrarán en un clima de cierta excepcionalidad, o al menos, con serias dudas sobre las garantías democráticas.En el caso de la República Centroafricana, a pesar de que la tensión se ha rebajado considerablemente en los últimos años, con la relativa toma de control por parte del Estado de algunas zonas en las que hasta ahora no estaba presente y en medio de un amplio proceso de paz con algunos de los principales grupos armados del país, parece que no terminan de cumplirse algunas de la garantías para unas elecciones completamente transparentes. El actual presidente Faustin-Archange Touadera ha demostrado repetidamente su voluntad de hacer de las elecciones un traje a su medida y, a pesar de que no lo ha conseguido del todo, no parece que los partidos de la oposición tengan suficiente capacidad para buscar los puntos de encuentro que amenacen el poder de Touadera.
Los colegios electorales volverán a abrirse antes de que termine el año en la República Centroafricana y en Níger. En ambos casos los comicios se celebrarán en un clima de cierta excepcionalidad, o al menos, con serias dudas sobre las garantías democráticas
Por su parte en Níger, el cóctel está formado por diferente ingredientes que desbordan ampliamente el voto de la ciudadanía. Por un lado, estas elecciones podrían estar marcadas por una nota positiva como es el hecho de que Mahamadou Issoufou, el presidente saliente, no vaya a participar en las elecciones después de haber agotado los dos mandatos que marca la ley y que a diferencia de otros presidentes africanos no haya dado muestras de querer retorcer la norma para forzar su reelección.
Sin embargo, en el otro platillo de la balanza aparece la violencia de grupos armados en diferentes regiones del país, que hacen difíciles unas elecciones plácidas; la presión a la que se ha visto sometida la oposición con el rechazo de la candidatura de su principal líder por un oscuro asunto de tráfico de bebés, tampoco ofrece buenos augurios; así como las denuncias de ataques contra las libertades fundamentales en los últimos meses, sobre todo, la de prensa y la de expresión.
Malas noticias desde el norte de Nigeria
En las últimas semanas, la violencia se ha mostrado de una manera especialmente evidente en el norte de Nigeria, de la mano de los grupos armados extremistas que operan en la región. Los analistas apuntan a las rivalidades entre grupos, fundamentalmente Boko Haram e ISWAP, a la llegada de la época seca y a la voluntad por parte de Boko Haram de demostrar que está recuperando espacios después de una larga temporada de repliegues por el acoso militar.Si a finales de noviembre se hizo pública la estremecedora noticia del asesinato de 45 agricultores arroceros en la localidad de Zabarmari, en el estado de Borno; el pasado viernes se produjo el secuestro de escolares, entre 300 y 500 según las fuente, en un centro educativo de Kankara, en el estado de Katsina. El rapto de niños en un colegio ha despertado los fantasmas del asalto a la escuela de Chibok con más de 200 niñas secuestradas hace ya más de 6 años.
Justo ayer, 17 de diciembre, las autoridades nigerianas anunciaron que se había liberado a más de 300 de los escolares secuestrados, aunque se desconoce el número concreto de niños y niños del colegio de Kankara que siguen en manos de Boko Haram. Pero además estos incidentes se han alternado con ataques en los que los grupos armados han mostrado su voluntad de retomar el control de ciudades o de confrontar directamente a unidades del ejército nigeriano, fundamentalmente, en el estado de Borno.
Música, culebrones y covid-19
El panorama musical nigeriano están mostrando un considerable dinamismo en los últimos tiempos y algunos de sus más destacados representantes han despertado el interés de la industria global, como muestran los flirteos del aclamado Burna Boy. Además el clima de tensión social de los últimos meses en el país ha afilado también el perfil militante de estos artistas que tienen un espacio privilegiado en las redes sociales y que han demostrado una enorme capacidad para desencadenar la movilización de sus fans. El último de los episodios, sin embargo, se ha desvelado como especialmente enrevesado y cruzado por envidias, cuentas pendientes y revanchas y a punto ha estado de acabar en crisis diplomática de alto nivel.La detención en Uganda de los músicos nigerianos Omah Lay, y Temilade Openiyi, conocido como Tems, ha desencadenado una ola de solidaridad de sus compañeros artistas en Nigeria y de las hordas de seguidores
La detención en Uganda de los músicos nigerianos Stanley Omah Didia, alias Omah Lay, y Temilade Openiyi, conocido como Tems, ha desencadenado una ola de solidaridad de sus compañeros artistas en Nigeria y de las hordas de seguidores. Los músicos fueron arrestados después de que se difundieran las fotos de un concierto multitudinario en el que no se respetaron las medidas de seguridad antiCovid.
Con el arresto se produjo un tira y afloja, las presiones de una parte de la industria musical ugandesa que se quejaba por los desmanes de los artistas extranjeros, los jueces del país que parecían querer dar ejemplo, los músicos nigerianos que trataban de empujar a su gobierno y quién sabe cuántas presiones más subterráneas. Al final, los dos artistas han sido liberados bajo fianza y los artistas ugandeses que habían denunciado la situación han sido lapidados en las redes.