África
Sudán, la revolución que no cesa

La dimisión del primer ministro civil, Abdalla Hamdok, es el último episodio de la pugna entre quienes se levantaron en diciembre de 2018 y un ejército que no quiere renunciar al poder.
Abdallah Hamdok
Abdallah Hamdok. Foto: Sudan PM photographs
4 ene 2022 14:51

En la tarde del domingo 2 de enero, Abdalla Hamdok, primer ministro sudanés, presentó su renuncia. La dimisión, con la que se especulaba desde hacía semanas, respondía, según explicaba el mandatario, al fracaso para alcanzar un consenso entre las distintas partes del gobierno de transición, y al derramamiento de sangre en una la población civil cuyas movilizaciones se intensificaron tras el golpe de estado que el pasado 25 de octubre llevó a la toma del poder completo por parte de los militares, encabezados por el general Abdelfatá al Burhan.

La salida de este economista de formación británica y con trayectoria en Naciones Unidas venía a reafirmar dos cuestiones claves del proceso de democratización sudanés: la dificultad de alejar al estamento militar de un poder que han detentado durante décadas, y les ha reportado el control económico del país, y la perseverancia de una población civil que no ha dudado en salir a las calles —y permanecer en ellas— para defender la revolución de diciembre de 2018.

En el mismo día en el que el líder civil del gobierno de transición se retiraba, en las calles la población protagonizaba una jornada de protesta. Reclaman que el ejército abandone el poder

En el mismo día en el que el líder civil del gobierno de transición, integrado por un componente militar y otro de políticos no uniformados, se retiraba, en las calles la población protagonizaba una jornada de protesta. Reclaman que el ejército abandone el poder y cumpla con lo acordado tras la expulsión del presidente Omar Al Bashir, dictador que secuestró la dirección del país durante tres décadas en un régimen marcado por el autoritarismo político y religioso, y por una corrupción que capturó para sí uno de los incrementos de crecimiento más significativos de África desde el principio del siglo XXI al calor de una fuerte subida en la extracción de petróleo.

Actualidad africana
Actualidad africana Las calles de Sudán reclaman democracia mientras en las redes se abre paso el activismo medioambiental
El pueblo sudanés vuelve a convertirse en un referente, como ya ocurrió en 2019, en un momento en el que la figura de Sankara se hace más grande y emergen voces jóvenes en el activismo medioambiental.

Ayer, 3 de enero, el secretario general de Naciones Unidas lamentaba la dimisión de Hamdok. Antonio Guterres, denunciaba así mismo la represión contra la población civil y conminaba a las fuerzas de seguridad sudanesas a constreñir el uso de la violencia, mientras llamaba a las partes implicadas a continuar el diálogo.

Paralelamente, también el lunes, la Unión Europea advertía al gobierno sudanés —que el pasado agosto anunció que entregaría a Omar Al Bashir a la Corte Penal Internacional— de que la falta de colaboración en los procesos en los que se juzgará al antiguo mandatario y otros altos cargos del ejército por crímenes de guerra en la región occidental de Darfur podría comportar la implementación de sanciones (aunque no al Estado en su conjunto sino de manera focalizada). Por su parte, Estados Unidos, emplazaba a los líderes a que restauren la democracia.

Incertidumbre tras el golpe

El golpe del 25 de octubre supuso la puesta en evidencia de la imposibilidad de que las fuerzas civiles y el ejército llegaran a consensos desde planteamientos claramente poralizados. En esta ocasión, el líder del ejército, al Burham, llevó la negativa a compartir el poder a su última consecuencia, tomando el gobierno y poniendo a Hamdok bajo arresto en su residencia. El momento llegaba después de algo más de dos años de co-gobierno muy difícil, en un contexto de pandemia, inundaciones y continua crisis económica, y con algunos Estados, aliados del anterior régimen, interfiriendo en el tablero sudanés.

Desde Abdelfatah El-Sisi, en Egipto, temeroso de cualquier posibilidad de contagio tras haber anulado en gran medida a las fuerzas democráticas con una política de represión que nada tiene que envidiar a su antecesor, Hosni Mubarak, o las monarquías de Arabia Saudí y del Golfo, exitosas en reprimir sus propias disidencias y que cuentan con una amplia población migrante sudanesa en sus territorios, estas potencias han interferido en la política sudanesa, presionando, por ejemplo, para la firma del acuerdo de paz con el Estado de Israel, decisión que no contaba con el respaldo de la parte civil del gobierno y que fue contestada ampliamente en las calles sudanesas.

El retorno de Hamdok al gobierno había sido interpretado por los manifestantes como una rendición ante los golpistas y una traición a las aspiraciones democráticas del pueblo

Mientras las calles ardían, el pasado 21 de noviembre el anteriormente expulsado primer ministro, Hamdok, alcanzó un acuerdo para el restablecimiento del gobierno con el argumento de evitar de este modo las muertes entre la ciudadanía y tratar de reconducir la transición, algo que fue interpretado por los manifestantes como una rendición ante los golpistas y una traición a las aspiraciones democráticas del pueblo. La percepción de esta “claudicación”, no hizo sino animar las movilizaciones, miles de jóvenes salieron a las calles a reivindicar que no aceptarían ningún acuerdo que incluyera al ejército.

El 18 de diciembre, con motivo del tercer aniversario de la revolución, las manifestaciones volvieron a tomar las principales ciudades del país para reclamar la salida del ejército de cualquier gobierno de transición democrático. El 25 de diciembre las fuerzas armadas reprimieron con gases lacrimógenos una nueva marcha al Palacio presidencial, mientras el gobierno cortaba internet e impedía las comunicaciones telefónicas. Se estima que unas 50 personas han muerto, víctimas de la respuesta policial, desde el golpe de estado del 25 de octubre. A pesar de todo, las movilizaciones persisten. Ayer, 3 de enero, trabajadores del Bank of Khartoum protestaban por el despido de 210 personas como represalia por haber participado en las protestas, mientras que 547 habrían sido advertidas de que podrían perder su trabajo.

Por ahora no se sabe qué pasará con un gobierno en manos de los militares, y una población que no confía en la voluntad de las fuerzas armadas para posibilitar la transición democrática perseguida. La pérdida de poder para el aparato que prosperó y se enriqueció con el régimen de Al Bashir podría suponer su exposición a la justicia. Entre crímenes de guerra, represión y corrupción, el panorama fuera del poder no sería un retiro tranquilo. Bajo el argumento de apuntalar la estabilidad del país, o impedir una eventual guerra civil, el componente militar del gobierno no ha respetado la alternancia acordada y las que debían ser las primeras elecciones democráticas, previstas para 2023, han quedado suspendidas en el aire.

África
Una semana de dolor e incertidumbre para la primavera sudanesa

Del brutal desalojo de la acampada de protesta que forzó la caída del presidente Omar al Bashir a la jornada de huelga general tras siete días de represión y detenciones. La última semana ha puesto en la encrucijada a la revolución democrática sudanesa. 

Un estallido que permanece

Hace tres años las principales ciudades de Sudán eran testigo de una protesta que no tenía visos de apagarse. La subida del precio del trigo y del combustible como resultado de las políticas austeritarias de FMI, ante un país ampliamente endeudado, llevaban a gran parte de la población a una situación de hambruna y desesperación. La hiper inflación, el elevado desempleo, o el coste de la guerra (primero con el Sur y después en Darfur o frente a fuerzas resistentes aficadas en el Este, cegaban las perspectivas de futuro de millones de personas. 

La violencia se hizo notar rápidamente, sobre todo de la mano de los Grupos de Acción Rápida, cuyos integrantes provienen de las milicias yanyauid, una fuerza conocida por la virulencia y crueldad de sus acciones en el conflicto de Darfur. La represión de las manifestaciones dejó decenas de víctimas en una sociedad civil que no se amedrentó tampoco con la imposición del estado de emergencia o la supresión de libertades, ni se dejó convencer por las promesas de reformas del mandatario.

En los barrios, los Comités de Resistencia Sudaneses han descentralizado la lucha y canalizado las protestas de manera paralela a las grandes marchas y las sentadas duraderas

Tras semanas de acampada en torno a la sede del poder militar, a veces contando con la defensa de soldados rasos del ejército, los militares se vieron forzados a detener a Al Bashir el 11 de abril de 2019, quien sigue privado de libertad, pero no encarcelado, pues la ley sudanesa impide la entrada en prisión de los mayores de 70 años. Las movilizaciones continuaron hasta que el Comité Militar de Transición aceptó compartir el poder con representantes de las fuerzas democráticas civiles. La población sudanesa no lo ha tenido fácil, pero a pesar de ataques como la matanza del 3 de junio de 2019 —en la que los Grupos de Acción Rápida reprimieron con violencia a los manifestantes— continuaron manteniendo un pulso que llevó a un acuerdo de transición democrática en julio, que acabó con Hamdok, un reputado economista que, sin embargo, no había participado de las protestas, ejerciemdo como primer ministro desde agosto de 2019.

El movimiento democrático sudanés se ha sustentado en una alta participación juvenil, una amplia presencia de mujeres, y entidades muy activas como la Asociación de profesionales de Sudán, integrado en gran medida por personal sanitario, que ha ido registrando las víctimas de la represión al tiempo que atendía a los heridos y canalizaba las protestas, un movimiento obrero fuerte con arraigo particularmente en la ciudad de Atbara, población ferroviaria donde comenzaron las protestas en diciembre de 2018, una serie de partidos tradicionalmente democráticos, apartados del poder por el régimen del Al Bashir, o un histórico partido comunista que llegó a ser el más importante de África. En los barrios, los Comités de Resistencia Sudanesa han descentralizado la lucha y canalizado las protestas de manera paralela a las grandes marchas y las sentadas duraderas.

África
El pueblo sudanés quiere acabar con 30 años de régimen
De las protestas por el precio del pan a la revuelta contra el presidente. Diez días de manifestaciones que podrían cambiar el rumbo de Sudán. 


Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
República del Sudán
Belkis Wille “En Sudán hay milicias practicando violaciones a gran escala contra mujeres y niñas”
Belkis Wille, investigadora de Human Rights Watch, denuncia los abusos de grupos armados como las Fuerzas de Apoyo Rápido en el conflicto sudanés, donde se registran crímenes tanto de esclavitud sexual como de sometimiento mediante violaciones.
República del Sudán
Externalización de fronteras Refugiados sudaneses en Níger: una tragedia humanitaria en el corazón del desierto
En Agadez, en un campo de refugiados alejado de toda población, cientos de personas refugiadas, en su mayoría provenientes de Sudán, esperan poder avanzar durante meses y años, en condiciones indignas.
Minería
Minaría Bruxelas cava fondo: litio galego para o novo militarismo europeo
No medio do rearme ordenado pola UE, Galiza entra no ámbito xeopolítico como potencial provedor de litio para a industria de defensa. Un enclave de alto valor ecolóxico en Doade (Ourense) converterase en canteira de baterías militares.
Economía social y solidaria
Tecnología Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
¿Cómo debe relacionarse la economía solidaria con una tecnología que vulnera derechos humanos y ambientales constantemente? Cooperativas e investigadoras tecnológicas animan al movimiento a perderle el miedo y a utilizarla de manera crítica.
Multinacionales
Multinacionales Maersk y las rutas de complicidad con el genocidio israelí en Gaza
Crece la presión internacional contra la naviera danesa que está aprovisionando a Israel de armas para cometer el genocidio de Gaza en contra de las medidas cautelares tomadas por la Corte Internacional de Justicia.
Crisis climática
Crisis climática La UE se entrega al ardor guerrero mientras descuida la crisis social y la emergencia climática
Varios países de la UE ya están recortando drásticamente en servicios públicos y estado del bienestar para poder costear el aumento del presupuesto militar.
Historia
Historia Cuando la solidaridad antifascista reunió a musulmanes, judíos y cristianos en la España republicana
Marc Almodóvar y Andre Rosés rescatan a los combatientes árabes de la Brigadas Internacionales en el libro ‘Moros contra Franco. El antifascismo y la Guerra Civil española en el mundo árabe’.
Senegal
Senegal Una ‘Escuela de rehenes’ o cómo Francia usó la educación en África para transformar las mentes
La administración colonial francesa puso en marcha en 1855 un centro educativo que tenía el objetivo de formar a los hijos de los reyes locales mediante el borrado de su cultura.

Últimas

Estados Unidos
Estados Unidos La buena sintonía entre Trump y Meloni
Como era de esperar, los mandatarios mostraron afinidades políticas e ideológicas. La italiana insistió en la idea de “fortalecer Occidente”.
Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Más noticias
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
En enero de 2025 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acusó a las autoridades griegas de llevar a cabo devoluciones forzadas de manera sistemática.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
Almería
Artes escénicas Almería reclama su (dancístico) lugar
A menudo relegada al olvido en los mapas culturales, esta provincia oriental sigue siendo una gran desconocida, a pesar de su riqueza histórica, su diversidad paisajística y su potencia creativa.
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.

Recomendadas

Camboya
Camboya 50 años del inicio del genocidio en Camboya
El régimen de Pol Pot acabó con la vida de más de dos millones de personas. Solo tres integrantes de los Jemeres Rojos han sido condenados por crímenes contra la humanidad.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.