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Alemania
Las elecciones regionales en Alemania muestran la amenaza de la extrema derecha
Alemania vira hacia la derecha. Y hacia la extrema derecha. Mientras que los conservadores alemanes mantienen su popularidad e incluso la amplían, la derecha radical vive su mejor momento. Las encuestas vienen advirtiendo durante meses que la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) sería la segunda fuerza política en unas elecciones nacionales si se celebraran ahora. AfD estaría por encima del 20% de los votos, únicamente por detrás de la CDU, partido de centro derecha de la antigua canciller Angela Merkel.
Las elecciones del pasado fin de semana en los estados federales de Hesse y Baviera han servido para constatar que la amenaza que se dibuja a nivel nacional es muy real. En Hesse, donde se encuentra la capital financiera alemana, Fránkfurt, AfD sumó más del 18% de los votos para quedar en una cómoda segunda posición. A más de tres puntos de distancia terminaron los socialdemócratas del SPD y Los Verdes, los dos principales partidos en el gobierno nacional de coalición encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz.
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Un atentado a una sinagoga en el que fallecieron dos personas y el ataque a un restaurante döner en la ciudad de Halle vuelven a poner el foco en el grave problema de seguridad que se vive en el país.
Por su parte, en Baviera, con capital en Múnich y el segundo estado federal con mayor población, la extrema derecha terminó tercera, muy cerca del segundo puesto ocupado por Freie Wähler (Votantes Libres). Votantes Libres es un partido populista de derechas con especial implementación en tierras bávaras que ha sido protagonista del debate político en Baviera durante el último mes y medio. A finales de agosto, el diario Süddeutsche Zeitung reveló que el líder de Votantes Libres y vicepresidente del gobierno en Baviera, Hubert Aiwanger, había distribuido y posiblemente también escrito un panfleto antisemita en su adolescencia en el que se mofaba del Holocausto.
Aiwanger y su partido no sólo no acusaron estas graves incriminaciones, sino que subieron en las encuestas en las últimas semanas hasta mejorar significativamente sus resultados anteriores. Durante la campaña electoral, Votantes Libres endureció su discurso antiinmigración, con un mensaje a veces difícil de diferenciar del emprado por AfD. Mientras tanto, los socialdemócratas y Los Verdes en Baviera no llegaron al 25% de los votos, ni siquiera añadiendo a esta suma los apoyos recibidos por los liberales del FDP, el socio minoritario en el gobierno nacional en Berlín.
La derecha radical es especialmente fuerte en los estados federales del este de Alemania que pertenecieron a la extinta República Democrática Alemana
Baviera es un estado federal históricamente conservador donde la CSU, el partido regional afiliado a la CDU, ha gobernado desde 1957. Por su parte, nos tenemos que remontar a 1991 para encontrar la última vez que los socialdemócratas se impusieron a la CDU en Hesse. La victoria del centro derecha se daba por descontada en los dos estados federales, y muy probablemente seguirán gobernando al frente de las mismas coaliciones con las que llegaron a las elecciones. En el caso de Baviera, con la derecha populista de Votantes Libres (el presidente de Baviera, Markus Söder, decidió no cesar a Aiwanger a pesar de las revelaciones del Süddeutsche Zeitung), mientras que en Hesse en alianza con Los Verdes.
El éxito de los conservadores en estas elecciones federales es, pues, consecuente con la historia política de Baviera y Hesse. La ruptura con el pasado no se encuentra en las victorias conservadoras sino en el hecho que la importante crecida de la extrema derecha no se nutrió de un desgaste del centro derecha. En Baviera, los conservadores obtuvieron resultados similares a los de cinco años antes y en Hesse consiguieron un 7% más de los votos. Paralelamente, AfD creció más de cuatro puntos en Baviera y cinco en Hesse.
¿Quién vota a la extrema derecha en Alemania, y por qué? La derecha radical es especialmente fuerte en los estados federales del este de Alemania que pertenecieron a la extinta República Democrática Alemana. No obstante, como señala un columnista del Süddeutsche Zeitung, las elecciones de este fin de semana han demostrado que AfD es mucho más que un partido del Este de Alemania. En Hesse y Baviera, el perfil del votante de AfD es masculino, de mediana edad, rural, y mucho más preocupado por la inmigración y su situación económica personal que la media de los votantes. Alemania ha estado especialmente expuesta a las consecuencias de la invasión rusa contra Ucrania debido a su dependencia energética de Rusia, con una inflación por encima de la media europea espoleada por la crecida en los precios de la electricidad
En una entrevista para este diario en la semana previa a las elecciones, la doctora Ursula Münch, directora de la Academia para Educación Política en Tutzing, Baviera, cuenta como AfD se beneficia del incremento de llegadas de refugiados a Alemania, tanto de Ucrania como de otros países en conflicto. La extrema derecha “sostiene que los problemas de los alemanes pueden ser resueltos fácilmente”. Por ejemplo, “para poner remedio a la falta de viviendas, sólo hace falta devolver a su país de origen a los refugiados a los cuáles se les ha denegado el derecho a quedarse en Alemania”. Münch explica que la extrema derecha “recoge el estado de ánimo de una parte de la población que se preocupa por su (modesto) bienestar económico y no está dispuesto a hacer renuncias con tal de defender la libertad o contrarrestar el cambio climático”.
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El ascenso de la extrema derecha y su discurso, dominado por la antiinmigración y la Islamofobia, envía un peligroso mensaje a quienes la extrema derecha ha puesto en el punto de mira. El día después de las elecciones, Pia Ihedioha, estudiante de magisterio y fundadora de la revista sin ánimo de lucro Magazin of Color, accedió a hablar con este diario en Passau. En esta ciudad bávara de 52.000 habitantes colindante con Austria, Ihedioha y un grupo de 10 personas más editan esta publicación fundada en 2020 con el objetivo de representar “una plataforma a largo plazo para el empoderamiento y la representación” especialmente dirigida a quienes sufren racismo, pero también otras formas de discriminación, desde una mirada interseccional. Ihedioha explica que desde Magazin of Color también organizan charlas en centros de educación para concienciar sobre la problemática del racismo.
Mientras empieza a llover sobre el río Inn, que junto al Danubio y el Ilz hacen que Passau se conozca como die Dreiflüssestadt (la ciudad de los tres ríos), Ihedioha reflexiona sobre el resultado de las elecciones. “Es literalmente lo que nos dijeron años atrás: no dejéis que la historia se repita,” dice mientras expresa su temor a que esto pase. Aunque cuenta que votó en las elecciones, explica que no se siente verdaderamente representada por ningún partido. Los candidatos a las elecciones, prácticamente en su totalidad blancos y con pocos políticos jóvenes, no reflejen la diversidad de la sociedad alemana actual, dice Ihedioha. Añade que inicialmente entendía la acción política como una actividad limitada a la política de partidos, pero que actualmente concibe su trabajo en Magazin of Color como un acto político.
Aunque en la ciudad de Passau los resultados electorales no son especialmente diferentes del resto de Baviera, el sureste de Baviera es una zona particularmente fértil para la extrema derecha. En el distrito electoral que incluye Passau y las zonas rurales a su alrededor, AfD llega al 20% de los votos y la derecha populista de Votantes Libres acumula más del 25%. Ihedioha explica que sufrir racismo es una experiencia “muy extenuante”, y que está pensando en vivir en un futuro en otra zona de Alemania y seguir contribuyendo al esfuerzo de Magazin of Color desde la distancia. Preguntada por donde encuentra la motivación para seguir adelante en su activismo antirracista, Ihedioha señala la positiva acogida de Magazin of Color por parte de muchas personas que han sufrido racismo y se sienten interpeladas por el trabajo que ella y su equipo desempeñan de forma totalmente voluntaria.
El año que viene habrá elecciones en tres estados federales del este de Alemania, y en todos ellos AfD aparece a la cabeza de las encuestas con más del 30% de los votos
Las elecciones en Hesse y Bayern representan un importante castigo para el gobierno alemán, con los tres partidos de la coalición perdiendo votos en las dos elecciones. No parece coincidencia que una de las grandes perdedoras de la noche electoral fuera Nancy Faeser, ministra del Interior y candidata de los socialdemócratas en Hesse, donde perdieron una cuarta parte de los votos obtenidos cinco años antes. El crecimiento de la extrema derecha no cambiará las mayorías de gobierno en Hesse y Bayern, pero pone de relieve aún más si cabe las grandes cuestiones que marcarán el futuro político de Alemania.
El año que viene habrá elecciones en tres estados federales del este de Alemania, y en todos ellos AfD aparece a la cabeza de las encuestas con más del 30% de los votos. Esto podría poner la CDU en la tesitura de tener que escoger entre llegar a pactos con la izquierda de Die Linke, que no consiguió entrar en los parlamentos de Hesse y Baviera, pero tiene más apoyos en el este, o romper con el Brandmauer (cortafuego), como se conoce en Alemania al cordón sanitario que ha impedido hasta el momento la entrada de la extrema derecha en los gobiernos regionales.
El cordón sanitario está dando síntomas de debilidad recientemente. El pasado julio, AfD consiguió su primera alcaldía. También en julio, en una entrevista al líder de la CDU, Friedrich Merz, el político conservador dejó lugar a dudas acerca de la posibilidad de llegar a acuerdos con AfD y tuvo que salir al paso a desmentir que su partido estuviera pensando en un cambio que supondría un giro de 180 grados en la política alemana. El número de votantes que se opone a una posible cooperación entre la CDU y AfD ha disminuido significativamente en los últimos años. Aún quedan dos años hasta las nuevas elecciones a nivel nacional, momento en el que se podrá constatar si el giro hacia la derecha y la extrema derecha en Alemania ha llegado para quedarse.
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Aunque no tengo bola de cristal, Planteo, que el "espíritu" alemán, salvo pocas excepciones, es de extrema derecha, y xenófobo. Lo he comprobado in situ.